Memorias de una solitaria

Llevo tiempo que no pongo ningún emoticón a los capítulos.
No se que poner.
Los relatos están bien escritos, me gustan mucho. Pero lo que cuentan no.
Entones ¿qué he de poner?
¿Vosotros que evaluáis?
¿El continente o el contenido?
Echadme un cable.
Yo estoy como tú. Está bien redactado, no es tan rico como la otra historia, con sus descripciones del entorno y las costumbres cargadas de emoción, o con las vivencias del protagonista también cargadas de emoción, proximidad, sorpresas o intriga. Aquí el estilo parece más apresurado y falta esa emoción en las vivencias del personaje, salvo algún momento con Luis con su mirada de mujer enamorada, en la que el autor se recrea.
Pero el contenido me genera, muchas veces, emociones negativas, o más que negativas tristes. Salvo aquellos episodios en los que ambos sucumbieron a sus sentimientos en los últimos días de curso en la Residencia.
Salvo aquellos episodios, no he conseguido encontrar esa conjunción entre continente y contenido en que todo cuadra, en que continente y contenido te trasladan a un sitio interesante y emocionante, por lo que te cuentan y por cómo te lo cuentan.
Claro, si hay emociones positivas que expresar, el texto se hace rico y brillante para expresarlas y reforzar esas emociones positivas, pero si solo hay inseguridad, culpa, duda, emociones negativas o infortunio, el texto, a veces, no se atreve a desplegar todo el dramatismo que podría y queda como una mera descripción con poca emoción.
Así que he optado por el pulgar arriba, al menos le doy un voto de confianza al autor y agradezco su esfuerzo. Que yo no consiga conectar con el relato o el personaje no significa que el autor no haya alcanzado los objetivos que se proponía con el relato, y creo que el esfuerzo, al menos, ha de ser reconocido.
Además seguro que los autores tienen su "puntito vanidoso" y entran a mirar cuantas visitas han tenido y cuantos "likes" le han dejado, y está bien alimentar ese "puntito vanidoso", que todos tenemos nuestro "corazoncito".
 
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Y ahora centrándome en lo importante, en cuanto al viaje a Bolonia, quizás debería haber pensado bien antes de viajar decírselo a ella.
Quizás, pero a él le hacía ilusión darle una sorpresa. Es complicado, a veces lo que a nosotros nos hace ilusión no es lo más conveniente, y toca decidir entre la ilusión y lo conveniente. De todas formas, fue un imponderable, una situación en la que tal vez ninguno de los dos actuó bien, o podrían haber actuado mejor, por decirlo de alguna manera. En cualquier caso no pasaba de un pequeño desencuentro como el que puede tener cualquier pareja, superándolos es como crecen las parejas, como Luis fue superando sus desencuentros con Alba, que también los hubo, claro que para entonces Luis ya había aprendido y su actitud hacia su pareja era completamente distinta.
 
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Con Alba tuvo 2 momentos complicados. El primero fue la infidelidad con una chica en un viaje de fin de curso, que bastante que le perdonó y creo que demasiado fácil, quizás debió hacerle sufrir un poco más,y, el segundo, era inevitable. Su reencuentro con Claudia, aunque entonces tenía las cosas ya muy claras. Yo veo difícil de que se rompa esa unión con Alba.
 
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NOTA DE MODERACIÓN


Hilo retirado,
en fecha, 1/ 9/ 2023, por haberse convertido en un estéril debate entre usuarios, llegando a una serie de actitudes que no se van a tolerar en este espacio.


Actuaciones realizadas:

1º. Retirada del hilo entero (informando a su creador), para más adelante devolverlo donde estaba limpio de posts irregulares (15) incluidos los que habían sido borrados por los propios usuarios.

2º. Se decide de momento no sancionar a los implicados, tanto al que comenzó (que tenemos muy claro quien es tras haber revisado todo el material) como a los que respondieron, ya que la única opción váida en este Foro ante cualquier conducta que se considere irregular es la de "Reportar" (*).


(*) Cuando se detecten conductas irregulares, usos indebidos del foro, alusiones con ánimo de provocar, propuestas engañosas, con fines económicos, publicitarios, spam, etc... lo adecuado es pulsar el comando "Reportar" (abajo a la izquierda).

Así llega el reporte al equipo de moderación (de manera anónima), lo que quiere decir que nadie se enterará (ni el usuario reportado, ni el resto de usuarios que accedan), y una vez valorado el reporte ya se actuará en consecuencia.

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Dicho lo cual, si a partir de este momento volvieran a enzarzarse (cosa que esperamos y deseamos que no suceda) se tomarán medidas contra los infractores.


Y ahora, continuemos con la temática de este interesante hilo: Memorias de una solitaria.


Un saludo y a disfrutar.


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La muestra aparente de que todo estaba resuelto fue simplemente que terminamos haciendo el amor de forma muy sentida. Aunque tengo recuerdos muy nítidos de aquellos días todo lo que hicimos en realidad fue poco relevante. Comimos en un restaurante a pocos metros del hotel sentados al sol invernal hasta que hizo frío y nos refugiamos en una cafetería colindante. Luis no podía andar mucho y no sé qué pasaba por su cabeza, pero en la mía prefería evitar la habitación de hotel para que no saliera de nuevo el tema.

Pero aunque no saliera por mi cabeza no dejaba de rondar una idea: él, que me ponía los cuernos al menos con dos tías ¿me perdonaba? Y encima por algo que ni siquiera había ocurrido. Era un absurdo monumental. Un ataque al raciocinio que la independiente y segura Claudia estaba consintiendo de buena gana. Pues la actitud de Luis parecía demostrar que esas dos relaciones no significaban nada para él y prefería sostener la nuestra aún perdonándome un desliz.

Que a ratos me parecía maravilloso estar allí y a ratos sentir que había cometido el mayor error del mundo y tenía que afrontar aquello de otra manera. Y todo disimulando. Pues ante sus ojos yo estaba feliz por su perdón. Pero ¿lo estaría él por el mío? ¿Le contaba la conversación con Vanessa?

Porque yo me iría al día siguiente sabiendo que Luis probablemente estrenaría el año follando con otra sin ningún remordimiento mientras yo huía del piso donde había residido en Bolonia simplemente por decirle que no a un tío. Cierto que no me gustaba. Cierto que jamás haría nada obligada. Pero al fin y al cabo todo el problema se reducía a un polvo.

Sin embargo no siempre obramos como debemos. Y más concretamente en las cuestiones que tienen que ver con el sexo y el corazón. No voy a justificar a ninguna mujer que espera pacientemente que su maltratador cambie. Yo en ese momento ya era consciente de que Luis era tal y como se había comportado con la rubia insoportable de su clase y su exnovia sevillana, y no tanto como la imagen que yo había creado de él en la residencia en aquellos días felices de junio de aquel mismo año.

Pero podía irme de vuelta a mi ciudad y a Italia rota por el dolor del fracaso o podía esperar y dejar que él fuera quien reaccionase. A fin de cuentas, y es algo que no dejaba de repetirme desde que Vanessa me llamó, yo le había dado permiso para follar con otras. Así que opté por lo segundo y me comporté como si no hubiera pasado nada.

En nuestra normalidad como pareja el sexo siempre había sido muy importante. No voy a negar que ambos disfrutábamos de una buena sesión de sexo aunque a él parecía no importarle tanto con quién. Aún así tras una cena ligera en la que nos bebimos una botella de vino me decidí a hacerle algo que sabía que era lo que más le gustaba para dejarle claro que pese a lo que le había contado aquella mañana para mí comerle su polla era el mayor placer.

Quizá no fue la mejor elección, pero es algo que no pensé en ese momento. Yo le había contado que se la había comido a otro y ahora me lanzaba de forma tozuda a vaciarle los huevos con mi boca. El problema, como ya me había pasado otras veces con él es que mamando me ponía más caliente que el palo de un churrero de modo que aunque él quiso detenerme en varias ocasiones yo no soltaba mi presa de la boca como mi mano no dejaba de reproducir en mi coño el placer que mi boca pretendía darle a su polla.

Impaciente porque no alcanzaba el orgasmo, supongo que por los dos polvos que llevábamos ese día terminó follándome la boca con cierta violencia. Pero yo recibía sus pollazos en la garganta como una muestra de su deseo de modo que me corrí casi a la vez que sus primeros lefazos me llenaban la garganta de un sabor más ácido del que recordaba y que terminaría tornándose en amargo.

Entre la cervecita al sol del mediodía, el vino y el sexo caí en un sopor que me recordó a los tiempos felices de nuestros inicios quedándome dormida abrazada a él como si sospechara que en realidad quizá fuera la última vez que eso ocurriera. Sin embargo, en mitad del sueño sentí su ausencia y me asusté. Abrí los ojos y vi su silueta dibujada en el ventanal mirando al escaso tráfico a esa hora de la madrugada. Tuve un mal presentimiento. Su actitud durante la mamada no había sido la habitual. Algo rondaba por su cabeza.

Me levanté sigilosa y lo abracé por detrás. No me esperaba y se estremeció.

-¿Qué haces aquí levantado? ¿Por qué no te vienes a la cama?- pregunté sin ocultar mi preocupación.

Tomó aire y respondió con voz grave:

-Claudia, te quiero mucho. Muchísimo. Más que a nadie. Pero tenemos que hablar…

Estaba claro que su capacidad de perdón o de culpa no era la mía. Yo estaba dispuesta a soportar su infidelidad física mientras su alma siguiera conmigo. Pero él no podía. Y mi mentira le pesaba mucho más que su verdad.
 
Es lo último que voy a comentar sobre el incidente, como máximo responsable. Si alguien tiene que pedir disculpas soy yo, por mi comportamiento de auténtico Gilipollas. Intentaré, aunque no sé si lo voy a conseguir, que no se vuelva a repetir.
 
Lo que más me fastidia es haber dejado a todos sin relato un día, mis disculpas a todos y en especial a Almutamid por haber embarrado el hilo y a Carlos un abrazo, a ver si un día nos tomamos una cerveza y nos reímos un rato.
 
Yo en ese momento ya era consciente de que Luis era tal y como se había comportado con la rubia insoportable de su clase y su exnovia sevillana, y no tanto como la imagen que yo había creado de él en la residencia en aquellos días felices de junio de aquel mismo año.
Afortunadamente para Alba, Luis cambió, gracias a Claudia o, al menos, gracias al palo que se llevó por no saber cuidar de su relación con ella.
Lo de afortunadamente para Alba, no es porque haya sido la "afortunada" en quedárselo, sino que a ella, afortunadamente, "la respetó", dicho en terminología del círculo del propio Luis padre de familia.
 
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Yo creo que la Historia, en su mayor parte, es totalmente real.
Que tuvo una historia con Claudia y que actualmente está casado con Alba.
 
Yo creo que la Historia, en su mayor parte, es totalmente real.
Que tuvo una historia con Claudia y que actualmente está casado con Alba.
Pero esta ya no es la historia de Luis, sino la de Claudia, son sus "memorias". Es un personaje "ajeno" al autor, la protagonista no puede ser una extensión de algunas vivencias del autor, porque el autor nunca estuvo dentro de su mente. La otra historia podía mezclar algunas vivencias del autor con otras historias fruto de su imaginación, y podía mostrar cómo vivió las vivencias y cómo habría vivido sus fantasías si hubiesen sido realidad, pero en esta historia es Claudia la narradora de "sus" memorias, una persona diferente en cuya mente no ha estado el autor, esta es toda fruto de la imaginación del autor, quizás salvo algún hecho o diálogo compartido entre Luis y Claudia, pero ni aún así, incluso los momentos compartidos el autor nunca sabrá cómo los vivió ella exactamente.
 
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Pero en realidad no dejan de ser confidencias de alguien. En este caso de el personaje protagonista.
¿Donde encajaría mejor?
¿En infidelidad consentida?
 
Pero en realidad no dejan de ser confidencias de alguien. En este caso de el personaje protagonista.
¿Donde encajaría mejor?
¿En infidelidad consentida?
Me sorprende su comentario.

Esto es claramente una historia relatada por un autor que usa el recurso de la narración en primera persona del singular, narración que pone en boca de la protagonista del RELATO . No es un miembro del foro compartiendo sus "confidencias" con nosotros, compartiendo sus experiencias, confesiones y fantasías.

También me sorprende su pregunta sobre donde encajaría en el caso de colocarlo en la sección de Relatos Eróticos, evidentemente en "Hetero (Genaral)". Los cuernos son una parte más de la historia pero ni siquiera son la trama principal, de hecho no aparecen en esta historia más que por la llamada de Vanessa y por lo que descubre Claudia accidentalmente en el teléfono de Luis, no hay ni una imagen de esos cuernos en este relato.
 
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Pero podía irme de vuelta a mi ciudad y a Italia rota por el dolor del fracaso o podía esperar y dejar que él fuera quien reaccionase.
Triste capítulo, el último, supongo que antesala del desborde de emociones de la protagonista, porque volverá a su ciudad y a Italia rota por el dolor. Porque "él" tal vez acabe reaccionando pero de la peor manera posible para ella.
En cuanto a ese dolor que la rompa, sería únicamente responsabilidad de las acciones y equivocaciones de Luis, pero claro, de eso Claudia a penas tiene ni idea y se culpa injustamente por su parte en ese "fracaso" que menciona.

Es como si colisionan dos vehículos que circulan por la noche por una vía con la limitación a 70 km/h, uno yendo a 50 km/h y el otro a 140 km/m y con las luces apagadas (espero que se entienda la metáfora de las "luces" de Luis). Y, tras colisionar, se baja el conductor que va a 50 km/h pensando qua ambos han "fracasado" al colisionar, y hasta se siente culpable por ir "tan despacio". Pero claro, es que parece ser que Claudia, que va a 50 km/h y ha mirado un momento cuanto combustible le queda, no sabe que el otro conductor va a 140 km/h con las "luces" apagadas y a lo mejor piensa que va a 80 km/h, y que se la han apagado las luces al chocar.

Es todo muy triste e injusto, y más conociendo la parte de la historia que no conoce Claudia, pobre chica.
 
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Es lo último que voy a comentar sobre el incidente, como máximo responsable. Si alguien tiene que pedir disculpas soy yo, por mi comportamiento de auténtico Gilipollas. Intentaré, aunque no sé si lo voy a conseguir, que no se vuelva a repetir.
Ánimo, seguro que lo consigues. Prueba a contar hasta 10 ANTES de publicar ciertas reacciones, y no después.

Piensa que todos llevamos un gilipollas dentro, la diferencia está en que a algunos, a veces, se les escapa, a otros se les escapa siempre y ni se enteran, a otros parece que no se les ha escapado pero se asoma escondido entre finos visillos, y algunos lo consiguen esconder eficientemente, o eso creen ellos. Pero el gilipollas que llevamos dentro está ahí, y pobre del que no se haya dado cuenta de su presencia.
 
Algunos además de un gilipollas tenemos toda una colección de personajes.
El bocazas, el campeón, el tragón…

Pensaba que esto de las confesiones era una subcategoría dentro de los relatos eroticos.
Será que hablo más castellano que español y entiendo, a veces, las cosas de otra manera.
 
Llevaba todo el día esperándolo y temiéndolo. Y había llegado el momento. Así que abiertamente pregunté:

-Es por lo mío…¿verdad? Por haberte engañado.

-No. No me has engañado. Pero me ha dolido. Y ese es el problema. Si no me lo hubieses contado habría estado mal por no ser sincera, pero al habérmelo contado también ha estado mal. Joder, que no quiero que nos hagamos daño.

Lo estaba haciendo. No podía soportar mi infidelidad. Le pesaba más que mi supuesta sinceridad. Quise mirarlo a los ojos y tomé su cara para obligarlo a mirarme. Luis estaba llorando y una lágrima se le escapó resbalando por su mejilla.

-Luis, ¿me estás dejando?

-No puedo dejarte.-respondió abrazándome quizá para huir de mi mirada- Pero no quiero saber que me has engañado y no quiero contarte que yo lo he hecho. Lo mejor es que nos planteemos un paréntesis y cuando vuelvas si no ha cambiado nada y nos queremos igual, y no ha aparecido nadie que me saque de tu corazón, lo intentemos de nuevo. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida y quiero que me sigas pasando, pero no quiero que nos hagamos daño. Y así nos lo vamos a hacer…

Ya está. Lo soltó. No era sólo incapacidad para perdonar, era sobre todo culpa. Era tarde para reconocer que mi historia había sido un cuento para provocarlo. No se lo iba a creer y de hacerlo su desconfianza se acrecentaría. Pero sí tenía qu dejarle claro al menos lo que él había significado y significaba para mí. Así que abrazada y sin mirarlo empecé a decir:

-Luis, no llores. Desde que empecé contigo sabía que eras blando. En todos los sentidos. Desde que me fui a Bolonia sabía que esto terminaría pasando. Y llevo preparada para ello desde que supe que me iba, por eso dudé y si no hubiese sido porque al final decidiste apoyarme no me habría ido. En la residencia te trataba como a un hermano pequeño cada vez que metías la pata pero en vez de quitarme las ganas de estar contigo, me entraban más y más. Eres más noble de lo que te piensas pero eres un blando y hasta que no aprendas a controlar tus impulsos y dejarte arrastrar no vas madurar. Y aun así te quiero. Mucho. Quiero estar a tu lado.

Con una entereza que había aprendido de la dureza de mi adolescencia y mi compromiso con mi futuro. La que me hizo no llorar al Largo. La misma entereza que me había hecho resistir la soledad en el instituto y que me había impedido dejarme arrastrar por Luis durante nueve meses. Realmente ni yo misma soy consciente de donde saco esa fuerza para seguir siempre hacia adelante, pero allí estaba tras escuchar a mi novio dejarme liberarme del peso que tenía desde que decidí irme a Bolonia. Pero a la vez tenía que hacerle saber que conocía de sus andanzas y que era consciente de que no me dejaba sólo por mi supuesto desliz sino especialmente porque había encontrado sustituta. Así que tras limpiarle sus lágrimas de debilidad y llevarlo a la cama continué diciéndole:

-Por eso, Luis, yo sabía que esto iba a pasar. Las lágrimas que tú has dejado escapar ya las eché yo en verano comiéndome la cabeza ante la disyuntiva que se me planteaba, por eso ahora me toca ser más fuerte que tú. Como siempre. Yo sé que cuando yo vuelva te seguiré queriendo pero no sé si tú lo harás…

Quiso hablar pero no lo dejé. Ahora me tocaba a mí soltar lo que llevaba dentro.

-…déjame terminar. Como yo contaba con esto no he dejado de esperarte. Pero sé que tú no lo harás. Por eso ya lloré en verano todo. Ya pasé tu duelo, Luis. Me has regalado tus mensajes y videollamadas todo este tiempo, una visita sorpresa que sé que no salió muy bien. Perdóname. Y estos dos días que vamos a pasar juntos. No quiero saber más. Ya te lo dije antes de irme…

Ahí se me acabó la entereza. Con un nudo en la garganta se me quebró la voz. Luis me besó en la mejilla y no pude evitar abrazarlo llorando amargamente. Por muy cerebral que intentara ser, joder, quería a ese niño como jamás había querido a nadie.

-Te quiero, Claudia, te quiero mucho…

-Lo sé, imbécil…lo sé.

-Te esperaré…

-No prometas, Luis, lo que sabes que no vas a cumplir…

Ya no hubo más palabras. Pero no dejamos de besarnos y acariciarnos dejando que nuestros cuerpos se despidieran. Luis me hizo el amor mientras yo pensaba que sería la última vez que nuestros cuerpos serían sólo uno encajado entre mis piernas mientras nuestras bocas no se soltaban. No fue un polvo. Ni siquiera recuerdo si llegamos a corrernos. Yo seguro que no. Se acabó. La punzada de hielo que había temido cuando Vanessa me llamó se confirmaba pocos días después.

Los días más felices de mi vida se había acabado. O quizá mi idealización de ellos.
 
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