Memorias de una solitaria

Y así lo vivió Luis

Claudia se quedó tendida sobre mi largo rato en esas prolongadas recuperaciones tras sus orgasmos. Tener su cuerpo agitado sobre el mío me permitía abarcarla, rodearla con mis brazos y sentir su respiración en mi pecho y en mi oído. Y aunque pueda sonar cursi sentí su corazón latir al mismo ritmo que el mío. Con esa edad a aquello sólo podía llamarlo amor. Y sin embargo por un cabreo le había puesto los cuernos apenas una semana antes.

Lejos de arrepentirme no hacía más que dar gracias por tenerla conmigo a pesar de mis errores. Nunca habíamos hablado de fidelidad salvo su invitación a que yo estuviera con otras personas si me apetecía cuando ella se fuera. Pero en el fondo y según la iba conociendo sabía que Claudia entendía la pareja a la manera tradicional con sus enamoramientos pues por eso había evitado liarse conmigo todo el curso pese a reconocerme que le gusté desde muy pronto.

En mis pensamientos fui consciente de que si se me ofrecía alguien acabaría teniendo sexo. Y la razón única por la que lo rechazaría era Claudia. Por tanto tocaba evitar la tentación con Nieves y cuando volviera a la residencia ya habría tiempo de saber que pasaría con Marta o Silvia. Desde luego con ninguna chica había sentido jamás lo que sentía con Claudia y si se tenía que hacer un nudo en el nabo para que no se estropeara así lo haría. O mejor dicho tenía el propósito de hacerlo mientras tenía a la niña que adoraba pegada a su cuerpo.

El despertar a la mañana siguiente fue una continuación de arrumacos, besos y palabras amables. Y de no haber tenido triple sesión el día anterior a bien que la erección matutina con la que desperté habría terminado en otro polvo. Pero en vez de eso nos quedaos largo rato tendidos sobre la cama acariciándonos y haciendo planes para el día. Era ya media mañana y cuando tras una ducha rápida y vestirnos salimos a desayunar comprobamos que hacía un calor terrible. Imposible pasear o hacer turismo. Tampoco queríamos pasarnos todo el día encerrados en el hostal aunque podríamos estar horas follando pero rápidamente lo descartamos, pues con Claudia eso del polvo lento no existía. Con ella el sexo siempre era explosivo en cuanto se traspasaba el límite de su deseo. Ni siquiera teníamos coche para hacer una excursión. Sin embargo en la propia cafetería vimos el típico expositor de conciertos y actividades y se nos ocurrió una idea. En un hotel cercano se podía entrar a la piscina pagando una pequeña cantidad. El único problema es que yo no llevaba bañador para el fin de semana.

La Claudia resuelta que no ve obstáculos rápidamente maquinó. Entramos a un chino y cogió un bañador de esos que parecen calzonas de atletismo con costuras blancas. Yo soy más de bermuda pero mi chica se empeñó en que me quedarían bien y tras pagarle al chino los 4€ por el bañador pasamos por el hostal. Yo me puse el bañador naranja para más inri ante los elogios de lo bien que me quedaba y el paquetillo tan mono que me hacía de mi chica mientras ella se ponía un bikini negro. Nos volvimos a vestir y nos fuimos al hotel. Efectivamente pagando 10€ por los dos podíamos acceder a la piscina en lo alto del hotel con vistas excelentes de toda la ciudad, y nos proporcionaban hamaca y toalla.

Llegamos arriba y me sorprendió el ambiente de la piscina, principalmente algunos clientes extranjeros del hotel y gente joven que pasaba el día como nosotros con música desenfadada y tomando copas (aquí estaba la ganancia de la piscina). Nos acomodamos en las hamacas dejando la ropa en unos cestillos que había entre ellas y nos echamos en las hamacas.

Cuando me vi con aquel bañador no me sentí cómodo. Demasiado estrecho y corto para los que yo suelo usar. Pero afortunadamente no me conocía nadie allí. Claudia llevaba un bikini negro de esos de braguita brasileña y sujetador de cordón. Cuando nos sentamos en vez de quejarme por mi bañador le dije:

-Se me hace raro verte en bikini...

Me miró extrañada y terminé la frase:

-...como en la playa ibas siempre en topless...
-Ahn...que quieres que toda esta gente me vea las tetas.
-No, no. Las prefiero para mí, sólo es un comentario. Pero me gusta que aquí te cortes.
-Eso te ha quedado muy moro, Luisito.
-No era mi intención. Cómo tú parece que vas a gusto con tu novio marcando paquete en este bañadorcito...
-Jajajaja. Era eso. Pero si estás monísimo. Ay que pijín es mi niño...jajajaja.

Como el calor apretaba nos dimos un baño a aquella repleta piscina y después volvimos a las hamacas. Llegaba la hora de comer y allí era carísimo de modo que nos vestimos y bajamos a la calle a comer en una taberna a precio más módico y después volvimos a terraza. Intentamos echarnos abrazados pero hacía demasiado calor. Habríamos estado más relajados en la cama del hostal, o no. Jajajaja. Pero así echábamos el día allí en la piscina. Al final decidimos tomarnos una copa. No sé si sería por el calor o que estaba algo fuerte pero se nos subió un poco el alcohol y terminamos metidos en la piscina comiéndonos la boca y metiéndonos mano bajo el agua sin importarnos quien nos viera.

Como a las 7 de la tarde llegó un Dj a la piscina e inició una sesión de música electrónica. Yo nunca he sido mucho de ese tipo de música pero entre el alcohol de la copa y la euforia de estar con Claudia acabamos los dos allí saltando y bailando al sol. Combinábamos un rato de baile con una zambullida y mucho beso y mucho abrazo, y cada vez que podía con un nalga de mi chica en mi mano y su permanente sonrisa. Pero a las 9 cerraban la piscina así que nos cortaron el punto. Reabría a las 10 como terraza de copas con música en directo pero había que desalojar previamente.

Dudamos si irnos directamente a cenar y después al hostal o al revés, ducharnos en el hostal y salir después a cenar. Al final optamos por lo primero tras encontrarnos un bar de bocadillos muy típico de la ciudad donde nos comimos un buen ejemplar cada uno con sus cervezas correspondientes. Al final llegamos al hostal casi a las 11 de la noche. Inicialmente la idea era salir así que Claudia pasó a la ducha primero pues ella tardaba más en arreglarse.

Cuando salí de la ducha me sentí realmente cansado así que me tiré en la cama y puse la tele mientras Claudia se echaba sus cremas y salía del baño para vestirse. Salió envuelta en su toalla y me encontró desnudo tirado en la cama. Fue a su mochila y sacó ropa interior y un vestido y los puso sobre la silla. Pero después se vino a la cama y se echó a mi lado dándome un beso.

-¿Qué agustito estás no?-preguntó.
-Estoy cansado de todo el día, ¿sabes?
-Yo también estoy un poco cansada. ¿Quieres que nos quedemos viendo una peli?
-Me encanta...

Claudia se acomodó a mi lado y empecé a buscar una película por los distintos canales hasta que encontramos una que nos agradaba a los dos. Empezamos a verla desnudos abrazados en la cama. Pero cuando llevábamos un rato Claudia se deslizó por mi pecho y vientre poniendo su cara a la altura de mi polla que ante su cercanía reaccionó poniéndose morcillona. Noté como su mano la atrapaba y se la llevaba a los labios saboreando el glande consiguiendo que se endureciera rápidamente. Yo no dije nada y me limité a dejarme hacer hasta que mi chica se incorporó para poder mirarme y me dijo:

-Nuca he visto una peli con la polla de mi chico en la boca...

Y sin más volvió a apoyar su cabeza en mi vientre mientras jugaba con mi nabo pasándoselo por los labios y dándole chupaditas de vez en cuando. Ni que decir tiene que yo estaba encantado. Intentaba seguir la peli mientras mi chica jugaba con mi polla como un chupachup con lamiditas, chupaditas. Entonces empezó una escena de acción y mientras chupaba mi glande empezó a masturbarme al ritmo que marcaba la escena. Yo empecé a mover la cadera mientras acariciaba su cabeza.

Terminó la escena pero no el ritmo de la chupada de mi chica con los típicos sonidos guturales y de rechupeteo. No era una mamada profunda por la postura pero lo sustituía con el movimiento de su mano. O terminaba la película pronto o terminaba yo con aquella mamada de más de media hora.

"Glup, glup..." mi chica a lo suyo y el cosquilleo en mis pelotas avisaba de la inminencia de mi orgasmo. Pero decidí seguir el juego mientras Claudia seguía relamiendo, chupando y apretando con su mano mi polla y pelotas. La sensibilidad de mi glande empezaba a ser casi molesta cuando sentí un latigazo en la espina dorsal y mi polla soltó un primer lefazo a la garganta de mi chica que aferró mi berga con más ímpetu absorbiendo de ella como un biberón mientras yo me retorcía de placer levantando las caderas lo que su peso me permitía. Así estuvo hasta que sintió que mi polla dejaba de escupir semen. Con el final feliz de la mamada me había olvidado de la película y cuando atendí de nuevo al televisor ya se había terminado. Entonces Claudia se levantó y sonriéndome con restos de semen que se habían escurrido por la comisura de sus labios que quedaba apoyada en mí me dijo:

-¿Te ha gustado la peli?
-Me ha encantado...
Estaba sorprendido de la duración de la mamada. Claudia había estado más de media hora jugando con mi polla en su boca y labios aparentemente mientras veíamos la película. El juego había sido suave, algo raro en ella que se enciende rápidamente y había resistido todo el tiempo hasta que tanto roce terminó provocando mi orgasmo, bastante intenso en cantidad de semen a pesar de llevar todo el finde follando seguramente porque durante la media hora de chupada mis huevos se habían ido cargando. Además había resistido mi abundante corrida tragándose una parte y escurriendo otra de modo que tenía la cara llena de mi semen cuando se giró a hablarme. De hecho lo hizo acariciando suavemente mi polla intentando relajarla. Verdaderamente había sido increíble y me sentía obligado a corresponderla. Así que aun con la respiración agitada por mi orgasmo le pregunté:

-¿Y a tí?
- Ha sido muy agradable ver la peli comiendo palomitas....jajajaja.

Al reír se le cayó un pegotoncillo de semen de la comisura de los labios. Realmente estaba preciosa con su risa franca mi semen escurriéndosele. Tiré de su brazo y al llegar su cara a la altura de la mía me besó. No sólo parte de la corrida se me pegó en la cara sino que su boca tenía el sabor dulzón que yo ya sabía reconocer como el de mi propio semen tras haberla besado otras veces tras haberle echado la corrida en la boca.

-Bueno...ya se ha acabado la película así que podemos hacer otras cosas- dije acariciando su pecho mientras la besaba de nuevo.
-Hay un pequeño problema, Luis...
-¿Qué te pasa?
-En la piscina sentí molestias pero al llegar al hostal me he dado cuenta que me ha bajado la regla...
-¿Te tocaba?
-Se me ha adelantado unos días.
-¿Y estás molesta?
-Menos que otras veces. Normalmente cuando más me duele es antes de que me baje. Así que como ya estoy sangrando no creo que esta vez me vaya a dar mucha caña.
-¿Y por qué no me lo has dicho antes? ¿No manchas?
-Jajaja. Estabas tan mono desnudito, con el pelo mojado y estaba tan a gusto echada viendo la peli contigo y pensando que no íbamos a poder follar que me apeteció darte gustito, jajaja.

La abracé comiéndomela a besos pero hubo algo que me extrañó.

-¿Pero no llevas compresa?
-Jajajaja- me sonrió de nuevo y abrió ligeramente las piernas enseñándome un hilito que salía de su raja- Llevo tampón, Luis.

Quise tocar el hilito pero me apartó la mano y se levantó de la cama llevándose unas braguitas al baño.

-Tengo que cambiarme...
-¿Estás sangrando mucho?
-No, jajjaja. Creo que he empapado el tampón de lo que he mojado comiéndome la churrita de mi gordo...

Entró al baño cerrando la puerta y al poco regresó con la braguita puesta. Eran cerca de las 3 de la mañana así que apagamos la luz y nos echamos los dos en la cama abrazados. En medio de la conversación Claudia me preguntó si estaba caliente a pesar de que mi polla descansaba entre mis piernas.

-Acabo de correrme ¿por qué?
-Si estás caliente no vamos a dejar de hacer cositas por mi regla.
-Si estás molesta no hace falta, me conformo con tenerte conmigo.

Acariciando mi bajo abdomen me dijo:

-Si estás caliente me puedes follar el culito...
-No, Claudia. No hace falta. No lo necesito y no quiero hacerte daño.
-No quiero que mi gordo se quede con ganas...
-Acabo de correrme, de verdad. Y nos vamos a ver antes de que te vayas...

Se abrazó fuerte a mí echando la cabeza en mi pecho. Conversamos un buen rato haciendo planes y recordando cosas mientras Claudia acariciaba mi pecho como tanto le gustaba y yo su espalda hasta que nos quedamos dormidos.
 
Pero aquella noche no conseguí dormir bien. ¿Por qué tenía que renunciar a Luis? Cada vez que lo pensaba era consciente de que si me iba lo perdería. Lo había visto enamorarse de Marta, tener novia en su ciudad mientras decía estar enamorado de mí y lo intentaba con la rubia. No podía engañarme a mí misma. Luis estaba por mis huesos pero ¿cuánto le duraría sin mí?

Cualquiera se pensaría una ruptura preventiva. Qué fácil es decirlo. Yo estaba enamorada de ese tío tan complicado. Y ahora la vida me ponía en la tesitura de tener que decidir. Y aunque unas semanas antes lo veía fácil, después de pelear con él y pasarlo tan mal, y ahora reconciliarnos, lo veía muy difícil. Dudaba. Porque sabía que lo perdería. Y que esa pérdida me haría sufrir. Prefería vivir en la ignorancia a saber que ya no era mío.

No pude dormir bien aunque al final caí rendida. Cuando me desperté Luis me observaba. Su cariño y sus muestras efusivas hacia mí me reconfortaban pero también me hacían daño. Apenas llevábamos poco más de un mes como pareja. Nos quedaba otro mes. Pero yo tenía la sensación de vivir mis últimos momentos con él. Y me entristecía enormemente. Porque juntos éramos felices.

Sin embargo, sus caricias casi siempre llevaban al sexo. Su forma de decirme que me iba a echar de menos eran dirigidas a terminar follando. No es que me molestara, todo lo contrario. Pero mi sensación era que el sexo siempre lo tendría asegurado con él. Pero ¿todo lo demás?

Aprovechando mi regla impedí que nuestro despertar terminara en sexo. Tenía que quitarme la compresa con la que había dormido. Quizá dejé traslucir mis pensamientos al cortarle bruscamente cuando me fui a cambiarme:

-Estás listo para jugar...-dije mirando su polla- pero yo no...

Tenía ganas de llorar. Sufría un bajón de los gordos. Y no podía culparlo ahora a él. No podía culparlo de algo que yo sabía desde antes de decidirme a dar el paso con él. Para colmo me había dejado los tampones fuera del baño. Tras ducharme salí envuelta en una toalla para coger uno y ponérmelo en el baño. Pero cuando ya me lo había puesto y me colocaba las bragas entró al baño. Le pedí que se fuera para tener intimidad, pero él me besó y después se agachó mirándome la entrepierna. Era una situación incómoda y se lo hice saber.

-Por favor, Luis. Así no.

-Te quiero de cualquier manera- respondió levantándose para abrazarme.

Ahí me desarmé y rompí a llorar en su hombro. Era demasiada tensión para mí. No estaba resistiendo.

Luis me llevó a la cama donde nos tumbamos abrazados en silencio. Ambos estábamos sumidos en nuestros pensamientos. Yo iba a reventar. No podía más. El llanto en el baño había sido un reflejo de mi tensión interna y lo verbalicé:

-No me voy, me quedo contigo...

Luis se quedó perplejo y respondió sobresaltado:

-¿Qué estás diciendo Claudia?

-No sé si voy a soportar estar sin ti...

-Princesa, yo voy a estar contigo. Pero no puedes desaprovechar una oportunidad así. Quedamos en que yo no iba a ser un obstáculo a tu carrera.

-Pero es muy duro elegir entre tu carrera y el chico de tu vida...

-No me creo lo que estoy oyendo.-dijo sentándose en la cama

-¿Quieres deshacerte de mí?-respondí sentándome también.

-Que tonta eres...mira cómo me puse cuando me dijiste lo de la beca. Quiero que te vayas y estar contigo. Pero eso es imposible. Con el dinero que estoy ahorrando este verano puedo ir a verte y supongo que tú vendrás en Navidad. Nos veremos menos que en la residencia pero seguiremos juntos.

¿Lo decía de verdad? ¿Lo había pensado o era una ocurrencia?

-Tengo mucho miedo, Luis...

-Y yo. Pero tú eres la racional de esta sociedad. Si tú fallas estamos aviados...recuerda princesa. Yo soy el impulsivo, el que mete la pata pensando con lo de abajo más que con lo de arriba, el que se pone celoso porque su chica se baña desnuda con unos hippies. Tú eres la racional. La lista. La que piensa las cosas antes de hacerlas.

-Pero no sé si resistiré tanto tiempo. O si de tanto tiempo me olvido de ti.

-Bueno si es olvido no es tan grave...-luis buscaba animarme con sus bromas y lo consiguió sacándome una sonrisa.

-Que tonto eres...

-Tú más...

-No. Tú, jajaja- parecíamos dos tórtolos de 15 años.

-Prométeme que sólo ha sido una ocurrencia...- me pidió mirándome a los ojos.

Lo abracé más calmada aunque el corazón me seguía la tiendo a 100 y le dije:

-Eras el apoyo que me faltaba y hoy me lo has dado. Ahora me puedo ir aunque voy a echarte aún más de menos.

Pero no sólo verbalicé mis dudas, también mis miedos cuando solté sin pensar:

-A ver con cuantas me pones los cuernos...

Luis se quedó muy cortado. Se ve que mi desconfianza le había molestado y me expliqué:

-Gordo, te conozco. No vas a aguantar. Y no me enfado de verdad. Si sientes que te apetece puedes hacerlo. Me dolería que me engañaras estando juntos pero yo me voy y te conozco...

-¿Cómo que me conoces?- preguntó molesto.

-Luis, mira la que liaste con tu amiguita María nada más que pensando con la polla, y la Marina esa, cada vez que te buscaba te encontraba. Lo mejor fue lo de Silvia. Tan apenado por Marta y te dejas que te la coma en un rincón de una calle.

-Pero fue ella la que se me abalanzó.

-Luis, Luis. Te la quitaste de encima porque le echaste el chorreón. Ahí te vino el remordimiento. Te conozco mejor que nadie. Era tu confidente antes de ser tu novia. Y te acepto como eres. Sólo me dolería que mientras estás conmigo me engañaras con otra pero me voy y entiendo que quieras darle vidilla a tu amiguita.

-Pero...- su incomodidad era evidente.

-Y también sé que no soportarías que yo te pusiera los cuernos. Eres celoso y más posesivo que yo. Pero no me importa. Me enamoré de ti siendo así. Te he visto emular a Óscar delante de mis narices y aun así he querido estar contigo porque creo que tu problema es de tener a tu amiguita contenta...-dije rozando su polla dormida con mi dedo- ...sé que estando juntos no me engañarías.

-Creía que me valorabas más- respondió ofendido.

-Te valoro más pero conozco tus debilidades. Y esta es una...-respondí masajeando su polla con suavidad- Luis, desde que te vi desnudo el día de la partida de póker sabía que esta churra iba a ser mía.

-Para, que mira como se pone y tú estás con la regla.-respondió mostrándome su excitación a pesar de la seriedad de nuestra charla.

Me daba cuenta de que me había pasado siendo tan sincera y ahora lo tenía de nuevo empalmado, así que quise rebajar el tono de mis palabras:

-Pero tú no la tienes....y tengo que contentar a mi chico...

-Así no, Claudia...- estaba más enfadado que excitado.

-Pero es que quiero...me apetece...tengo que aprovechar que todavía estamos juntos.

Luis mosqueado abrió las piernas facilitándome el acceso a su erección y me dijo con desdén:

-Que lo disfrutes...

Habíamos pasado de mi miedo a su enfado ¿y el sexo? Bueno, estaba convencida que con sexo se le pasaría todo. Y se le pasó…
 
Como lo vivió Luis

Me desperté por la claridad que entraba pero Claudia aun dormía. La observé. ¡Qué bonita era! Agosto...hace un año. Luis quien te ha visto y quien te ve. Hace un año eras un chico que no se comía una rosca y se mataba a pajas y ahora tienes una diosa durmiendo a tu lado desenado satisfacerte. Cuantas cosas te han pasado y como has cambiado, ¡Pero si eras un pardillo¡

"Llegaste a la residencia con más miedo que ilusión, apabullado por Óscar y sintiéndote incapaz de alcanzar a una chica como Claudia. Y mírate, ahí la tienes a tu lado, tan bonita, relajadita por haberte dado placer. Vas a sentir mucho que se vaya. Ya lo estás sintiendo. Pero que te quiten lo bailado. O mejor dicho lo follado. Si casi ni hablaste el día que te la presentaron. Si te hiciste más de una paja intentando imaginar sus pechos. Y míralos como se mueven desnudos por su respiración profunda, libres, desnudos, para ti."

Me giré mirando al techo pasándome los brazos por detrás de la cabeza. Al cambiar de postura Claudia se acomodó boca abajo pasándome su brazo por encima del vientre. "Mírala-me seguía diciendo a mí mismo- te abraza, te desea... y ¡cuantas cosas en un año! Pero Luis si te has follado a tres tías aparte de tu novia. Te has convertido en la estrella del equipo y en alguien "popular". ¿Tú? El pardillo que no se atrevía ni a saludar a las chicas de clase en el instituto. Sólo un año. ¿Y qué puede pasar en un año más?"

Mi propósito era estar con Claudia, pero ella se iba. ¿Sería yo capaz de serle fiel? No te engañes Luis. Sólo por un cabreo te follaste a Nieves. Ese es otro cambio en este año. Ellas te buscan. Les gustas.

Saque´ un brazo de debajo de mi cabeza y me lo apoyé en las abdominales. Si al final es más cuestión de carácter que de físico. Aunque tocándome mis abdominales marcadas por mi delgadez y la cantidad de ejercicio que llevaba haciendo en el último año me sentí poderoso. "Luis, eres listo, estás bueno y follas de lujo..., ¿Qué tía no querría estar contigo?" Pero girando mi cara de nuevo para ver a mi chica yo sólo me contesté: "Claudia...y tú con ella. Perderla no vale un polvo...".

En ese instante abrió los ojos y me descubrió mirándola. Me sonrió mientras bostezaba y se desperezaba estirando los brazos haciendo que sus pechos se estiraran también y después cayeran de nuevo.

-Buenos días, gordo...¿Cómo has dormido?
-De lujo. ¿Y mi princesa?
-Mmmmmm, muy bien. ¿Qué hacías?
-Estudiarte....
-Jajajaja. Si me tienes muy vista...
-Quiero recordar cada centímetro de piel- le dije muy serio.

Claudia se estremeció como por un escalofrío y su piel se puso de gallina.

-¿Qué te pasa?-pregunté- ¿tienes frío?
-No...es lo que me has dicho...
-Es la verdad, quiero recordar cada trocito tuyo en mi mente para cuando te vayas...

Y diciendo esto levanté mi mano y acaricié su pelo acercándomelo a la nariz para olerlo. Después puse mi dedo índice en su frente recorriendo su cara dibujando el contorno de sus ojos, su nariz y sus labios. Claudia respiraba profundamente intentando seguir el recorrido de mi dedo sin ponerse bizca. Bajé por su cuello y llegué a su hombro. En vez de contornear yo parecía ser el dibujante de aquel cuerpo precioso cuya respiración se agitaba y su piel se erizaba por el simple contacto de la yema de mi dedo índice de la mano derecha.

Claudia seguía tendida boca arriba pero tenía la cara girada hacia mí sin dejar de observarme mientras tragaba saliva. Llegué a su esternón y pasé mi dedo entre sus pechos. Su diafragma subía y bajaba con mayor ímpetu. Por fin no pude evitar rodear uno de sus pechos y tocar su pezón. Mi novia me sonrió sofocándose. Yo estaba empalmándome despacio. Sentía mi nabo hincharse llenarse rozando la piel de sus tetas y su pezón endurecido. Su piel estaba erizada, de gallina.

Podría haberme quedado horas rozando sus pechos pero mi dedo se fue haciendo círculos por su vientre hasta su ombligo. Cuando fui a bajar acercándome a sus bragas me detuvo.

-Luis acuérdate que estoy malita...
-No voy a tocarte ahí.
-Además me puse una compresa para dormir y tengo que cambiarme.

Se levantó apresuradamente como si temiera que ocurriera algo indebido si se quedara y se fue al baño. Pero al rodear la cama me observó y dijo:

-Estás listo para jugar...-dijo mirando mi polla morcillona caída sobre mi muslo- pero yo no...

Entró al baño dándome otra de esas vistas preciosas de su espalda con sus andares gatunos. Escuché la ducha. Se estaba duchando. Salió envuelta en la toalla cogió algo de si mochila y volvió al baño. No sé por qué la seguí. La pillé desnuda lista para ponerse las bragas.

-Luis....dame intimidad, por fa...
-Te he visto desnuda mil veces.
-Pero no así...

Me acerqué a ella que se enderezó y la besé con dulzura en los labios. Después me agaché descaradamente frente a su coño. De su rajita salía un cordoncito blanco. Claudia se tapó con la mano.

-Por favor, Luis. Así no.
-Te quiero de cualquier manera- respondí levantándome dándome cuenta de que estaba incómoda.

La miré a los ojos y la abracé fuerte. De nuevo se le erizó a piel pero sentí como se humedecía mi hombro. Mi chica estaba llorando.

Ni bajamos a desayunar. Nos tiramos otra vez en la cama abrazados en silencio. ¿Por qué una relación tan bonita podía terminar convirtiéndose en un problema? Aunque yo sentía que algo había cambiado desde el principio. Cuando me contó su beca en Italia y me apartó de sus trámites me sentí dolido. La chica de mis sueños tenía "defectos". Pero apenas dos semanas después de mi pena y angustia le estaba clavando la polla sin remordimientos a Nieves. ¿Debilidad? ¿Incontinencia sexual? No sabría responder pero mi dependencia emocional había terminado en infidelidad. Y el saber que aunque lo nuestro acabara yo podría sustituirla.

O mejor dicho, porque nadie es sustituible y la chica de mis sueños, mi primer amor, por la que había suspirado durante todo el curso, se iba. Y la sensación que tenía en ese momento es que la relación había girado en redondo. Ya no era yo el que vivía aterrado con que se cansara de mí, dejara de gustarle o hiciera algo que ya no disfrutara. No. Era exactamente al revés. Era ella la que se había unido tan fuertemente a nuestra relación, a estar juntos, al apoyo que nos dábamos cuando nuestras pieles se unían y nuestras mente colaboraban, que estaba aterrada ante las posibilidad de que su importante paso académico se llevara por delante el paso importante que había dado abriéndose sentimentalmente a mí.

Ese descubrimiento en realidad no me hizo más poderoso. Aunque me juraba y perjuraba que quería serle fiel yo mismo no daba un duro por no desenfundar la katana en cuanto un chocho la demandara. Me conocía a mí mismo, al nuevo Luis con éxito entre las chicas. Bastaba una noche de juerga, euforia, dos copas y una chica dispuesta. Y esa realidad me provocaba dos sentimientos, el orgullo de sentirte popular y deseado frente a la amargura de hacer daño a la persona a quien más había querido en mi vida.

Mi propósito era evidente. Quería seguir abrazado a Claudia. Y tenía que hacer todo lo posible para que ella así lo sintiera. Lo que daría por estar dentro de su cabeza en ese momento y saber que pensaba. Por fin, tras largo silencio Claudia se giró y me dijo:

-No me voy, me quedo contigo...

-¿Qué estás diciendo Claudia?-respondí alarmado.
-No se si voy a soportar estar sin ti...

Su debilidad me sobrepasaba. No estaba preparado para que ella fuese la débil y yo el fuerte. Yo había construido nuestra relación admirando su entereza y su racionalidad. Yo el blando, el impulsivo, el que metía la pata. Ella era inteligente, racional y fuerte. ¿Qué estaba pasando?

-Princesa, yo voy a estar contigo. Pero no puedes desaprovechar una oportunidad así. Quedamos en que yo no iba a ser un obstáculo a tu carrera.
-Pero es muy duro elegir entre tu carrera y el chico de tu vida...
-No me creo lo que estoy oyendo.-dije sentándome en la cama con las piernas cruzadas.
-¿Quieres deshacerte de mí?-respondió sentándose de la misma manera frente a mí.
-Que tonta eres...mira como me puse cuando me dijiste lo de la beca. Quiero que te vayas y estar contigo. Pero eso es imposible. Con el dinero que estoy ahorrando este verano puedo ir a verte y supongo que tú vendrás en Navidad. Nos veremos menos que en la residencia pero seguiremos juntos.
-Tengo mucho miedo, Luis...
-Y yo. Pero tú eres la racional de esta sociedad. Si tú fallas estamos aviados...recuerda princesa. Yo soy el impulsivo, el que mete la pata pensando con lo de abajo más que con lo de arriba, el que se pone celoso porque su chica se baña desnuda con unos hippies. Tú eres la racional. La lista. La que piensa las cosas antes de hacerlas.
-Pero no sé si resistiré tanto tiempo. O si de tanto tiempo me olvido de ti.
-Bueno si es olvido no es tan grave...

Me golpeó el hombro y me sonrió por fin.

-Que tonto eres...
-Tú más...
-No. Tú, jajaja.
-Prométeme que sólo ha sido una ocurrencia...

Claudia me abrazó y por fin al separarse me dijo:

-Eras el apoyo que me faltaba y hoy me lo has dado. Ahora me puedo ir aunque voy a echarte todavía mucho más de menos.

Nos abrazamos de nuevo con los corazones acelerados. Yo sentía palpitar el mío y también el suyo al pegar nuestros cuerpos. Cuando nos separamos me soltó de golpe:

-A ver con cuantas me pones los cuernos...

Me quedé pálido. Sin palabras. La boca seca. El corazón a punto de salírseme del pecho. ¿Sabía que me había follado a Nieves? No podía saberlo. ¿Y entonces? Viendo mi desconcierto con media sonrisa continuó:

-Gordo, te conozco. No vas a aguantar. Y no enfado de verdad. Si sientes que te apetece puedes hacerlo. Me dolería que me engañaras estando juntos pero yo me voy y te conozco...
-¿Cómo que me conoces?
-Luis, mira la que liaste con tu amiguita María nada más que pensando con eso- me dijo mirándome la polla que en ese momento reposaba sobre mis pelotas al estar sentados en la cama con las piernas cruzadas- y la Marina esa, cada vez que te buscaba te encontraba...

Yo estaba perplejo ante su naturalidad hablando de infidelidad. Pero ella siguió:

-...lo mejor fue lo de Silvia. Tan apenado por Marta y te dejas que te la coma en un rincón de una calle.
-Pero fue ella la que se me abalanzó.-me defendí.
-Luis, Luis. Te la quitaste de encima porque le echaste el chorreón. Ahí te vino el remordimiento. Te conozco mejor que nadie. Era tu confidente antes de ser tu novia. Y te acepto como eres. Sólo me dolería que mientras estás conmigo me engañaras con otra pero me voy y entiendo que quieras darle vidilla a tu amiguita.-remató mirándome de nuevo la polla.
-Pero...
-Y también sé que no soportarías que yo te pusiera los cuernos. Eres celoso y más posesivo que yo. Pero no me importa. Me enamoré de ti siendo así. Te he visto emular a Óscar delante de mis narices y aun así he querido estar contigo porque creo que tu problema es de tener a tu amiguita contenta...-dijo mientras acariciaba mi polla con el dedo- ...sé que estando juntos no me engañarías
-Creía que me valorabas más.
-Te valoro más pero conozco tus debilidades. Y esta es una...-respondió masturbándome suavemente- Luis, desde que te vi desnudo el día de la partida de póker sabía que esta churra iba a ser mía.
-Para, que mira como se pone y tú estás con la regla.-le dije cambiando mi cabreo con sus palabras por una fuerte excitación que se materializaba en una erección imponente.
-Pero tú no la tienes....y tengo que contentar a mi chico...
-Así no, Claudia...
-Pero es que quiero...me apetece...tengo que aprovechar que todavía estamos juntos.

Apoyando los brazos en la cama abrí las piernas y le ofrecí mi polla tiesa. Después me deslicé para apoyarme en el cabecero de la cama y tener las manos libres y le dije:

-Que lo disfrutes...
 
No penséis mal. En realidad no lo estaba chantajeando con el sexo ni abusando de su debilidad. Era una forma de reafirmar lo que acabábamos de hablar. Y se lo dejé claro a pesar de su aparente reticencia:

-Voy a estudiarme esa polla para recordarla cuando esté solita...así durita para mí, tiesa y mojadita....y voy a recordar su olor...-dije poniendo mi cara muy cerca de su falo.

-¿Cómo voy a querer estar con otra si nadie me la pone tan dura como tú? – respondió enfadado pero empezando a torcer su brazo.

-No prometas lo que no vas a cumplir y déjame que compruebe su sabor...

-Todavía tiene que saber a tus babas de anoche, no me he duchado...

-Mejor mis babas que no otras...-dije antes de empezar a lamer su glande.

-¿No te cansas de mamar?

-Esta polla es mía y hago lo que quiero con mi macho...

Insistí para dejar claros mis sentimientos y mi deseo, pues me tragué su polla todo cuanto pude pegando mi nariz a su pubis. Casi me ahogo pero repetí la profunda mamada. Después para descansar mis pulmones me dediqué a lamerle el tronco y chuparle las pelotas como si fuesen el propio glande. Ahora ya se estremecía. Quería realmente preservar en mi mente todos los olores y sabores de mi chico. Así que por una cuestión de cercanía probé a lamerle el ano.

-¿Qué haces?- preguntó muy extrañado pero yo estaba muy concentrada en lo mío -Mi princesa está muy caliente...

La verdad es que sí. A pesar de la charla anterior tenerlo a mi disposición me había puesto muy caliente.

-Tengo que metértela...- anunció.

-Estoy con la regla.

-¿Te duele?

-No como otras veces...

-Te la tengo que clavar...

Y directamente se levantó tirando de mi mano para llevarme al baño. ¿Para qué impedírselo si yo también estaba deseando?. Al llegar allí él mismo me bajó las bragas pero al tenerlo agachado ahí delante me acordé de que realmente tenía la regla.

-No mires que me voy a quitar el tampón...- le rogué.

No pegaba tanto remilgo, así que demostrándole que entre él y yo no había secretos me senté en el wc y tiré del hilillo hasta sacar el tampón manchado. A Luis le dio igual pues en cuanto lo dejé en la papelera volvió a tirar de mi mano para meterme en la ducha. Estaba caliente pero no era tonto. Es el sitio donde mancharíamos menos.

Sin preliminares y yendo al grano preguntó que cómo me la metía. Estando de pie lo más fácil era de espaldas. Aunque con el Negro había follado teniendo la regla la polla de Luis era más grande y la sentí entrar. La sentía más gorda y caliente que nunca y me estremecí. Se preocupó pero le dije que siguiera. Pero al profundizar sentí un fuerte escozor interno y un pinchazo por lo que le pedí que no la metiera entera.

Me penetraba despacio y hasta media polla pero estaba tan sensible que me fallaban las piernas. Tuvimos que cambiar dos veces de postura hasta que al misionero encontramos la forma más adecuada.

Aunque el plato de ducha era frío y duro tenerlo sobre mí y poder besarlo, abrazarlo y olerlo me estaba llevando al cielo. Y se lo reconocí:

-Mmmmmm, sí, sí, así, mi vida...

Lo sentía ya sin el escozor y como si fuese la primera vez. Mi cerebro ya no era dueño de mi boca.

-Mmmmmm, Luis. como te siento...fóllame, gordo, mmmm. Que rico como lo haces, vas a hacer que me corra....mmmmm, así, así....

Sentía que él también estaba muy excitado y ya sabía lo que le pasaba en esas situaciones por lo que preveía un polvo corto e intenso. Pero no me esperé su pregunta:

-¿Puedo correrme dentro?

Yo no era fértil en ese momento y podía disfrutar de una situación desconocida con la persona que más quería en este mundo.

-Sí, sí, mi vida. Dame tu leche dentro...dámela mmmm, arg, arg...

Sólo de pensarlo empecé a temblar. Me estaba llegando el orgasmo. Y entonces sentí ese líquido muy caliente inundar mi coño hipersensible mientras Luis anunciaba que se corría. Mi pelvis tenía vida propia y mis piernas temblaban mientras me aferraba a su cuerpo tenso y no dejaba de recibir chispazos de placer de mi coño en forma de humedad desbordante y descargas eléctricas.

Perdí de nuevo la noción de tiempo y lugar porque sólo me quedaba el con quien. Y era con Luis. El que aprisionaba mi cuerpo contra aquel suelo duro con el corazón acelerado. El que acababa de dejar su semilla inocua dentro de mí. Y el que había llegado más adentro de mí y no estaba pensando en su polla, la que se resbalaba de mi interior manchada con su semen, mis flujos y mi sangre. En realidad la naturaleza nos había sincronizado uniéndonos en la residencia y provocando que nuestros cuerpos marcaran un ritmo simultáneo, el del latido de nuestros corazones y el de nuestro clímax a la vez.

Pero Luis estaba pletórico. El sexo le hacía olvidar todo lo demás y cuando aún me temblaban las piernas se tumbó a mi lado y me abrazó hablándome:

-Princesa ha sido increíble, el mejor polvo de mi vida.

Pero en su deseo de acariciarme me tocó una teta y casi me dolió:

-Luis...gordo, mmmmm, ufff. Sigo muy sensible...

-¿Te ha dolido?

-No...- en realidad era demasiada sensibilidad.

-¿Te molesta que te toque los pechos?

-Están muy sensibles...

-Me encantan tus pechos...- dijo antes de lamer el que no tocaba obligándome a abrir los ojos.

-Mmmmmm....Luis, ufff. Estoy muy muy sensible, cabrón...

-Pídeme que pare...-me ordenó seguro.

-Son tuyos, mi vida...

Tuve que volver a cerrar los ojos para concentrarme en como estimulaba mis pechos y me hacía disfrutar succionándolos. Como siguiera así me iba a corrar tra vez. ¡Sólo con que me chupara las tetas! Pero Luis soltó una y acarició mi entrepierna. Sentí vergüenza y cerré las piernas.

-No, Luis, ahí no...estoy muy sucia.

-Estás llena de mi leche, princesa...- respondió presionando con su dedo hasta acariciarme el chocho que seguía hipersensible.

-Mmmmm, ufff, me vas a matar...¿por qué me haces esto?

-Me gusta darte placer.

-Ya me has dado mucho placer...

-Pero no quiero que se acabe...

-Ma vas a matar, mmmmm....

-De gusto...

Ya no me pude resistir y Luis se apoderó de mi teta con su boca y de mi coño con su mano. Me dolía tanto placer y le tiraba del pelo pero él no cejaba. Se puso de rodillas para sujetarme mejor y mi brazo libre llegó hasta su culito, tan pequeñito y duro. Pero al acariciarlo mis dedos chocaron con sus huevos colgones de toro en celo y los atrapé. Ahora fue él quien se estremeció:

-Mmmm....Luis, mis tetas son tuyas y yo te tengo cogido por las pelotas....

-También son tuyas.

Todo él era mío incluido el placer que me estaba dando en ese momento. Al subir mi dedo por su rabadilla me encontré su ano. ¿Todo él era mío? Presioné con mi dedo corazón para penetrarlo y se resistió. Estaba duro.

-Eso está más sucio que tu chochito...- se excusó.

-Mmmmmm, yo te he dejado mi rajita, ¿no me das tu agujerito?- dije con dificultad porque no dejaba de masturbarme.

Al fin lo conseguí y mi dedo entró en su ojete. No era la primera vez, pero ahora era más simbólico. Él me masturbaba y lamía mis pechos mientras que yo hurgaba en sus entrañas. Era más mío.

Pero demasiado había aguantado con tanta estimulación y una nueva sacudida me llegó mientras repetía su nombre. Luis me soltó mientras de nuevo temblaba y las oleadas de placer me ahogaban notando como mi chocho expulsaba todo su contenido de menstruación y placer. La siguiente sensación también fue líquida, pero no provenía de mí, sino de Luis que estaba corriéndose sobre mi pecho entre gemidos roncos.

La pena es que cuando pegaba una ducha relajante entre caricias y abrazarnos en la cama tuvimos que salir corriendo para dejar la habitación antes de las 12. A partir de ahí todo fue atropellado. Ducharnos, vestirnos, dejar el hostal, comer algo y despedirnos en el autobús con la incertidumbre de cuando volveríamos a vernos. Nuestras despedidas siempre eran así. Habíamos solucionados nuestras dudas la separación y habíamos follado como siempre. Pero yo seguía con mis miedos. Tenía clavada en mi mente la idea de nunca más volvería a ser igual con Luis.
 
Las semanas siguientes hasta que volvimos a vernos se parecieron mucho a las de después de estar en la playa. Nos hablábamos constantemente y tras mi error con mi viaje a Madrid pasé a contarle todos los pasos que daba para que se sintiera parte del proceso.

Cerré la matrícula de las asignaturas allí, me apunté al servicio de alojamientos de la universidad y hasta empecé un breve curso de italiano on-line. Por su parte Luis me contaba sus clases, alguna anécdota con sus alumnos, especialmente la hija de una amiga de su madre que era una bala perdida que le habían pedido que enderezara. Y es que Luis, pese a sus defectos, era muy responsable.

Aparte hablamos bastante con Lourdes y Víctor para organizar el fin de semana que nos serviría de escapada y despedida. Queríamos repetir la experiencia de los días de playa aunque ahora no teníamos disponible la casa, por lo que al final elegimos una escapada de montaña en tiendas de campaña. Otra nueva experiencia para mí.

Y es que la vida está llena siempre de nuevas experiencias, oportunidades y gente nueva a la que conocer. Yo en la residencia fui bastante cerrada. Apenas me trataba con Lourdes en la facultad y Luis y Víctor en la residencia, aunque conocía a más gente como Vanessa u Óscar, pero no los consideraba mis amigos. Era lógico tras mi experiencia traumática y el cambio de ciudad donde me aislé con mi tía.

Algo parecido me ocurrió en Italia durante mi estancia, donde no terminé de encajar en aquel ambiente universitario de fiestas y promiscuidad. Pero cuando me fui a estudiar a Sevilla sí empecé a tratarme con más gente aunque no llegué a profundizar en la amistad con nadie tanto como con Lourdes.

Sin embargo cuando estaba haciendo aquel curso en Madrid me sentí mucho más abierta con aquella gente. Todos licenciados ya en medicina, con beca de la asociación de cardiología. Me sentía rodeada de gente como yo y eso me ayudó a socializar bastante con todo el personal, especialmente con Borja.

Aparte de su forma de ser y que estaba como un queso, en realidad era bastante prudente. Tomando café una mañana me contó que cuando llegó a la facultad era un canijo inseguro y que gracias a la natación había ganado en confianza. Me recordaba a alguien aunque eran muy diferentes físicamente y por supuesto en la forma de hablar.

Mi curiosidad me llevaba a preguntarle por sus relaciones pero mi prudencia me coartaba así que me quedé con la duda, aunque la pesada que lo acosaba no se cortó un pelo y esa misma tarde cuando salimos otra vez de cañas y a comernos un famoso bocadillo de calamares en el Diamante, se lo preguntó directamente. Su respuesta me sonaba:

-Cuando estás tan metido en los estudios no tienes tiempo para amores…

Más inteligente que yo que cometí el error de dejarme arrastrar por la relación que había evitado y seguía marcada a fuego en mi corazón. Luis ya habrá terminado la carrera y seguirá con su novia. O no…realmente no sabía nada de él pues Lourdes le había perdido la pista. Ventaja de las ciudades grandes.

Pero la muy pesada seguía insistiendo con Borja cambiándose la melena de lado y atusándose el pelo:

-No me creo que un tío que está tan bueno como tú no tengas chicas detrás…

“Tan petardas como tú…no creo que las quieran ni para un polvo…” pensé mientras Borja se zafaba respondiendo:

-Eso lo sabrán ellas, yo no…

Aquello empezaba a ser un extraño triangulo en el que la rubia pesada no dejaba tranquilo a Borja, y él se sentía más a gusto conmigo. Al final al llegar al hotel me disculpé por no haberle devuelto las fichas que me había dejado y me dijo que se las devolviera cuando quisiera.

Pensé en llevárselas a la habitación pero empecé a ponerme muy nerviosa. Encontrármelo de nuevo con aquel pijama y aunque no nos habíamos lanzado la caña, ambos sabíamos que teníamos una conexión especial. ¿Para qué? Borja no era Álex. Me gustaba más y no quería que pasara nada para despedirnos dos días después y quedarme tocada. ¿Otra vez la distancia? No. Me pesaba demasiado lo ocurrido con Luis y aunque estaba segura de haber superado el duelo hace mucho tiempo no iba a vivir otro.

Le devolví las fichas la mañana siguiente en el desayuno después de pasarme toda la noche dándole las vueltas a la cabeza sobre qué habría pasado si hubiera ido a su habitación. ¿Un polvo? Mejor evitarlo.

Pero la dinámica del curso siguió y la buena onda con él. Sentía que con más convivencia podríamos llegar a tener algo más. Pero, imposible. La distancia, el MIR…no era el momento.

La última noche no podía dormir. Si me gustaba el chaval y parecía que yo a él ¿por qué no probar? Al final a lo mejor resultaba que no había esa conexión. Pero mejor salir de dudas ¿no?

Con la misma camiseta larga con la que estaba acostada cogí la tarjeta de la habitación y me fui a la suya llamando a la puerta. Tardó en salir. Joder, ¿y si lo había despertado? Qué vergüenza. Abrió la puerta con el mismo pantalón de pijama bajo de caderas algo desconcertado.

-¿Claudia?¿Qué te pasa?

-Pues, no sé. He tenido un impulso de venir a hablar contigo…

¿Hablar? Ahora mismo me lo follaba…

-Bueno, yo…-Borja dudaba. ¿No se atrevía a hacerme pasar?

Entonces descubrí la causa de su desconcierto. Dentro de la habitación alguien lo llamaba:

-Borja, ¿quién es?¿no vuelves a la cama?

Reconocí la voz desagradable de la rubia insoportable. ¡Qué vergüenza! Había descubierto mis cartas antes de tiempo. Él ya tenía compañía. Me disculpé como pude y me fui a mi habitación totalmente achantada.

A la mañana siguiente Borja intentó disculparse pero yo lo excusé. No tenía motivos. Al final los tíos en general, todos piensan con su churra. Como yo no le echaba suficiente cuenta Borja se dejó llevar por la rubia que se le ofrecía con tanta facilidad. “Más vale tonta follada, que irse de vacío…” pensaría. Pero como me pasaba siempre, al final culpaba a mi indecisión, camuflada de rectitud, de mis fracasos. Si es que éste se podía considerar así.
 
El mejor verano de mi vida se convertía en el peor. Una persona curtida como yo por los errores y la malicia humana no podía pasar los días contando no el tiempo que me faltaba para ver a Luis sino el que nos quedaba juntos. Mi pesimismo respecto a nuestra relación con mi marcha no era algo irracional. Ya lo había visto en el propio Luis. ¿Qué habría pasado si me hubiera insinuado mientras aun salía con Marta? ¿Corona astada para su novia de entonces? Me temía que una vez que yo había caído en sus brazos había pasado a la categoría de terrenal. Si al final lo arreglábamos todo follando.

Si dejábamos de follar y yo me iba, blanco y en botella, agua… Pero en mi caso esos pensamientos no se basaban en los celos sino en cierta visión pesimista del género masculino. Desde Adrián hasta Luis mi experiencia era la misma. Su objetivo es mojar el churro.

¿Tenía yo una visión tan negativa de Luis? No. Me había demostrado como persona que tenía más valores que mis relaciones anteriores, o los guaperas que intentaron llevarme al huerto antes que él, por eso me enamoré de él. Pero mi enamoramiento, y vista su actitud infantil en ocasiones, no me impedía ver la realidad: Luis no iba a aguantar un año sin mí.

Pero estaba deseando equivocarme. Por eso saber que aún estaríamos juntos aquel fin de semana con nuestros amigos me llenaba de esperanza. Y yo iba dispuesta a repetir los días de principio de verano, disfrutarlos al máximo, y marcharme con ese buen sabor de boca y no con la amargura de la separación.

Que nuestra despedida fuese acompañados de nuestros amigos era bastante simbólico. Siempre he tenido la intuición de querer interpretar el significado de todas las circunstancias que me rodeaban. Ser la estudiante más avanzada de mi familia, que mis errores con mis líos de novios en el barrio me llevaran a vivir con mi tía y así poder estudiar en un mejor ambiente, y llegar a la residencia y conocer a Luis…todo parecía como decidido por el destino, un destino que yo no podía cambiar y que ahora me llevaba a separarme de él. Aquel fin de semana parecía un perfecto colofón a todo lo ocurrido aquel año. Así que lejos de sumergirme en pensamientos pesimistas decidí afrontarlo con el ánimo alto. Iba a pasármelo bien con mi novio y mis amigos, pues no sabía cuando volvería a darse una circunstancia así.

Por eso, desde que nos reunimos en la estación de tren más cercana a nuestro destino todo mi afán era poder disfrutar cada momento, como en la residencia y en la playa. Además podría tener con Lourdes momentos de intimidad para expresar mis sentimientos, ocultos a todo el mundo, incluso a Luis.

Todo empezó bien a pesar de la poca maña de los chicos montando las tiendas de campaña en el espacio señalado para ello en un prado entre árboles junto a un río. Hacía calor pero podíamos bañarnos y así pasamos toda la tarde. De paso aprovechamos para ponernos al día. Aunque Lourdes y yo solíamos escribirnos bastante seguido los chicos no mantenían contacto alguno. Cosas de hombres.

Estábamos tan a gusto los cuatro que no parecía sobrevolar la amenaza de que con mi marcha nada sería igual. Incluso repetimos la partida de póker porque los chicos querían revancha, pero Lourdes y yo habíamos hablado por la tarde que les ganaríamos fuese como fuese. Nuestra amistad podía con casi todo, y aunque las pruebas que nos pusieron iban destinadas a hacernos fracasar les vencimos con lo que más les gusta. Salimos desnudas de la tienda, nos besamos y hasta nos acariciamos las tetas delante de ellos, y cuando ya se creyeron vencedores poniéndonos una prueba que creían que rechazaríamos ambas aceptamos el reto comiéndole la polla a nuestros novios delante de los demás.

Ese era el nivel de complicidad que habíamos alcanzado. Admito que hacerlo sabiendo que Víctor me observaba me provocó una sensación de morbo que me calentó bastante. Y no sólo a mí, a Luis también pues no tardó demasiado en llenarme la boca con su corrida admitiendo su derrota en el juego.

Después un polvo rápido en nuestra tienda para culminar el calentón que me había llevado. Aunque después en el silencio oímos a nuestros amigos hablar mientras follaban quebrando demasiado la intimidad. Mientras Luis parecía que aquello le daba morbo yo sentí en cierto sentido violada la intimidad de mi amiga oyendo como hablaba con su novio y éste le pedía correrse en su boca.

Pero todo quedó en un segundo plano porque lo mejor era dormir con Luis. Ya lo sabía desde nuestros inicios en la residencia, pero incluso en el suelo duro de la tienda estaba en la gloria compartiendo saco de dormir desnuda con mi novio. Dormí como una reina calentita y abrazada.

No es pesimismo, ni creer fielmente en el destino, simplemente era un temor. Dormir con él toda la noche pegados en un saco individual fue toda una delicia. Pero temía que aquel fin de semana fuese la última vez. En la vida hay que asumir riesgos y yo lo había hecho. Por eso ahora tocaba disfrutar, y además lo hacía con mi novio y mis amigos. No podía tener mejor colofón.

Pero Luis tenía que ponerlo difícil y esta vez no era por su pataleta de niño chico como cuando le conté que nos separaríamos. Ahora fue por justo lo contrario. Pues nada más despertarse y con nuestros cuerpos encajados en una perfecta cuchara Luis me dijo sin florituras ni romanticismos simplemente que me quería. Sólo eso y nada más que eso. ¿Y yo qué le iba a reconocer? Pues lo mismo. Si era la realidad. No dejaba de quererlo por irme.

Sin embargo, cuando oí a nuestros amigos levantarse me salí del saco. Tenía que recoger nuestra ropa de su tienda pues habíamos salido desnudos de allí tras la partida de póker. Luis me enseñó su erección, que yo había tenido clavada entre mis piernas dentro del saco, para evitar que me fuera dando a entender que le apetecía tener sexo. Estaba muy rico, pero no era el momento. Así que en un gesto espontáneo me agaché y le besé la polla levantándome rápidamente dejándolo desconcertado.

Lourdes y yo queríamos conocer unas cascadas que nos habían comentado el día anterior y queríamos aprovechar el tiempo, así que a desayunar, preparar la comida que nos íbamos a llevar y en marcha.
 
Que diferente es el norte del sur.
Aquí el agua es limpia y transparente.
Si sale blanca de la botella denuncio al híper.
El origen de este dicho tiene que ver con otro similar: “Verde y con asa, alcarraza”. La alcarraza es una vasija verde, porosa empleada para almacenar agua. Cuando empezó a caer en desuso, la gente empezó a decir: “Blanco y en botella, leche”. La leche es una bebida BLANCA que embotellada en botellas de cristal transparentes se veía de forma muy evidente que era leche.

El agua embotellada si está blanca ... mejor que no te la bebas, hagan lo que hagan en "el sur".

P.D.
¿Con "el sur" te refieres a Castellón, Burgos, Portugal, Marruecos, Uruguay o Mojón del Rey?

Aclaración: Mojón del Rey es un paraje situado en el sur de la Comunidad de Madrid, y como Madrid es España dentro de España, pues el sur de Madrid debe ser el sur de España y ¿Sabes que hay en ese lugar? ... pues el "Mojón" del Rey ... y una fuente con ese nombre, a lo mejor en esa fuente el agua es blanca y la embotellan ...
 
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El origen de este dicho tiene que ver con otro similar: “Verde y con asa, alcarraza”. La alcarraza es una vasija verde, porosa empleada para almacenar agua. Cuando empezó a caer en desuso, la gente empezó a decir: “Blanco y en botella, leche”. La leche es una bebida BLANCA que embotellada en botellas de cristal transparentes se veía de forma muy evidente que era leche.

El agua embotellada si está blanca ... mejor que no te la bebas, hagan lo que hagan en "el sur".

P.D.
¿Con "el sur" te refieres a Castellón, Burgos, Portugal, Marruecos, Uruguay o Mojón del Rey?

Aclaración: Mojón del Rey es un paraje situado en el sur de la Comunidad de Madrid, y como Madrid es España dentro de España, pues el sur de Madrid debe ser el sur de España y ¿Sabes que hay en ese lugar? ... pues el "Mojón" del Rey ... y una fuente con ese nombre, a lo mejor en esa fuente el agua es blanca y la embotellan ...
Pues por muy limpia y fresquita que salga el agua de l fuente del mojón del Rey no se yo si me atrevería a probarla.
 
El paisaje era precioso aunque el camino se hizo algo más largo de lo pensado. Y más en chanclas por un sendero entre árboles y rocas con cierta pendiente en ocasiones. Pero como íbamos más lentas y nos quedábamos atrás nos permitió a Lourdes y a mí poder hablar a solas.

Estaba algo cortada por lo ocurrido la noche anterior. Íbamos a por todas pero habíamos cruzado una línea que iba más allá de la confianza entre amigos. Como siempre yo le quitaba importancia para que ella no se preocupara. Me confesó que Víctor había tenido problemas al hacerlo cuando se quedaron solos y que ella se sentía culpable. Yo sabía lo ocurrido pues los habíamos oído tras nuestro polvo rápido de la noche anterior pero me hice la nueva limitándome a decir que no puedes saber si una experiencia te gusta si no la pruebas. Con no repetir teníamos suficiente.

Pero ella en realidad quería consultarme algo más. Víctor era bastante celoso aunque no lo pareciera y ella desde luego no le daba motivos. Sólo con Luis se sentía más seguro. Incluso un fin de semana que se vieron antes de reunirnos Víctor le había montado un número por haber sido muy amable con un camarero.

-A mí con esas no me viene Luis- le dije con tranquilidad- Me ha montado también un numerito por mi viaje a Madrid sin él, pero en realidad lo disculpo porque fue justo después de contarle mi beca en Italia- lo justifiqué.

-Pero no es sólo eso- siguió contándome- desde que me lo echó en la boca en la playa ahora siempre quiere ahí.

-¿Y a ti te molesta?

-Hay veces que me apetece y veces que no.

-Díselo…

-No me atrevo. Me da miedo como lo pueda interpretar- confesó algo asustada.

-Luis está muy subido últimamente, pero yo cuando algo no quiero, pues…-me quedé en silencio a mitad de la frase dándome cuenta de que no era tan así y continué-…bueno, ahora con mi marcha, está algo raro. No estamos como al principio…

-También te lo quiere echar siempre.

-No, en realidad no. Siempre como quiero yo.

Hice otra pausa y acercándome a ella le confesé:

-Me la ha metido por detrás.

A Lourdes se le pusieron los ojos como platos.

-¿Te obligó?- preguntó asustada.

-No, no. Se lo ofrecí yo…

-¿Por qué?

-Quería compensarlo por mi marcha…

-Joder, Claudia. ¿Te hizo mucho daño?

-No. Luis no es brusco. Pero fue raro. Creo que no debí hacerlo.

-¿Y después ha querido más?- quiso saber curiosa.

-No. Pero yo se lo sigo ofreciendo…

Lourdes bajó la mirada y respondió:

-Como yo mi boca…¿nos estamos equivocando?

-¿Te sientes mal?

-Es que lo quiero tanto.

-Ese es nuestro problema- añadí- que los queremos tanto que les damos todo. Hasta el culo.

Mi respuesta le provocó risa rompiendo el cierto pesimismo de la conversación. Yo entonces aproveché para preguntarle:

-¿Y anoche cómo te sentiste con la mamada?

-Cerré los ojos para concentrarme sólo en Víctor. Si no hubiera estado borracha no lo hago ni de coña.

-¿No te dio morbo?

-Bueno…algo había, jajaja. Pero creo que nos pasamos.

-Luis estaba como una moto.

-Ya…pero Víctor no. No sé que le pasó pero no se corría…

Se quedó en silencio y yo no pregunté más pero de golpe me preguntó:

-¿Y por detrás da gusto o no?

-Ándate con cuidado que Víctor la tiene gorda, jajajajaja- reímos las dos justo antes de llegar a las cascadas con los chicos.
 
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