Memorias de una solitaria

Creo que se ha sido injusto con ambos.
Ni él fue tan capullo ni ella tan egoísta.
La vida les llevó a tomar caminos diferentes, estaban creciendo, y a pesar del amor compartido, tendrían que hacerlo en la distancia.
A partir de la separación, el curso de sus vidas afectivas dependería exclusivamente de como lograran cubrir sus propias necesidades.
Ya sabemos como todo resultó entre ellos. Hicieron sus vidas...felices?...Estamos por enterarnos.
En una de esas, puede que el destino les deba algo y les de una mano, tal vez aún no se escribe la última frase en esta historia.
 
No era consciente de que mi actitud en el sexo con Luis había cambiado desde que empezamos. De mis urgencias por alcanzar el orgasmo de nuestros primeros encuentros, los juegos tras descubrirnos, a cierta actitud entregada en la que me centraba en dejar que Luis inventara, aunque yo también proponía, pero basándome en él.

Y eso es lo que me estaba pasando aquel día. Sentía tanto placer porque Luis me comiera el coño tan sensible como lo tenía apenas penetrado un instante que cuando me metió su dedo en el culo lo disfruté. Tanto, que olvidándome de lo mal que lo había pasado los días posteriores a la última vez le ofrecí mi culo de nuevo:

-Mmmmm, Luis ¿quieres mi culo? ¿quieres rompérmelo otra vez?

Ante su indecisión insistí. Que le quedara claro. Todo mi ser era suyo aunque me separara de él…

-Mi culito también es tuyo, Luis....mmmm.

Luis abandonó mi chocho y mi mano sustituyó a su boca. No podía dejar de estimularme. No recordaba estar tan caliente desde nuestros días en la residencia cuando me moría por follármelo antes de irme. Entonces mi novio apoyó mis piernas en sus hombros y acercó su polla a mi ano. El glande entró con facilidad pero al presionar con el tronco duro sentí la punzada de dolor que ya conocía. Luis debió advertirlo por mi cara y dejó de presionar. Conseguí relajarme y noté un poco más dentro su polla cuando de golpe sentí que todo el cuerpo me temblaba. No sólo las piernas como en otras ocasiones, sino también la barriga y las tetas. Era un trozo de gelatina ensartada por mi novio. Las oleadas de placer no me dejaban articular palabra y de golpe sentí como de mi coño se derramaba de nuevo ese flujo líquido. Cada vez que Luis me enculaba me corría de esa forma. Perdí una vez más la noción del espacio y del tiempo pero no del ser. Era yo, la misma Claudia enamorada de Luis disfrutando del sexo con su novio que la acariciaba mientras estaban unidos por el trozo de carne más preciado del mundo para mí en ese momento.

Acaba de tener un orgasmo intensísimo. No me había hecho daño y ahora me abrazaba. Pero nos teníamos que separar. Tras el clímax me dio el bajón anímico.

-Mmmmm, Luis....así sí. Hacía mucho que no me corría de esta manera.

-¿No te he hecho daño? -preguntó preocupado.

-No, mmmmmm. Ha estado muy bien. Te voy a echar mucho de menos Luis.

-Yo ya te estoy echando de menos y no te has ido...-dijo aferrándose a mi cuerpo.

Su frase nos dejó sin palabras a ambos. Yo estaba pensativa. Justo estaba ocurriendo algo que no me podía permitir. Dudaba. ¿Mi carrera o mi chico?. Además Luis se quedó dormido relajando su cuerpo y su rostro. ¿Podría separarme de él? ¿Merecía la pena un futuro profesional asegurado y tener el riesgo de perderlo? Cuando se despertó me descubrió observándolo y le sonreí con un requiebro:

-¿Por qué eres tan bonito?

-Tú me miras con buenos ojos...aquí la bonita eres tú y yo el consorte.

-Jajaja, que tonto eres. Todavía me acuerdo cuando fui a verte al primer partido con los chicos. Y todas esas niñas mirándote con ganas de comerte...

-Anda ya exagerada, jajaja. Si no me comía una rosca...

-¿Qué no? Jajajaja ¿empiezo a contar? Tu amiguita María, tu amiguita Marta...¿cómo era su compañera? La enfermera, jajaja....

Y acariciando su polla relajada le hablé directamente:

-...si es que no has parado....jajaja.

-Yo no la tocaría mucho....ha estado en un culete...

-Es verdad tenemos que ducharnos....

-Pero vamos que te recuerdo una cosa-dijo retomando la conversación- que a tí no te faltaban admiradores tampoco.

-Pero si yo no salía...

-Óscar muy pichaloca y tirándose a media residencia se moría de asco porque tú pasaba de él...

-Es que yo sólo tenía ojos para esté bebé bonito...

-Pues el bebé te daba por imposible...

-¿Te acuerdas cuando me besaste en carnaval?- le pregunté.

-Claro. A la desesperada y borracho...

-Tuve que hacer esfuerzos para no tirarme encima tuya...- confesé.

-Pues me sentí fatal con tu respuesta...porque acabé en casa de María que si es con otra ésta acaba de fiesta- dijo sobándose la polla.

-Te van a oler las manos a culo...

-Ya me huele la cara a chocho...jajajaja...

Éramos nosotros. Los de siempre. Parecía que el sexo había relajado nuestra absurda pelea por mi viaje a Madrid. Y además me besaba. Lo hacía sin ganas. Ya notaba su polla tiesa otra vez con ganas de guerra, y ganas de montarla no me faltaban, pero estaba sucia y no era plan de coger una infección así que me levanté bruscamente y le dije que había que ducharse. No hace falta explicar que acabamos follando en la ducha. Tan fuerte que mis piernas cedieron al orgasmo y tuve que sentarme en el plato de ducha para no caerme mientras Luis aún de pie se corría entre estertores de placer sin cuidarse de que me estaba regando con su semen.

Parecía que nos habíamos olvidado ya de los días negros vividos en esa misma ciudad, la mía.
 
La versión de Luis

Yo seguía a lo mío mientras sus caderas se contraían como si estuviera follándose mi cara.

-Joder, que gusto me das....-dijo entre gemidos.

Sorbía y chupaba su raja y su clítorix. Me gustaba tenerla así. Me ponía cuando hablaba follando y mi propia polla reaccionó endureciéndose al sentir su placer. Dí un paso más y subí mi mano por su barriga agarrandole una teta. Tenía el pezón a reventar de duro pero ella agarró mi mano llevándosela a su boca para chuparme el dedo comi si fuese mi polla al mismo ritmo de mi cuninlingus.

Yo lamía en silencio mientras mi chica gemía y me nombraba cuando saqué mi dedo mojado en su saliva y me lo llevé a su coño penetrándola con él mientras succionaba con mi boca. Entonces sus palabras me empujaron aún más al decir entre "ayes" y "mmmmms" de placer:

-Chupa, chupa, Luis....mi coño es sólo tuyo....mmmmmmmm, haz con él lo que quieras, mmmmmm....

En otras circunstancias le habría clavado mi polla que en aquel momento estaba de nuevo tiesa preparada para el combate y babosa disfrutando del chocho de mi chica, pero lo único que se me ocurrió fue meterle mi dedo mojado de su abundante flujo en su ojete entrando con realtiva facilidad por la postura y su relajación.

-Mmmmm, Luis ¿quieres mi culo?¿quieres rompermelo otra vez?

Sus palabras me hicieron levantar la mirada para sin dejar de chupar comprobar como con una mano se acariciaba un pecho y con la otra agarraba mi pelo. ¿Me estaba ofreciendo encularla de nuevo? No atendí a sus palabras y seguí a lo mío pues debía estar cerca de correrse pero mientras tanto mi dedo seguía jugando con su ano hasta el que resbalaba su abundante flujo. ¿Que hago? Morbo me daba, pero la última vez la destrocé. Y después de como acabamos no sé si era buena idea. Pero me lo estaba pidiendo. Acababa de echarle la corrida en la boca y estaba feliz y ella me lo estaba pidiendo. ¿Por qué no? Era cuestión de probar. Al final decidió ella por mí.

-Mi culito también es tuyo, Luis....mmmm.

Levanté mi cara de su coño y Claudia rapidamente bajó una mano. Se masturbaba mirándome, observándome. Estaba muy caliente. No había preparado su ano ni nada pero aprovechando la postura levanté sus piernas apoyándolas en mis hombros. Dirigí mi polla a su agujero mientras Claudia se sobaba el chocho entre gemidos y agitaba la barriga con su respiración. Estaba totalmente en celo en ese momento. Conseguí apoyar el glande y presionar. Entró un poco. Apreté y empezó a entrar el tronco. Ya la estaba rompiendo por sus gestos pero no se quejó. Seguí apretando y entró la mitad y en ese instante Claudia empezó a temblar. Cerró los ojos, abrió la boca lanzando un gritito ahogado y sus piernas y su vientre empezarona temblar cuando noté un líquido caliente derramarse sobre mi polla y mis pelotas. Era un líquido transparente que salía de su coño mucho menos denso que su flujo. Se estaba corriendo.

Yo permanecí quieto dejando caer mi peso sobre mis piernas mientras sujetaba las suyas con un brazo y acariciaba su pubis y su vientre con la otra mano. No traté de follarme su culo, tan solo dejarla disfrutar de su orgasmo ensartada en mí. Era todo un espectáculo ver a mi chica tener aquel orgasmo.

Parecíamos haber recuperado nuestra frescura en apenas unas horas juntos. Si nuestra complicidad personal había tenido un bache la sexual desde luego había superado la desastrosa primera vez que mi chica me ofrecía su ano. Sexo desenfadado y abierto y pese a que empecé volcado en mi placer terminé siendo el instrumento completo para el placer y los juegos que Claudia esperaba. Unas horas juntos y nuestros cuerpo disfrutaban mutuamente del otro y había deseo de más pues era evidente que aquella ducha lo que menos iba a ser era un baño higiénico.

De hecho mi chica se abrazó a mi espalda nada más entrar en la ducha pegándome sus pechos. ¡Cómo los adoraba yo cuando aun no eran míos! Pero yo en cuanto tuve oportunidad me di la vuelta para tenerlos pegados al mío. Sentir sus pezones pegados a mi propio pecho me seguía provocando unas sensaciones maravillosas. Y tener a mi chica apretada contra mí bajo el chorro de agua tibia provocó lo más evidente: una buena erección que rápidamente tropezó contra su bajo vientre. Mi chica se soltó de mí y fue a buscar el botecillo de gel del hostal depositado en una bandejita adosada a la pared. Me pidió que cerrara el grifo y aprovechando que estaba mojado extendió un poco de gel en mi pecho creando espuma. La extendió por mi pecho, hombros y brazos acariciando y frotando mi piel. Después descendió por mi vientre y antes de llegar al pubis me obligó a darme la vuelta mientras vertía más gel en su mano y extenderla la espuma por mi espalda. Yo me relamía esperando el momento de repartir el jabón por sus tetas. Pero ella se adelantó recreándose al enjabonar mis nalgas con cachetes incluidos. No me dejó darme la vuelta cuando repartía el gel de baño por mis muslos. Pero al terminar y antes de darle tiempo a levantarse me giré al fin diciendo:

-Falta lo que estaba más sucio...

Sin decir nada me sonrió y se esparció un poco más de gel en la mano frotándolas para hacer espuma y de paso para estirar mi impaciencia pues mi nabo lucía tieso y brillante por el agua con el glande totalmente fuera de su cobijo. Por fin acercó sendas manos y empezó a repartir la espuma por toda mi polla y pelotas rozando suavemente sus dedos sobre ella y provocándome una sacudida de sensaciones que de no haberme corrido un rato antes me habrían puesto en el aprieto de pedirle que parara. En ocasiones los mejores momentos del sexo son aquellos que no son propiamente sexo.

Me pidió que abriera el grifo para enjuagarme pero me adelanté y cambiando de posición tomé yo el bote de gel para enjabonarla a ella. Para poder recrearme donde quería empecé por sus hombros y espalda y me detuve un buen rato en su culo. Al pasar mi mano entre sus nalgas rocé su ano y me pareció que aun estaba algo abierto. Con la mano cubierta de jabón volvía a pasar la mano y efectivamente noté como podía deslizar mi dedo dentro y así hice. Claudia dio un respingo.

-Luis, me estás metiendo el dedo en el culo...
-Te estoy limpiando a fondo...-respondí.
-Pero es que me estás metiendo el dedo en el culo.
-Y hace un rato te metí la polla...

Aprovechando el inicio de las "hostilidades" cogí rápidamente el bote de gel para echarme más en la mano. Pegué la espalda de Claudia a mi pecho encajando mi polla entre sus nalgas y rápidamente empecé a extender el jabón por sus pechos aprovechando para sobarlos y pellizcar sus pezones dejándolos resbalar entre mis dedos con la ayuda de la espuma. Sin soltar uno de sus pechos bajé mi mano por su vientre extendiendo el gel y aprovechando para acercarme a su pubis. Que mi chica dejara caer su cabeza hacia atrás sobre mi hombro me indicaba que tenía vía libre así que seguí repartiendo el gel por sus caderas y hasta donde podía llegar de sus muslos inmediatamente antes de repartirla por su pubis y su raja. Claudia gimió. Pero quise completar la operación y soltando su pecho abrí el grifo. Aunque al principio el agua salió fría en unos instantes se templó resbalando por nuestros cuerpos arrastrando el jabón que nos había limpiado.

Por supuesto yo no había soltado a mi presa y mientras el agua nos mojaba mi dedo se empapaba con el flujo que empezaba a producir el coño de mi novia, que apretándose más a mí suspiraba encorvando la espalda disfrutando de las caricias de mi mano en su entrepierna y el regreso de mi otra mano a su pecho. Cerró el grifo y giró la cabeza sin despegar su cuerpo del mío ofreciéndome su boca que recibí gustoso. Mientras apoyaba una mano en la pared y con la otra buscó mi polla entre sus piernas arrastrándola entre sus nalgas para colocarla en su entrepierna de modo que a la vez que acariciaba su raja mi mano rozaba mi propio glande. Un sólo empujón de mi mano bastaba para clavársela en el coño.

-Te voy a meter la polla...-le dije abandonando sus labios- tú eliges si prefieres aquí o en la cama...

Mi chica se estremeció con mis palabras pero sin decir nada abrió algo más sus piernas y dirigió mi polla a su raja para que entrara. Yo también las abrí un poco para dejar mis caderas a la alturas de las suyas y poder penetrarla cómodamente. Claudia se apoyó en la pared mientras yo amasaba sus tetas sintiendo el calor de su coño envolviendo mi polla. Apretaba su culo contra mí para sentir lo más profundamente posible mi nabo mientras hinchaba y deshinchaba sus pulmones con un gemido leve. Yo tenía en mente un polvo suave pero las circunstancias me estaban empujando a dar más caña, así que cogiéndola por las caderas le dije:

-Voy a tener que follarte duro...
-¿Y a qué esperas?

Empecé a bombear fuerte agarrándola por las caderas. Cada golpe de mi cadera contra sus nalgas resonaba en el baño por el choque de nuestras pieles mojadas al mismo compas que los gemidos de Claudia que bajó la cabeza. Para poder penetrar con más fuerza cambié mis manos a sus hombros y acompañé sus gemidos con los míos. En aquel baño sólo se veía y se oía sexo.

Desde luego con tanto brío no iba a ser un polvo largo. Pero ya era consciente de que a Claudia le gustaba así. Tanto que en apenas 5 minutos empezó a temblar. Se estaba corriendo ya. Pero yo aun tenía cuerda. Seguí bombeando a pesar de sus gemidos agudos y su pérdida de fuerza. Tanto que tuve que sostenerla con mi brazo para que no resbalara en la ducha. Casi nos caemos con Claudia floja con temblores así que apoyé mi mano en la pared y con mi otro brazo pasado por delante de su barriga intentaba seguir penetrándola aunque ya no podía hacerlo con la misma fuerza. No me importaba, necesitaba seguir rozando mi polla contra su coño caliente y empepado. Sentía resbalar por mis pelotas el líquido que manaba de su coño entre contracciones más caliente que el agua que aun perlaba nuestras pieles.

-Ammmmmm, Luis. Me estás partiendo....-dijo al fin.- Fóllame, fóllame....

Yo no hablaba. Sólo bombeaba. Conseguí que Claudia se sostuviera de nuevo en pie apoyando ambos brazos en la pared y eso me dejó más maniobrabilidad. Volví a tomarla por la cadera y el hombro y a profundizar mi mete y saca consiguiendo un mayor rozamiento de nuestras pieles.

-Sí, así....dame fuerte. Como me folla mi macho...-gemía entrecortadamente mi novia.

Entre la intensidad del polvo y la voz de mi chica sentía ya el cosquilleo previo a la corrida. Quise prolongar más la situación y aflojé el ritmo pasando mi mano a su raja para estimularla con mi mano a la vez que entraba y salía mi polla. Claudia empezó a gemir de nuevo con voz dañina:

-Ains, Luis....¿qué me haces? Me vas a matar...

Yo seguí viendo que retrasaba mi orgasmo y mi chica disfrutaba. Tanto que unos 10 minutos después de haberse corrido empezó a temblar de nuevo y soltó un gritito que ahogó con la respiración entrecortada. Esta vez me pilló sin fuerzas y Claudia fue resbalando por la pared quedando sentada en el suelo de lado a la pared con una pierna extendida y otra recogida y la cabeza de lado con la cara contraída en ese gesto mezcla de dolor y placer con los ojos apretados que yo ya reconocía en sus orgasmos. Se estremecía y tiritaba entre temblores con su echo agitado.

Ahí no pude más y empecé a pajearme fuerte con una mano sirviéndome de apoyo en la pared de la ducha y mi chica a los pies. La visión del cuerpo de mi novia abandonado al placer tirado a mis pies fue el acicate definitivo para mi orgasmo y en apenas unas pocas sacudidas empecé a soltar chorros que cayeron sobre mi chica entre fuertes gemidos míos. Estaba regando a Claudia con mi semen mientras ella se retorcía todavía por los últimos estertores de su segundo orgasmo.
 
Cuando se sentó a mi lado parecía cortado por haberme pringado entera, pero yo no me lo había tomado a mal y jugué con sus grumos incluso llevándome uno a la boca.

-Eres más cerda que yo...-me dijo tras besarme saboreando su propio semen.

-Perdona, ¿lo dice el que me ha puesto así?- me quejé señalándole los churretones.

-Es que estabas debajo cuando me vino...-se justificó.

-Es que este niño me estaba matando de placer...-me expliqué acariciando su cuerpo.

-Es lo que más me gusta en la vida.

-Ay, gordo. ¿Me prometes que no vamos a pelear más por esas cosas?

-Yo no quiero pelear nunca contigo, princesa. Perderte sería para mí lo peor que podría pasarme. Pero es que al decirme lo de la beca creía que te perdía. Perdóname por ponerme así, pero es que me pudo el sentimiento más que la cabeza...

Él era consciente de su impulsividad, pero tenía buen corazón.

-Lo sé Luis. Te conozco. Conozco tus impulsos y te entiendo. Pero necesito que me comprendas. Yo tampoco quiero perderte y además estoy segura de que si superamos ese año después seremos más fuertes. Pero me tienes que ayudar porque yo sola lo voy a pasar mal.

-Yo también me voy a quedar sólo...

-Luis, tu te quedas con todo el mundo...

-Pero me vas a faltar tú...que eres mi compañera...

“Eres mi compañera…”. No necesitaba más. Me aferré a su cuerpo todo lo que pude y nos quedamos en silencio hasta que yo misma rompí el momento:

-Venga, vamos a dejar de amargarnos. Estamos aquí juntos y ahora y tenemos que disfrutarlo. Ya habrá tiempo de lamentarnos. ¿no gordo?

De golpe Luis empezó a reírse. No entendía cómo habíamos pasado del sexo, al cariño, del cariño a la disculpa y de allí ¿a la risa?

-¿De qué te ríes ahora?

-Estás llena de pegotones de corrida...

-¿Encima que me pringas te ríes de mí?

Luis me quitó un pegote de corrida de la cara y me lo enseñó.

-Estoy más guarra que antes de ducharme, jajaja.

Cogí el pegote que colgaba de su dedo y se lo puse en la nariz. Estaba graciosísimo. Entonces me quitó un churrete de la teta y me lo puso a mí también en la nariz. Picada como en el póker me quité el pegote de la nariz y se lo extendí por el pecho. Respondiéndome él con el pegote de mi nariz en mi teta y diciendo divertido:

-En paz...jajajaja

Mi niño divertido y fogoso había vuelto. Estando juntos nada nos podía pasar. El problema es que nos separaríamos y es lo que intenté no pensar en todo el fin de semana para disfrutarlo con mi niño.

Así que tras ducharnos como hacía calor nos fuimos a cenar y nos metimos en el cine a ver una película. El muy granuja se pasó toda la película calentándome con su mano dentro del top acariciándome un pezón. El problema es que la película estaba interesante. Ya lo pillaría luego en el hostal.

Éramos de nuevo una parejita joven que disfrutaba de la vida y así nos íbamos a plantear todo el fin de semana. Al llegar al hostal por supuesto que hubo sexo. No se me había olvidado el calentón con su mano estimulándome la teta durante dos horas de película. Pero quería venganza. Calentarlo a él pero sin que pudiera hacer nada.

Mientras me aseaba en el baño se me ocurrió una idea. Le vendaría los ojos. Pensé que no se dejaría pero al final lo hizo. Ahí lo tenía ya en la cama a ciegas y totalmente desnudo e indefenso para mí. El problema es que no sabía qué hacer. Tenía que inventar algo.

Vi una braguita mía del día anterior de esas muy finas de encaje y se me ocurrió rozársela por el cuerpo para ver cómo reaccionaba. Primero la cara, el cuello, el contorno de su musculatura…verlo morderse los labios y suspirar cuando pasaba la suave prenda por sus muslos rodeando su polla ya tiesa palpitando y mojada me estaba poniendo a mí más cachonda que a él. Se lo hice saber:

-Luis, has sido travieso y me has puesto muy caliente...y tú también lo estás, pero no voy a tocarte....has sido malo...

Después rememorando alguna película pensé en echarle algo que se pudiera comer o saborear en el pecho, el ombligo o la polla, pero no teníamos nada en el hostal. Dejé caer mi saliva en su pecho y soplarle antes de lamerle el pezón. Pero era algo asquerosito. Así que pensé en rozarle alguna parte de mi cuerpo. Pero antes le soplé en la churra para hacerlo estremecerse de nuevo. ¿Pero qué parte de mi cuerpo usar? Los labios serían algo previsible, dedos…no. Haciendo equilibrios difíciles para no tocarlo me coloqué encima de él con las piernas en un costado y los brazos en el otro y agarrándome una teta la estiré para que el pezón quedara en punta y rozar su pecho con él. No sé qué estaría sintiendo él pero cada roce de su piel con mi pezón me daba una descarga de sensaciones.

Ya no aguantó más y se quitó la venda. Cuando me empujó para colocarme sobre él me dejé llevar. Nos besábamos con tanta fuerza que su barba de pocos días me raspaba. Pero fue breve porque en cuanto pude me senté sobre su polla buscando la forma de que se colara dentro de mí. Estaba montando a mi novio cabalgándolo como si no hubiera un mañana.

El juego previo me había excitado tanto que todo mi cuerpo percibía sensaciones y no sólo mi coño invadido. Sólo quería sentir y sentir olvidándome de todo. Me dijo algo pero no lo oí hasta que me empujó con cierta violencia hacia arriba haciendo que su churra se saliera de mí. Sentí su semen pero yo no podía parar. Colé mi mano entre su cuerpo y el mío masturbándome. Entonces sentí su mano bajar por mi culo y encontrarse con la mía. Él me penetraba con su dedo a la vez que yo estimulaba mi clítoris. Por fin explotó mi placer con su dedo clavado en mis entrañas y su aliento en mi oreja. El orgasmo fue tan intenso que me quedé sin fuerza sobre Luis que me envolvía con sus brazos y me acariciaba. Estaba pringada en el culo de su semen y tenía la entrepierna empapada pero estaba tan a gusto sobre su cuerpo como si fuese mi colchón que me quedé tendida sobre él hasta que Morfeo me atrapó entre sus brazos sin que mi novio me soltara.

Mmmmmm ¿se puede estar mejor? Pues aún así sentía que después de nuestra pelea las cosas no eran ya iguales.
 
Y así lo vivió Luis

Cuando bajé la cabeza pude ver a mi chica regada por mi semen con churretones en el pelo, la cara, el pecho y las piernas. No sé si se había dado cuenta ensimismada como estaba en su placer. Por un momento me preocupé pensando que la hubiese molestado por correrme encima suya sin permiso. Llevado por esa duda y porque me flojeaban también las piernas a causa de la intensidad del orgasmo recién disfrutado me senté a su lado en el suelo de la ducha y la abracé. Inmediatamente Claudia al sentir mi mano abrió los ojos y se apretó fuertemente a mi cuerpo quedando los dos sentados en el suelo con mi chica echada sobre mi pecho mientras yo la sujetaba y acariciaba su espalda.

Fueron unos minutos de silencio y relax en el que nuestras respiraciones se fueron acompasando a la vez que mi polla se desinflaba. Por fin Claudia levantó la cabeza ofreciéndome sus labios para besarme. Tenía un churretón de semen en la mejilla y otro que del pelo le caía a la frente. Nos besamos suave, despacio, sintiendo nuestros labios y apenas la punta de la lengua. Mi chica separó su cara de la mía sonriéndome con dulzura. Pero el pegotón de semen de su mejilla se me había pegado y se estiraba entre los dos. En un gesto divertido Claudia lo retiró con su dedo y se lo llevó a la boca como si fuese chocolate o nata. Me sonrió y me besó con mucha lengua compartiendo conmigo mi propio semen aunque no sé si llegué a saborearlo.

-Eres más cerda que yo...-le dije con guasa.
-Perdona....-respondió con cara de ofendida- ¿lo dice el que me ha puesto así?- terminó señalándose la cara con el dedo.
-Es que estabas debajo cuando me vino...-respondí quitándome culpas.
-Es que este niño- continuó abrazándose de nuevo y echando su cabeza en mi pecho- me estaba matando de placer...
-Es lo que más me gusta en la vida.-contesté orgulloso.
-Ay, gordo. ¿Me prometes que no vamos a pelear más por esas cosas?

Sentía como su cabeza se apoyaba sobre mi pecho trasmitiendo el latido de mi corazón.

-Yo no quiero pelear nunca contigo, princesa. Perderte sería para mí lo peor que podría pasarme. Pero es que al decirme lo de la beca creía que te perdía. Perdóname por ponerme así, pero es que me pudo el sentimiento más que la cabeza...
-Lo sé Luis. Te conozco. Conozco tus impulsos y te entiendo. Pero necesito que me comprendas. Yo tampoco quiero perderte y además estoy segura que si superamos ese año después seremos más fuertes. Pero me tienes que ayudar porque yo sola lo voy a pasar mal.
-Yo también me voy a quedar sólo...
-Luis, tu te quedas con todo el mundo...
-Pero me vas a faltar tú...que eres mi compañera...

Claudia se apretó más aferrándose como si no quisiera soltarme nunca. Y en esa postura a los pocos minutos añadió:

-Venga, vamos a dejar de amargarnos. Estamos aquí juntos y ahora y tenemos que disfrutarlo. Ya habrá tiempo de lamentarnos. ¿no gordo?

Y diciendo esto levantó la cabeza sentándose de nuevo a mi lado. La observé pero me dio la risa. Me miró extrañada y me preguntó:

-¿De qué te ríes ahora?
-Estás llena de pegotones de corrida...
-¿Encima que me pringas te ríes de mí?-me dijo haciéndose la ofendida.

Con mi mano le quité el churrete de la frente y se lo enseñé en la punta del dedo.

-Estoy más guarra que antes de ducharme, jajaja.

Con su dedo me quitó el pegote de mi mano y me lo puso en la punta de la nariz riéndose. Yo respondí quitándole un churrete de la teta y poniéndoselo también en la nariz. Puso cara de "te vas a enterar" y se quitó el pegote de la nariz y me lo extendió por el pecho. Yo la imité quitándome el de la nariz y se lo devolví a la teta.

-En paz...jajajaja.

Mi Claudia juguetona seguía conmigo y tuve que celebrarlo besándola despacio entre roces de nariz y sonrisas a escasos milímetros. Pero la Claudia responsable también así que me metió prisa para ducharnos de verdad y vestirnos para dar una vuelta. Nos duchamos por separado para evitar tentaciones, primero ella que tenía que limpiarse el pelo aun chorreado de semen y después yo.

Salí del baño y me puse un pantalón corto y un polo. Al poco salió Claudia envuelta en la toalla. Con naturalidad se puso una braguita negra y un top elástico blanco sin tirantas tipo palabra de honor sin sujetador. La observaba esperando ver que modelito se ponía mientras ella me miraba de vez en cuando de reojo sonriéndome. Sus tetas se marcaban perfectamente en él. Después se puso un peto negro de florecitas blancas que dejaba ver su piel en la cintura rematado en una faldita ajustada. Estaba preciosa. Y lo sabía pues cuando se terminó de colocar estratégicamente una de las tirantas del peto para que se viera el top por debajo de la otra caída se dio la vuelta y me lanzó un beso.

-¿Quieres que me detengan?- le pregunté.
-¿Por qué?- preguntó extrañada.
-Por tener que apartar a todos los envidiosos que me miren por la calle....
-Jajajaja, qué tonto es mi gordo...-dijo dándome un pico.

Salimos a la calle cogidos por la cintura de modo que mi mano se colaba entre el peto y el top tocando su piel. Dimos un paseo por el centro pero hacía mucho calor y nos fuimos a cenar a una bodega típica. Éramos otra vez Claudia y Luis de la residencia y de la playa. Incluso hablamos de su viaje a Italia sin mal rollo y haciendo planes. Yo empezaba a hacerme a la idea y ella disfrutaba con que yo la apoyara. Salimos de la bodega y no sabíamos que hacer. No nos apetecía encerrarnos en el hostal aunque supiéramos de acabaríamos follando. Queríamos hacer algo diferente. Se me ocurrió ir al cine, a la sesión de media noche.

Era una película de suspense e intriga. Lo malo es que Claudia se enganchó a la trama mientras yo intenté darle a la noche de cine un toque más de "novios". Vamos que le sobé lo muslos y en cuando pude metí mi mano dentro del top. Pero mi chica me sonreía, su pezón se endurecía, pero su mirada y su concentración eran la pantalla. Así que me conformé con intentar seguir la trama mientras sobaba su teta durante la hora y media que estuvimos allí.

Lo bueno fue que cuando se encendieron las luces y salimos fuera me dijo:

-Me has tenido caliente toda la película...

No me esperaba esa reacción viendo su escasa respuesta en la sala oscura y casi vacía de primeros de agosto. Pero se confirmó cuando continuó diciendo:

-....cuando lleguemos al hostal te vas a enterar....

Entre que eran pasadas las 2:00 de la mañana y el paseo hasta el hostal era largo pareció que su "amenaza" se había quedado sólo en eso. De hecho volvíamos abrazados como habíamos hecho todo el día hablando de cosas que nada tenían que ver con su venganza a mi sobeteo de tetas y muslos. La verdad es que su vestuario había colaborado a mi exploración y que su amenaza se basaba en una causa cierta al notar como se marcaban sus pezones en la tela de su top apenas disimulado por el peto.

Yo estaba encantado con que tuviera ganas de sexo pues con esa edad dos polvos por la tarde no te quitan la energía ni las ganas para la noche. Aparte que con mi sobeteo me había pasado media película empalmado y sin auxilio. Sin embargo cuando llegamos a la habitación del hostal Claudia no pareció acordarse de su amenaza y entró al baño a mear tranquilamente como si viniera dispuesta a dormir. Yo mientras me fui desnudando quedando en calzoncillos para acostarme fuese para lo que fuese.

Claudia salió del baño con sus bragas negras y su top blanco dejando el peto en la misma silla donde yo había dejado mi ropa. Aproveché para mear también y lavarme los dientes. Cuando salí me esperaba de pie con sonrisa maliciosa.

-No pensarás que se me ha olvidado...-dijo sin varias la expresión.
-¿Qué?
-Te has dedicado toda la película a ponerme cachonda y ahora te vas a enterar...
-No te estaba poniendo cachonda- respondí quitándole importancia- me estaba aprovechando de ti...
-Pues más aún...

Me encogí de hombros pero Claudia siguió el juego diciendo:

-Ahora me voy a aprovechar de ti yo. Y si no me dejas olvídate de mi para siempre...
-Si te pones así me voy a tener que dejar...-respondí con cara de guasa.
-Vale.-dijo autoritaria- Túmbate en la cama.

Sonriendo me tumbé en el centro de la cama de matrimonio de la habitación. Claudia sacó la funda de una almohada y la dobló dejándola como si fuese una bufanda y me la puso en los ojos. Mientras me la ataba me imponía sus reglas:

-No puedes tocarme, ni cambiar de postura, ni quejarte ni hablar...
-¿Ésto es un juego o una tortura?

¡Zas! Me dio un cate en el muslo.

-Vale, vale...ya lo pillo....-respondí y ¡zas! otro golpe en la barriga.
-Y si sigues desobedeciendo te daré donde te duela más...además, aquí sobra algo...

Y sentí sus manos en mi cadera agarrar el elástico de los bóxers para quitármelos. En mi mente había una mezcla de duda en ese momento sobre las intenciones de Claudia y mucho morbo. ¿Con qué personalidad me encontraría con la Claudia juguetona de nuestros primeros encuentros o con la alocada que se bañó con los hippies en la playa y quería que la otra chica viera mi polla? Quizá esa duda era la que me generaba tanto morbo hasta el punto de que antes de que me chica me terminara de sacar los calzoncillos por los pies yo tenía una erección potente, de esas que sientes que ya no puede llenarse más.

Mi incertidumbre crecía pues apenas escuchaba ruidos y parecía que Claudia no estaba sentada en la cama. Entonces sentí algo que me hacía cosquillas en la nariz. No sé si sería una pluma, un pañuelo u otra cosa. Pero el objeto se paseó por mi mejilla. Hice además de mover el brazo para apartarlo pero inmediatamente Claudia dijo firmemente que no. Lo que fuera que estaba usando me provocaba cosquillas. Claudia lo pasó por mi nariz, mejillas y frente antes de mi cuello. Y entonces hizo algo que me recordó a nuestra famosa clase anatomía en la residencia. Con el objeto de las cosquillas dibujó mis clavículas, hombros y contorno del pectoral. Las pasó por mis pezones consiguiendo endurecerlos. Me estaba excitando sobre manera. Después procedió a dibujar el contorno de mis pectorales que yo contraía agitado. Rodeó mi polla sin tocarla y paseó el objeto por mis muslos hasta las plantas de los pies y dejé de sentirlo. A mi excitación se unió mi expectación.

-Luis, has sido travieso y me has puesto muy caliente....-sentí su voz muy cerca de mi oído- y sigo caliente...y tú también lo estás, pero no voy a tocarte....has sido malo...

Sentí su aliento cerca y un soplido en mi cara. Después un líquido cayó en uno de mis pezones. No se si sería agua o su saliva. Y de nuevo sopló haciéndome estremecer. ¿Cómo podía excitarme tanto sin tocarme? De nuevo la sentí alejarse pero de improviso sentí su soplido en mi glande. No necesitó mojarla como el pezón pues mi calentón era tal que ya lubricaba. Empecé a tragar saliva. A pesar de haberme corrido dos veces aquel día sentía que con cualquier roce empezaría a soltar chorros de semen. ¿Castigo? Lo estaba disfrutando. Que me castigara muchas veces, jajaja.

Entonces sentí su peso en el colchón. ¿Qué iba a hacer? De nuevo algo rozaba mi piel a la altura de mi pecho. Era su piel. Pero no era un dedo. Era algo más suave. Me rozaba erizándome la piel. Tenía que descubrir que era aquel roce que me estaba volviendo loco. No pude resistirlo rompí el juego y me retiré la funda de los ojos.

Claudia por la postura no había podido reaccionar pues la pille de rodillas en la cama rozándome con su pezón por mi pecho. Al notar mi movimiento se giró pero ya era tarde.

-No puedo más...te tengo que follar...- le dije atrapándola con mis brazos.

No opuso resistencia seguramente tan caliente como yo y se puso a horcajadas sobre mí dejando caer el peso de su cuerpo desnudo atrapando mi polla contra mi barriga y besándonos con locura, casi haciéndonos daño. Yo dirigí en cuanto pude mi polla a su raja y conseguí colarla con tremenda facilidad por lo mojada que estaba mi chica, que se montó sobre mi polla dejándose penetrar cerrando los ojos y en cuanto se acomodó empezó a cabalgarme como si no hubiera un mañana. Se escuchaba el crujir de la cama, el choque de las pieles y los gemidos acompasados de ambos que nos mirábamos a los ojos mientras mi chica botaba sobre mí. Evidentemente con tanto atropello y la excitación acumulada en pocos minutos supliqué que parara pues me iba a correr pero mi chica no oía sólo sentía como mi nabo entraba y salía de su coño a cada bote de ella y embestida mía. Tuve que empujarla para no correrme dentro.

Claudia cayó hacia mi pecho por mi empujón casi en el mismo instante que mi manguera soltaba chorros de semen que manchaban su espalda, mis piernas y la cama entre mis estertores de placer. La sensación de placer de mis huevos vaciándose se alargó más de lo habitual dejándome exhausto. Cuando empecé a ser consciente de nuevo de donde estaba sentí la mano de Claudia entre mi barriga y su chocho. Mientras yo me estaba corriendo ella seguía buscando su orgasmo tocándose el coño con los ojos cerrados concentrada. Quise colaborar y alargué mi mano por su culo buscando su raja desde atrás penetrándola con mi dedo corazón. Creo que nunca había metido mi mano en un chocho tan mojado. Yo la penetraba con mi dedo mientras ella se frotaba su clítoris. El movimiento de sus caderas me avisó de la inminencia de su orgasmo y apreté el ritmo y profundidad de mi masturbación. Por fin llegaron los temblores, la contracción de su rostro y mi chica dejándose caer sobre mi pecho entre pequeñas convulsiones de placer mientras yo acariciaba su raja dejándola poco a poco para que pudiera relajarse.

Claudia es como una antorcha. En el momento que se enciende ya no quiere más juegos. No aguanta quiere sexo rápido y duro como ya nos había ocurrido otras veces. Su libido era explosiva y una vez que se activaba necesitaba actividad entre sus piernas. No sé si haría mantenido el juego de vendar los ojos más tiempo o si realmente habría conseguido que yo me corriera sin tocarme, pero la verdad es que en cuanto ella se encendió necesito que la follara. Y el resultado éramos los dos tendidos en la cama de aquel hostal, su cuerpo sobre el mío tras una nueva sesión de sexo entre los dos no premeditado, espontáneo y explosivo.
 
Tras mi regreso del viaje con mi tía a Grecia había conseguido apartar los malos recuerdos que la enculada de Alex había removido. De hecho siendo objetiva el sexo con el chico no había estado mal y el problema había sido yo. Incluso me sentía un poco mal por la forma en que me había despedido de él.

Pero terminar la carrera era un principio pero no un fin. En septiembre mientras ya estudiaba para los exámenes MIR tuve que ir a Madrid para una formación de la sociedad que me había becado. Para continuar con la formación necesitaba sacar una nota alta en dicho examen y conseguir destino en una de las ciudades donde tenían hospitales concertados.

Yo ya me había acomodado a vivir en Sevilla pues en los 3 años allí no me había cruzado con Luis salvo aquel día en la fiesta de la primavera. Me gustaba la ciudad, más grande que las otras tres en las que había nacido, hecho el bachillerato e iniciado la carrera, con buen clima salvo en verano y a hora y media de tren o autobús de mi casa o de mi tía. En realidad era Granada la que más recuerdos me traía de Luis, más que su propia ciudad.

Pero ya no podía residir en el alojamiento que había disfrutado aquellos años cerca de la universidad. Así que aprovechando el dinero ahorrado hasta el examen de la especialidad médica decidí buscar piso en la ciudad aunque fuese compartido. Mi experiencia compartiendo piso en Bolonia no había sido muy buena, pero las circunstancias y yo misma éramos muy diferentes.

Así que aquel mes de septiembre yo andaba estudiando de nuevo para el examen y buscando piso en portales de internet cuando tuve que viajar a Madrid. La formación me venía muy bien de cara al examen así que no puse reparos en pasar 5 días en la capital del país asistiendo al curso.

En realidad éramos pocos, unos 20, de todo el país. Todos becados. Me gustó aquella gente. El ambiente era agradable y hubo buena sintonía. Además todos nos alojábamos en el mismo hotel donde hacíamos el curso. Para mi tranquilidad éramos 15 chicas y 5 chicos. No es que estuviera pensando en sexo. Apenas hacía un mes del viaje a Grecia, pero es cierto que cuando la segunda tarde nos fuimos a tomar unas cañas por los alrededores de la Plaza Mayor empecé a ver cierto tonteo.

Uno de los chicos me recordó al compañero de Luis en la residencia, Óscar. Pero no su insufrible personalidad ególatra, sino su físico. Alto, fuerte y bastante guapo de cara. Pero su trato era el opuesto al insufrible Óscar. Borja era gracioso, zalamero y muy sutil en sus insinuaciones. No parecía el típico buitre que despliega sus alas para acechar a cualquier mujer disponible sino que con su gracia y sus juegos de doble sentido lanzaba dardos.

Eso me pareció, hasta que empecé a darme cuenta de que sólo me los lanzaba a mí. Y su interés parecía bastante centrado en mí aunque no rehuía de la conversación con los 10 o 12 restantes que se habían sumado a la salida del hotel.

Era de Valladolid y cuando ya cogimos confianza empezó a meterse con mi acento, pero no de forma desagradable, sino con mucha gracia. Fue otra compañera la que le preguntó si tenía novia negándolo. Ella sí que estaba enfocando su interés en Borja, tanto que de regreso al hotel empezó a ser molesta a pesar de que él me buscaba a mí para charlar. Siempre es mejor hablar con quien no te acosa.

Nos despedimos en el hall del hotel pues nuestras habitaciones estaban en plantas diferentes y al entrar en la habitación me acordé de que me había ofrecido unas fichas para que las ojeara aquella noche antes de acostarme. Sin llegar a cambiarme de ropa bajé a recepción a preguntar cual era su habitación y me dirigí a ella. Llamé a la puerta y Borja me abrió quedándome de piedra.

Llevaba un pantalón de pijama largo muy caído de cintura mostrando sus oblicuos y el torso desnudo. ¡Menudo cuerpazo! Parecía un modelo de revista. Me quedé tan cortada que no me acordaba de decirle para qué había subido. Él me lo recordó y me hizo pasar mientras lo buscaba en su maletín.

Me hablaba pero yo estaba bastante cortada ante la imagen de aquel macho en el que no me había fijado bien durante los dos días a pesar de que desde un principio me resultó atractivo. No sé qué tienen las barbas cerradas de pocos días que me ponen tan nerviosa. O era el pecho fuerte sin vello. Bueno, el pecho sólo no. Todo su torso y más allá imaginé ruborizándome. Menos mal que me dio las fichas y me despedí torpemente hasta el día siguiente tras darle las gracias.

Agradable, inteligente y guapo. Vaya mezcla explosiva. Menos mal que estaríamos allí apenas unos días porque menudos calores me entraron en mi habitación rememorando la visión de Borja en pijama. Pero por detrás me hablaba mi conciencia y me decía: “Claudia, primero el MIR…”
 
Pero un revolcón con alguien que no vas a volver a ver, no por eso te jugabas la carrera, chica.

No sé que hacía Luis mientras tanto, pero seguro que ya estaría con Alba.
Medicina son 6 años de carrera. El TFG se defiende en mayo y en enero del siguiente año es el examen MIR para acceder a la especialidad, lo que depende de tu nota de carrera y de la nota del examen MIR. Los que consiguen plaza se incorporan entre el 30 y el 31 de mayo. Total 7 años para llegar a ser médico residente.
Luis tenía un grado y luego se matriculó para hacer un doble grado, Alba empezó un año después, pero ambos acabaron a la vez. Así que empleó 5 años. Al acabar y hacer la patochada que hizo en República Dominicana, y después de la pertinente confesión, penitencia y perdón (cosas de los católicos), se apuntaron Luis y Alba a un Master de Educación Secundaria.

Así que, respondiendo a tu pregunta, cuando Claudia acabó la carrera y antes del examen MIR, Luis y Alba terminaban su Master y comenzaban la preparación de unas oposiciones para optar a plaza de profesores de secundaria en el sistema público de enseñanza de la Comunidad de Andalucía. Estaba juntos pero aún no convivían. Empezaron a convivir cuando ambos consiguieron plaza.

Espero haber sido suficientemente preciso. Entrada 12.633, Página 506 ... coño, parece la Biblia.

Nota, el autor creo que se ha comido un año. El Grado de medicina son 6 años, Claudia hizo uno en la Residencia, otro en Bolonia y, según el autor, tres en Sevilla. Suman 5 años, falta 1 año.
 
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Medicina son 6 años de carrera. El TFG se defiende en mayo y en enero del siguiente año es el examen MIR para acceder a la especialidad, lo que depende de tu nota de carrera y de la nota del examen MIR. Los que consiguen plaza se incorporan entre el 30 y el 31 de mayo. Total 7 años para llegar a ser médico residente.
Luis tenía un grado y luego se matriculó para hacer un doble grado, Alba empezó un año después, pero ambos acabaron a la vez. Así que empleó 5 años. Al acabar y hacer la patochada que hizo en República Dominicana, y después de la pertinente confesión, penitencia y perdón (cosas de los católicos), se apuntaron Luis y Alba a un Master de Educación Secundaria.

Así que, respondiendo a tu pregunta, cuando Claudia acabó la carrera y antes del examen MIR, Luis y Alba terminaban su Master y comenzaban la preparación de unas oposiciones para optar a plaza de profesores de secundaria en el sistema público de enseñanza de la Comunidad de Andalucía. Estaba juntos pero aún no convivían. Empezaron a convivir cuando ambos consiguieron plaza.

Espero haber sido suficientemente preciso. Entrada 12.633, Página 506 ... coño, parece la Biblia.

Nota, el autor creo que se ha comido un año. El Grado de medicina son 6 años, Claudia hizo uno en la Residencia, otro en Bolonia y, según el autor, tres en Sevilla. Suman 5 años, falta 1 año.

Gracias por tu aclaración, ¿Haría Claudia un 2x1?
 
Luis y Alba se casaron civil y religioso?, no recuerdo

Fue una boda religiosa. Lógico por otra parte ya que ambos eran creyentes.

"Por momentos en la ceremonia me sentí extraño de verme como un muñeco de tarta frente al altar con un chaqué azul junto a Alba mientras nos flanqueaban mi suegro radiante de felicidad junto a su hija y mi madre con la tradicional mantilla de las madrinas españolas.

Una vez salimos de la iglesia mis temores se iban disipando. Aunque no era miedo al compromiso como algunos puedan pensar, era miedo a la responsabilidad".
 
Medicina son 6 años de carrera. El TFG se defiende en mayo y en enero del siguiente año es el examen MIR para acceder a la especialidad, lo que depende de tu nota de carrera y de la nota del examen MIR. Los que consiguen plaza se incorporan entre el 30 y el 31 de mayo. Total 7 años para llegar a ser médico residente.
Luis tenía un grado y luego se matriculó para hacer un doble grado, Alba empezó un año después, pero ambos acabaron a la vez. Así que empleó 5 años. Al acabar y hacer la patochada que hizo en República Dominicana, y después de la pertinente confesión, penitencia y perdón (cosas de los católicos), se apuntaron Luis y Alba a un Master de Educación Secundaria.

Así que, respondiendo a tu pregunta, cuando Claudia acabó la carrera y antes del examen MIR, Luis y Alba terminaban su Master y comenzaban la preparación de unas oposiciones para optar a plaza de profesores de secundaria en el sistema público de enseñanza de la Comunidad de Andalucía. Estaba juntos pero aún no convivían. Empezaron a convivir cuando ambos consiguieron plaza.

Espero haber sido suficientemente preciso. Entrada 12.633, Página 506 ... coño, parece la Biblia.

Nota, el autor creo que se ha comido un año. El Grado de medicina son 6 años, Claudia hizo uno en la Residencia, otro en Bolonia y, según el autor, tres en Sevilla. Suman 5 años, falta 1 año.
Un lapsus temporal...efectivamente son 6 años más los meses de preparación del examen MIR.
 
De todos modos Luis y yo teníamos una asignatura pendiente. Habíamos compartido nuestro amor y nuestro sexo en la residencia, en la playa, en el torneo, y ahora estábamos juntos pasando un fin de semana sin ninguna excusa. Esa era nuestra asignatura: ¿cómo funcionaríamos en un día a día normal?

Pero ¿qué hacer en plena ola de calor? Pasarnos todo el día en el hostal no era una opción. Estuvimos pensándolo en la cama abrazados desnudos. Me gustaba estar entre sus brazos pero el día se podía hacer muy largo y teníamos que aprovecharlo. Me duché antes que él evitando volver a compartir ducha pues así no saldríamos. Y nos fuimos a desayunar. En la cafetería supimos que se podía entrar a la terraza con piscina de un hotel céntrico por un precio módico y decidimos pasar el día allí. Pero Luis no se había traído bañador. Lo convencí para comprarse uno en un bazar chino confirmando lo pijín que era mi novio. Casi tenemos que cambiar de planes por sus reparos a ponerse uno de aquellos bañadores baratos.

Cuando se lo vi puesto en el hostal cuando fuimos a cambiarnos me pareció divino, pues era más corto que las bermudas que le conocía y se le ajustaba a su culito y paquete quedándole muy mono. Pero no hacía más que quejarse. Afortunadamente con la excusa de que aquí no lo iba a conocer nadie lo convencí y nos fuimos al hotel.

Tras sacar los pases en recepción subimos a la azotea del hotel encontrándola bastante ambientada de gente algo mayor que nosotros pero jóvenes mayoritariamente que se bañaban y tomaban copas en sus hamacas con música animada. Nosotros nos tumbamos en nuestras hamacas pero nos abstuvimos de consumir por los elevados precios de las bebidas. Por lo que nos pasamos el par de horas hasta que nos entró hambre entre baños en la piscina y charlas en la hamaca.

Luis no dejó de quejarse del bañador todo el tiempo mientras alababa mi bikini. Yo no tenía intención alguna de hacer topless allí. Luis me picó para probarme pero yo sabía ya por su actitud en la playa que en sitios con mucha gente no se sentía cómodo con mis tetas al aire. Eso sí, en la piscina cuando nos achuchábamos bien que las sobaba disimuladamente.

Comimos en una taberna cercana y en vez de echar la siesta en el hostal nos fuimos a la piscina ya que la teníamos pagada. Luis se empeñó en tomar una copa a pesar de que eran bastante caras y encima la cargó bastante, con lo que entre el calor, el sopor y el puntito de las dos cervezas de la comida y un ron fuerte acabamos contentillos metidos en la piscina donde nos besamos y metimos mano olvidándonos de quien nos viera. De hecho, tuve que parar su mano en una ocasión pues quería meterse en la braga de mi bikini. Yo en realidad empezaba a sentir cierta molestia y no sabía si era por el alcohol, tampoco excesivo o por haber dormido en mala postura. Pero como llegó un Dj a la terraza y nos pusimos a bailar se me pasó un poco.

Al anochecer nos desalojaron del hotel pues para seguir de noche había que pagar otra entrada. Nos fuimos directamente a cenar un par de bocatas y de allí al hotel a ducharnos y salir a dar una vuelta. Pero cuando me quité el bikini descubrí cual era la causa de mis molestias. Me había venido la regla. Se me había adelantado aunque afortunadamente no con los dolores e hinchazones de otras ocasiones. Molesta me acordé de la pobre Lourdes en la playa. Yo sí sabía como contentar a mi macho si no podíamos follar.

Debí tardar más de la cuenta limpiando la braga del bikini y aseándome porque al salir me encontré a Luis tumbado en la cama desnudo medio dormido.

-¿Qué a gustito estás no?

-Estoy cansado de todo el día, ¿sabes?- respondió.

-Yo también estoy un poco cansada. ¿Quieres que nos quedemos viendo una peli?

-Me encanta el plan.

Me puse unas braguitas sin que viera el hilillo del tampón y me acomodé en la cama apoyando la cabeza en su pecho. Pero me fui resbalando quedando mi cara a la altura de su vientre. Qué gracioso es ver como reacciona una polla. Y la de Luis era rápida. En pocos segundos la vi crecer sin llegar a ponerse dura. Estaba claro que la cercanía de mi boca la despertaba.

Sin pensarlo la agarré y la acerqué a mi boca besándola. Se endureció al contacto y pude jugar con mi lengua en su glande con un poco de sabor a cloro pues el muy vago no se había duchado al volver de la piscina. Como no decía nada hablé yo:

-Nuca he visto una peli con la polla de mi chico en la boca...

Luis se dejó hacer durante un buen rato en el que yo deba besos, alguna lamida y chupadita a su polla mientras aparentemente veíamos la película. Pero llevada por el ritmo de la película empecé a masturbarlo mientras sostenía su glande con mis labios. Animado empezó a mover sus caderas para que mi mamada fuese completa al menos en la punta. Yo apretaba su glande con mis lengua y labios mientras lo masturbaba. Ya ni veía la película pues cerré los ojos.

Su respiración y los movimientos de su pelvis me indicaban que estaba cerca de correrse. Abrí los ojos y vi su glande bastante oscuro. Estaba a punto así que me lo volví a meter en la boca mientras mi mano bajaba y subía por su tronco. Sentí como de golpe su polla se retraía para de inmediato lanzar un primer lefazo. Me aferré más a su churra recibiendo varios chorros más hasta que Luis se relajó y yo me levanté con mi boca llena de semen que no sabía si tragarme o escupir, pero como al final le hablé terminé tragándome la mayor parte. Mi novio era una verdadera manguera comparado con el Negro corriéndose, pues echaba bastante semen. Acomodada en su barriga no me había cansado la mamada y de no ser por su excitación podría haber estado horas disfrutando del juego. Pero Luis estaba encantado por el resultado y aun así quería más.

Le confesé que me había venido la regla y me pareció ver algo de decepción en sus ojos. Se preocupó pero le dije que se había adelantado y era poco dolorosa. Apenas estaba manchando un poco. Le reconocí que la idea de la mamada me había venido por no poder follar. Necesitaba cambiarme pues sentía el tampón muy lleno y me fui al baño.

Mientras me cambiaba comprobando que había más flujo por la excitación de darle placer a mi chico que menstruación me fui con él a la cama. En la cama abrazados pensé que seguiría caliente y me sentí culpable. Para un fin de semana que teníamos y mi regla se adelantaba. Volví a hacer la tontería de ofrecerle mi culo pero Luis rechazó la idea. Él prefería hacer planes para lo que nos quedaba de verano. Yo no conseguía a pesar de lo bien que estaba yendo el fin de semana sacarme de la cabeza el sentimiento de culpabilidad y la sensación de que Luis seguía sin entender mis decisiones.
 
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