Memorias de una solitaria

Con todo lo que ha vivido esa muchacha y que Luis ni siquiera imagina. tiene un grado de madurez muy superior a su novio.
Por otro lado, Luis no sabe nada de su pasado. Conociendo su inmadurez y sus valores cristianos de nene bien, ¿Qué hubiera pasado si por alguna razón se hubiera enterado?
¿Y no tenemos todos derecho a nuestro pasado?
Si el hecho de conocer el pasado de alguien, que a todas luces ha sido superado, puede suponer el rechazo de otros dice muy poco de estos otros.
 
Reconozco que de todos los personajes de esta historia, Claudia es la que mejor me cae, por su lucha y por sus sacrificios. Lamentablemente el precio de tanta dedicación, usualmente es la soledad.
La soledad de Claudia tiene origen en la conducta de luis.
¿Existe el trastorno del “individuo dedicado” que sufren todos los investigadores, o doctores, o notarios, o …?

Mi hija está estudiando arquitectura. Tiene una relación con un chico de allí. El año que viene quiere irse de erasmus un año entero ¿esto conlleva que esta relación se acabe? ¿Si está relacion se acaba estará siempre sola?
Claro que no.
 
Pero si sobreviví al Negro, al asesinato del Largo, a mi salida de casa, separación de mis padres y hermanos…hasta a vivir durante meses con el niño por el que se me caía el culo viendo como metía la pata con otras tías. Si pude con todo eso, podría también con esto con todo el dolor de mi corazón.
Grande Claudia
 
La soledad de Claudia tiene origen en la conducta de luis.
¿Existe el trastorno del “individuo dedicado” que sufren todos los investigadores, o doctores, o notarios, o …?

Mi hija está estudiando arquitectura. Tiene una relación con un chico de allí. El año que viene quiere irse de erasmus un año entero ¿esto conlleva que esta relación se acabe? ¿Si está relacion se acaba estará siempre sola?
Claro que no.
Por supuesto que no, pero la vida de un cardiocirujano de elite es complicada.
Cirugías complejas, gente que muere en sus manos, conferencias.
Y ni te cuento lo que pasan para llegar a ese lugar.
Nada que ver con la carrera de arquitectura o la vida de un arquitecto, profesión que conozco bien de cerca.
Necesitan al lado suyo alguien muy especial que los sostenga y contenga
Luis no tenia nada de eso.
Conservador, de derechas (basta analizar sus prejuicios sociales) y atado a tradiciones, tiene la pareja justa para el
 
Por supuesto que no, pero la vida de un cardiocirujano de elite es complicada.
Cirugías complejas, gente que muere en sus manos, conferencias.
Y ni te cuento lo que pasan para llegar a ese lugar.
Nada que ver con la carrera de arquitectura o la vida de un arquitecto, profesión que conozco bien de cerca.
Necesitan al lado suyo alguien muy especial que los sostenga y contenga
Luis no tenia nada de eso.
Conservador, de derechas (basta analizar sus prejuicios sociales) y atado a tradiciones, tiene la pareja justa para el
Todo depende de la dedicación de uno, conozco muchos que están casados con su trabajo y su preparación, independientemente de su profesión.

Igual, no creo que sea excusa, pienso que ella debió contarle sus planes apenas salió lo de ser novios, era lo justo, a nadie le gusta que le hagan perder el tiempo. No se puede esperar que uno deba suponer que todo va a ser difícil sólo porque la otra estudia medicina, o para astronauta. Las cosas se hablan.
 
Ya no podía esperar más y temblorosa y algo acelerada intenté decírselo:

-Luis, me han dado la beca...

-Claro- respondió orgulloso- con las notas que has sacado es normal.

-No digo la de alojamiento ni la del ministerio- respondí con la cabeza hundida en su hombro sin atreverme a mirarlo y acariciando su pecho intentando adivinar su reacción por su respiración.

-¿Qué beca entonces?

-La Sociedad Española de Cardiología me ha seleccionado para su programa de intercambio con estudiantes extranjeros...

-¿Te vas de Erasmus?- preguntó extrañado.

-No. Voy a hacer un curso completo en Bolonia...-dije y sentí como se alteraba su respiración, necesitaba explicar más pero el corazón me latía a tal velocidad por los nervios que tuve que hacerlo con lentitud-…es una oportunidad increíble. Sigo allí con la carrera mientras asisto a las clases de un doctor muy prestigioso que da clases en esa universidad…

Su silencio empezaba a preocuparme. No reaccionaba y yo iba a romper a llorar en cualquier momento quebrándoseme la voz.

-Me pagan todo. Y cuando termine la carrera me ofrecen también la posibilidad de hacer el MIR en el extranjero...¿no te parece increíble?

-¿Y cuando te irías?- preguntó casi fúnebre.

-En septiembre...

-¿Todo el curso?

-Sí..., bueno vendría en Navidad o Semana Santa supongo. No lo sé. Pero es una oportunidad increíble...

¿Por qué no hablaba? Que dijera algo. Que se enfadara o me felicitara, pero por Dios, que no me dejara así. Necesitaba saber lo que sentía.

-Luis, es una gran oportunidad para tener una carrera de éxito. Estoy tan contenta...- dije para provocar su reacción

-¿Y yo?

-Te quiero tanto. Pero no voy a someter mi carrera profesional a una relación que intenté evitar durante todo el curso...- dije enrabietada ya sin poder contener las lágrimas.

-Y no pudiste..- respondió irónico.

-Luis, te quiero. Eres el mejor compañero que he tenido en la vida y quiero seguir contigo. No me imagino sin ti. Entendería que quisieras cortar conmigo pero sé que si lo nuestro es de verdad resistiremos. Es sólo un curso.

-Ese es el problema Claudia. Que yo tampoco me imagino sin ti. Me has enseñado tanto, y tirado de mí, y me has hecho sentir tan fuerte y seguro...y ahora te vas, cuando más te necesito...

Mis lágrimas surcaban mi cara y debían resbalar por su pecho no siendo capaz de disimular mis sollozos.

-Por favor, Luis, entiéndeme. Necesito que me apoyes en esto más que nadie porque no creo que lo nuestro haya sido un rollo de fin de curso. Sé que es algo más y lo que yo siento es lo mismo que sientes tú. Es un obstáculo en la vida para ti pero una gran oportunidad para mí. Necesito que me apoyes de verdad porque sé que si pasamos esto juntos lo nuestro va a ser para siempre.

-No puedo impedirte ni debo Claudia. Te mereces todo y yo te lo tengo que dar pero entiende que me acabas de dejar en shock...

No resistía más y llorando ya sin control me lancé a por su boca. Era el Luis del que me había enamorado.

-Cuanto te quiero, Luis. Sabía que lo comprenderías...y que me apoyarías, que no me equivocaba contigo, que me darías fuerza...

Ya estaba dicho. Y no había ido tan mal. No me había mandado a la mierda, ni se había cabreado. Estaba triste por tener que separarnos, pero en eso empatábamos los dos. Me relajé. Quería demostrarle que la distancia no sería problema para mí, que sólo saber que me esperaba ya era un premio pero creo que confundí la forma de expresarlo:

-Bueno...si mientras no estoy aquí quieres darle alegrías a tu amiguita de abajo yo no me voy a enfadar...

-¿Pero que me estás diciendo Claudia? ¿Cómo voy a pensar en eso ahora?- respondió ofendido.

-Solo quiero decirte que te quiero feliz y que si te apetece una canita que lo entiendo. Que no te voy a tener a pan y agua. Sólo quiero que pienses en mí y que me esperes. Ya sabes ojos que no ven...

-Yo no soy así, si estoy contigo estoy contigo...

-Bueno, no te ofendas, solo te digo que no quiero limitarte por algo que es decisión mía- intenté torpemente explicarme.

-Es que no quiero ni imaginarte en brazos de un italiano baboso...

-Jajajaja. Mi celosillo, como en la playa. Luis, he estado un año reprimiéndome para no tirarme encima tuya teniéndote delante todos los días. Creo que puedo aguantar...como no me aguanto es teniéndote aquí cerquita, desnudito y tan guapo...nos queda mes y medio...hay que aprovechar, ¿no?- respondí aun nerviosa para intentar relajarnos.

-¿Mi princesa no ha tenido bastante con mi boquita?

-Quiero a mi gordo entero para mí...y ya que te he disgustado tengo que compensarte...- este fue mi segundo error.

-¿Y cómo piensas hacerlo? Tendríamos que echar mil polvos para recuperar el tiempo que vamos a perder....

Se me escapó una carcajada hasta que consumé mi ocurrencia:

-Te voy a dar lo que nunca le he dado a nadie...

-¿Y qué es eso que si se puede saber?-preguntó interesado.

-¿No te imaginas?

-Dímelo tú...

-Mi gordo se ha dejado el morbo en la playa, jajajaja...-respondí echándome sobre él.

El morbo quizá pero el deseo estaba intacto porque su polla estaba bastante tiesa invitándome a jugar con ella. Pero ni Luis sabía en que estaba pensando yo, ni yo terminaba de aclarárselo limitándome a pasear mis dedos por sus abdominales que contrajo estimulado por mi mano. Pero como no reaccionaba descubrí mis cartas:

-¿Ya no quieres mi culito?

-Ya tengo tu culito...-contestó acariciando mis nalgas con su mano.

-¿No quieres que tu amiga entre en mi culito?

-¿Estás segura?

-Totalmente...-y para confirmarlo agarré su polla y le hablé directamente -amiga, ¿te vienes a dar un paseo por mi culito?

Con una de esas payasadas que tanto nos gustaban desde que empezamos nuestra relación imité una voz aguda como si realmente su churra me contestara:

-Lo estoy deseando...pero no me atrevía, si tu me invitas...

Y yo misma respondí:

-Estás invitada....

Noté su dedo jugar con mi ano como si no terminara de creerse lo que le estaba diciendo y poniéndose serio me dijo:

-No tienes que hacerlo si no te apetece....

-Quiero darte todo Luis. Si no me gusta habrás sido el único y si me gusta será para ti cuando quieras...

Sentir su dedo presionando mi ojete mientras me besaba fogoso fue casi el inicio de mi arrepentimiento pero ya no había marcha atrás. Pasado el tiempo me di cuenta de que me había equivocado al ofrecer sexo a cambio del disgusto. No por el sexo en sí, pues me encantaba follar con Luis, sino por ofrecerle un anal que no entraba entre mis opciones divertidas de sexo con mi novio. Luis no era tonto y lo iba a interpretar así después de como había zanjado su proposición en la playa unas semanas antes. Por eso sus reticencias. Pero ¿por qué lo hizo? Ahí empezaron a surgir mis dudas.

Sí, ya sé que yo lo estaba convenciendo. Pero a la vez parecía que estaba utilizando el sexo como tapadera a que le había ocultado la noticia de mi marcha. No sé qué pasaría por su mente en ese momento, pero pasado el tiempo esa circunstancia me sirvió para intentar comprender el comportamiento posterior de Luis.
 
En esa conversación estuvo la base de todo el problema posterior. Fue una pobre compensación que un muchacho inseguro como Luis tomó de manera literal y ayudó a derrumbar todo lo que habían construído.
Quizás fue lo mejor, no imagino a Claudia bailando vestida de sevillana en la feria, ni babeándose mientras ve desfilar las capuchas negras.
 
Todo depende de la dedicación de uno, conozco muchos que están casados con su trabajo y su preparación, independientemente de su profesión.

Igual, no creo que sea excusa, pienso que ella debió contarle sus planes apenas salió lo de ser novios, era lo justo, a nadie le gusta que le hagan perder el tiempo. No se puede esperar que uno deba suponer que todo va a ser difícil sólo porque la otra estudia medicina, o para astronauta. Las cosas se hablan.
totalmente de acuerdo
 
La versión de Luis

Sin embargo una vez tumbados con mi chica recostada en el pecho tomándonos con calma el siguiente envite la grandeza experimentada unos minutos antes se transformó en confusión y decepción. Y el sexo no tuvo nada que ver. Mientras Claudia con su piernas sobre las mías, recostada en mi hombro y acariciando mi pecho me dijo algo que me heló la sangre:

-Luis, me han dado la beca...
-Claro- dije yo- con las notas que has sacado es normal.
-No digo la de alojamiento ni la del ministerio.
-¿Qué beca entonces?- pregunté despistado.
-La Sociedad Española de Cardiología me ha seleccionado para su programa de intercambio con estudiantes extranjeros...
-¿Te vas de Erasmus?
-No. Voy a hacer un curso completo en Bolonia...

Me quedé en silencio sin saber qué decir y Claudia siguió explicando mientras acariciaba mi pecho:

-Es una oportunidad increible. Sigo alló con la carrera mientras asisto a las clases de un doctor muy prestigioso que da clases allí. Me pagan todo. Y cuando termine la carrera me ofrecen también la posibilidad de hacer el MIR en el extranjero...¿no te parece increible?
-¿Y cuando te irías?
-En septiembre...
-¿Todo el curso?
-Sí..., bueno vendría en Navidad o Semana Santa supongo. No lo sé. Pero es una oportunidad increible...

Me quedé en silencio. Mi chica se iba un año fuera. ¿Qué iba a ser de nosotros?

-Luis, es una gran oportunidad para tener una carrera de éxito. Estoy tan contenta...
-¿Y yo?-dije con dificultad.
-Te quiero tanto. Pero no voy a someter mi carrera profesional a una relación que intenté evitar durante todo el curso...
-Y no pudiste...
-Luis, te quiero. Eres el mejor compañero que he tenido en la vida y quiero seguir contigo. No me imagino sin tí. Entendería que quisieras cortar conmigo pero sé que si lo nuestro es de verdad resistiremos. Es sólo un curso.
-Ese es el problema Claudia. Que yo tampoco me imagino sin tí. Me has enseñado tanto, y tirado de mí, y me has hecho sentir tan fuerte y seguro...y ahora te vas, cuando más te necesito...

Sentí una lágrima resbalar por mi pecho desde la cara de Claudia.

-Por favor, Luis, entiéndeme. Necesito que me apoyes en ésto más que nadie porque no creo que lo nuestro haya sido un rollo de fin de curso. Sé que es algo más y lo que yo siento es lo mismo que sientes tú. Es un obstáculo en la vida para tí pero una gran oportunidad para mí. Necesito que me apoyes de verdad porque sé que si pasamos ésto juntos lo nuestro va a ser para siempre.
-No puedo impedirte ni debo Claudia. Te mereces todo y yo te lo tengo que dar pero entiende que me acabas de dejar en shock...

Claudia se echó sobre mí con la cara surcada por las lágrimas besándome con pasión.

-Cuanto te quiero, Luis. Sabía que lo comprenderías...y que me apoyarías, que no me equivocaba contigo, que me darías fuerza...

¿Qué queréis que os diga? Yo también estaba lloroso intentando evitar que se me salieran las lagrimas pero con el corazón totalmente encongido. Me cayó muy mal la noticia pero iba a intentar disimularlo para no contrariar a Claudia que tras soltarme el notición parecía relajarse de algo que no tenía muy claro como afrontar y sobre todo como me lo tomaría yo.

Se recostó de nuevo a mi lado y con una sonrisa de ojos llorosos me dijo quitándole importancia al asunto:

-Bueno...si mientras no estoy aquí quieres darle alegrías a tu amiguita de abajo yo no me voy a enfadar...
-¿Pero que me estás diciendo Claudia? ¿Cómo voy a pensar en eso ahora?
-Solo quiero decirte que te quiero feliz y que si te apetece una canita que lo entiendo. Que no te voy a tener a pan y agua. Sólo quiero que pienses en mí y que me esperes. Ya sabes ojos que no ven...
-Yo no soy así, si estoy contigo estoy contigo...
-Bueno, no te ofendas, solo te digo que no quiero limitarte por algo que es decisión mía.
-Es que no quiero ni imaginarte en brazos de un italiano baboso...
-Jajajaja. Mi celosillo, como en la playa. Luis, he estado un año reprimiendome para no tirarme encima tuya teniéndote delante todos los días. Creo que puedo aguantar...como no me aguanto es teniéndote aquí cerquita, desnudito y tan guapo...nos queda mes y medio...hay que aprovechar, ¿no?
-¿Mi princesa no ha tenido bastante con mi boquita?
-Quiero a mi gordo entero para mí...y ya que te he disgustado tengo que compensarte...
-¿Y cómo piensas hacerlo? Tendríamos que echar mil polvos para recuperar el tiempo que vamos a perder....
-Jajajaja- rió Claudia que acercándose a mi oído me dijo- te voy a dar lo que nunca le he dado a nadie...
-¿Y qué es eso que si se puede saber?-pregunté maliciosamente.
-¿No te imaginas?
-Dímelo tú...
-Mi gordo se ha dejado el morbo en la playa, jajajaja...-respondió Claudia subiendo su muslo por mi pierna casi hasta rozar mis pelotas.

Yo acariciaba su espalda acercándome cada vez más a sus nalgas ligeramente entreabiertas por tener una pierna estirada y otra recogida sobre las mías. Pese a no haber hecho nada nuevo mi nabo señalaba tieso hacia el techo expectante ante su ofrecimiento. Pero Claudia prolongaba mi curiosidad frotando su muslo con mis piernas y recorriendo mi vientre con su mano. Por fin con la misma sonrisita y voz melosa me dijo:

-¿Ya no quieres mi culito?

Mi mano ya jugaba con sus nalgas tentada de buscar su chocho desde atrás.

-Ya tengo tu culito...-respondí haciéndome el nuevo.
-¿No quieres que tu amiga entre en mi culito?
-¿Estás segura?
-Totalmente...-respondió mi chica e inmediatamente me cogió la polla con la mano y mirándola desde mi hombro le preguntó- Amiga, ¿te vienes a dar un paseo por mi culito?

Ella misma puso voz de niña pequeña y respondió como si hablara mi polla:

-Lo estoy deseando...pero no me atrevía, si tu me invitas...

Y recuperando su tono de voz contestó:

-Estás invitada....

Subió la cara y me sonrió mientras mi mano se colaba entre sus nalgas buscando su ojete con el dedo.

-No tienes que hacerlo si no te apetece....-contesté.
-Quiero darte todo Luis. Si no me gusta habrás sido el único y si me gusta será para tí cuando quieras...

Evidentemente con esas palabras me vine arriba y no iba a desaprovechar la ocasión de descubrir el sexo anal. De hecho mi dedo ya presionaba su ano esperando alguna reacción por su parte a la vez que busqué su boca para besarnos. Pero fue un beso tierno casi de entrega por su parte y con cierto temor por la mía.

-Tienes que ayudarme- me dijo tras el beso- he leído como dilatar mi culito para que tu polla no me lastime...
-No quiero lastimarte...
-Ya verás que sale bien y te va a gustar...
-Me va a gustar seguro, pero no quiero lastimarte. No es necesario, Claudia. Te quiero sin necesidad de hacer ésto...
-¿Ahora te me acobardas?
-No quiero que te arrepientas.
-Soy yo la que quiere, Luis. No te preocupes...

Se levantó de la cama y sacó de su neceser un bote de crema hidratante. Desde la cama observaba el cuerpo esbelto de mi chica, moreno de la playa con la única marca del bikini en el culo sin terminar de creerme que yo disfrutara de ese cuerpo y que me fuera a dejar desvirgar su culo. En unos meses había pasado de nulo sexual a probar todas las posturas y juegos que hasta entonces mi mente imaginaba. Y no terminaba de encajar que mi novia tan cortante en ocasiones al sacar esos temas me ofreciera ahora juegos sexuales como "compensación" por su marcha. O al menos esa era mi interpretación en ese momento.
 
En esa conversación estuvo la base de todo el problema posterior. Fue una pobre compensación que un muchacho inseguro como Luis tomó de manera literal y ayudó a derrumbar todo lo que habían construído.
Quizás fue lo mejor, no imagino a Claudia bailando vestida de sevillana en la feria, ni babeándose mientras ve desfilar las capuchas negras.
Yo que soy de aquí y aunque no soy muy déboto, respeto las tradiciones de mi ciudad y de cualquier ciudad o Pais. No entiendo esta última parte de tu comentario, pero no ha sonado demasiado bien.
A mí por ejemplo, no me gustan los San Fermín es, pero respeto a los que si les guste. Es un tema complicado.
 
Yo que soy de aquí y aunque no soy muy déboto, respeto las tradiciones de mi ciudad y de cualquier ciudad o Pais. No entiendo esta última parte de tu comentario, pero no ha sonado demasiado bien.
A mí por ejemplo, no me gustan los San Fermín es, pero respeto a los que si les guste. Es un tema complicado.
Solo digo que viendo la personalidad de cada uno (estoy hablando exclusivamente de lo que refleja el relato y no de las costumbres de tu ciudad) no veo a Claudia con la devoción que Alba veía a Luis en sus procesiones ni vestida de sevillana en la feria)
Ni que hablar de lo que opinaría de sus opiniones sobre el pais vasco o de la niña feminista de Barcelona.
Tampoco imagino la cara de la madre de Luis enterándose de las parejas narco ( muerte de por medio) de Claudia
Cada personalidad esta fielmente retratada en la historia
 
Hay mucha gente de otras ciudades que vienen a la feria vestidas de Sevillana. Llegado el caso no sé porque Claudia no lo iba a hacer.
Y que conste que yo no soy ni capillita ni feriante.
 
Hay mucha gente de otras ciudades que vienen a la feria vestidas de Sevillana. Llegado el caso no sé porque Claudia no lo iba a hacer.
Y que conste que yo no soy ni capillita ni feriante.
Quizás no me se explicar
En el relato, y me circunscribo solo a el, no a la fiesta de ti ciudad
Se reflejan emociones y pasiones tanto en la forma de hablar de lass cofradías, del orgullo de los padres por ver a sus hijos participar que exceden lo turístico
Eso es pasión genuina por creencias que hacen que esa pareja sea mucho mas compatible, a mi entender, que una pareja entre Luis y Claudia. Una mujer mucho maa pragmatica y liberal
 
Si, si lo he entendido. Pero digo que si hubieran estabilizado la relación y con el tiempo, Claudia se podría haber animado y vestido de Sevillana para ir a la Feria.
Y lo de la Semana Santa es más complicado. Porque te gusta o no te gusta. A mí por ejemplo, no me atrae.
 
En realidad Luis no estaba del todo convencido, no porque no le apeteciera probar el sexo anal, sino por miedo a lastimarme. Fui yo la que lo empujó convencida de que el morbo rebajaría su disgusto. Así que lo empujé:

-Tienes que ayudarme, he leído como dilatar mi culito para que tu polla no me lastime...

-No quiero lastimarte...- insistía.

-Ya verás que sale bien y te va a gustar...

-Me va a gustar seguro, pero no quiero lastimarte. No es necesario, Claudia. Te quiero sin necesidad de hacer esto...

-¿Ahora te me acobardas?- ¿por qué seré tan tozuda en ocasiones?.

-No quiero que te arrepientas.

-Soy yo la que quiere, Luis. No te preocupes...

Fui a buscar crema hidratante para lubricar mejor ambas partes y regresé a la cama junto a mi novio que no terminaba de estar convencido.

-Vamos a empezar preparándote a ti- le dije masturbándolo con suavidad hasta dejar todo su glande fuera del prepucio.

Para que se relajara completamente lo lamí. No tenía del todo claro que aquel trozo de carne dura fuese a pasar por mis esfínteres. Así que intenté excitarme.

-¿La estás lubricando?- preguntó.

-Me estoy lubricando yo...me mojo mucho cuando te la chupo.

Y no era mentira. Me mojaba siempre que se la comía a mi novio. Pero entonces me di cuenta de que si me la metía me mojaría aún más. Aquello no era el sexo al que estábamos acostumbrados. En realidad era algo forzado y artificial pero yo estaba empeñada en hacerlo, por lo que me puse a custro patas en la cama ofreciéndole mi raja para que me follara y me ayudara a estar receptiva diciéndole que me la metiera.

-¿Así a las bravas?-preguntó sorprendido.

-No, jajaja. En el chochito.

Sentir su polla penetrarme como siempre además de darme placer me tranquilizó y me relajó. Con la tensión que tenía iba a ser imposible ni intentarlo, pero así sí. Me encantaba cuando me penetraba. Pero cuando Luis quiso empezar a bombear lo detuve:

-No. Déjala dentro. Ahora con la crema tienes que jugar con mi culito extendiéndola hasta meter tu dedo.

Obediente me untó la crema y coló su dedo. No era la primera vez que lo hacía pero ahora no buscaba darme placer, sólo dilatar mi ano y que mis esfínteres se relajaran. Aún así el juego de su dedo con su polla clavada en mí sí me estaba gustando y se lo reconocí gimiendo. Podía sentir mis dos agujeros llenos y su polla y su dedo comunicarse dentro de mí. Una sensación extraña que le reconocí:

-Mmmmmmm, Luis....mis dos agujeros son tuyos....

Mi comentario lo enardeció pues empezó a mover su dedo como si ya me estuviera follando el culo.

-Intenta el dedo gordo...-le pedí mientras yo intentaba controlar cada músculo de mi cuerpo para que todos se relajaran.

-Así, así....despacito- le marcaba.

-¿Estás bien?-preguntó preocupado.

Asentí pues realmente en ese momento sí lo estaba disfrutando.

-¿Voy allá?

Llegaba el momento pero creía estar preparada, aún así le rogué que se untara bien de crema la polla. Yo no podía ver qué hacía, sólo sentí que su dedo y su polla me dejaban vacía hasta que sentí de nuevo su polla apoyarse en mi ano.

-Allá voy...- me avisó.

No podía tensarme ahora. Sentí la presión de su glande. No dolía pero lo sentía demasiado grande. De nuevo presionó y sentí que ya había entrado. Intentaba coger aire para no cerrar mis músculos. Cuando volvió a empujar sentí un dolor intenso como si todo se estuviera rompiendo por allí detrás. Joder…

-¿Paro?-me dijo preocupado.

-No, no. Déjala así un momento que ya entrará-respondí notando como el dolor disminuía gradualmente a le vez que mi recto se acomodaba a su invasora.

-Un poquito más...-lo animé.

Joder, otra punzada de dolor. Tenía que reprimir una queja o una lágrima. ¿Por qué estaba haciendo aquello? Luis tampoco estaba disfrutándolo porque de golpe sacó la polla.

-Noooo, ya casi estaba...-me quejé.

-No es necesario, de verdad. No quiero hacerte daño.

-Yo quiero hacerlo Luis.

-Si no te fueras en septiembre no estarías haciendo esto.

Sus palabras me acababan de hacer más daño que su polla abriéndose paso en mis entrañas. Me quedé callada sin saber qué decir. Quería abrazarme pero no lo dejé. Sin embargo su insistencia me hizo caer sobre él hasta que salió la rabia que me había llevado a probar aquello y llorando exploté:

-No es justo, Luis. Unos lo tienen todo y yo siempre tengo que elegir...

-No elijas. Me vas a tener aunque no estemos juntos. ¿Crees que porque me dejes follarte el culo te voy a querer más?

Si es que tenía razón. Había sido una mala idea. No tocaba eso. Me abracé a él intentando de nuevo contener las lágrimas. Pero admito que el intentarlo me había creado la curiosidad. Ya estaba dentro. Mi culo estaba dilatado. La Claudia que se fue con el Negro, la que buscó al Largo, o la que presumió de novio con una desconocida en la plaza volvió a asomar y hasta me olvidé de la causa de aquello. No iba a consentir que Luis pusiera en duda mis intenciones. No. Aunque me fuera a quedar en España le iba a dar mi culo. Y más cuando mi chico, tan cariñoso siempre me preguntó:

-¿Te duele?

-No...lo estabas haciendo bien- mentí pues realmente aún sentía una punzada.

-No quería hacerte daño. No quiero...me duele hacerte daño...

-No lo estás haciendo. Sólo estábamos probando, gordo...- le dije espontáneamente.

-Pero me enfada que hagas algo que no te apetece sólo por compensarme...

Eso sí que no, por ahí no iba a pasar y me senté para que me oyera bien:

-¿Compensarte por qué?

-Pues como te vas, he creído que me estabas ofreciendo hacerlo como premio, yo que sé...

-Luis, tú flipas...¿crees que te estoy vendiendo mi culo por pena porque me voy y no quiero que me dejes? Tú de verdad que flipas...te lo estoy ofreciendo porque eres mi chico, llevamos juntos tiempo y lo pasamos bien. Te noté tan tradicional en la playa con los hippies y tal y con la chica aquella que he querido buscar algo más de morbo en nuestras relaciones y por eso te la comí en el parque y hoy que tenemos cama y dormitorio era el momento de probar cosas nuevas...- respondí ofendida.

-Vale. Me estás diciendo que yo sólo me he montado la película...

-Luis, yo quiero estar contigo pero voy a aprovechar mi oportunidad. Si me acompañas en esta aventura seré muy feliz pero no voy a cambiar mi rumbo por tus películas. Te lo dije muy claro cuando empezamos. Tengo 19 años, demasiado pronto para decidir trastocar mi vida por una relación. Me gustas más que nunca nadie y te quiero, pero no pienses que toda mi vida gira en torno a ti. No quiero girar, yo quiero avanzar contigo en paralelo. Tú decides si me acompañas...

Por su cara creo que no le estaba gustando mi alegato. Creo que lo estaba haciendo sentir como algo accesorio y conocía a Luis suficientemente como para saber lo orgulloso que era. No daba una. Error al tardar en contarle lo de la beca. Error en ofrecerle probar el anal. Error en como lo estaba gestionando. Y además le estaba rompiendo el corazón, o desmontando sus ilusiones cuando en realidad quería decirle justo lo contrario: que lo quería y que quería tenerlo conmigo a la vuelta.

-¿Y no me vas a echar de menos?-preguntó con un hilito de voz.

“Joder Claudia, no la cagues más…” pensé y me ablandé respondiendo:

-Muchísimo, gordo. A lo mejor tú con tantas amigas eres el que no me echas de menos...

-Bah, a saber que haces tú con esos italianos vestidos de Armani y con Ferraris...

-¿Qué tonto eres? A mí eso no me impresiona, ¿Dónde está tu Ferrari?

-Aquí...-respondió agarrándose la polla morcillona.

-Jajajaja- reí notando que estábamos rebajando la tensión anterior,

-Y este Ferrari va a terminar la carrera....

-¿Qué carrera?- pregunté despistada.

-Te voy a reventar el culo a pollazos...- dijo muy seguro recuperando el morbo tras el momento de crisis.

-Tan seguro estás...-dudé maliciosamente.

-Totalmente...-respondió pellizcándome un pezón como aquel día en la playa.

Si me siguiera doliendo habría dicho que el Ferrari se quedaba en boxes, pero me había relajado y ya no sentía ningún dolor, así que fui yo la que tomé la iniciativa y volví a untarle su “Ferrari” en crema hidratante mientras su polla se endurecía de nuevo por mi masaje. Después me levanté para sentarme sobre él pero adelante las piernas de modo que fuese mi culo el que quedara más cerca de su nabo tieso y no mi coño. Luis sujetaba su polla hacia arriba dejando que fuese yo la que controlara la penetración. Mi ano seguía abierto y su glande tan suave y lubricado se coló sin problema. La postura era un poco extraña, pues yo como una araña me sostenía en mis brazos estirados y mis piernas flexionadas mientras le plantaba mi chocho abierto a Luis casi en la cara. Al empezar a descender sentí la dureza del tronco de su polla, superior a la del grande y volví a sentir una punzada.

-¿Te duele?- preguntó.

-Espera. Que me estoy haciendo a su ancho.

Sin esperármelo Luis empezó a acariciar mi muslo hasta llegas a mi raja comprobando que a pesar de todo estaba mojada y coló su dedo arrancándome un suspiro. El placer de su dedo en mi chocho facilitó la relajación de mi esfínter y fui resbalando hasta sentir que toda su polla se había colado en mi recto. Me dolió pero a la vez sentía placer. Es muy difícil de explicar. Me recordó a sus pellizcos en el pezón aunque la sensación fuese muy diferente.

No sé si gemía de placer o de dolor pero según pasaban los segundos me iba acostumbrando a la barra ardiente que me atravesaba y mirándolo a los ojos con la voz entrecortada le dije:

-¿Ves Luis? Mi culo ya es tuyo...¿te gusta?

-Me encanta...¿te duele?- dijo emocionado.

-Siento la piel tirante y me arde pero no te muevas, así creo que me acomodaré.

Entonces su dedo empezó a masturbarme con más fuerza combinando la penetración con roces a mi clítoris. Uff, ahora sí. Sentía el placer como un calambre recorrerme los muslos y el bajo vientre y eché la cabeza atrás a la vez que mis caderas intentaban marcar el ritmo del dedo de Luis en mi chocho. Empezaba a gustarme su polla clavada en mi culo mientras su mano me daba placer. Creo que empecé a gemir.

Era una sensación totalmente novedosa. Ya no me dolía y me sentía llena de él a la vez que no cesaba de subir la intensidad de los calambrazos de placer. Si hubiera podido liberar mis brazos de sostener el peso de mi cuerpo me acariciaría los pechos para completar la estimulación de mis zonas erógenas a la vez que no dejaba de morderme el labio echando en falta algo que llevarme a mi boca, sus labios, su lengua, la misma polla que me tenía empalada…

Los latigazos de la espalda me indicaban que mi orgasmo llegaba. Se me aflojaba todo. Tenía la sensación de que me iba a mear incapaz de controlar ninguno de mis esfínteres. Empezaron a temblarme las piernas y no podía sostener mi cabeza que colgaba hacia atrás cuando la contracción de mi coño me hizo lanzar un gemido muy ronco y quedarme sin aire en los pulmones. Me sentía empapadísima pues de mi chocho manaba más flujo de la cuenta y menos viscoso. ¿Qué me pasaba? No dejaba de temblar y me faltaba el aire pero la explosión de placer estaba siendo bestial. Quizá no estuviera tan mal esto del sexo anal.

El problema es que Luis se vino arriba y sin esperar a que me recuperara de mi orgasmo me dejó resbalar entre sus piernas sin que su polla se saliera de mi ano y con agilidad apoyó mi espalda en la cama mientras él apoyaba las suyas en la posición justamente contraria a como estábamos antes. Ahora yo quedaba debajo con las piernas recogidas entre mi pecho y el suyo, y por tanto, a su merced. Y olvidándose de que mi culo no era mi chocho me folló a placer hasta correrse.

Ya no me dolía con las punzadas agudas del principio pero me escoció bastante el roce de su polla en las paredes no lubricadas naturalmente de mi recto. Para intentar compensarlo yo misma seguí estimulando mi sensible clítoris para mantener la sensación de placer pese a que ahora la follada me estaba molestando. Afortunadamente fue breve. En pocas envestidas se corrió quemándome por dentro con su semen caliente.

Pese a todo volví a correrme yo de nuevo dejando escurrir de mi coño el mismo flujo bastante líquido y sintiendo como el mástil que me había atravesado se iba desinflando en mi culo y escurriéndose fuera de él dejándome una extraña sensación de alivio, vacío y escozor. Pero yo preferí concentrarme en los latigazos de placer que seguían recorriendo mi cuerpo por mi masturbación mientras mi novio me reventaba el culo.
 
La versión de Luis

-Vamos a empezar preparándote a tí- dijo Claudia sentándose en la cama a mi lado dándome el bote de crema.

Cogió mi polla y empezó a pajearla suave dejando mi glande bien descubierto. Después se inclinó para chupármela haciéndolo despacio pasando mucho la lengua.

-¿La estás lubricando?- pregunté.
-Me estoy lubricando yo...me mojo mucho cuando te la chupo.

A pesar de lo excitante de la frase me estaba chocando tanta displicencia. No parecía Claudia. Y más cuando me hizo levantarme y se puso a cuatro patas ofreciéndome toda su raja desde el culo hasta el chocho.

-Métemela...
-¿Así a las bravas?-pregunté extrañado.
-No, jajaja. En el chochito.

Estaba siendo demasiado mecánico. No me estaba gustando. Pero al colocarme entre sus piernas y dirigir mi nabo a su coño gimió al notar mi trozo de carne penetrarla recuperdándome que seguiamos siendo mi chica y yo practicando sexo. La verdad es que entre la comida de coño y la breve mamada estaba empapada y mi polla entró con facilidad.

-Mmmmmm, Luis, me encanta....

Iba a empezar a moverme pero me detuvo.

-No. Déjala dentro. Ahora con la crema tienes que jugar con mi culito extendiendola hasta meter tu dedo.

Seguí sus instrucciones y llené mi dedo de crema empezando a hacer cículos en su ano, de piel más oscura que el resto de su culo. No era la primera vez que le metía un dedo en el culo pero esta vez era diferente. Claudia gemía no sé si de verdadero placer o para alagar mis oídos. La punta del dedo índice entró fácilmente con la crema hasta notar mi propia polla a través de su piel. Gimió y yo empujé más el dedo metiendo la mitad.

-Mmmmmmm, Luis....mis dos agujeros son tuyos....

Esa frase cambió mi precaución por morbo y empecé a follarle el culo con el dedo que gracias a la crema y a la relajación de su esfinter entraba sin dificultad.

-Intenta el dedo gordo...-me dijo con la voz entrecortada.

Saqué el dedo índice y me unté crema en el dedo gordo. Presioné y sentía como Claudia intentaba relajar el esfinter para facilitar la invasión de mi dedo.

-Así, así....despacito- me decía mientras mi dedo se abría paso.
-¿Estás bien?-pregunté.
-Ajammm- respondió tragando saliva en ese gesto que ya le conocía al follar.
-¿Voy allá?
-Ajammm, pero échate crema en la polla...

Saqué la polla de su coño y extendí crema mezclándola con su lubricante natural mientras su culo en pompa se me seguía ofreciendo con su ano ligeramente dilatado. Coloqueé mi glande en su ojete y dijé:

-Allá voy...

Hice presión y entró la punta de mi glande. Me detuve. Claudia suspiraba fuerte. Un empujoncito más y entró el glande apretándose entre las paredes de su ano. Pero mi polla que no es especialmente grande ni gruesa es de las que tienes un glande blandito pero el tronco se endurece bastante. De modo que cuando hicé un tercer empujón suave y el tronco de mi polla alcanzó su esfinter sentí un respingo en Claudia. Le debía doler.

-¿Paro?-pregunté preocupado.
-No, no. Déjala así un momento que ya entrá- respondió mi chica tragando saliva.

Notaba las contracciones de su ano al rededor de mi polla y el glande bastante más apretado que en su coño.

-Un poquito más...-me pidió.

Y obedecí. Casi la mitad de mi polla había entrado ya pero aunque no veía la cara de mi chica la sentía incómoda. Por un impulso saqué la polla.

-Noooo, ya casi estaba...-dijo Claudia.
-No es necesario, de verdad. No quiero hacerte daño.
-Yo quiero hacerlo Luis...

Por fin solté lo que me rondaba desde el principio:

-Si no te fueras en septiembre no estarías haciendo ésto.

Claudia se quedó callada y me di cuenta que le había dolido más mi frase que mi polla en su culo. Me senté en la cama y tiré de ella para que se echara conmigo, pero estaba muy seria. Por fin se dejó arrastrar y pude echarla a mi lado en la cama abrazándola. Los dos estábamos en silencio. Por fin con una lágrima cayéndole por la mejilla me dijo:

-No es justo, Luis. Unos lo tienen todo y yo siempre tengo que elegir...
-No elijas. Me vas a tener aunque no estemos juntos. ¿Crees que porque me dejes follarte el culo te voy a querer más? No seas tonta Claudia.

De nuevo nos quedamos en silencio abrazados en la cama. Nuestra noche de sexo y desenfreno se estaba convirtiendo en algo muy diferente.

Era una situación extraña. Ambos tumbados abrazados en la cama, desnudos pero aparentando estar enfadado el uno con el otro. O mejor dicho, yo enfadado con Claudia y ella con el mundo. Nuestra pareja aparentemente perfecta estaba en crisis y no era ni porque ya no nos quisiéramos, ni por falta de deseo, ni por terceras personas sino todo lo contrario. Nos deseábamos tanto, nos necesitábamos tanto que la separación, aunque ambos sabíamos que era necesaria, nos rompía el alma.

La juventud exagera siempre los sentimientos exaltado tanto lo sublime como lo normal. Nos quedaban semanas de estar juntos como para montar aquel drama. En el fondo lo que se desmoronaba, al menos en mi caso, era el sueño de convivir con la chica de mis sueños. Tras un curso entero de admiración y deseo por la chica que yacía a mi lado el final de curso había sido una ruleta rusa en la que todo se había terminado poniendo de mi parte y llevaba un mes sintiéndome el ser más dichoso de la tierra, con la novia perfecta y un futuro prometedor. Ahora todo se iba al traste. Mi novia se iba un año fuera pero no me quería dejar. ¿Por qué me sentía tan mal?

Pero a ello se me sumaba una desazón. Se estaba desmontando la imagen ideal que yo había ido formando de Claudia a lo largo del curso. De su indiferencia y afabilidad a principio de conocernos pasó a convertirse en mi mejor consejera. Una amiga fiel que te reñía cuando te equivocaba pero te consolaba cuando te derrumbabas. Siempre dispuesta y siempre firme. Ahora mi chica se mostraba como una persona insegura. Evidentemente temía perderme y aunque desde el principio se había mostrado como una persona que disfrutaba con el sexo de forma natural en los últimos días sabedora ya de nuestra separación había utilizado el sexo como una fórmula para ganarme, como si ya no me tuviera ganado. La Claudia desinhibida y juguetona de la playa en los días del torneo se había convertido en una Claudia casi calculadora que usaba las situaciones morbosas no como juego libre entre dos iguales sino intentando demostrar una sumisión a mis deseos que yo nunca le había pedido. No tenía necesidad de aofrecerme su culto para asegurarse mi deseo por ella.

No voy a negar que aunque una vez metidos en faena romperle el culo no me estaba suponiendo nada especialmente divertido ni morboso, seguramente por el contexto en que mi chica me lo ofreció, había sido una de mis fantasías. Pero como suele pasar con otras cuestiones, así no. No quería que pensara que la deseaba porque tenía su cuerpo a mi antojo. Ella no. No me habría importado cumplir esa fantasía aunque hubiese sido dolorosa para la chica con cualquier otra en un arrebato de sexo, pero ella no. Ella era mi diosa, la chica de mis sueños, mi compañera. Y descubrir que me ofrecía sexo por cariño o como compensación por algo que ella entendía que me sentaría mal me tenía enfurecido.

Acababa de descubrir que el sexo por amor era el más bonito, pero también el más complicado. Adoraba a la dueña del cuerpo que abrazaba a mi lado tanto como en ese momento me enfadaba su falta de confianza en mí o mis intenciones con ella. ¿Qué había sido de la chica firme de la residencia?

¿Pero cuál era la causa de mi enfado? ¿Que se fuera? ¿Que me ofreciera sexo para compensarme? ¿Que su actitud cambiará por miedo a mi reacción? Ni yo mismo lo sabía. Pero estaba enfadado a la vez que me moría de ganas por tenerla conmigo. Supongo que en eso consisten las peleas de enamorados. ¿Quién daría el paso para pasar página? ¿Podría el orgullo? ¿Qué le iba a decir?

-¿Te duele?- fue lo primero que se me ocurrió preguntar cariñosamente.
-No...lo estabas haciendo bien.
-No quería hacerte daño. No quiero...me duele hacerte daño...
-No lo estás haciendo. Sólo estábamos probando, gordo...

Que bien me sonaba ese "gordo" ahora.

-Pero me enfada que hagas algo que no te apetece sólo por compensarme...

Claudia se incorporó bruscamente sentándose de lado a mí apoyando sus manos en sus rodillas.

-¿Compensarte por qué?-preguntó con cara de pocos amigos.
-Pues como te vas, he creído que me estabas ofreciendo hacerlo como premio, yo que sé...
-Luis, tú flipas...¿crees que te estoy vendiendo mi culo por pena porque me voy y no quiero que me dejes? Tú de verdad que flipas...te lo estoy ofreciendo porque eres mi chico, llevamos juntos tiempo y lo pasamos bien. Te noté tan tradicional en la playa con los hippies y tal y con la chica aquella que he querido buscar algo más de morbo en la nuestras relaciones y por eso te la comí en el parque y hoy que tenemos cama y dormitorio era el momento de probar cosas nuevas...
-Vale. Me estas diciendo que yo sólo me he montado la película...
-Luis, yo quiero estar contigo pero voy a aprovechar mi oportunidad. Si me acompañas en esta aventura seré muy feliz pero no voy a cambiar mi rumbo por tus películas. Te lo dije muy claro cuando empezamos. Tengo 19 años, demasiado pronto para decidir trastocar mi vida por una relación. Me gustas más que nunca nadie y te quiero, pero no pienses que toda mi vida gira en torno a tí. No quiero girar, yo quiero avanzar contigo en paralelo. Tú decides si me acompañas...

Ahora sí que flipaba de verdad. Me había dadp demasiada importancia a mí mismo o quizá a nuestra relación. Claudia tenía razón. Éramos demasiado jóvenes y nos quedaban demasiadas cosas por vivir y muchos obstáculos. Yo no era un fin para ella como ella se había terminado convirtiendo para mí. Me dejaba claro que podría ser prescindible y que la vida continuaría. En el fondo ahora me estaba haciendo más daño que con la película que yo me había montado pues me estaba dejando claro hasta donde llegaba lo nuestro. ¿Exageraba yo? Claro. Un amor de 19 años no se racionaliza. ¿Cómo sería capaz de llevarlo? Desde luego con lo que acababa de decirme no iba a mostrar la debilidad que realmente tenía y mi dependencia de ella. Así que busqué un modo poco humillante de salír victorioso.

-¿Y no me vas a echar de menos?-dije con voz lastimera.

Su rostro se ablandó y me dijo:

-Muchísimo, gordo. A lo mejor tú con tantas amigas eres el que no me echas de menos...
-Bah, a saber que haces tú con esos italianos vestidos de Armani y como Ferraris...
-¿Qué tonto eres? A mí eso no me impresiona, ¿Dónde está tu Ferrari?
-Aquí...-le dije agarrándome el nabo.
-Jajajaja
-Y este Ferrari va a terminar la carrera....
-¿Qué carrera?
-Te voy a reventar el culo a pollazos...
-Tan seguro estás...
-Totalmente...-respondí agarrando su teta y pellizcando el pezón.

Claudia se mordió el labio y agarró mi "ferrari". Estaba tieso y con media sonrisa cogió la crema hidratante y empezó a extenderla por mi polla pajeándome suave. Cuando terminó de extenderla se incorporó para sentar se sobre mí pero echó las piernas hacia adelante para que que yo sostuviera con la mano mi polla lubricada hasta colocar su ano sobre ella sosteniéndose con los brazos. Aún debía estar dilatada pues el glande entró son problemas pero cuando empezaba a entrar el tronco se detuvo con el rostro contraído .

-¿Te duele?
-Espera. Que me estoy haciendo a su ancho.

Con la postura veía su coño abierto mientras un trozo de mi polla se perdía dentro de su ano. Pensé que excitarla ayudaría y alargué mi amno libre hasta su raja. Metí mi dedo corazón sin problema. De nuevo la sensación extraña de tocar mi polla a través de las paredes de su año y su coño. Con mi gesto se relajó y se dejó caer clavándose toda mi polla en el culo con un gemido mezcla de dolor y placer. Contraída la cara y sus gemido eran a ahogados . Yo seguía clavando mi dedo hasta que soltó todo el aire de sus pulmones y con el rostro aún encogido me dijo:

-¿Ves Luis? Mi culo ya es tuyo...¿te gusta?
-Me encanta...¿te duele?
-Siento la piel tirante y me arde pero no te muevas, así creo que me acomodaré.

Empecé entonces a pajearla con mi mano. Claudia echó la cabeza atrás apoyada en sus brazos e insertada en mi polla mientras me ofreció su chocho para el deleite de mi vista y mi mano. Entregada al placer movía ligeramente sus caderas transmitiéndome un ligero roce a mi polla apretada en su recto mientras sentía mi dedo empapado en su coño. En apenas 5 minutos empezó a gemir fuerte a cada roce de mi dedo y sentí como sus muslos se contraían. De golpe soltó un gemido ahogado muy ronco y sentí como de su raja salía un líquido transparente y caliente que se derramada por mi pubis .Se estaba corriendo enculada por mí.

La cara de placer de mi chica caída hacia atrás con los ojos cerrados y las contracciones ya conocidas por mí me envalentonó. Hasta el momento mi polla había sido un instrumento más de morbo que de placer. La sentía aprisionado en su recto y las contracciones de su orgasmo habían provocado que su año intentará igualmente contraerse aprisionado más mi tronco duro. Pero mi glande apenas recibía placer. Como digo era una cuestión más de morbo que de placer. La estimulación era más visual que sensitiva pues veía mi polla ensartada en su culto y su chocho abierto y empapado mientras sus piernas temblaban y los brazos con los que se apoyaba le fallaban.

No esperé a que los efectos de su orgasmo pasarán y cuidando de que no se saliera mi polla de su año la dejé resbalar entre mis piernas recogiendolas para poder quedar de rodillas y así ser yo quien controlará la penetración. Claudia se dejaba manejar en esa especie de letargo que sufría o más bien disfrutaba durante sus orgasmos. Para poder moverme dentro de ella coloqué sus piernas apoyadas en mis hombros de modo que sus rodillas se apoyaban en sus tetas.

Empecé a bombear. El lubricante funcionaba y mi polla se deslizaba dentro de su ano. Era una sensación diferente pues echaba de menos la humedad y flexibilidad de su coño. Sin embargo al moverme la presión de su recto presionaba mi glande generándose el placer que buscaba. La mente juega bastante en el sexo y el saber que estaba invadiendo un sitio prohibido y que mi chica me había propuesto profanar me tenóa sobreexcitado. A ello se agregaba el rostro permanentemente contraído de mi chica que a cada envestida mía se apretaba más aún en un gesto que no sabría definir si era de placer o de dolor pues sorprendentemente mi novia follaba en silencio. De su boca sólo salía el aire exhalado de sus pulmones y leves quejiditos aparentemente de placer en una situación de aparente éxtasis o entrega.

Yo por contra me estaba viniendo cada vez más arriba acompañando mis golpes de cadera con gruñidos y alguna frase de macho en celo:

-Mira como vuela mi Ferrari...¿te gusta que te de caña? Ten, grrrrr, mmmmm.....

En ese contexto era previsible un polvo breve, hecho que se vió confirmado al sentir su mano rodear con dos dedor el tronco de mi polla en el momento que entraba en su culto y al bajar la mirada comprobé que con la otra acariciaba su coño. No hablaba pues estaba concentrada en las sensaciones que le proporcionaba mi enculada algo brusca en ese momento.

Como no pudo ser de otro modo las sensaciones de mi polla llegaban a mi mente más nublandola que iluminándola cuando empecé a decirle:

-¿Querías que te reventar a él culo? Mmmmmm. ten, ten...

Así en unas pocas envestida más empecé a soltar lefazos entre estertores de placer dejándome caer sobre ella que debía estar en posición incómoda con sus piernas totalmente abiertas y pegadas a su pecho, mi peso aprisionándola con mi cabeza sobre la suya, aunque podía sentir su mano moviéndose entre mi barriga y su coño. De este modo me vacié dentro de su culo hasta quedar rendido, pero mientras la besaba sintiéndolo como ausente su mano se detuvo y empezó a temblar de nuevo. Otra vez el líquido caliente salió empezando mi barriga y escurriendo por su entrepierna hasta empaparme las pelota pues mi polla seguía clavaba en ella. Temblaba y convulsionaba bajo mi paso con gemidos sordos y respiración agitada. Mi polla empezó a perder tamaño y se salió de ella arrastrando mi corrida. Pero cuando me levanté liberando a Claudia de mi peso mi chica relajó la postura incómoda aunque o su rostro. Se mordía el labio inferior y tragaba mucha salida con la cara contraída. Sin embargo, me asusté, pues al retirarme de su año resbalaba un hilillo mezcla de semen y sangre.
 
Que importante es conocer lo que siente cada uno en una misma situación.


Claudia: Por su cara creo que no le estaba gustando mi alegato. Creo que lo estaba haciendo sentir como algo accesorio y conocía a Luis suficientemente como para saber lo orgulloso que era. No daba una. Error al tardar en contarle lo de la beca. Error en ofrecerle probar el anal. Error en como lo estaba gestionando. Y además le estaba rompiendo el corazón, o desmontando sus ilusiones cuando en realidad quería decirle justo lo contrario: que lo quería y que quería tenerlo conmigo a la vuelta.


Luis: Me dejaba claro que podría ser prescindible y que la vida continuaría. En el fondo ahora me estaba haciendo más daño que con la película que yo me había montado pues me estaba dejando claro hasta donde llegaba lo nuestro.
 
Si pues, un poco tosca Claudia al hablar. Que si, que su carrera es lo primero, es joven y no se va a atar a nadie, es lógico, pero, la forma de manifestarlo puede hasta hacer más daño que una traición.

Realmente podemos culpar de todo a Luis?, ya no lo veo tan claro como antes.
 
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