Reencuentro con Elena

Capítulo 584

Tampoco pude quitármelo de la cabeza después de la intensa sesión de sexo que tuvimos después de comer, dejando a medias el postre y empezando a comernos la boca en el salón. Así, acabamos en la habitación, desnudándonos por el camino, dejando ropa por toda la casa. Hubo de todo, con un sexo más sosegado como el que habíamos tenido la noche anterior, pero también hubo del que nos gustaba a los dos, con movimientos bruscos y rápidos que hacían gritar a Valentina, quien ya no se reprimía nada en el tema. Tuvo algunos orgasmos muy intensos, en especial el último, que la dejó con su cuerpo vibrando bastante, pasando a abrazarse a mí y encogiendo su cuerpo. Yo jadeaba pesadamente después de haber acabado dentro de ella, aunque la era la segunda, habiéndolo hecho antes sobre su culo al tenerla a cuatro. Me quedé mirando su cara de placer que se iba relajando muy poco a poco. Qué guapa la veía, más de lo que la veía los primeros días que la vi en la cafetería.

No podía dejar de darle vueltas al tema. Ahora ella y yo éramos pareja. Era algo que me resultaba muy difícil de asumir por toda la situación. Éramos bastante opuestos en varios temas, ella estaba casada, la diferencia de edad que no me importaba de primeras, pero que ahora era un detalle que sumaba y además, todo lo que rondaba por mi cabeza antes de conocerla. Sentía que tenía una pelota saltarina dentro de la cabeza que no paraba de rebotar, pero lo cierto es que mezclaba desasosiego por todo lo que volver a tener pareja implicaba con una alegría propia de dar ese paso con una mujer tan impresionante como ella. Me levanté para llevar la bañera de agua, viendo que teníamos tiempo, aunque tampoco nos podíamos dormir y luego la cogí en brazos para meternos los dos, estando todo el tiempo en silencio y con ella abrazada a mí para relajarnos, cosa que conseguimos, aunque no pudimos estar todo lo que nos hubiera gustado, por lo que nos lavamos bien y nos vestimos para volver al trabajo, aunque nos despedimos con un buen beso después de recogerlo todo por iniciativa suya.

La tarde se me pasó muy lenta pese a no haber quedado por la noche con Valentina, porque me contó que había quedado con su hermana para cenar, aunque no llegó a mencionar a Julia para nada. La tarde fue bien a pesar de sentirla lenta, con todo yendo en orden pese a haber algún que otro alumno algo problemático, pero nada preocupante. La razón de que se me hiciera eterna fue que necesitaba hablarlo con mis amigos. Les mandé un mensaje diciéndoles que necesitaba hablar con ellos algo importante y quedamos en hacerlo sobre las 10 por videollamada después de que se interesaran por si me había pasado algo, dejándolos tranquilos al comentar que estaba bien. Y así lo hicimos, aunque antes, me pasé a recoger la cena en una hamburguesería de la zona, encontrándome con Cintia de manera fortuita por la calle al salir. No quedamos mirándonos y tuve que informarla del nuevo cambio que había tenido en mi vida ese mismo día. Ella se mostraba impasible en sus expresiones, aunque en su manera de hablar se notaba que le molestaba. Y no llegó a decir gran cosa, despidiéndose con un "ya nos veremos", esperando yo que no fuera así, en especial después de decirle que no se volviera a pasar por casa.

S: ¿Qué pasa, Javi? Nos has dejado un poco preocupados... -decía mi amiga ya estando los cuatro en videollamada mientras yo cenaba.
J: Tengo algo que contaros.
M: Suéltalo ya, coño.
J: Valentina y yo estamos juntos.
I: ¿Y para eso tanto misterio?
J: Joder, es un paso importante para mí.
I: Pero Javi, si ya os comportabais como si fuerais pareja. Estaba cantadísimo que ibais a acabar así.
J: Yo no lo tenía tan claro. Somos muy diferentes.
I: Pero os gustáis mucho.
S: Lleva razón. Las miraditas y los gestos. Y eso que Valentina se reprimía bastante. Se le notaba.
M: ¿Cómo ha sido el momento? Porque si dices esto es que lo habéis hablado y ya os consideráis pareja.
J: Sí. Lo hemos hablado. Y ha sido porque... Uff...
I: Buah, ya huele a movida.
J: No, en realidad no. Simplemente me ha contado cosas muy personales suyas y pues pasaron cosas.
I: ¿Qué te ha contado?
J: Es muy personal y me ha dicho que nadie sabe todo esto, pero es que vosotros sois muy importantes para mí y quiero que me deis vuestro punto de vista.
M: Pues sí que huele un poco raro esto.
J: A ver. Es que...
I: ¿Era verdad todo lo que pensabas?
J: Más o menos. Ya os dije que la chica que conocí no era su hija. Eso pensaba yo por su parecido y tal, pero al final resulta que es su sobrina.
S: Sí, nos lo contaste.
J: Aunque en su día me dijo que era hija única. Ahora resulta que tiene una hermana.
I: ¿Algo más?
J: Sí, ahora viene lo gordo.
M: ¿Qué es?
J: Resulta que está casada.
S: ¿En serio? -decía sorprendida.
J: Pues sí. Desde hace unos 15 años.
S: Vaya...
M: Joder, ¿y cómo te ha ocultado algo así cuando lleváis varias semanas en contacto?
J: Pues... Irene, no te veo muy sorprendida -dije al ver la cara de mi amiga.
I: ¿Cómo me va a sorprender que esté casada con lo increíble que es? Lo raro sería que no lo estuviera con su edad.
J: Eso pensé yo también cuando empecé a sospechar y eso.
I: Lo que sí me impresiona es que te haya ocultado eso.
J: Resulta que su marido es un cabrón. A finales de año del año pasado se fue a trabajar a Londres. Le asignaron una secretaria y pues se acabó liando con ella.
I: Qué típico.
M: Ya ves. Anda que no pasa eso... Donde nosotros y trabajamos ha pasado un par de veces por los rumores que se oyen.
S: Yo también he oído cosas así. Es muy común.
J: ¿Soy el único al que le extraña que haya pasado de una mujer así?
I: Es gilipollas. No hay otra explicación.
J: Eso pensaba yo.
S: ¿Y qué pasó al final?
J: Pues que tienen una relación. Valentina contrató a alguien para que los siguiera y esas cosas y sí, eran prácticamente una pareja con paseitos, cenas en restaurantes, viviendo juntos...
I: ¿Y qué hizo Valentina?
J: Nada.
M: ¿Nada?
J: Sí. Nada. Dejó el tiempo pasar sin hablar con él ni nada.
I: Mira, al final sí que os vais a parecer más de lo que piensas.
J: Joder con las puyitas...
I: Jajajaja. Pero sabes que tengo razón.
J: Ya. Me dijo que tenía miedo a quedarse sola. Aunque al final me reconoció que era una tontería, porque ya lo llevaba estando varios meses. Y se cansó del tema. Por eso me la encontré la noche que la conocí. Ella pretendía hacer lo mismo que él. Se veía en ese derecho.
I: Y lo hizo. Ya sabemos cómo acabó esa noche.
S: ¿Y cómo te lo contaba ella todo esto?
J: Llorando. Se puso bastante mal. Pero no porque echara de menos a su marido y le siguiera doliendo. Dijo que aún quedaba algo de ese amor en ella por llevar tantos años juntos, porque se conocían desde la universidad. Se sentía mal por todas las mentiras que me había contado.
M: Uff, pues está claro lo que quiere ahora al decir eso.
J: Me puso muy mal cuerpo verla así. Nunca la había visto llorando y la verdad es que yo no le di mucha importancia a esas mentiras. Al fin y al cabo, me acababa de conocer y era el otro, ¿no? Además, ya sabéis cómo soy.
I: Bueno... ¿Te recuerdo lo del jefe?
J: No. No hace falta.
S: ¿Y cuántas mentiras más te ha contado? -preguntó al ver cómo Irene iba a degüello conmigo.
J: Básicamente son tonterías que giran alrededor de lo de su marido. Toda esa paranoia de que no nos vieran juntos era porque tenía miedo a que algún conocido la viera conmigo y se lo contara a él.
M: Pero no tiene sentido. Si pasa de él ya. ¿Qué más da que se entere? Ni que fuera a pedirle explicaciones con lo que él está haciendo.
J: Algo parecido le dije yo.
M: ¿Y qué contestó?
J: Que era una estúpida por pensar así. El día que quería acompañarla a la boda -seguí al ver que se quedaban en silencio-, él estaba allí. Le entró pánico cuando me vio y pensaba que nos podía pillar. Por eso se puso como se puso y reaccionó de tan mala manera. Se puso muy nerviosa.
I: Bueno, si tanto miedo tenía es normal que reaccionara así.
J: Luego me reconoció que le habría encantado ir conmigo.
S: Ojalá hubiera sido así. Pero bueno, ya está todo solucionado, ¿no?
J: Sí. Ah, bueno, me dijo también que ese mismo día se acostó con su marido después de estar desde Navidad sin hacer nada con él.
I: ¿Pero qué cojones?
J: Me dijo que creía que había venido por ella, pero que al final era para quedar bien y para convencer a un socio para que se fuera con él a trabajar. Otra vez me dijo que se sentía muy estúpida por pensar eso. Y que entre los nervios y tal, pues bebió un poco. Y su marido también y él se puso cariñoso y se dejó llevar. Por cómo me lo contaba se arrepiente de eso.
S: Normal.
J: Pero bueno, al final lo soltó todo y bien.
I: ¿Y pasó algo más?
J: Bueno... Sí.
I: A ver, cuenta.
J: Le dije que no estaba enfadado. Ni siquiera molesto. Ella valoró mucho cómo me lo había tomado todo y mi manera de comportarme apoyándola en lugar de echarle nada en cara. Después me dijo que me quiere.
M: Uy.
J: Y yo le dije que también que le quiero.
S: ¡Ah! -decía emocionada.
M: ¿Y hubo...?
J: Sí, pero no como solemos.
I: Ya veo por donde va la cosa por la cara que estás poniendo. Fue un momento de pareja, muy íntimo, ¿no?
J: Exactamente.
I: ¿Y a qué viene esa cara?
J: Pues a que me ha roto todos los esquemas. Es justo lo que le he dicho hoy. Yo tenía en mente estar tranquilo y tal y va y pasa todo esto con ella. Ha sido tan intenso todo desde primera hora... Mis ganas de seguir viéndola para acabar en la cama han hecho que acabe emparejado con ella.
M: Parece que te jode haber acabado así.
J: No, no es eso tampoco.
M: ¿Y por qué estás tan rayado?
J: Porque no quiero pasar por lo mismo si sale mal la cosa. No quiero volver a esos días. Ni hacerle daño si es por mi culpa que se acabe terminando lo nuestro.
I: Relájate, anda. Piensas demasiado. Simplemente no la cagues y habla todo.
J: Ya. Si en realidad estoy muy contento de que estemos así. Ella me llena mucho, ¿sabéis? Me lo paso muy bien con ella todo el tiempo, aunque me hable de cosas de las que no tengo ni puta idea. Y me encanta chincharla y jugar con ella. Nos lo pasamos muy bien, porque ella ya sabe cómo soy y me sigue el juego.
I: Pues ya está. Quédate con eso.
S: Oye... ¿Y lo del marido?
J: Esa es otra. Es que es algo que...
S: Es que es muy fuerte.
M: Pero tendrá pensado divorciarse, ¿no?
J: Claro.
I: Verás tú cuando tenga la conversación. No va a ser fácil.
J: Ella no quiere pasar por eso.
M: ¿Entonces?
J: Me ha dicho que a lo mejor le dice a su abogado que haga el trámite. O que le va a escribir una carta y con ella le va a mandar el divorcio. Tiene que pensar en ello, pero seguro que no quiere hablar con él.
I: Otra... Si es que de verdad...
M: Es que tiene que ser difícil esa situación, pero sí, debería hablar con él cara a cara.
J: A ver, tranquilidad. También me ha dicho que no quiere empañar nuestros primeros días con esa situación.
S: Eso es bonito, pero debería hablar con él.
J: Yo pienso como vosotros, pero esa decisión es suya. Haga lo que haga yo la voy a apoyar. Como si tengo que acompañarla a Londres si al final se decide a hablar con él.
M: Eso está muy bien. Lo mismo si se lo dices así se anima a hacerlo.
J: Puede que lo haga.
I: Javi, ¿qué es lo que pasa? Se nota que algo más hay. Te conozco muy bien.
J: No se te escapa una.
I: No. Y ahora quiero que lo sueltes.
J: Es que... A ver. Estoy con ella, vale. Pero no noto...
I: ¿Qué no notas?
J: Noto que no estoy enamorado de ella. No noto lo mismo que sentía con...
S: No pasa nada. No te preocupes por eso.
I: ¿Sabes por qué no sientes eso? Porque aún piensas en ella. Tienes que pasar página ya de una puta vez, Javi.
J: ¿Eso pensáis? -pregunté al ver el silencio que se hizo.
M: Sí. No queríamos ser tan bruscos, pero... -dijo mirando a su novia.
S: ¿Y ella? ¿Crees que está enamorada?
J: Mmm, no lo sé. Ilusionada está. Mucho.
I: Tío, de verdad. Deja de pensar tanto y relájate. Déjate llevar. Así fluye todo naturalmente. No te reprimas si quieres hacer algo. Si te apetece, hazlo. Punto. Ella lo hará. Seguro.
J: Me ha dicho algunas cosas que...
M: ¿El qué?
J: Que se siente viva desde que nos vemos... Que parece que ha perdido de nuevo la virginidad... Son cosas que no son tonterías.
I: Se deja llevar. Me gusta. Si hiciera como tú no diría esas cosas.
S: Y se nota que te gusta que te haya dicho eso.
J: Claro que me gusta.
M: Javi, nos alegramos mucho de que esto haya pasado. Te hacía mucha falta dar este paso. Y hazle caso a Irene.
J: Sí. Tengo que dejarme llevar más.
S: Buah, qué contenta estoy por ti, Javi. Te lo prometo.
J: Lo sé. Muchas gracias.
I: Yo también lo estoy, aunque te siga echando la bronca y te suelte puyas -decía riendo de manera socarrona-, pero es que... Me dolió mucho todo eso. Por otra parte... Que le contaras todo eso a Valentina era una señal de lo que ha acabado pasando. No se le cuentan todas esas cosas a cualquiera. Ni a tus mejores amigos -dijo con retintín-. Si te das cuenta, ella ha hecho lo mismo contigo.
J: Es verdad.
I: ¿Y sabes qué es lo mejor? Que podemos hacer planes de pareja. A ver si te echas tú también algo ya, Sofi...
S: A ver si surge primero...
J: No sé si Valentina estará por la labor con eso de hacer planes de pareja.
M: ¿Por qué no iba a estarlo?
J: No sé, por la situación en la que está. Luego le comento algo a ver.
I: Pues a mí me gustaría mucho juntarnos.
J: Sí, estaría bien. Pero olvidaos de que pase nada de... Ya sabéis.
M: Ya, ya lo sabemos.
J: ¿Seguro? -dije mirando a alguien en especial.
I: Síiiiiiii.
M: Pues ya está. A ver si este fin de semana nos podemos juntar.
 
"¿Cómo me va a sorprender que esté casada con lo increíble que es?"

Empiezo a pensar que tienen algún tipo de complejo. Demasiados comentarios superficiales.

Será que en la escuela eran feos y les hacían bullying?, Quizás les falta mundo y no se han movido de su ciudad, O qué habrá pasado?
 
Le llegó a contar que se vieron en un bar y que la sobrina quiso tener algo?, supongo que porque su sobrina le habló de eso ella decidió soltar todo, no sé, quedó en el aire.
Exacto, sólo le contó una parte, y no la principal.
Sobre el divorcio, no me queda claro que sea tan sencillo como dice Valentina. Insisto que si el tío vuelve arrepentido (cuando se entera que su esposa está con otro) y dice que es el amor de su vida y toda la palabrería de infiel arrepentido, que se merece otra oportunidad por todos los años juntos, etc etc.....no estoy seguro de la reacción de la mujer.
 
Le llegó a contar que se vieron en un bar y que la sobrina quiso tener algo?, supongo que porque su sobrina le habló de eso ella decidió soltar todo, no sé, quedó en el aire.

Exacto, sólo le contó una parte, y no la principal.
Sobre el divorcio,mu queda claro que sea tan sencillo como dice Valentina. Insisto que si el tío vuelve arrepentido (cuando se entera que su esposa está con otro) y dice que es el amor de su vida y toda la palabrería de infiel arrepentido, que se merece otra oportunidad por todos los años juntos, etc etc.....no estoy seguro de la reacción de la mujuch

Exacto, sólo le contó una parte, y no la principal.
Sobre el divorcio, no me queda claro que sea tan sencillo como dice Valentina. Insisto que si el tío vuelve arrepentido (cuando se entera que su esposa está con otro) y dice que es el amor de su vida y toda la palabrería de infiel arrepentido, que se merece otra oportunidad por todos los años juntos, etc etc.....no estoy seguro de la reacción de la mujer.
Mejor que no le coja mucho cariño a Valentina. No es lo mismo ocultar algo o mentir como bellaca
 
Afirmen las cabezas de los títeres.

Nada me gusta este nuevo papel de Javier, aceptando ser "el otro" en la vida de Valentina.

Parece estar más contento, pero no feliz, será que dejó de serlo desde Elena.

Antes de formalizar quedaron muchas medio-verdades que completar, y debió exigir ciertos compromisos con plazos para cumplir.

Valentina debe demostrar qué tan comprometida está en la relación, explicitando los sacrificios que está dispuesta a hacer.

No es justo que Javier inmole su dignidad por "amor", aceptando ser su amante, y al parecer ella lo permita sin urgirle demasiado sacarle de esa posición.

Sus amigos, no se trata de que lo apoyen, realmente no le aconsejan, sólo lo escuchan sin oponerse a nada.

No quiero creer que el único pegamento que los ha mantenido unidos sea el follar.

Cuesta entender esas amistades que todo te aprueban, y nunca disienten, a ningún nivel. Cero aporte a tu integridad personal.

Tengo fe en mi Irene.
 
Capítulo 585

Seguimos hablando de otras cosas ya que estábamos, aunque ellos de vez en cuando pedían algún detalle más sobre lo ocurrido con Valentina en casa, contando yo lo que creía oportuno, porque tampoco veía necesario mencionarlo todo. Quizá le molestara a que hubiera aireado tanto lo que pasaba con ella, porque le iba a decir que había estado hablando con mis amigos para ver qué pensaban al ser tan importantes en mi vida y por ser todo aquello muy nuevo para mí. Y tuve la oportunidad de hacerlo al rato, porque estuvimos hablando por teléfono para contarnos cómo nos fue la tarde, pero preferí hacerlo en persona, cosa que tendría lugar al día siguiente, ya que tuvo un día ajetreado por varias reuniones que tenía programadas, diciéndome que se iba a dormir enseguida para estar bien descansada, aunque me dijo que se moría de ganas por estar conmigo allí para pasarlo bien y dormir juntos, pero sabía que si venía a casa o iba yo, poco íbamos a dormir. Así que nos despedimos con la idea de vernos al día siguiente por la noche para cenar en su casa y para pasar la noche allí los dos juntos.

El día se me hizo larguísimo pese a que intercambiamos algún mensaje a la hora de comer. Pero es lo que pasa cuando tienes muchas ganas de algo, que el tiempo se pasa muy lento. Aun así, estuve con mis cosas, siguiendo esa rutina, aunque no me la podía quitar de la cabeza. Algo bastante reseñable de ese día fue que sobre la 1 de la tarde, unos minutos pasados esa hora apareció alguien por la academia. No era otra que Julia, quien venía para ver si podía apuntarse aprovechando que estábamos a punto de entrar en agosto y así echar el mes entero. Estuve hablando con ella en la entrada de la academia, aunque como aún había algún que otro niño saliendo, pues le dije que pasara a la clase que tenía yo asignada para trabajar. Allí pudimos hablar más tranquilamente y sí que la veía interesada en apuntarse al curso que me dijo.

Tenía mucho sentido lo que decía al explicarme que lo necesitaba para apoyar lo que estaba estudiando en la universidad y le expliqué cómo estaba la cosa, pudiendo acoplarla yo a una clase en la que ya habíamos empezado a trabajar el temario, pero pensando yo que no tendría problema en adaptarse, ofreciéndome para ayudarla por mensaje si tenía alguna duda cuando estudiara en casa. Pero ella tenía en mente otra cosa al preguntarme si podía ser empezar de cero en otra clase, pasando a decir que podríamos hacerla nosotros solos y que no le importaba si era más caro. Me decía esto con una sonrisa y nada más, pero cantaba demasiado lo que pasaba, por lo que le tuve que decir que lo que tenía por ahí con una chica había ido a más y al final nos habíamos emparejado. A ella no parecía importarle aquello y me repitió si podía ser, comentándole yo que no teníamos más huecos disponibles para invertir lo que duraba una de esas clases en una sola persona.

Al ver que no cedía en aquello me dijo que en esos días que quedaban hasta empezar el nuevo mes, pensaría si le convencía, sobre todo por aquello de tener que echar más tiempo de lo que ella quería para ponerse al día. Estábamos en verano y quería aprovechar para divertirse también, porque salía algo estresada de tanto estudiar durante todo el curso. De nuevo, de manera casual me preguntó si podíamos vernos por la noche para tomar algo y explicarle yo los contenidos que tenía el curso, porque había partes en las que flojeaba y le daba miedo no poder superarlas. Tuve que declinar su ofrecimiento al decirle que había quedado con mi chica y que teníamos ganas de vernos. Ella no se lo tomó a mal. De hecho, no se le iba la sonrisa de su cara. Era algo chocante verla así, pues yo percibía interés en mí, pero al mismo tiempo me lo decía con tanta amabilidad sin dejar de mirar mis ojos que parecía que no lo hacía con esa intención.

Al final nos despedimos con dos besos y cada uno fue por su lado. Estuve cerca de decirle quién era mi pareja, pero recordé que Valentina me había dicho que nadie más sabía lo que pasaba de manera tan profunda en su vida, por lo que decidí no hacerlo. De la misma manera que tampoco le conté a ella que su sobrina había aparecido por la academia. Decidí esperar a que Valentina le contara a su familia todo lo que ocurría y ya podríamos hablarlo todo bien. Y hablando de familia, se me vino a la cabeza la mía. Mi madre en especial, porque veía que debía contarle lo nuevo de mi vida al ser una de las personas más importantes para mí. No quería cagarla antes de tiempo, por lo que tenía que ver qué pensaba Valentina. Bastante había hecho al contarle a mis amigos demasiadas cosas, aunque necesitaba hacerlo para aclarar algunas cosas y soltarlo, porque eran demasiadas las que habían pasado como para dejarlas dentro.

Al fin llegó la noche después de otro rato lento de trabajo. Pero al fin había salido y fui a casa a dejar lo que llevaba de la academia. Fui en coche y pasé por un lugar para comprar algo para la cena y acudí rápidamente. En cuanto llegué, llamé y subí. Ella me esperaba en la puerta con una sonrisa enorme, recibiéndome con los brazos abiertos para abrazarme. Le di uno grandísimo, pasando a besarla, de manera normal y sin lengua, aunque se transformó en un morreo bestial que casi ni nos dejó cerrar la puerta. Andando sin ver mucho fuimos hasta la cocina y la subí a la encimera para besarla de la misma manera, pero pasando a tocar su cuerpo, aprovechando para meter mis manos por dentro de su vestido fino y corto de verano que llevaba puesto. Ella reía y se dejaba hacer, lo que hacía que yo me viniera arriba y que mi erección se empezara a marcar, pero de pronto, Valentina me paró entre risas diciéndome que primero teníamos que cenar.

Aunque se quedó mirándome fijamente, en especial a una parte de mi cuerpo, con su típica media sonrisa, pero se bajó de la encimera y me agarró de la mano para llevarme hasta el salón, donde ya estaba todo preparado para cenar. No sé cómo no se rompió la botella de vino que llevé con los movimientos que tuvimos al besarnos de aquella manera cuando llegué, pero por suerte seguía de una pieza. Ella me preguntaba si iba a comprar una buena botella de vino cada vez que cenáramos juntos entre risas. Estaba muy risueña y eso me gustaba mucho, en especial después de todo lo pasado el domingo por la noche. Parecía otra persona totalmente diferente a ese momento, porque no se le iba la sonrisa de la cara y hasta se animaba a bromear, siendo algo raro en ella hasta ese momento. Luego pasó a decirme que no le gustaba que me gastara tanto dinero en cosas así y nos pusimos a cenar, empezando la conversación.

-Oye, no me irás a tener a dos velas ahora que ya me tienes, ¿no?
-Noooooooo. Qué locura. Si ya sabes lo que me encanta cuando tú y yo...
-No sé cómo has podido aguantar en la cocina.
-Porque tengo hambre. No he comido casi nada en todo el día con tanto trabajo.
-Muy mal. Luego te tendré que dar de comer para que repongas fuerzas.
-Pero serás bruto... De verdad -decía en forma de reproche.
-Es broma, va.
-Ya, pero ya sabes que no...
-Te encanta. Lo dijiste.
-En el tema. No todo el tiempo.
-Vale, vale, jajajaja.
-Te voy a tener que enseñar modales, jejeje.
-Yo te dejo que me enseñes lo que tú quieras.
-Eres tú el profesor... -decía de manera sugerente mientras me acariciaba la pierna con uno de sus pies por debajo de la mesa.

Le sonreí ampliamente y ella se me quedó mirando de la misma manera mientras seguía acariciándome, pasando a hacerlo también con mi mano al poner la suya por encima.

-¿No dices nada? -preguntaba algo desafiante.
-Mmm, es que me has dejado impresionado.
-¿Por qué?
-Porque no sueles hacer esto nunca. Que salga así de ti me gusta.
-De tanto que lo haces tú, pues...
-Joder... Esta noche vamos a partir la cama.
-Espero que no. Es cara, jejeje.
-Con las ganas que tenía de verte y con esto que estás haciendo... Lo mismo mañana no puedes ir a trabajar.
-Jajajajaja -reía ella de manera encantadora-. A ver, te conozco, pero es que te gusta tanto fardar...
-Estoy por ponerte encima de la mesa y... Ya ves tú...
-Con la comida no.
-Tú eres mi cena.
-Paaaaaara.
-¿Te estás poniendo cachonda?
-Ya lo estoy desde que has llegado. Notaba como un cosquilleo ahí abajo mientras esperaba que vinieras.
-Uff...
-Pero tranquilízate, anda. Tengo hambre de verdad y necesito esta energía para después.
-Vale, vale. Jajajaja.

Empezamos a cenar, diciéndole yo lo increíblemente bueno que estaba todo lo que había preparado, pero también seguimos con la conversación.

-¿Cómo fue ayer con tu hermana?
-Bien, ¿por qué lo preguntas?
-Nada, por hablar de algo. Debía ser muy importante la cita como para darme plantón...
-Noooooooo, jajaja. No me digas eso, que me sienta mal.
-Estoy de broma.
-Pues fue bien. Ella también está un poco...
-¿Mmm?
-Su marido también la engañó y quedamos de vez en cuando para cenar juntas. Ella sabe que mi... Que él está fuera y que apenas viene, aunque nada más. Entonces pues muchas veces quedamos para no estar solas las dos, ¿sabes?
-Me parece bien.
-Pero ella no es tonta. Nada de hecho, ¿sabes? Es médica. De las mejores.
-Qué bien.
-Entonces pues se huele algo de lo mío. Hasta me ha llegado a preguntar si le he dado la patada ya a...
-¿En serio?
-Sí. Desde que le pasó eso, su carácter se ha vuelto... Amargo vamos a decir.
-Entiendo.
-Perdona por no decirte que tenía una hermana, de verdad. Es que...
-No importa -dije interrumpiéndola.
-Ella lleva aquí muchos años y venía a visitarla varias veces. Nos acabó encantado la ciudad y por eso nos instalamos aquí para montar la empresa y demás.
-Entiendo que ella es mayor que tú.
-Sí. Tiene 46.
-Entonces no sabe...
-No.
-Ajá.
-¿Te molesta que no cuente lo nuestro?
-No. No me molesta.
-Es que... Es todo muy... No sé. Te llevo unos años -decía bajito.
-¿Y?
-Pues que no está muy bien visto, ¿no?
-¿Y qué más da eso?
-No sé. Necesito un poco de tiempo para ver cómo lo hago. También quiero zanjar el tema de... Ya sabes.
-Ya. Yo he pensado también en contarlo en mi familia. Bueno, a mi madre.
-Eh... ¿Solo a ella?
-Bueno, con mi padre no me hablo. Y con mi hermano tampoco. Mi madre es muy importante para mí.
-Es lo normal. ¿Y dices que le vas a contar...?
-Te quería consultar a ti primero para ver qué piensas.
-Ah... Bueno, es tu familia... Eres tú el que...
-¿Qué piensas tú?
-Pues... -dijo pasando a resoplar.
-No estás cómoda con esto.
-No mucho. Es que mi situación es... ¿Por qué no esperamos a que se solucione todo esto para dar ese paso?
-Vale. Me parece bien. Entiendo que es una situación un poco... Y que a ti te gusta hacer las cosas bien y eso.
-Así es.
-Pero me vas a tener que perdonar.
-¿Por qué?
-Porque he hablado con mis amigos de ti y de lo nuestro.
-Ah, ¿sí?
-Sí, pero tranquila. No pasa nada ni van a decir nada. No es que lo fueran a hacer, pero les he dicho que no comenten nada por si acaso.
-Am... ¿Y qué les has contado?
-Pues le he hecho un resumen de todo y lo que pasó el domingo.
-Ah...
-Valentina, es que es algo que nunca me había pasado. Necesitaba soltarlo y pedir opinión.
-Vale, no pasa nada.
-Te molesta.
-A ver... No estoy dando saltos. Es algo muy íntimo, pero si lo necesitabas, pues no hay problema.
-Tendría que haberte consultado primero.
-Da igual. No pasa nada. Además, viendo cómo se puso Irene en la playa, seguro que ha valorado que le hayas contado eso.
-Eso espero.
-¿Y qué piensan...? -preguntaba algo nerviosa.
-Están de tu parte. En ningún momento te han criticado ni nada. De hecho, se preocupaban por tu situación y lo han entendido todo. También se alegran mucho de que hayamos dado este paso, aunque Irene decía que estaba cantado por nuestras miradas y gestos.
 
Javi está tan acostumbrado a mentir siempre que cuando le mienten a él se lo toma como algo sin importancia. Valentina desde el principio ha sido una persona que no le ha tratado nada bien, y ahora que sabemos el por qué es peor la razón que el maltrato.

No me entra ni un poco esta relación, no sé si porque Keranos se está centrando tanto en Valentina que nos está haciendo dejar de saber sobre el resto de cosas y personas, o porque simplemente no entiendo que haya aguantado tantas tonterías de ella aunque esté muy buena.

Si encima ahora le añadimos que está casada y que toda su apertura de miras para el sexo no ha sido por querer hacerlo sino para que Javi no se aburra de ella.

Y Javi que a casi todas las mujeres las ve como un agujero para meter la polla justo se viene a pillar de la que peor lo ha tratado siempre.
Estoy de acuerdo con todo menos en lo de mentir. Su problema es que no es capaz de afrontar los problemas y se lo calla todo. Según mi punto de vista
 
Última edición:
Capítulo 586

Valentina puso una sonrisa encantadora en su cara que mezclaba alegría y algo de vulnerabilidad. Me la quería comer a besos, por eso le besé su mano, aunque me supo a poco y me levanté para tirar de su mano y que lo hiciera ella también, agarrando yo su cara con delicadeza para mirarla a los ojos y besarla. Ella puso sus manos sobre las mías y se dejó llevar, aunque no llegamos a nada más después de ese largo beso que nos dimos.

-De verdad, están encantados con lo nuestro -dije una vez nos volvimos a sentar.
-Genial -decía con una sonrisa enorme.
-La que más emocionada estaba era Sofía. Irene y Mario como que lo tenían más asumido, pero Sofía estaba con una cara...
-Jejejeje.
-Es más buena... Y bueno, Irene dijo que estaba encantada, porque podemos hacer algún plan de pareja los cuatro. Hasta le metió prisa a Sofía para que también se echara pareja y fuéramos seis.
-Jajajajaja. ¿Le gusta a Irene hacer planes de pareja?
-Sí. Hacíamos muchos en su día.
-Bueno, algo haremos. Aunque... Me va a dar un poco de vergüenza cuando estemos todos juntos.
-¿Por qué?
-Porque... No sé. Esto es nuevo para mí. Me voy a estar moviendo con gente mucho más joven que yo.
-Deja de decir eso. Si no puedes estar más buena y ser más guapa. Ya te dije que aparentabas 30.
-Pero aun así...
-Todos estamos cerca de esa edad en realidad.
-No sé... -decía algo risueña.
-Te veo tímida y también ilusionada.
-Un poco. Hacía mucho que no hacía estas cosas.
-Me encanta verte así.
-Jejeje. ¿Y qué dijeron de mi...?
-Que no te merece. Opino igual que ellos. Y me dijeron también que en su opinión, deberías hablar con él cara a cara.
-Uff...
-Yo opino igual, ya lo sabes. Por experiencia te lo digo también.
-Pero es que no quiero...
-¿Verlo?
-Sí. No quiero verlo. Y mucho menos con esa.
-Yo creo que es lo que necesitas para cerrar ese capítulo de tu vida. Si quieres te acompaño.
-¿Qué? ¿Vendrías conmigo?
-Claro. Sería un momento muy importante para ti y estamos juntos, ¿no? Claro que iría a apoyarte.
-No sé... Es una locura.
-Es tu decisión, pero quizá te vendría bien darle una vuelta.
-¿Si no lo hago te molestaría? ¿Pensarías que aún pienso en él? Porque no es así.
-A ver, no. Me dijiste que donde hay fuego... Pero sé que no. No me molestaría ni pensaría eso, pero creo que sería una buena forma de acabar la situación.
-No sé... Ya te dije que no quería que eso opacara nuestros primeros días.
-Lo que tú veas, Valentina. Yo te comento lo que creo que es mejor y mis amigos piensan igual. Ya eres tú la que decide, aunque bueno, ya lo hiciste con eso que me contaste de hablar con tu abogado o mandarle una carta. Yo voy a estar bien hagas lo que hagas.
-Lo pensaré.
-Pero tranquila, ¿vale? Que yo no voy a pensar nada de eso. De verdad.
-Vale.

Agarré su mano al ver que se quedaba pensativa mirando a un sitio fijo y ella me miró con una sonrisa en su cara de nuevo. En el resto de la cena conversamos de otras cosas, contando yo una anécdota del trabajo con un alumno que iba de listillo para relajar el ambiente y cambiar de tema, porque aquel último le había dejado más pensativa de la cuenta. También disfrutamos de todo lo que preparó Valentina, con un postre similar al de la gran cena que preparó el fin de semana, yéndonos después al sofá para estar más relajados mientras tomábamos una copa de vino y escuchábamos música. Seguimos charlando de varias cosas, aunque también había varios momentos en los que nos quedábamos en silencio mirándonos fijamente, con ella lanzando sonrisas tímidas en esos momentos pese a que no nos llegamos a beber casi ni la mitad de la botella como para llevar el punto.

Fue toda una suerte que Valentina se relajara después de la conversación que habíamos tenido, que si bien es verdad no llegó a ser una discusión en ningún momento, también es cierto que fue algo delicada. Llevábamos literalmente un día como pareja y ya habíamos tenido una discusión de ese calibre, aunque también es verdad que nuestras conversaciones no llegaban a ser normales siempre. Ya habíamos pasado por varias antes de hacernos pareja y esta era otra más. Pareja... Suena raro decir que éramos eso cuando ella ya estaba casada. Sí, la cosa estaba muy muerta y todo iba sobre ruedas para nosotros por los momentos compartidos esas semanas, pero a efectos legales era lo que había. Tampoco es que me importara en exceso y por eso le insistiera en que arreglara el divorcio con su marido, pero era algo que veía que había que zanjar. Sobre todo por ella, porque pensaba que así se quitaría de encima bastante peso y podría relajarse más en general, porque suponía que lo iría contando poco a poco a quien tuviera que hacerlo. Pensaba que una vez todo estuviera arreglado se olvidaría de él por completo y nos podríamos centrar más en nosotros.

No pensaba que fuera por el alcohol tampoco, porque como he dicho, apenas bebimos. Tan solo nos tomamos una copa durante la cena y ahora otra pequeña mientras seguíamos hablando de otras cosas, contándonos detalles sobre nosotros para conocernos de manera más profunda. Y que estuviera todo el tiempo sonriendo me encantaba, porque me transmitía que no la había cagado del todo contando a mis amigos detalles tan íntimos de ella. Pareció entender mis motivos y no le terminó de dar más importancia, aunque su cara no era tampoco la mejor cuando se lo confesé. Pero ahora estaba como el tiempo restante a ese momento, con una sonrisa en su cara. No pude evitar acercarme más a ella para poner mi cara a centímetros de la suya y empezar a acariciarle un muslo. Ella estaba encantada con ese gesto y ponía su mano sobre la mía para acariciarla. Así, nos empezamos a besar lentamente, aunque poco a poco la cosa iba a más.

Hasta tal punto que puse a Valentina sobre mí para poder hacerlo mejor mientas no paraba de manosear su culo, haciéndolo de primeras por encima de su vestido y luego por debajo, poniendo sus braguitas como un tanga para que no me molestaran a la hora de acariciar sus nalgas. Ella reía con el gesto, aunque no me echaba la reprimenda, nada que ver con nuestros inicios. Y eso era algo de notar. Valentina se soltaba cada vez más en ese aspecto y eso era importante para mí, porque necesitaba disfrutar al máximo en la cama, especialmente cuando se trata de una pareja. Ella se encargaba de apretar mi erección con su cuerpo al dejarse caer sobre ella, moviéndolo incluso para que hubiera algo de roce. Yo decidí subir una marcha más al desabrocharle los primeros botones de aquel vestido para tener mejor acceso a sus pechos, aunque había un sujetador que me impedía tal hazaña. Pero no fue mucho problema tampoco, porque se lo quité y lo dejé en el sofá para ahora sí, darme un festín con ellos, sosteniéndolos con mis manos, apretándolos y finalmente degustándolos.

Fue ella misma la que me paró pese a lo que le estaba gustando que hiciera aquello. Sus gemiditos y sus pezones de punta indicaban aquello, pero ella me dijo que no quería hacer nada en el sofá. Entre risas le dije que en mi casa sí que habíamos hecho cosas en esa parte, riendo ella también, pero me achacó que mi sofá siempre tenía una funda y el suyo no. Así que al final fuimos a la habitación, cogiéndola yo en brazos, con ella volviendo a reír. De camino me volvió a pasar algo que me ocurrió la noche anterior. Me dio por imaginarnos siendo descubiertos por su marido. Prometo que no era algo que me tuviera obsesionado. De hecho, no era para nada así, porque lo único que hacía imaginarme eso era darme más ganas de ir a la cama, dándome una especie de morbo que no terminaba de entender por aquello de que no me gustaba meterme en una relación.

Ya en la cama empezamos de verdad a dar rienda suelta a lo que ambos queríamos. Bueno, Valentina no tanto al reprimir sus gemidos por temor a que sus vecinos la escucharan. Aunque empezamos lento, como habíamos descubierto hacía pocas horas, pero una vez ambos acabamos y repetimos, sí que le puse más ritmo. La cama sonaba un poco, o más bien el cabecero, con ella diciéndome que llevara cuidado. Así que opté por ponerla tumbada a lo ancho en lugar de a lo largo en la cama. Así el movimiento no haría chocar el cabecero contra la pared. Ahora sí que la veía disfrutar más, con ella tapándose la boca con ambas manos. Verla así y cómo sus tetas se apretaban entre sus brazos me ponía muy malo. Tanto que me acabé corriendo dentro de ella lanzando un gemido que no pude reprimir, aunque tras soltarlo, pasé a jadear. Ella también llegó al notarme así, contrayendo fuertemente su vagina y dándole sus típicos temblores, sobre todo por la zona de las piernas.

Aquello, por supuesto, fue seguido del típico momento de mimitos que disfrutaba como el que más, especialmente siendo ya pareja de ella. De hecho, eso mismo comentó ella después de unos cuantos minutos en silencio. Se veía sorprendida por lo cariñoso que me molestaba desde el domingo. Yo, que siempre me gusta salir con coñas en momentos así, le pregunté si le molestaba, respondiéndome ella negativamente, pasando a decir que le encantaba. Mientras me acariciaba la cara me comentaba que le gustaba mucho cómo de diferente era en la cama según fluyera el momento. Con una naturalidad que no reconocía en mí últimamente al hablar de esos temas tan profundos le dije que aún le quedaban muchas cosas que descubrir de mí. Fue un comentario muy simple y casi cliché, pero en mi cabeza fue un gran paso para mí, porque ya empezaba a asimilar mi situación al estar con ella de verdad. ¿Sería capaz de dar lo mejor de mí como en su día traté de hacer y sorprenderla con detalles típicos de la época?

Volviéndola a coger en brazos fuimos hasta el baño para darnos un baño al llenar la bañera mientras nos limpiábamos bien en la ducha con hidromasaje. De nuevo, nos quedamos bastante callados, aunque caricias caían todo el tiempo, de la misma manera que los besos. Ya en la bañera nos pusimos más cariñosos aún, con ella echada sobre mi hombro con su mano en mi pecho mientras yo la rodeaba con mi brazo. Era increíble cómo de a gusto estaba con ella en ese momento y en esa bañera. Pero nos pusimos más cariñosos de la cuenta y para mi sorpresa fue Valentina la que dijo de ir a más. Con tanto beso y caricia se me puso dura y ella me la empezó a menear, subiéndose a mí para ensartarse con mi polla, lanzando un gemido y luego un suspiro. Me fascinaba lo sensible que se ponía después de follar y eso que tampoco lo habíamos hecho tan duro, pero quizá tenía que ver que hubiera tenido dos orgasmos bastantes intensos.

Pero Valentina se quedó quieta. No se movía absolutamente nada salvo en su parte más baja al hacer movimientos con su sexo. Me la estrujaba con cierta soltura y eso me estaba provocando una buena estimulación para que no se me bajara al estar ambos quietos. Valentina me miraba fijamente a los ojos, con su media sonrisa de siempre. Tenía sus brazos pasados por mi cuello, con su espalda erguida y sus rodillas hincadas en la bañera. Mis manos se adueñaron de sus muslos y culo, aunque no hacía nada para que ella se moviera. Tras unos momentos con esas miradas, acercó sus labios a los míos para empezar a besarnos lentamente, moviéndose de la misma manera hacia arriba y abajo. Es increíble cómo un movimiento tan ligero puede ocasionar tanta estimulación como el sexo más duro, pero es lo que tiene cuando los sentimientos entran en juego. Entre los dos había más que atracción y se notaba.

Tampoco estuvimos mucho tiempo así. Valentina se encargó de ello, no acelerando el ritmo, pero sí volviendo a hacer movimientos con su vagina para estimular más de lo que ya lo hacía. Me agarró la cara con más manos para sujetarme mejor y poder besarme así con más facilidad, pero no tardó mucho en despegarse de mí para decirme que acabara dentro de ella. Me sorprendió que me dijera aquello por estar en la bañera tranquilos, aunque no pude pararme a pensarlo mucho, porque después empezó a besarme el cuello como ella sabía que me gustaba y no tardé nada en empezar a descargar de nuevo dentro de ella con unos jadeos exagerados que eran provocados por tanta estimulación en diferentes partes de mi cuerpo. Ella también tuvo el suyo, aunque no tan intenso como los otros, pero sí que noté como temblaba un poco y como se encogía, juntando nuestros cuerpos tanto que sus tetas se aplastaban contra mi pecho.

Su respiración acelerada se fue calmando poco a poco, echando ella su cara de lado sobre mi hombro para susurrarme que le encantaba sentir cómo acababa dentro de ella. Yo también le dije que era donde más me gustaba hacerlo y tras unos momentos, se incorporó para mirarme con una sonrisa bastante grande esta vez y besarme húmedamente, aunque sin lengua. Tras eso se bajó de mí y empezamos a vaciar la bañera y recogerlo todo, pasando de nuevo a la ducha para lavarnos bien. Pusimos unas sábanas limpias después de haber dejado las otras sudadas y con restos de nuestro amor para descansar y dormir, porque ya era algo tarde y ambos seguíamos con nuestra rutina que empezaba bastante temprano. Valentina se puso uno de sus camisones, aunque no de encaje, siendo algo más normal para dormir más cómoda. Yo en boxers, como siempre. Esta vez, Valentina de abrazó a mí con algo más de fuerza. Parecía estar encantada por cómo iba todo y la verdad es que yo no lo podía estar más.
 
Valentina se puso uno de sus camisones, aunque no de encaje, siendo algo más normal para dormir más cómoda. Yo en boxers, como siempre. Esta vez, Valentina de abrazó a mí con algo más de fuerza. Parecía estar encantada por cómo iba todo y la verdad es que yo no lo podía estar más.
Un excelente momento para que aparezca el marido jaja.
Bueno, a riesgo de ser un pesado, reitero mi comentario sobre el divorcio, es muy fácil pensar o imaginar la situación por parte de ella, sobre todo dar por hecho que su pareja quiere separarse también porque ya no la quiere, pero otra muy distinta es enfrentarse cara a cara y comprobar que al tío no le hace gracia la separación.
Luego de tantos años de pareja, seguramente él conoce sus fortalezas pero principalmente sus debilidades y puede aprovecharse de ello.
Espero que ese proceso no resienta la relación con Javi, pero es una posibilidad
 
Sí. No quiero verlo. Y mucho menos con esa.
-Yo creo que es lo que necesitas para cerrar ese capítulo de tu vida. Si quieres te acompaño.
-¿Qué? ¿Vendrías conmigo?
-Claro. Sería un momento muy importante para ti y estamos juntos, ¿no? Claro que iría a apoyarte.
Será ese el reencuentro con Elena.???????
 
Sí. No quiero verlo. Y mucho menos con esa.
-Yo creo que es lo que necesitas para cerrar ese capítulo de tu vida. Si quieres te acompaño.
-¿Qué? ¿Vendrías conmigo?
-Claro. Sería un momento muy importante para ti y estamos juntos, ¿no? Claro que iría a apoyarte.
Será ese el reencuentro con Elena.???????
Hombre, sería rizar el rizo de las casualidades... Pero en fin... Por poder puede...
 
Atrás
Top Abajo