Reencuentro con Elena

Capítulo 666

Tanta energía tenía que hicimos varias cosas esa tarde, animándome bastante, porque estuvimos entretenidos repasando algo de francés, con ella acabando bastante contenta por conservar todo lo que había aprendido el curso anterior. Luego estuvimos un buen rato jugando con la consola, con algún juego en el que pudiéramos jugar los dos a la vez, porque nos cansábamos de tener que pasar el mando a cada poco. Y así hasta la cena, haciéndolo también juntos y viendo luego una película, aunque me interrumpieron a medias, porque me llamaron al móvil. Se trataba de Irene, quien me preguntaba cómo estaba, porque se había enterado de lo que pasaba últimamente en mi vida por Ángela, cosa que me recriminó. Yo lo único que quería era no ocasionar molestia, pero justo acabé haciendo eso al no comentar nada con mis amigos. También estaban Mario y Sofía, hablando todos juntos y dándome el pésame, sugiriendo también quedar al día siguiente para vernos todos aprovechando que era domingo. La verdad es que no me apetecía mucho ajetreo, por lo que traté de escabullirme, pero Irene se puso cabezona y dijo que irían a mi casa al día siguiente para pasarlo todos juntos, con Andrea también, porque la querían ver después de llevar meses sin hacerlo.

Andrea no tardó mucho en irse a dormir una vez acabó la película, aunque no era tan temprano como entre semana. Yo me quedé un rato más, porque sabía que no iba a poder dormirme tan temprano. Y cuando me iba a la cama no paraba de pensar en todo lo que había pasado en mi vida esas últimas semanas, aunque lo que tenía más protagonismo era la pérdida de mi amiga. Como también me ha pasado en otras situaciones similares, era algo que no terminaba de asimilar. Me ponía triste en muchas ocasiones, pero al final no terminaba de interiorizarlo. Siempre ha sido algo que me ha costado mucho aceptar y hacerme a la idea de que no voy a volver a ver a esa persona más. La sensación siempre es como si fuera a verla en cualquier momento una vez fuera a los lugares que esa persona frecuentaba y que íbamos a charlar como si nada hubiera pasado, pero no iba a ser así. Seguía muy apenado por haber perdido a una amiga tan cercana pese al poco tiempo que habíamos compartido como amigos, porque no hacía ni un año que la conocía, pero su pérdida dolía como si lo hiciera de toda la vida.

Así que al día siguiente aparecieron los tres por casa. Pero antes me mensajeé con Sara para ver cómo estaba. Ella me decía que seguía muy triste pero que al estar con la familia, se hacía mucho más llevadero. También le informé de lo que hice el día anterior por la tarde, poniendo por la tienda algún detalle de Amaya, con ella agradeciéndole el gesto y diciendo que la semana que estábamos por empezar al día siguiente se acercaría a echar un ojo. Todo estaba muy reciente, pero la verdad es que no la veía tan triste como en los primeros días y eso era algo positivo dentro de tanta tristeza. A eso de las 10 de la mañana acudieron mis amigos por allí, trayendo unas cuantas cosas. Lo primero que vi fue una bolsa con alimentos para preparar luego para almorzar, cosa que acabamos haciendo entre todos. También vi que Sofía traía una mochila que me dejó un tanto despistado, por lo que le pregunté y se acabó tratando de algunos juegos de mesa que se había echado para entretenernos ese día. Aunque nada más entrar me dieron todos un fuerte abrazo y también el pésame.

Estuvimos en el salón, sentados en el sofá, hablando de bastantes cosas alejadas de ese tema, porque por lo que veía, habían venido a animarme. Y hablar de ello no iba a hacerlo precisamente. Así que nos pusimos al día de nuestras vidas en lo que a trabajo se refería, contando cada uno lo nuevo en ese aspecto y poco más, porque Irene y Mario echaban muchas horas y Sofía también, aunque siempre que podía se escapaba a ver a su familia, por los cuales pregunté, enterándonos todos de que todo iba bien. Luego ya se nos sumó Andrea, que desayunó en el salón para estar con nosotros. Todos se alegraron mucho de verla, al igual que mi compañera de piso hacía con mis amigos. Se dieron un buen saludo y estuvimos charlando entre todos, pasando a centrarse más la conversación en cómo le estaba yendo en su segundo año de carrera, volviendo a contar todos anécdotas de cuando íbamos a la universidad, tal y como hicimos cuando nos juntamos todos con ella por primera vez.

Luego ya se retiró para cambiarse de ropa, porque estaba en pijama, con mis amigos comentando cómo se notaba lo bien que nos llevábamos y cómo se alegraban de que estuviera allí conmigo, porque era muy alegre y simpática. Una vez volvió al salón, charlamos un poco más, con algunas preguntas que le hizo Irene de su novio, algo que me pareció un poco fuera de lugar, aunque Andrea se encargó de responderlas con mucha naturalidad. Le eché una mirada a Irene para que no se colara, aunque no pareció percatarse mucho, pero tampoco hizo falta a no seguir ella por ahí. Nos quedamos toda la mañana jugando con esos juegos de mesa que se trajo Sofía, que era la que más cariñosa se mostraba conmigo, aunque aquello no era nada nuevo por lo buena que había sido desde primera hora, procurando siempre evitar conflictos y buscar que todo fuera bien. Y fue un rato muy bueno y que se nos pasó volando, por eso continuaríamos por la tarde jugando un poco más, dejando una partida a medias para ir a preparar la comida entre todos.

La que más mano tenía era Andrea en ese tema, la más joven del grupo, pero todos ayudábamos y así conseguimos sacar algo bastante bueno para comer. Hasta nos tomamos la libertad de preparar un postre de manera simultánea. Comimos en el salón tranquilamente y luego lo recogimos todo, dejándolo todo bien lavado y demás para continuar con la partida, a la cual no le quedaba tanto. Y menos mal, porque la comida fue un poco copiosa y nos entró sueño. Bueno, a mí no tanto, pero ellos habían madrugado para venir, aunque ya era algo que hacían de por sí para ir a trabajar, pero justamente tenían los fines de semana para descansar y no lo habían podido hacer del todo, aunque ahora era buen momento. Yo justo fui a mi habitación para buscar algún juego al pudiéramos juagar todos en la consola, como el típico Super Mario y lo encontré, pero apareció Irene por allí preguntándome qué hacía.

Se lo expliqué y ella se acercó a mí para darme un abrazo, preguntándome cómo me encontraba. Le fui sincero al responderle que estaba con el ánimo muy bajo, pero que al menos no estaba como el día que me dieron la noticia, o los siguientes. Ella se volvió a abrazar a mí, de manera bastante cariñosa, cosa que me gustó mucho. El abrazo se alargó bastante, con ella acariciando mi espalda hasta que nos separamos, mirándome a los ojos y pasando a ponerse de puntillas para darme un beso. Me aparté de ella, aunque la volví a abrazar, pero me excusé con ella, diciéndole que no me apetecía eso. Ella se disculpó conmigo, diciendo que tal vez así se me levantaba el ánimo, pero que no pasaba nada. Así que volvimos al salón y nos sentamos como estábamos antes de que me fuera. Ya habiendo reposado bien la comida, jugamos un poco con la consola entre todos y a algún juego más de los de Sofía, pasándose así la tarde muy ligera y bastante divertida.

Al despedirnos, les agradecí que aparecieran por allí ese día. No era algo que les hubiera pedido. Ellos se habían prestado a venir para hacerme compañía y distraerme. Y lo consiguieron. Por eso les agradecí el gesto que tuvieron, aunque ellos dijeron que para eso estaban los amigos. Me sentí muy reconfortado con cómo había ido ese día y la compañía de mis amigos era inmejorable, aunque no me podía quejar tampoco teniendo allí a Andrea, con quien seguía jugando una vez se marcharon mis amigos para no llegar a casa muy tarde. Me encantaba pasar esos momentos con ella también, porque era alguien muy positiva y que siempre reía. Y me venía perfecto que se siguiera comportando así en mi presencia y con lo que me pasaba, porque me lo contagiaba un poco y era lo que necesitaba. Además, me dijo que le gustó mucho ese juego y que teníamos que jugarlo más juntos. Todo parecía ir yendo a mejor después de tanto chaparrón en mi vida, aunque todo puede ir también a peor, ¿no?

Los primeros días de la nueva semana fueron más o menos igual a los de la pasada, aunque no fueron tan horribles, pues conforme pasaban los días, el dolor iba yendo a menos poco a poco. Seguía manteniendo el contacto con Sara y el otro chico, los cuales también parecían ir a mejor. Ella ya retomó las clases del todo y también se acercó a la tienda para echar un ojo al detalle que tuve, contándome que no pudo evitar emocionarse al verlo todo y por la cantidad de recuerdos que le entraron tanto al ver esas cosas que fui dejando por la tienda, como por la tienda en sí, donde habíamos compartido muchos momentos con ella. Yo seguía con mis clases, ahora de manera más extensa, tanto en horario al empezar octubre, como por abarcar más materias, y todo en ese aspecto iba marchando bien. También Ángela me contaba sus andanzas en su nuevo trabajo en esos primeros días que empezaba a ir, yendo todo en orden y estando ella con ganas de aprender de hecho. Pero lo que estaba por venir no tenía nada que ver con esos temas.

Todo empezaría el jueves de esa semana. Andrea me había pedido permiso para llevar a sus nuevas amigas a casa para ir montando ese grupo de estudio, porque para hacerlo en las casas de las demás tenían problema de espacio, de convivencia al estar ellas en pisos compartidos, o por estar en residencias. Por supuesto, no tuve ninguna objeción al respecto. Al fin y al cabo, yo iba a estar toda la tarde fuera de casa al entrar de nuevo a las 4 de la tarde, saliendo a las 9 de la noche, así que a mí no me iban a molestar nada. Además, la veía tan emocionada por sus nuevas amistades, que me contaba con muchas ganas cómo entre todas se estaban empezando a dar ideas para hacer apuntes y demás, por lo que le dije que adelante con ello. Pues bien, ese día, al llegar y entrar en casa, vino ella rápidamente mientras yo dejaba mis llaves, disculpándose conmigo, porque aún seguían ahí y se les había ido el santo al cielo, pero que no tenía de qué preocuparme, porque enseguida les decía que se tenían que marchar.

Le dije que no importaba y que tampoco hacía falta que las echara de esa manera, por lo que no había problema y continuamos hasta el salón, saludándolas yo de paso. Y entonces fue cuando una de ellas se dio la vuelta de manera brusca, haciendo que hasta su larga melena se moviera de tal manera que parecía un látigo. Esa melena oscura, esos ojos negros y esa cara en particular eran inconfundibles. Noelia estaba en mi casa y se había hecho buena amiga de mi compañera de piso. Nos quedamos los dos como helados al vernos el uno al otro. Al menos fue lo que sentí yo, como si se me helara la sangre. No fueron más de unos segundos en realidad los que nos quedamos mirándonos, aunque parecían minutos. Sé que fue poco, porque esa mirada duró lo que tardó Andrea en rodear la mesa para sentarse en el sitio que quedaba libre mientras empezaba a recoger sus cosas, pidiéndoles a las demás que fueran haciendo lo mismo, terminando de saludarme el resto, menos Noelia, quien se quedó callada. Aunque en realidad no les presté atención a las demás.
 
... haciendo que hasta su larga melena se moviera de tal manera que parecía un látigo.
:bdsm1: ... 666 ... 😈 ... 😱

Se le deben haber caído todos los tatuajes al suelo, de la impresión ... ¿Qué más puede pasar? ... Un amor se aleja sin saber que lo es, una amiga muere y Noelia reaparece ...
 
Última edición:
Lo que me da curiosidad es la relación que haya tenido con su hermana. Habrán cortado todo contacto?

Buenoooooo. Tarde o temprano era probable que pudiera aparecer.
Debe hablar con Ella, que fue la culpable de lo que pasó.
La culpable? Discrepo. Es como comprarte un tigre para tu casa y luego se come a alguien y culpen al tigre
 
Os prometo que ha sido casualidad
Claro, claro ... como la presencia de Noelia en casa de Javi. Esas casualidades que uno no espera que pasen, pero que una "mano negra" mueve los hilos para que pasen ...
En el caso de la reaparición de Noelia en la vida de Javi, esa mano negra se llama Keranos ... pero en el caso del capítulo 666 esa "mano negra" está por encima de Keranos ... :devilish:
 
Sin embargo, yo no estoy para nada de acuerdo con ninguno de vosotros.
Cuestión de opiniones distintas.
Hombre yo creo que si metes a un tigre en tu casa y este se come a alguien, el culpable es el tigre, pero el responsable eres tú o al menos la responsabilidad civil te la van a reclamar a ti. Creo que no es cuestión de opiniones ... otra cosa es si opinamos o no que Noelia es una fiera indomada, claro, eso ya es opinable ...
 
Hace un par de capítulos, justo después de la marcha de Ángela: Nuestro Javi se emborrachó y se lió con alguien que no recuerda... Y de repente aparece Noelia en su casa.
" Tengo muchas lagunas, pero sí recuerdo haberme enrollado con una chica, aunque no recuerdo ni cómo era. Pero sí que se me venían a la mente recuerdos de besos durante esas horas".
 
Capítulo 667

Hice como si nada cuando pude reaccionar, moviéndome para encarar el pasillo e ir hacia mi habitación. Pude notar cómo ella seguía mi rastro con su cabeza al soltar la silla, a la cual se había agarrado con fuerza al darse la vuelta para mirarme, dando otro giro rápido para continuar mirándome. Ya en mi habitación, me senté en la cama y me quedé bastante en shock, porque no esperaba verla allí. La verdad es que habiéndola esquivado tanto tiempo, se me había olvidado que estaba por allí, aunque tampoco tenía esa certeza, porque perdí el contacto con ella hacía casi un año atrás. Pero ya podía ver que había seguido estudiando allí y que lo seguía haciendo. Verla me trajo muy malos recuerdos. Demasiados. Tampoco reparé mucho en ella por lo súbito que fue el momento, limitándome a mirarle solo la cara, aunque al estar sentada y de espaldas, no podía ver mucho más.

Me estremecí un poco cuando oí pasos venir hacia mi habitación, porque pensaba que era ella, pero resultó ser Andrea, quien me dijo que sus amigas querían invitarla a cenar por haber puesto el sitio para poder reunirse y por la molestia que habían ocasionado al haberse pasado de hora. Vino para comentarme aquello y que tenía comida que había sobrado del almuerzo para que pudiera cenar yo también. Le di las gracias por eso último y le dije que se lo pasara bien, aunque dijo que no tardaría en volver, marchándose, pudiendo oír cómo se cerraba la puerta y se quedaba todo en silencio. Resoplé en cuanto se fueron, pudiendo oír como hablaban por la calle, yéndome yo a preparar mi cena, aunque se me había cortado un poco el cuerpo, pero no quería malgastar esa comida. En lo que terminaba de prepararla oí cómo se abría la puerta de la calle, preguntándole a Andrea si se le había olvidado algo, pero resultaba que la que estaba detrás de mí era Noelia.

-¿Qué coño haces? ¿Qué quieres? -le pregunté acelerado, porque me había asustado verla otra vez de esa manera tan repentina.

Pero ella no dijo nada, limitándose a quedarse de pie, sin moverse lo más mínimo, quedándose con su mirada fija en mí, con sus ojos tan abiertos que daba la impresión de que estaba loca. No aguanté más y ni quería que me respondiera en realidad, por lo que la agarré del brazo y la llevé hasta la puerta para echarla de casa. Ella, poco antes de llegar hasta la puerta, me detuvo, zafándose de mi agarre, haciendo que me girara hacia ella para ver qué pasaba. Se quedó con la misma mirada y tuvimos un medio forcejeo al querer agarrarla yo para echarla de una vez, luchando ella por esquivar mis manos, llegando a agarrarme las muñecas con fuerza para tirar de ellas y acercarme a su cuerpo, pareciendo tener la intención de querer besarme. Me eché hacia atrás de un tirón y esta vez sí, la pude agarrar bien para echarla mientras le decía que no volviera por mi casa, dando un portazo bastante grande que debió resonar por toda la calle. Ella siguió sin decir nada, dando unos pequeños golpes con sus nudillos en la puerta y llamando al timbre, pero paró cuando le volví a decir gritando que me dejara en paz.

Volví a la cocina bastante tenso, viendo de camino que mis llaves estaban sobre la gran mesa del salón. Ahora entendía cómo había entrado en casa. Seguramente habría cogido antes de irse las llaves que siempre dejábamos colgadas en la entrada. Esta chica no aprendía, siguiendo con sus tonterías de siempre. Tan ofuscado estaba que ni cenar pude, porque se me había cerrado el estómago y estaba bastante nervioso. Me veía en un marrón de los grandes al saber ella dónde vivía, porque daba por hecho que iba a venir mucho por casa con la excusa de estar con Andrea para estudiar o para lo que fuera. No estaba el horno para bollos y no me apetecía nada aguantar a esta chica con la que tuve que lidiar durante tantos meses y que tanto daño me hizo con sus actos. No estaba dispuesto a dejar que nada de aquello se repitiera y no quería ni verla en pintura. El único problema era Andrea, porque al parecer se había convertido en una amiga suya y prohibirle que la trajera a casa podía suponer malestar para ella.

Pasado un rato, cené un poco para no desperdiciar la comida que preparaba mi compañera de piso y que tan buena estaba, pensando en cómo hacerlo para impedir que esa persona volviera a pisar mi casa. Más o menos llegué a idear algo para que no le supusiera tanta molestia a Andrea, aunque veía que podía ser un problema ahora que había encontrado amistades y que se relacionaba más. Qué mala suerte que justo Noelia fuera una de las chicas con las que se había empezado a juntar. De todas las estudiantes que había en la ciudad y ella tenía que ser una de las que más cercana se había vuelto... Pero tampoco pude llevar a cabo lo que tenía en mente cuando llegó, porque lo hizo un poco pasadas las 12 de la noche con la tontería y venía con cara de sueño, diciéndome que se iba a ir a dormir directamente. Yo la estaba esperando en el sofá viendo la tele, pero no hubo suerte y había que hablarlo después.

Me costó bastante dormir, porque aún me sentía acelerado por lo ocurrido desde que vine de trabajar. Pero por lo menos, ese tiempo que estuve despierto me sirvió para darle alguna vuelta más para ver cómo le decía aquello a Andrea. El día siguiente estuve también un poco de mala leche durante la mañana, sobre todo en el inicio de ésta, aunque poco a poco me fui relajando. Hasta que llegó la hora de marcharme a casa, haciéndolo rápido para hablar con Andrea, cosa que era un poco tonta, porque ella seguía en clases y le quedaba un rato. Como si haciendo eso fuera a salir antes... Pero al menos me entretuve preparando algunas cosas para que luego le costara menos a ella. Le acomodé todo lo que sabía que iba a usar y también piqué varias verduras. Durante los últimos instantes en los que sabía que estaba por venir me puse un poco tenso, porque me dio por pensar que Noelia iba a venir con ella, acoplándose para comer y así poder verme.

Pero afortunadamente no acabó pasando aquello. Así que terminamos de preparar la comida entre los dos, empezando a preguntarle yo por sus amigas como si tal cosa. Me dijo cómo se llamaba cada una de ellas, aunque me importaba más bien poco en ese momento. Me contó más o menos por encima algún detalle de ellas, hasta que por fin llegó a Noelia. Me contó que estaba en segundo como ella y que coincidían en algunas asignaturas, pero en pocas al estar ella estudiando otra carrera, como yo ya sabía de antemano. Pero ahí quedó la cosa, aunque traté de averiguar más, contándome ella que era una chica con la que ya había coincidido en primero, aunque siempre se había mostrado muy solitaria, nada nuevo. También decía que de primeras le dio la impresión de que era una persona un poco fría. ¿Quién lo diría? Pero que al conocerla algo más, era bastante prudente y amable, cosa que se me hacía muy inverosímil.

Andrea me contaba que le recordaba mucho a ella misma por lo que le costaba relacionarse con los demás. Eso era algo que me llamaba mucho la atención. No por parte de Noelia, porque ya sabía de sobra que le costaba por su carácter tan agrio, sino por parte de Andrea, que se me hacía bastante extrovertida como para que le costara. Quizá era un problema de confianza más que otra cosa, porque con mis amigos también entabló conversación rápido cuando se los presenté y veía que se llevaba bien con ellos. Andrea siguió diciendo que Noelia no hablaba mucho de primeras, pero que entre las que ya se habían juntado, se acercaron a ella para ver si quería unirse al grupillo, siendo ella un poco reticente de primeras, pero que acabó dándoles una oportunidad y se terminó uniendo. Me interesé más por su situación, preguntándole si sacaba buenas notas y si la veía aplicada para los estudios.

-¿Por qué me preguntas tanto por ella? ¿Es que te ha gustado? Jajajaja.
-No. Nada más lejos -le respondí quizá demasiado seco.
-Ah... ¿Entonces?
-Esa chica es la hermana de mi ex. Por su culpa ella me dejó -le dije de sopetón, saltándome todo lo que tenía ideado para tratar el tema de manera más delicada.
-¿Cómo?
-Pues eso. No te lo puedo aclarar más.
-¿Pero cómo va a ser...? A ver... ¿Estás seguro?
-Es imposible que me olvide de ella con el infierno que me hizo pasar. Sobre todo la última vez que la vi.
-¿Pero qué dices, Javi...? -decía atónita a mis palabras.
-Desde antes de que empezara a salir con su hermana me empezó a hacer la vida imposible.
-Oye, Javi, que si no quieres que mis amigas vengan más a casa, me lo puedes decir. No hace falta que te inventes esas cosas -decía molesta.
-No me estoy inventando nada.
-Me cuesta mucho creer que una chica tan callada y prudente te haya hecho la vida imposible, la verdad...
-¿No me crees? Pues ahora lo vas a hacer -dije saliendo de la cocina y yendo a mi habitación para coger la caja que me envió Elena, llevándola a la cocina para abrirla.
-¿Qué es esto?
-Mira -dije sacando una foto en la que salía Elena-. Ésta es su hermana, mi ex. ¿Me crees ya?
-Joder, se parecen un montón. Vale, es su hermana. Pero lo de que te haya hecho la vida imposible...
-Joder... Tenía guardadas capturas de las conversaciones que teníamos en WhatsApp. Y muchas más cosas. Pero las borré al poco de que me dejara mi ex. Andrea, te juro que no te estoy mintiendo. Mira, ayer cuando os fuisteis, ella volvió.
-¿Para qué?
-Para colarse aquí.
-¿Colarse?
-Al poco se iros, alguien entró en casa. Pensaba que eras tú y que te habías dejado algo. De hecho, fue lo que dije, pensando que me ibas a responder. Pero lo que me encontré fue a esta chica ahí de pie -dije señalando a donde estaba.
-¿Pero qué me estás contando? ¿Cómo va a hacer eso? ¿Cómo entro?
-Con mis llaves. Las encontré sobre la mesa del salón y yo las dejé en la entrada. Las cogería antes de que os fuerais todas.
-¿Pero cuándo?
-Yo qué sé.
-Javi, no me cuadra nada lo que me estás diciendo con la persona que yo conozco.
-Pues es la verdad, Andrea. Más vale que te andes con cuidado con ella.
-Está muy feo esto que me acabas de decir, Javi -dijo después de poner una cara pocos amigos para irse de la cocina.
-¿De verdad te vas a poner así por alguien que conoces desde hace literalmente dos días?

Pero no me respondió, porque se marchó a su habitación, cerrando la puerta con energía. Yo por mi parte, guardé lo que le enseñé en su caja y la guardé de nuevo, haciéndolo también con la comida que había sobrado, porque nos quedamos a medias. Lo guardé todo en un tupper para la noche y así no tener que tirarlo. Me quedé en el salón reposando y haciendo hora para entrar a trabajar, aprovechando además para dejar pasar un poco el tiempo y que se le pasara el cabreo a Andrea, aunque quizá debería haber hablado con ella, porque al volver del trabajo no estaba en casa. Era evidente que se había ido a casa ese fin de semana, porque estaba todo muy tranquilo, recogido y la puerta de su habitación estaba abierta. Aunque no me quedaría con esa espina, porque me puse por mensaje que no quería que se enfadara conmigo y que esperaba que entendiera que no me hacía gracia que una persona que me había hecho tanto daño viniera por casa. Tardó un poco en responder, pero al final lo acabó haciendo, aunque de manera algo floja tal vez al poner solo un emoticono para decirme que lo había pillado.

Contra todo pronóstico, el fin de semana fue muy tranquilo. Demasiado silencio para mi gusto con todo lo que estaba pasando últimamente en mi vida. Me arrepentía de hacer afrontado así la conversación que tenía pendiente, pero es que no podía evitar ponerme de mala ostia cuando recordaba a Noelia. Y tratándose de ella dicha conversación, pues más todavía. Tenía pensado hacerlo de una manera más suave, quizá terminando por contarle exactamente lo mismo, pero de otra manera muy diferente. Me puse muy acelerado y tenso y ella se lo tomó todo bastante mal. Aunque tampoco me preocupaba ese enfado que tuvo, porque sabía que no iba a pasar nada más allá de lo que tuvo lugar. No pensaba que su enfado fuera ir a más. Lo que más me preocupaba en ese momento era Noelia. Que se pusiera insistente pasándose por casa a menudo. No quería verla más y esperaba que así fuera después de dejarle claro a Andrea que no la quería por allí.

Para hacerme el fin de semana más ameno, hablé durante gran parte de él con Ángela. Estuvimos horas en llamada ambos días, donde ella me contaba todo lo que le ocurría en su nuevo trabajo. Me explicaba paso a paso cada cosa que hacía, los proyectos que tenían a la vista, cómo tenían acceso a información de manera prematura y también cómo conocía a gente importante del mundillo, al menos los que rondaban por allí. Para llevar pocos días había hecho muchas cosas y eso me alegraba en realidad. También me preguntó cómo seguía yo una vez su madre nos dejó más intimidad, porque se pasó para saludar, estando Ángela en su habitación. Para que no nos pudiera oír, se llegó a poner unos cascos y entonces fue cuando me preguntó por cosas más personales, como aquello de rechazar a Irene el fin de semana pasado en un acercamiento que tuvo conmigo de manera fugaz.
 
Que exagerada y extraña ha sido la reacción de Andrea. Para conocer de hace pocos días a Noelia, sorprende que no crea lo que le cuenta Javier sobre ella y sin embargo de veracidad a lo que ella le pueda haber contado. A no ser que haya algo más entre ellas.
 
Ha desaprovechado una gran oportunidad para aclarar las cosas con Noelia y saber cómo está Elena.
Entiendo que le hizo mucho daño, pero lo.podia haber resuelto de otra forma.

Con Noelia no tiene nada que aclarar, es con Elena y parece que ese tren ya pasó. Elena es ya un triste recuerdo. Y la vuelta de Noelia, una pesadilla.
 
Que exagerada y extraña ha sido la reacción de Andrea. Para conocer de hace pocos días a Noelia, sorprende que no crea lo que le cuenta Javier sobre ella y sin embargo de veracidad a lo que ella le pueda haber contado. A no ser que haya algo más entre ellas.
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