Reencuentro con Elena

Buenas noches!

Me paso para desearos una buena salida de lo poco de año que nos queda y una buena entrada para el que estamos por estrenar.

Nos vemos pronto para seguir con la historia, que ya os adelanto que habrá algunos cambios en ella...
Gracias colegui!

Feliz 2024.

Cambios????

Con quien te estás tomando las uvas, bribón? Jajaja
 
Buenas noches!

Me paso para desearos una buena salida de lo poco de año que nos queda y una buena entrada para el que estamos por estrenar.

Nos vemos pronto para seguir con la historia, que ya os adelanto que habrá algunos cambios en ella...

Sería muy positivo para quienes seguimos el relato algo de esos cambios que adelantas.

Luego de los casi 700 capítulos cualquier novedad es bienvenida.:adorar1:
 
Capítulo 663

Quedó para comer con los tres y fue cuando les contó el tema. Los tres estaban muy impresionados por lo que les contó, pasando a desearle mucha suerte para su nuevo trabajo y su nueva vida allí, aunque también comentaron que era una pena que se marchara, porque disfrutaban mucho cuando quedaban con ella y ahora iba a estar mucho más difícil y serían menos las ocasiones. Ángela me comentó que preguntaron por mí, por cómo me había tomado la noticia y me fue sincera al decirme que les comentó que no me había hecho mucha ilusión. Intenté rebatirle aquello, pero es que llevaba razón y ella creía entender el por qué, aunque algún detalle se le escapaba en realidad. No quisimos estar todo el tiempo hablando de eso, por lo que tocamos otros temas hasta que terminamos y nos marchamos, pidiéndome Ángela de ir a mi casa, porque en la suya se encontraba su hermana y su madre.

Por suerte, al llegar a casa, no nos encontramos a Andrea en el salón. Quizá previsora de lo que pensaba que pasaría al ver que había quedado con Ángela se marchó a su habitación para dejarnos más intimidad por si decíamos de ir, como efectivamente acabó pasando. Y tampoco era muy tarde, pues apenas habían pasado unos minutos más allá de las 11 de la noche. Pero fue un gesto que me gustó, ya fuera voluntario o no. Así que aprovechamos esa intimidad para quedarnos un poco en el salón, sentados en el sofá para hablar tranquilamente, contándome ella algunos planes que tenía una vez llegara, porque como ya he explicado anteriormente, le gustaba mucho hacer turismo. Y justamente acabamos recordando nuestro viaje a Lille, aunque íbamos con más gente. Pero ella obviaba ese detalle, porque solo contaba lo que le gustó ir y ver la ciudad y las anécdotas de cuando me puse malo en ferry de camino a Inglaterra.

Recordamos varias cosas, nos reímos y acabamos besándonos. Empezaba a asumir su marcha y me hacía a la idea de que lo nuestro no podía ser, pero todo era muy reciente y seguía sintiendo esas cosas que tan confundido me tenían. Sentir sus labios era algo hasta mágico en ese momento y que quería aprovechar todo lo que pudiera, porque no iba a haber otra ocasión, al menos en un buen tiempo según me contó. Fue ella misma la que sugirió irnos a mi habitación para poder seguir allí tranquilamente, pero estaba tan a gusto sentado en el sofá en ese momento con ella besándome que no quería moverme ni un centímetro por miedo a dejar de estarlo. Hasta la acomodé al ponerla sobre mí con una pierna a cada lado para poder besarnos con más facilidad. Sus pequeñas risas juguetonas no hacían más que alegrarme el momento y saber que había hecho bien al quedarnos un poco más allí, aunque me dijo que no se quería ir muy tarde a casa para dormir bien antes de irse.

Me quedé mirándola un poco, con una sonrisa en mi cara, imitando ella el gesto y me levanté, cargando con mi amiga para marcharnos a mi cama y seguir allí. Ella se abrazó bien a mi cuerpo y hasta dejó caer su cara sobre mi hombro, hasta que llegamos y me senté en la cama, con ella aún pegada a mí, para vencerme y tumbarnos, continuando con los besos. En lo que lo hacíamos, le quité sus sandalias y empecé a jugar con sus muslos y con su culazo al meter mis manos por dentro de su vestido. Ángela empezaba con sus típicas risas y se volvía más juguetona al acariciar mi cara, amagando con besar mi cuello, cosa que no me habría importado lo más mínimo en ese momento. No tardé mucho en quitarle el vestido al tirar de él hacia arriba, siendo más fácil de lo que pensaba. Ángela se quedó en un conjunto de ropa interior blanco bastante bonito, aunque era más pequeño de tamaño de lo habitual. Sobre todo, su sujetador, que no tenía tirantes que se ajustaba bien a su cuerpo. Acaricié su esternón, sonriendo ella y mirando mi mano, hasta que rodeé el contorno de uno de sus pechos para agarrarlo con toda mi mano, pasando ella a reír de nuevo.

Le dije que me gustaba mucho, limitándose ella a sonreírme para agradecer las palabras. Tiré de ella hacía mí para volver a pegar nuestros cuerpos y besarnos una vez más, siguiendo con las caricias y aprovechando para quitarme ella el polo que llevaba puesto, intentando hacer lo mismo con los pantalones, pero de desabrochar el cinturón, el botón y bajar la cremallera no pasó por estar tan juntos nuestros cuerpos. Yo sí que fui capaz de quitarle el sujetador para dejarlo apartado, viendo cómo sus pezones estaban ya de punta. Me encantaba verlos así, por eso me lancé a por ellos, con ella estremeciéndose y suspirando. Hasta se le ponía la piel de gallina. Pero no nos quedamos ahí, porque también le quité su tanga, dejándolo junto al sujetador, para volver a ponerla sobre mí y manosear más su culo todavía, abriéndolo bastante, con ella gimiendo en mi boca pese a no estar estimulándola.

No le hice sufrir más y me desnudé por completo yo también, quedándose ella en medio de la cama, sentada sobre sus talones y con sus manos en sus rodillas, esperándome a que terminara. Nos quedamos mirando y me acerqué a ella para besarle, pasándole el pelo por detrás de la oreja. Tras eso, pegué nuestros cuerpos otra vez y la puse sobre mí, quedando mi polla entre nuestros cuerpos, bastante dura. Solo me apetecía estar así por el momento, con esos besos y esas caricias en las que Ángela también participaba, dejándose llevar bastante al seguirme perfectamente, aunque le notaba con bastantes ganas, claro indicio de ello era cómo buscaba mi polla con frecuencia al meter su mano entre nuestros cuerpos, llegando a agarrarla para apretarla, aunque no movía su mano para masturbarme ni nada, pero el estímulo que me hacía con su mano era bueno igualmente.

-Todavía no te has ido y ya te estoy echando de menos... -le dije bajito, haciendo que ella se apartara un poco de mí para mirarme, poniendo esta vez una expresión triste.

Pero eso no le quitaron las ganas de continuar, porque después de darme un pico, me empezó a besar por todo el cuerpo hasta que llegó a mi polla, la cual besó también para chuparla a los pocos minutos, sabiendo ella cómo tenía que hacerlo para que me gustara. Habría estado más tiempo con esos besos y caricias, pero esto tampoco estaba nada mal y me estaba gustando mucho, pero le pedí que se pusiera sobre mi cara, porque quería comerle el coño yo también. Y me hizo caso, apoyando sus manos en el cabecero de la cama, con sus piernas bien abiertas, dejándome hacer algo que me encantaba, con ella frotándose después de unos breves minutos, continuando yo hasta que se corrió, con jadeos entrecortados y con unos temblores típicos de alcanzar un orgasmo. Intenté seguir una vez lo alcanzó, pero ella se bajó y se tumbó en la cama, haciéndose un ovillo, aprovechando yo para abrazarla desde atrás y besar su cabeza y su hombro.

Aunque rápidamente se dio la vuelta y se puso a tono de nuevo, buscando mis labios para continuar jugando y así acabar sobre mí, echando algo de saliva que no veía muy necesaria con lo que estaba lubricando ella para empezar a metérsela. Cuando se la metió por completo, lanzó un suspiro y cerró sus ojos, echando su cabeza hacia atrás para decirme que ella también me iba a echar mucho de menos. Así, empezó a moverse ligeramente hacia delante y atrás para follarme. Una vez más, me hubiera gustado mucho que ese ritmo lento hubiera durado más, pero ella tenía algo de prisa y también muchas ganas. Por eso aceleró el ritmo con rapidez, pasando también a botar encima de mí, aunque tuve que pararla en un par de ocasiones al estar haciendo más ruido de la cuenta y eso que reprimía bastante sus gemidos. Pero al final, viendo que estaba con muchas ganas, pues pegué su cuerpo al mío y la follé desde abajo al sujetar su culo y abrirlo bien, hincando mis talones en la cama y moviendo mis caderas para penetrarla lo más rápido que pudiera.

En cuestión de segundos le llegó su segundo orgasmo, estando yo muy cerca también, pero se agitaba tanto por sobreestimularla yo que acababa teniendo espasmos y mi polla se salió de su interior. Se quedó sobre mí para recuperar el aliento, encantándome cómo quedamos tumbados, aunque ella estaba dispuesta a seguir. No la vi excesivamente excitada cuando la vi en casa ni durante la cena, pero estaba bastante insaciable esa noche. Por eso no tardamos en volver a ponernos manos a la obra, haciéndolo esta vez de lado, metiéndosela yo desde atrás. Le estimulaba los pezones y también el clítoris, con ella gimiendo contra la almohada al empujar su cara contra ella, aunque me pidió que cambiáramos de postura, pasando a estar ella a cuatro y yo dándole desde atrás. Cada vez lo hacía con más intensidad, aunque me cuidaba de que no sonara más de la cuenta el ruido que hacíamos. Ángela hacía por donde para callar sus gemidos de nuevo contra la almohada, aunque erguía su espalda de una manera en la que su culo quedaba muy en pompa y por lo tanto, bastante sexy.

Ahora sí que estaba por llegar al fin, y no era el único, porque también notaba cómo se estremecía mi amiga, tirando de mi mano para que pegara mi cuerpo al suyo y estuviéramos tumbados completamente. Me pedía que acabara dentro de ella, porque estaba por acabar y quería que lo hiciéramos juntos. No fue muy difícil llegar con lo poco que me quedaba y al notar el suyo, con esas contracciones internas que me estimulaban además del roce que provocaba yo al moverme. Fue un orgasmo muy placentero y ella parecía agotada, aunque me pidió que no me moviera y que permaneciera así. Y así estuvimos hasta que nos calmamos del todo, con ella yendo al baño para limpiarse bien, aunque acudió de vuelta en muy poco tiempo. Nos quedamos tumbados unos pocos minutos, en silencio y mirando al techo, aunque ella rompió ese silencio después de lanzar un suspiro.

-Ha estado muy bien para despedirnos, ¿no?
-Sí. Me ha encantado. Hoy estabas muy encendida.
-Sí, jajajaja. Es que quería aprovechar antes de irme.
-Pues sí.
-No creo que allí esté igual que contigo, así que hemos hecho bien en quedar hoy.
-¿Y eso?
-Pues porque no, ya me conoces. No soy mucho de ir de flor en flor, ya sabes. Siempre se puede dar que conozca a alguien y que coja confianza con esa persona, pero no sé... No me termino de ver.
-Bueno, nunca se sabe.
-Porque de relaciones paso. No me veo preparada aún para volver a intentarlo y pensando de esa manera, pues es más complicado llegar a eso...
-Ya veo -dije pensando que había sido un acierto no decirle nada al ver lo que me contó.
-Es que... Desde que jugaron conmigo, solo me he visto con Finn, contigo y con Irene y Mario para eso. Y ya han pasado unos meses, pero no sé.
-No me dirás que sigues sintiendo cosas por ese desgraciado...
-No, no. No es eso. Simplemente no me apetecía mucho... No sé cómo explicarlo. Me empecé a ver con Finn porque en su día sabía que yo le gustaba y quedamos bastante a solas para tomar un café y tal y pues acabamos en la cama cuando fuimos a su casa. Tampoco me acostaba mucho con él. Si solo lo he hecho dos o tres veces... Contigo lo he hecho mucho más. Y lo de Irene y Mario fue algo muy puntual, porque también estabas tú.
-¿Aún te duele lo que te hicieron?
-Sí.
-Bueno, quizá te venga bien irte para despejarte del todo.
-Puede. Pero también sé algo.
-¿El qué? -pregunté distraído.
-Pues que a ti no te pasa igual.
-¿Eh? -dije pensando que me había pillado en lo que empezaba a sentir por ella.
-¿Pues qué va a ser? Que tú sí querrás verte con chicas, ¿no?
-Ah, pues bueno...
-Lo haces muy fácil para haberlo pasado lo mal que lo has pasado.
-Bueno, lo mío me ha costado, ¿sabes?
-Ya. Ya lo sé. Pero bueno, lo que te quería decir es que he estado hablando con Cintia. Se nota que tiene ganas de verte para... Y creo que tú también. Así que te he allanado un poco el terreno con ella diciéndole que lo que tiene que hacer es portarse bien contigo y no echarte nada en cara, ni lanzar puyitas. Así seguro que disfrutáis más. Y lo mismo te digo a ti. Si quieres pasar un buen rato con ella, pues trátala bien y verás cómo la noche va de maravilla.
-Pero es que yo no necesito que me allanes nada -dije molesto por hacer de celestina conmigo cuando precisamente lo que quería era estar con ella-. Yo sé lo que tengo que hacer. Y no me interesa mucho verme con ella.
-Pero no te enfades conmigo... -decía con algo de pena- Si yo solo quiero que estés contento y que lo pases bien.
-No me enfado, pero no hace falta que hagas eso. Con que me prometas que vamos a estar en contacto mientras estés fuera, me conformo.
-Pues claro -dijo poniéndose de lado para abrazarme.
-¿Y cómo vas a ir mañana am aeropuerto? -pregunté para cambiar de rumbo la conversación.
-Pues iremos en taxi.
-Si quieres os acerco yo y ya nos despedimos del todo.
-¿Sí?
-Claro. Mañana es sábado y no tengo que ir a trabajar, así que puedo llevaros.
-Estaría muy bien, aunque no quiero llorar tampoco, que me conozco, jejejeje.
-Bueno, si en unos pocos meses vuelves por Navidad. No es para tanto.
-Ya...
 
Pues está etapa mucho me temo que se acabó. La pena es que se va a ir sin que el le diga sus sentimientos hacia Ella, y estoy seguro que el sentimiento es mutuo.

Pues yo creo que esta separación le va a hacer ver a Javier lo que siente realmente por ella y tal vez, solo tal vez, hable con ella y le diga lo que le importa realmente.
 
Capítulo 664

Nos vestimos y la acompañé a casa, porque ya era algo tarde y para colmo había refrescado un poco, por lo que fuimos abrazados para darle calor con mi cuerpo. Al llegar nos dimos un buen abrazo y un beso en la mejilla, concretando la hora para ir a por ella y su madre para llevarlas al aeropuerto. Luego regresé a casa y me eché sobre la cama directamente para tratar de dormir, debiendo haber cambiado las sábanas después de tanto folleteo, pero es que olían mucho a ella y prefería poder aspirar ese olor tan bueno de su perfume. Cada vez que pensaba en ello, veía que había sido una buena idea no contarle nada de lo que sentía por ella, porque habría hecho el ridículo de manera bastante estrepitosa. Pero aun así, seguía sintiendo lo mismo y hasta dolía que dijera eso de cerrarse a relaciones por el momento. Quizá si le hubiera contado mis sentimientos podría haber cambiado de opinión, o puede que no. Era algo que jamás iba a saber al ser ya demasiado tarde para hacerlo yéndose ella a otro país en pocas horas.

Como habíamos quedado, llegué a su casa a la hora acordada, pudiendo aparcar en su misma puerta y avisándola. No tardaron en bajar tanto ella como su madre. Y no venían solas, pues Lucía también las acompañaban. Las ayudé a cargar las maletas en el maletero y nos pusimos en marcha. Todas me saludaron muy abiertamente, aunque es cierto que de camino estuvimos bastante callados. Parecía que estaban un poco nerviosas, algo que es totalmente entendible en esas situaciones, aunque también tenían que estar algo tristes por dejar a Lucía allí sola, al menos durante unas semanas. Lo único que se habló fue por parte de la madre de Ángela, pidiéndome si podía ayudar a su hija por si tenía algún problema. Por supuesto, no tenía ningún problema en ello y ahí estaría si me necesitaba para algo que le pudiera surgir. Sabía que si me ofrecía, tanto ella como Ángela se quedarían más tranquilas y prefería que se fueran contentas en ese aspecto, porque bastante tenían con irse lejos de ella.

Al bajarnos e ir hacia la terminal también estuvimos en silencio, aunque una vez facturaron ya se animaron más al irnos a una cafetería para desayunar algo haciendo hora hasta que saliera el vuelo. Charlamos un poco acerca de lo que iban a hacer una vez llegaran, porque Ángela ya se había informado de los lugares de interés de la ciudad a la que iban a ir. Y no solo se quedaba ahí, pues también tenía ganas de visitar varias más, pensando en hacer hasta un tour por todo Francia siempre que su tiempo libre se lo permitiera, porque con lo que iba a cobrar, el dinero no iba a ser gran problema. Ya cuando acabamos y esperamos, los nervios crecían en ellas y más aún cuando nos despedimos. Su madre y yo nos dimos un abrazo y dos besos mientras Ángela se despedía de su hermana, porque no nos conocíamos mucho, aunque nos caíamos bien. Con ella la despedida fue mucho más dura al darnos un largo abrazo, en el que yo le llegué a dar varios besos en la cabeza por la diferencia de estatura tan grande. Estuve a punto de decirle que no se fuera y que se quedara conmigo, pero podía hacer eso. Fue algo que casi hago cuando ella se separó de mí con sus ojos bastante vidriosos.

Pero tocaba ser fuerte, mucho. Así que no dije nada, ella me dio un beso en la mejilla y me dijo que me cuidara, pidiéndole yo a ella lo mismo, además de decirle que la iba a echar mucho de menos. Ya no había vuelta atrás y ambas se montaron en el avión, yéndonos Lucía y yo, montándonos de nuevo en el coche para llevarla de vuelta a casa. No estaba dando saltos, pero tampoco estaba tan triste. Hasta me sacó tema de conversación, tratando de buscar un lado positivo a la situación, diciendo que ahora sí que iba a estar independizada al estar sola por completo en su casa mientras estudiaba. Lo que más le gustaba de aquello era que no tenía que dar explicaciones a nadie cuando entrara y saliera, porque se ve que Ángela controlaba eso bastante, tratando de pararle los pies cuando aparecía con un chico, aunque también pensaba que su madre se lo había pedido al no estar ella allí con las dos, porque ya le había dado la charla y las palabras de su hermana eran muy parecidas a las que empleó su madre en esa ocasión.

-¿Me das tu número? -me preguntó una vez llegamos y paré en la puerta de su casa- Es para hablar contigo por si pasa algo, ya sabes... Jajajaja.
-¿Seguro que es para eso?
-Claro. ¿No has oído a mi madre antes? Aunque si quieres pasarte un día por casa o quedar para tomar algo... Porque, ¿tú por dónde sales?
-Jajajajaja. Joder, qué descarada eres...
-A mí me gustan las cosas claras.
-Ya veo, ya.
-¿Entonces...?
-No voy a salir contigo, Lucía. Quiero estar tranquilo ahora mismo.
-¿Y eso? ¿Hay alguien por ahí?
-Mmm, no. No exactamente.
-Pues esa respuesta suena a que sí. Y te has estado viendo con mi hermana mucho últimamente, así que...
-No te montes películas, anda.
-¿Estás tristón porque se ha ido?
-Claro. Es una persona muy importante para mí. Son ya muchos años de amistad.
-Mmm... Pues bueno... Si te animas algún día que salgas, para que no estés solo. O a ver si coincidimos.
-Vale, jajajaja -dije dándole mi número.
-Ya nos veremos -dijo sonriente, acercándose a mí para darme un beso en la mejilla-. Gracias por traerme.
-De nada.

Me marché de allí para aparcar el coche cerca de casa e ir hacia allí. Una vez entré, me encontré a Andrea desayunando tranquilamente en la cocina, saludándome y preguntándome cómo había ido la despedida con Ángela. Le conté que había sido duro y que ella parecía afectada, pareciéndole algo normal a ella, por lo que la conversación no desembocó en nada más en ese aspecto. Aunque seguí, preguntándole qué iba a hacer ese día, sin saber ella muy bien el qué. Dijo que tal vez se iba a dar una vuelta, porque la temperatura era muy buena y ya no hacía calor, algo que le permitía ir por la calle con comodidad. Pasó a preguntarme si yo tenía algún plan, pero lo cierto es que no. Pensé en ir al gimnasio y luego acercarme a la tienda para jugar por la tarde, pero nada más. Le pregunté si quería que viéramos algo de francés, pero al estar el curso empezando, no veía muy necesario empezar tan pronto, sobre todo para no causarme problemas, aunque le dije que no me lo suponía.

En el gimnasio no me podía quitar a Ángela de la cabeza, aunque aun así me daba para centrarme bien en los ejercicios y quedar conforme. Esa carilla que tenía cuando rompimos el abrazo me ponía muy mal cuerpo y no quería estar así. Traté de despejarme al correr un poco por la ciudad, pensando que al ver a más gente por la calle y tener que ir atento funcionaría. Y así fue, pero no terminaba de dejar de pensar en ella. Se me iba a hacer muy largo el tiempo hasta que dijera de volver por Navidad, aunque quizá podía programar algún viaje para ir a verla. Tenía que ver si me cuadraba algún puente bien para poder hacerlo bien. Pero por lo pronto aún no había ni llegado a su nuevo destino. Ya recibiría una llamada suya después de llegar a casa y darme una ducha, diciéndome que ya estaban de camino al piso en el que iban a estar viviendo, aunque les pillaba bastante retirado del aeropuerto. Lo mejor de la conversación era que la notaba con otro humor bastante diferente al que tenía cuando se fueron. Parecía que estaba muy emocionada con la llegada y que poco a poco se iba animando más.

Por la tarde al final no fui a la tienda a jugar, porque no había mucho movimiento por lo que podía ver en los grupos. Habiendo empezado un nuevo curso, la cosa se ponía un poco difícil para que todos estuvieran disponibles para quedar, aunque pensaba que también quedaban con la gente nueva que conocían en las clases y demás. Por lo que estuve en casa jugando un poco con la consola y con la batería también, hasta que llegó Andrea de la vuelta que se dio, habiendo comprado algo para preparar luego para la cena. Al final sí que se animó a lo de las clases de francés. Empezamos con un repaso rápido, habiéndose quedado ella con bastantes cosas del curso anterior, por lo que pasamos a ver lo que estaban dando en clase y lo que iban a dar en futuras clases. Estuvimos un par de horas, aunque era algo muy tranquilo y no acabamos cansados, porque hacíamos nuestras paradas y demás.

Andrea acabó muy contenta con el resultado de esa tarde, dándome las gracias y retirándose para ir preparando aquello que compró para que pudiéramos cenar juntos. Durante ella, me dijo que me veía más callado de la cuenta y que pensaba que tenía que ver con la marcha de Ángela. Le acabé dando la razón, llegando ella a sugerir que tal vez sentía algo por ella, aunque no lo dijo mirándome a la cara. Le pregunté si eso era lo que ella pensaba, aunque ella no terminó de responder, porque me daba largas. Pero si decía eso era porque lo pensaba de verdad. No quería empezar una discusión, por lo que lo dejé ahí, quedándonos más callados de lo que solíamos, sobre todo ella. Y así siguió cuando acabamos de cenar y nos sentamos en el sofá para ver la tele. Pero yo no estaba muy conforme con lo que echaban, interesándose Andrea por una película que a mí me parecía aburrida, por lo que pensé en salir para darme una vuelta y distraerme, porque me daba por pensar en Ángela y en lo que podíamos haber sido con las ilusiones que me hice y no quería volver a empezar.

Me di una ducha y me arreglé, tratando de ponerme todo lo guapo que pude. Mientras me vestía pensé en llamar a alguien para no estar solo. Obviamente se me vino Lucía a la cabeza por haberme dicho justo eso ese mismo día horas antes. Pero no tenía mucho interés en ella. Era una chica guapa y muy atractiva, pero yo prefería estar con su hermana y no me apetecía nada ir a su casa, porque estaría más centrado en pensar en Ángela que en otra cosa. También pesé en Cintia por la conversación que tuve con mi amiga la noche anterior. Me seguía molestando eso, pero tenía sentido lo que decía. De todas maneras, seguía sin fiarme de ella por mucho tratamiento que estuviera siguiendo y por muy bien que se hubiera portado con Ángela. No merecía la pena para mí aguantar un posible numerito por su parte para poder pasar una buena noche con ella. Tampoco me veía tan necesitado como para acabar con ninguna de las dos. En realidad, no me apetecía mucho acabar con nadie en la cama, pero me apetecía salir para distraerme y sabía que la posibilidad de acabar así estaba ahí.

Realmente no acabé encamado con nadie, aunque sí recuerdo que algo pasó. Salí por algún que otro pub y empecé a beber de manera normal, pero ya de últimas sí que bebí más, empezando a marearme y acabando borracho. Tengo muchas lagunas, pero sí recuerdo haberme enrollado con una chica, aunque no recuerdo ni cómo era. Pero sí que se me venían a la mente recuerdos de besos durante esas horas. Me desperté en mi cama, solo y sin ningún signo de haber tenido sexo. Aunque estaba para el arrastre, con mi cuerpo algo dolorido, la boca seca, una reseca tremenda... Me quedé varios minutos tumbado bocarriba en la cama tratando de recuperarme un poco, porque tenía un malestar en el cuerpo bastante grande y no quería destellarme al mirar la hora que era en el móvil, como acabé haciendo. Era tarde, aunque también vi que tenía muchos mensajes y llamadas perdidas, cosa que me extrañó. Siempre es difícil encajar una noticia como la que vería en esos mensajes.
 
Joerrr. Iba a decir que otra vez dejó escapar una chica por la que está claro que siente algo muy fuerte, pero ne quedó con el final del capítulo.
Me da que se enrollo con alguna que ya conocía y esos mensajes va sobre eso.
Porque no creo que tenga relación con Ángela esos mensajes.
 
Me quedo muy expectante con el final del capítulo. Puede ser cualquier cosa y parece que puede ser una sorpresa, no sé si buena o mala, pero si tiene llamadas perdidas y mensajes y dice que siempre es difícil de encajar, se me ocurre que debe estar relacionado con esa chica con la que se enrollo o bien algo sorprendente.
 
Me quedo muy expectante con el final del capítulo. Puede ser cualquier cosa y parece que puede ser una sorpresa, no sé si buena o mala, pero si tiene llamadas perdidas y mensajes y dice que siempre es difícil de encajar, se me ocurre que debe estar relacionado con esa chica con la que se enrollo o bien algo sorprendente.
La última frase "Siempre es difícil de encajar una noticia como la que vería en esos mensajes" me da mala espina. Me huele a mala noticia.
 
La última frase "Siempre es difícil de encajar una noticia como la que vería en esos mensajes" me da mala espina. Me huele a mala noticia.
A ver. Yo dudo mucho que Ángela esté con alguien. Fuera de eso, ya me preocupa menos cual puede ser esa mala noticia, porque si es por ejemplo que Elena esté con otra persona y esos mensajes lo confirma, no me preocupa demasiado ya.
Pero desde luego, se pone interesante esto, porque algo importante puede ser.
Fíjate por donde, otra opción que veo es que Valentina esté con alguien.
 
Se enrolló con Lucia y los mensajes y llamadas son de Ángela. O se enrolló con Elena al no reconocerla borracho como iba. O con Cintia, o con la hermana de Elena, o con... Sabe dios la que puede haber liado con la borrachera.
 
Capítulo 665

Por desgracia, no era la primera vez que me pasaba recibir noticias como esa así. Del mismo modo que se repetía en mi cuerpo la reacción una vez me enteraba de algo así. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo como si de un calambrazo se tratara, quedándome después mareado de la impresión que me dio. Qué sensación tan desagradable, aunque es mucho peor que te informen del fallecimiento de alguien cercano. Me senté en la cama sin poderme creer lo que estaba leyendo, mirando los mensajes de varias personas y viendo que me decían lo mismo. Era algo que no me podía llegar a creer y que no sabía cómo había podido pasar, porque no me informaban de lo sucedido. Tan solo me contaron el hecho y dónde estaban. De un bote me levanté para darme una ducha rápida, porque la necesitaba bastante, arreglándome para irme hacia donde me dijeron sin creerme lo que estaba pasando.

Al llegar todo era muy desolador. Cuando alguien se va de esta manera es algo muy duro, pero lo es especialmente cuando se es tan joven. No conocía de nadie a su familia, pero igualmente me acerqué para darles el pésame, sin atreverme a mirar el cuerpo estando el ataúd abierto. De nunca he hecho eso, porque pienso que me daría mucha impresión y siempre lo he evitado, hasta con familiares. Y en esta ocasión no iba a ser menos, porque además de eso, no me quería quedar con esa imagen como última de esa persona. Habiéndoles dado el pésame a los familiares, salí fuera de la sala donde estaba toda la familia, encontrando a mis amigos allí. Estaban casi todos los del grupo que conformábamos, aunque los que no estaban era porque ya se habían ido. La pobre Sara no podía dejar de llorar, porque Amaya era una de sus mejores amigas y ya no estaba más entre nosotros. Y el chico que estaba por ella también se encontraba allí.

Aunque él estaba con la mirada perdida, todo lo contrario que Sara. A ellos también les di el pésame, por supuesto al darles un buen abrazo. Sara se echó a mis brazos para llorar al echar su cara contra mi cuerpo, aunque el que más me preocupaba era él. No exteriorizaba nada lo que pasaba por su cabeza y eso me parecía mal. No me podía creer que Amaya hubiera muerto y lo peor de todo es que no sabía de qué había sido, pero viendo cómo estaba la cosa, tampoco lo iba a preguntar. No lo veía algo que les hiciera bien, por lo que preferí estar en silencio y consolarlos. Sara se repartía entre nosotros dos, buscando abrazarnos continuamente. Era muy doloroso verla así. Yo me encargué de llevarlos a comer algo por ahí, aunque no probaron nada, por lo que tuve que pedir que lo pusieran para llevar. Los llevé a casa, con la intención de irme a la mía, porque me encontraba bastante triste yo también, pero Sara no tenía a nadie en casa y no quería dejarla sola conforme estaba.

El chico sí que tenía a su familia, aunque le dije que nos llamara si quería charlar para hacerlo más llevadero, ofreciéndole Sara venirse con nosotros, aunque no acabó viniendo, porque se quedó hasta tarde jugando videojuegos y se había levantado muy temprano por lo mismo y quería ver si podía dormir algo, aunque lo dudaba bastante. Sara se puso más cómoda y se vino rápidamente al sofá, donde yo estaba, para abrazarse a mí con fuerza y llorar durante gran parte de la tarde. A veces no podía ni entender lo que decía del berrinche que tenía encima, algo más que normal en esos casos. Yo me mantenía muy cabizbajo sin llegar a entender qué podía haber pasado para terminar así. Sara se vio con fuerzas de contarme que Amaya no fue capaz de ganar una dura batalla que estaba librando con sus demonios. Yo no tenía ni idea de aquello, pero Sara era alguien muy cercana para ella y sí estaba enterada de que tenía problemas mentales y que se esforzaba por superarlos, pero evidentemente, no terminó de conseguirlo.

Al pasar las horas, Sara se iba encontrando algo mejor dentro de lo que cabía. Al menos ya no lloraba tanto como antes y se podía hablar con ella varias frases seguidas. Por suerte, sí que cenó para que no se fuera con el estómago vacío a la cama. Justo se comió lo que no pudo hacer al mediodía y nos llevamos a casa. Le pregunté si quería que me quedara con ella a dormir para que no estuviera sola, aunque ella me dijo que no hacía falta. También me comentó que no se veía con fuerzas de ir al día siguiente a clases, pensando en tomarse el día libre. Me pareció bien, pero le pedí a cambio que me enviara un mensaje cuando se levantara para decirme cómo estaba. Dudaba que pudiera dormir algo esa noche, aunque tenía por casa tranquilizantes fuertes. Pensó que sería lo mejor tomarse uno para poder dormir así y poder descansar, porque sabía que no lo podría hacer. Así que se lo tomó y la acompañé a la cama, dándole yo un beso en la frente y despidiéndome de ella, diciéndole que al día siguiente hablaría con ella.

Al salir también llamé al otro amigo, pareciendo estar bien y dándome las gracias por preocuparse tanto. No hablamos mucho, lo suficiente para ver que todo estaba bien y para informarle sobre Sara cuando me preguntó por ella. Quedamos en que al día siguiente hablaríamos para ver cómo estábamos y hacernos algo de compañía. Al llegar a casa, Andrea me preguntó preocupada dónde me había metido durante todo el día, porque no había respondido a sus mensajes. Me disculpé con ella y rápidamente notó que algo no iba bien. Le informé de que una amiga había fallecido y ella reaccionó de manera muy nerviosa, poniéndose muy acelerada, preocupándose y preguntándome qué había pasado. Le informé de todo y me dio un abrazo muy grande, dándome el pésame y preguntándome si me encontraba bien. Era todo un encanto de chica y me llevó a la cocina para recalentar lo que había preparado para cenar y que pudiera hacerlo, porque no me apetecía mucho cuando Sara lo hizo. Le di las gracias por estar tan atenta, diciéndome que era lo menos que podía hacer, dándome otro abrazo, aunque ahora yo estaba sentado.

No tardé mucho en retirarme a mi habitación para irme a dormir, porque me encontraba cansado y con muy mal cuerpo entre la salida de la noche anterior y todo el día en general que empezó con esa noticia tan espantosa. No me terminaba de creer que fuera verdad lo que había pasado. Pensé en los momentos compartidos juntos, encontrándola una chica genial y muy alegre. No tenía ni la más mínima idea de lo que estaba pasando en su interior, porque no lo exteriorizaba para nada en nuestra presencia. Sí que ataba cabos al recordar que no se dejaba ver mucho últimamente por la tienda, pero no pensaba que fuera algo así para nada. Seguí recordando momentos compartidos, como aquella vez en la que me preguntó si le invitaría a mi cumpleaños, el cual no quedaba ya muy lejos, o también ese momento en el que hablamos del chico que estaba por ella. Era muy difícil conciliar el sueño en esas condiciones, estando hasta altas horas de la madrugada recordando momentos y pensando en ella, estando bastante triste todo el tiempo.

Al día siguiente me levanté regular. Había dormido muy poco y no dejaba de pensar en mi amiga, que ya no iba a ver más. Pensé aprovechar que era muy temprano para ir al gimnasio, pero es que no tenía ganas para nada. En lo que me espabilaba del todo preparándome un café me decidí a ir para evadirme un poco. Sin querer desperté a Andrea, quien se pasó por la cocina para preguntarme cómo estaba, dándome un abrazo de paso. Era muy gratificante tenerla ahí para hacerme compañía de por sí, pero en esa situación lo era mucho más. Esos abrazos que me daba para levantarme el ánimo me sabían a gloria. Tras regresar del gimnasio y darme una ducha, estando ella en clases, me preparé algo para desayunar, pero es que no me entraba nada, por lo que lo dejé para más tarde, preparándolo para llevármelo a la academia por si acaso me entraba hambre allí, para poder tener algo que llevarme a la boca.

Pero antes de entrar a trabajar, llamé tanto al chico que estaba tonteando con Amaya, como a Sara. Él me agradeció ponerme en contacto, diciéndome que aún era muy pronto como para asimilarlo siquiera, pero que pensaba que las clases y los videojuegos le ayudarían. Le dije que podíamos vernos si necesitaba a alguien para hablar, o para distraerse también jugando videojuegos, porque a mí también me gustaban. Una vez más me dio las gracias y dejamos ahí la conversación, pues se estaba preparando para ir a las clases. Sara sin embargo estaba peor por lo que podía notarle en la voz cuando la llamé. Me dijo que había podido dormir gracias al tranquilizante que se tomó, pero que se encontraba muy mal anímicamente. Como me comentó el día anterior, no iba a ir a clases, pensando tomarse unos días libres, porque no le apetecía nada. Me daba mucha pena oír su voz tan apagada, por lo que le dije de comer juntos en su casa para animarnos y hacernos compañía. Le pareció bien y quedamos sobre las 2 de la tarde, comprando yo algo de camino para almorzar y no tener que hacer nada, haciéndole compañía hasta que tuve que volver al trabajo.

La semana transcurrió de manera similar a ese día, aunque no fui más a casa de Sara, pero sí que hablaba con ella todos los días, encontrando mejoría en ella, al igual que nuestro amigo. Eso no significa que ya hubieran pasado página. Ni mucho menos, porque los ánimos estaban muy bajos. La mejor prueba de ello era cómo de desierto estaba el grupo de WhatsApp en el que estábamos todos de manera más privada, aunque el grupo grande también estaba un poco así. Sara se fue con su familia a pasar el finde y no estar sola, quedándome yo en casa con Andrea, quien estuvo muy pendiente de mí, aunque a mí con su compañía me bastaba. Con Ángela también hablé bastante, aunque no le llegué a contar nada de aquello para no alterar los primeros días que estaba pasando en su nuevo destino. Lo último que quería era ocasionarle una preocupación más, porque iba bastante sobrada en ello, donde quizá la más importante era la dificultad para cerrar los flecos del piso en el que se iba a quedar.

Aunque ya sí que me lo notó cuando me hizo una videollamada el sábado sobre las 5 de la tarde. Lo bueno es que me pilló solo en casa, porque Andrea miró mucho su móvil mientras comíamos, cosa que era rara. Le pregunté qué pasaba y al parecer se estaban haciendo unos planes. Yo pensaba que se trataba de su novio, que venía a verla o para llevársela a algún plan, pero no terminó de ser así. Lo que pasaba era que se había metido en un grupo de compañeras de clase y ellas estaban diciendo de quedar para dar una vuelta y demás. Ella dudaba mucho, pero yo le animé a que saliera con ellas, alegrándome mucho de ver que había hecho amistades, porque nunca salía de casa más de lo que lo hacía para ir y venir de clases o para comprar algo que necesitábamos. Ella decía que no me quería dejar solo, pero tampoco era para eso. No pasaba nada porque se fuera unas horas y se divirtiera con sus nuevas amigas, porque se lo merecía después de lo obsesionada que estaba con sus estudios.

Además, le dije que yo iba a acercarme a la tienda para hacer unas cosas que me apetecía mucho hacer. Así que se fue, dejándome solo y teniendo lugar esa videollamada con Ángela. De primeras ella me saludó muy abiertamente, como siempre hacía, pasando a marcarse un monólogo con todos los problemas que le estaban surgiendo, diciendo con gracia que cuando solventaba uno, salían dos. También comentaba que estaba muy agradecida de tener a su madre allí, porque sin ella habría estado muy perdida para ciertos temas. También decía que estaba muy nerviosa, porque empezaba en su nuevo puesto de trabajo el lunes, a pesar de que el mes de octubre había empezado en ese mismo día en el que estábamos hablando. La veía tan guapa con sus típicas trencitas y una sudadera ancha que a veces perdía el hilo de lo que me decía, aunque sí que me enteré cuando me dijo que no se me veía nada por la oscuridad que tenía en el salón entre lo bajas que estaban las persianas y lo nublado que estaba ese día.

Me pidió que diera la luz y entonces fue cuando me notó la mala cara, pasando a extrañarse mucho y preguntándome qué me pasaba. Intenté escabullirme diciendo que tenía problemas para dormir bien, cosa que no era mentira y que por eso tenía esas ojeras, pero no colaba y ella me conocía bien. Así que le acabé contando lo que pasó. Ángela puso una cara muy triste, dándome el pésame y diciendo que ojalá estuviera ahí conmigo para darme un buen abrazo. Sus problemas quedaron un plano muy lejano, pasando a preguntarme cómo estaba y tratando de sacarme tema de conversación después para distraerme. Fue una llamada larga que le agradecí para hacerme esa compañía que necesitaba, con ella sonriendo para mi suerte, regalándome una buena imagen de ella que prefería a su casi permanente cara de pena mientras estuvimos hablando todo ese tiempo.

Cuando dejamos de hablar me fui a la tienda para hacer lo que tenía en mente. Me pareció una buena idea hacerle un homenaje a Amaya poniendo por la tienda alguna foto en la que salíamos varios y por supuesto, ella, o también enmarcando el tapete que ella usaba para colgarlo en una pared y que quedara allí su recuerdo para siempre. No había mucho movimiento tampoco ese día, quedándome hablando con el tendero para explicarle lo que había pasado y demás, regresando a casa como a la hora o así para tratar de descansar, porque había dormido fatal esos días. Estuve un rato solo hasta que apareció Andrea, empezando a contarme con mucha energía cómo había ido. Al parecer era un grupillo de unas cinco chicas, siendo una más ahora con ella. Estuvieron dando una vuelta y se pararon en una cafetería para tomarse un café. Ya habían hablado un poco en la universidad, pero ahora lo hacían de manera más alejada de los estudios, aunque también hablaron de ello, pensando en montar un grupo de estudio entre todas, pese a no coincidir en todas las clases o en la misma carrera.
 
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