Apena habíamos hablado de camino al hotel y directamente nos habíamos centrado en nuestros cuerpos echando un polvo. Al poco Luis se levantó para ir al baño. Quise ayudarlo pero se manejaba bien con la muleta. De espaldas se le notaba mejor como había ganado anchura y fuerza pero seguía teniendo el mismo culillo. Me extrañó que se metiera en la ducha pues antes solía aguantar estar manchado de semen sin problema. Lo notaba cambiado. Mientras se oía caer el agua de la ducha sonó su teléfono. Estaba sobre la mesa de la habitación junto con unas llaves.
Una chica le mandaba un mensaje. El corazón se me aceleró. ¿Sería la chica del banco en el parque? ¿Cómo sería? ¿Habría algo más? No pude evitar la curiosidad y miré el mensaje. Era una tal Nieves y le confirmaba los planes de una fiesta de fin de año. Era de su ciudad por lo que era otra chica.
No pude evitar la curiosidad. Sé que es invadir la intimidad de otra persona, pero necesitaba saber quien era esa Nieves con la que iba a ir a esa fiesta. Lo que leí de días anteriores me dejó de piedra. Estaba claro que habían tenido sexo pues la chica le prometía repetir un polvo como el que habían echado en el probador cuando se compró el vestido.
¡Hijo de puta! No era una. Eran dos. Miré más mensajes. Allí había algo más que un rollo ocasional. Habían quedado varias veces y además se escribían cuando él estaba en la residencia. ¿Qué era yo para Luis? ¿Qué significaba? Además mi poca consideración en Italia cuando vino a visitarme no tenía nada que ver pues había mensajes anteriores y hasta alguna foto caliente. Nadie puede imaginar la decepción que sentía en ese momento.
Oí que cerraba el grifo de la ducha y solté el móvil de forma apresurara volviendo a la cama. Me hice la somnolienta y cuando Luis regresó recuperamos la postura inicial echada sobre su pecho. Pero ahora sentía su piel diferente. Ahora ya no veía al Luis que me había hecho pasar los días más felices de mi vida los últimos días de clase en la residencia y en la casa de playa de Lourdes. Era como Óscar, como Gianni, con el Negro y el Largo. Era un hombre insensible y egoísta que sólo vivía para darle placer a su churra. Pero ¿Qué haría él si hubiese sido yo?
Con la voz entrecortada por los nervios mientras mi dedo se paseaba por un pecho que ya no era el que me acogía cariñosos después de un polvo o agobiada por los estudios le dije:
-Te noto cambiado.
-¿Y eso?
-Estás más fuerte.
-Pero si ni siquiera salgo a correr desde hace un mes con el esguince.
En realidad no lo sentía diferente sólo por su cambio físico sino por mi descubrimiento pero le seguí la corriente:
-Tienes más desarrollados los pectorales y los brazos. Y el abdomen más ancho pero sin barriguita, jajaja.
-¿Y ésta también está más fuerte?- me preguntó crecido refiriéndose a su polla.
-Jajaja. Ésa ya estaba fuerte de antes…- no sé como podía sacar esa risa falsa en ese momento.
-Bueno, como no puedo salir a correr me he machacado haciendo flexiones, abdominales y tal para mantener la forma. Aunque tú estás cambiada también. Te noto más delgada, con las costillas más marcadas. ¿Estás comiendo bien?
-Luis lo he pasado mal en mi piso, ya lo sabes.
Me apretó contra su cuerpo rodeándome con sus brazos. ¿Siempre habían sido tan falsos sus abrazos? ¿Preocupado por mí mientras se follaba a otras?
-Bueno, ya ha pasado.
Entonces tragué saliva y con un tono más sombrío empecé a decir:
-Luis, tengo que contarte algo. Ha ocurrido algo justo antes de venirme.
-¿Gianni?
-No, no. No ha pasado nada con ese idiota.
Luis se relajó al negar que hubiera ocurrido nada con el italiano pero quiso saber más.
-¿Entonces?
-Ha ocurrido algo con otro chico…
Se puso tenso.
-Algo, pero ¿qué algo?
-Me enrollé con un tío en la fiesta de Navidad de la facultad…
-¿Lo conocías?
Era evidente que la confesión no le estaba gustando.
-¿Qué pasó?- insistió.
-No fue premeditado, ni me gustaba ese chico ni nada. No sé cómo pasó en realidad. Pero pasó.
-Dime…
-Allí el último día de clases es costumbre ir por las clases sacando a la gente y los estudiantes se van reuniendo por los pasillos con un licor típico de allí. Ponen música y la gente la verdad que descontrola bastante. Yo, con todo el estrés del cambio de piso, el viaje y tal pues me animé con otros compañeros y estuvimos bebiendo bastante y haciendo el tonto en las aulas de la facultad hasta que anocheció en que ya nos echaban de allí…-le estaba echando bastante imaginación al relato pues ni yo iba a esas fiestas ni por el hecho de arrastrarme iba a emborracharme-…y un compañero y yo nos metimos en unos baños que hay en el campus. Y al salir pues sin esperármelo empezó a besarme. Quise rechazarlo pero no sé como lo hizo pero para cuando quise darme cuenta me había metido la mano en la braga y no podía resistirme. Perdí la noción del tiempo y me corrí en su mano mientras me besaba.
-¿Te lo follaste?
-No, Luis…
-Pues si es sólo eso.
Parecía no darle importancia y quise dar un paso más para saber su reacción.
-No fue sólo eso.Me sentí tan cortada que no sabía que hacer después, pues creo que hasta el chico se sorprendió de cómo me había corrido. Pero él insistió entonces besándome y noté su polla durísima y me sentí mal si no hacía algo. Estaba bastante mareada por el licor ese, Luis. Se la empecé a sobar pero el chico se la sacó del pantalón y se la meneé mientras él me sobaba el culo. Y, todo fue muy confuso, porque de verdad que fue casi sin voluntad. El chico me empujó el hombro hacia abajo para que me agachara y yo pues…
-Se la chupaste.
Asentí llorosa pues temía su reacción.
-Pero no me lo echó en la boca, Luis. Eso no. Me avisó.
Menuda excusa me estaba inventando. Pero tenía que mostrar una culpabilidad que él no sentía. Entonces me abrazó con fuerza. Eso no me lo esperaba. Me imaginaba un ataque de ira o un insulto, Pero me estaba desarmando con su aparente actitud comprensiva. ¿O esa era su forma de demostrar su sentimiento de culpa? Necesitaba saber qué pensaba.
-No ha significado nada, Luis. Ese chico no me gusta. Apenas le conozco y sólo pensaba en venir contigo. Pero la cagué y me merezco que hagas lo que quieras.
¿Cómo en 5 minutos el sentimiento de amor tan grande que sentía por él me había llevado a ponerlo a prueba? Pero él parecía no entrar al trapo. ¿Me estaba equivocando? ¿Había sacado conclusiones apresuradas de lo que me había contado Vanessa y me descubrimiento en su teléfono?
-No voy a hacer nada, Claudia. Si no ha significado nada no tendrías ni que habérmelo contado. Sería más feliz en la ignorancia. No voy a dejar de quererte…
Cabrón…ahora me hacía sentir culpable por ser yo la que estaba provocando una ruptura que jamás había pasado por mi pensamiento cuando volví a España queriendo sobre todo estar con él. No pude reprimir un llanto ahora sí espontáneo y sincero que le conmovió tanto que buscó mis labios para besarlos como muestra de perdón.
Una chica le mandaba un mensaje. El corazón se me aceleró. ¿Sería la chica del banco en el parque? ¿Cómo sería? ¿Habría algo más? No pude evitar la curiosidad y miré el mensaje. Era una tal Nieves y le confirmaba los planes de una fiesta de fin de año. Era de su ciudad por lo que era otra chica.
No pude evitar la curiosidad. Sé que es invadir la intimidad de otra persona, pero necesitaba saber quien era esa Nieves con la que iba a ir a esa fiesta. Lo que leí de días anteriores me dejó de piedra. Estaba claro que habían tenido sexo pues la chica le prometía repetir un polvo como el que habían echado en el probador cuando se compró el vestido.
¡Hijo de puta! No era una. Eran dos. Miré más mensajes. Allí había algo más que un rollo ocasional. Habían quedado varias veces y además se escribían cuando él estaba en la residencia. ¿Qué era yo para Luis? ¿Qué significaba? Además mi poca consideración en Italia cuando vino a visitarme no tenía nada que ver pues había mensajes anteriores y hasta alguna foto caliente. Nadie puede imaginar la decepción que sentía en ese momento.
Oí que cerraba el grifo de la ducha y solté el móvil de forma apresurara volviendo a la cama. Me hice la somnolienta y cuando Luis regresó recuperamos la postura inicial echada sobre su pecho. Pero ahora sentía su piel diferente. Ahora ya no veía al Luis que me había hecho pasar los días más felices de mi vida los últimos días de clase en la residencia y en la casa de playa de Lourdes. Era como Óscar, como Gianni, con el Negro y el Largo. Era un hombre insensible y egoísta que sólo vivía para darle placer a su churra. Pero ¿Qué haría él si hubiese sido yo?
Con la voz entrecortada por los nervios mientras mi dedo se paseaba por un pecho que ya no era el que me acogía cariñosos después de un polvo o agobiada por los estudios le dije:
-Te noto cambiado.
-¿Y eso?
-Estás más fuerte.
-Pero si ni siquiera salgo a correr desde hace un mes con el esguince.
En realidad no lo sentía diferente sólo por su cambio físico sino por mi descubrimiento pero le seguí la corriente:
-Tienes más desarrollados los pectorales y los brazos. Y el abdomen más ancho pero sin barriguita, jajaja.
-¿Y ésta también está más fuerte?- me preguntó crecido refiriéndose a su polla.
-Jajaja. Ésa ya estaba fuerte de antes…- no sé como podía sacar esa risa falsa en ese momento.
-Bueno, como no puedo salir a correr me he machacado haciendo flexiones, abdominales y tal para mantener la forma. Aunque tú estás cambiada también. Te noto más delgada, con las costillas más marcadas. ¿Estás comiendo bien?
-Luis lo he pasado mal en mi piso, ya lo sabes.
Me apretó contra su cuerpo rodeándome con sus brazos. ¿Siempre habían sido tan falsos sus abrazos? ¿Preocupado por mí mientras se follaba a otras?
-Bueno, ya ha pasado.
Entonces tragué saliva y con un tono más sombrío empecé a decir:
-Luis, tengo que contarte algo. Ha ocurrido algo justo antes de venirme.
-¿Gianni?
-No, no. No ha pasado nada con ese idiota.
Luis se relajó al negar que hubiera ocurrido nada con el italiano pero quiso saber más.
-¿Entonces?
-Ha ocurrido algo con otro chico…
Se puso tenso.
-Algo, pero ¿qué algo?
-Me enrollé con un tío en la fiesta de Navidad de la facultad…
-¿Lo conocías?
Era evidente que la confesión no le estaba gustando.
-¿Qué pasó?- insistió.
-No fue premeditado, ni me gustaba ese chico ni nada. No sé cómo pasó en realidad. Pero pasó.
-Dime…
-Allí el último día de clases es costumbre ir por las clases sacando a la gente y los estudiantes se van reuniendo por los pasillos con un licor típico de allí. Ponen música y la gente la verdad que descontrola bastante. Yo, con todo el estrés del cambio de piso, el viaje y tal pues me animé con otros compañeros y estuvimos bebiendo bastante y haciendo el tonto en las aulas de la facultad hasta que anocheció en que ya nos echaban de allí…-le estaba echando bastante imaginación al relato pues ni yo iba a esas fiestas ni por el hecho de arrastrarme iba a emborracharme-…y un compañero y yo nos metimos en unos baños que hay en el campus. Y al salir pues sin esperármelo empezó a besarme. Quise rechazarlo pero no sé como lo hizo pero para cuando quise darme cuenta me había metido la mano en la braga y no podía resistirme. Perdí la noción del tiempo y me corrí en su mano mientras me besaba.
-¿Te lo follaste?
-No, Luis…
-Pues si es sólo eso.
Parecía no darle importancia y quise dar un paso más para saber su reacción.
-No fue sólo eso.Me sentí tan cortada que no sabía que hacer después, pues creo que hasta el chico se sorprendió de cómo me había corrido. Pero él insistió entonces besándome y noté su polla durísima y me sentí mal si no hacía algo. Estaba bastante mareada por el licor ese, Luis. Se la empecé a sobar pero el chico se la sacó del pantalón y se la meneé mientras él me sobaba el culo. Y, todo fue muy confuso, porque de verdad que fue casi sin voluntad. El chico me empujó el hombro hacia abajo para que me agachara y yo pues…
-Se la chupaste.
Asentí llorosa pues temía su reacción.
-Pero no me lo echó en la boca, Luis. Eso no. Me avisó.
Menuda excusa me estaba inventando. Pero tenía que mostrar una culpabilidad que él no sentía. Entonces me abrazó con fuerza. Eso no me lo esperaba. Me imaginaba un ataque de ira o un insulto, Pero me estaba desarmando con su aparente actitud comprensiva. ¿O esa era su forma de demostrar su sentimiento de culpa? Necesitaba saber qué pensaba.
-No ha significado nada, Luis. Ese chico no me gusta. Apenas le conozco y sólo pensaba en venir contigo. Pero la cagué y me merezco que hagas lo que quieras.
¿Cómo en 5 minutos el sentimiento de amor tan grande que sentía por él me había llevado a ponerlo a prueba? Pero él parecía no entrar al trapo. ¿Me estaba equivocando? ¿Había sacado conclusiones apresuradas de lo que me había contado Vanessa y me descubrimiento en su teléfono?
-No voy a hacer nada, Claudia. Si no ha significado nada no tendrías ni que habérmelo contado. Sería más feliz en la ignorancia. No voy a dejar de quererte…
Cabrón…ahora me hacía sentir culpable por ser yo la que estaba provocando una ruptura que jamás había pasado por mi pensamiento cuando volví a España queriendo sobre todo estar con él. No pude reprimir un llanto ahora sí espontáneo y sincero que le conmovió tanto que buscó mis labios para besarlos como muestra de perdón.