Reencuentro con Elena

No sé, si tendrá alguna relevancia en la historia, o no: Pero aún no se ha sabido quién fué la chica con la que se lió Javi, cuando salió y se emborrachó.
Si fué con Noelia: La que debe estar flipando con la actitud de Javi, debe ser ella.
El autor, hace que su historia continúe teniendo tintes de vodevil. Donde la falta de comunicación entre los personajes claves, (en ocasiones rozando el absurdo), hace que persista la intriga.
Sin duda, nuestro Keranos es un escritor con muchos recursos.
 
No sé, si tendrá alguna relevancia en la historia, o no: Pero aún no se ha sabido quién fué la chica con la que se lió Javi, cuando salió y se emborrachó.
Si fué con Noelia: La que debe estar flipando con la actitud de Javi, debe ser ella.
El autor, hace que su historia continúe teniendo tintes de vodevil. Donde la falta de comunicación entre los personajes claves, (en ocasiones rozando el absurdo), hace que persista la intriga.
Sin duda, nuestro Keranos es un escritor con muchos recursos.
Sinceramente no veo muy compatible el no acordarse de la cara de la chica y regresar a salvo a su casa, más aún si fue Noelia. No creo que haya sido ella la verdad.
 
Capítulo 668

-Pues no viene a nada que la haya rechazado. ¿Por qué lo preguntas?
-Por nada. Me extraña un poco que le digas que no a Irene. Tenéis química y eso. Y como ella y Mario son tan abiertos en ese aspecto...
-No me apetecía hacer nada. No tenía cuerpo. Demasiada mierda me pasa últimamente.
-Pero todo ya va a mejor, ¿no?
-Sí, bueno.
-¿No?
-Sí, sí.
-No te he notado muy convencido.
-Es que han sido muchas cosas de golpe. Estoy un poco...
-¿Me echas de menos?
-Joder... No lo sabes bien.
-Yo también. Estas dos semanas que llevo aquí han sido intensitas.
-Me lo imagino por todo lo que me has contado.
-Me vendría bien... Para liberar tensiones.
-Bueno... -dije sin saber muy bien cómo responder.
-¿Conmigo tampoco tendrías ganas? -preguntó bajito para que su madre no la escuchara, tal y como hizo al preguntar lo de Irene.
-No lo sé. Estás muy lejos y no lo podemos saber.
-Ya... -decía apenada.
-Puedes liberar tensiones de otra manera...
-Ya, jajaja. Tú también, ¿no?
-La verdad es que llevo bastante que no. Lo último que hice fue contigo.
-Uff... Para ser tú es muuuuuucho, ¿eh?
-Bueno...
-Ay... Ojalá pudiera estar ahí contigo ahora mismo para darte un buen abrazo.
-Estaría muy bien, sí.
-Jejejeje. ¿Y no han ido éstos a verte este finde?
-Pues no. He visto que tenían algún plan con la familia.
-Vaya... ¿Y tu compañera está por ahí?
-Tampoco. Se ha ido a casa.
-¿Estás solito?
-Sí.
-¿Y por qué no llamas a alguien para no estarlo?
-No conozco a tanta gente aquí en realidad. Los que conozco están fuera o tienen otros planes.
-¿Y si vas a casa a ver a la familia?
-No me apetece. Me van a notar de bajón y me van a dar la chapa.
-Intento buscar soluciones, pero no ayudas nada, ¿sabes? Jajaja.
-Me apetece estar tranquilo, la verdad.
-Te iba a decir que llamaras a mi hermana, pero mejor no, que se pone pesada y te va a dar dolor de cabeza.
-Uff, mucho movimiento para la tranquilidad que busco yo ahora mismo.
-Y Cintia también descartada, ¿no?
-Al 100%.
-Vaya...
-No te preocupes. Estoy bien ahora mismo. Estoy hablando contigo y me haces muy buena compañía así.
-Lo mismo digo.
-Tú también tienes a tu madre.
-Ella está como loca con todo lo que ve. Le gusta mucho este sitio. Lo malo es que tengo que salir con ella para que se pueda comunicar y es un poco coñazo. Me apetece estar tranquila también, que en el trabajo a veces se ponen intensos y acabo cansada y con la cabeza como un bombo.

Eran conversaciones muy normales entre amigos las que teníamos, pero me ayudaba tanto a pasar el tiempo de manera alegre que estaba muy agradecido de poder tenerla así en mi vida, aunque me habría encantado que fuera de una manera mucho más cercana y que no estuviera tan lejos para poder vernos, pero no podía ser. El domingo por la tarde regresó Andrea a casa, saludando como si no nos hubiéramos enfado el viernes, aunque tuvimos que tratar el tema. Llegamos a un acuerdo en el que ella podía traerse a sus amigas con la condición de que ya no estuvieran allí cuando yo regresara de trabajar, llegando a decirme que la avisara si alguna vez salía antes para que no tuviera lugar ese problema de nuevo. Eso y que no traspasaran mucho el pasillo, dejándoles lo justo para que pudieran ir al baño si lo necesitaban. A mí me daba bastante igual por las demás, pero de Noelia me podía esperar cualquier cosa.

Andrea me dijo que la vigilaría cuando dijera de ir al baño, yendo ella su habitación, que estaba entre mi baño y el suyo para ver si tenía la intención de ir hasta la mía. Seguía sin estar conforme con la idea de que Noelia volviera por casa, pero cuando me pidió que lo pensara me ablandé bastante, porque lo hizo con una cara de pena bastante grande. Me comentó que de siempre le había costado hacer amigos por pensar que no encajaría bien con los demás, aunque me acabó confesando que en el colegio le hacían bullying por estar un poco gordita y que desde entonces trataba de no acercarse mucho a la gente por pensar que se acabarían burlando de ella. Eso me dio bastante pena y acabé aceptando a su petición, pero debía cumplir todo lo que me había dicho para que no hubiera ningún problema, quedando ella bastante conforme y pasando a sonreír bastante.

Aunque no tardaría mucho en romperse ese acuerdo, pensando yo que no fuera por culpa de Andrea, pero sí que me encontré el martes de la semana siguiente a Noelia en casa. Fue al llegar de trabajar, por la noche, una vez entré y fui a mi habitación para cambiarme y ponerme algo más cómodo. Entré en mi habitación y me quité la parte de arriba de la ropa que llevaba, echándola a la cama. Cuando me giré hacia la izquierda me la encontré junto a la puerta totalmente desnuda. Me asustó tanto que me eché hacia atrás y mi respiración se agitó. Al parecer me estaba esperando detrás de la puerta. No sabía cuánto tiempo llevaba ahí, pero ahora podía ver que no llevaba nada de ropa encima, porque di la luz antes de entrar y la podía ver perfectamente. Y la notaba cambiada, algo más delgada, aunque con sus curvas pronunciadas, pero había muchos cambios en ella. Tenía un piercing en cada pezón y tenía vello púbico, de la manera que más me gustaba a mí, siendo la primera vez que lo veía en ella, porque ocasiones de verla desnuda no me habían faltado por desgracia. Pero quizá, el cambio más significativo para mí fue ver que había recortado su melena bastante, dejándola a la altura de sus hombros, pareciéndose aún más a su hermana si cabía.

Como un rayo, vino hacia mí, con intenciones claras pese a que le dije que no lo hiciera. Tuvimos un pequeño forcejeo en el que la levanté, porque de las ganas que tenía se medio tropezó. O tal vez es que tenía muy claro lo que quería y se lanzó a ello, pues sus manos iban a mis caderas. Con una fuerza poco usual en una chica de su estatura consiguió repeler mis manos para desabrocharme el cinturón y el botón de los vaqueros para tirar de ellos con mucha fuerza hacia abajo. Así fue como liberó mi polla, que no estaba dura en absoluto. La miró durante no más de un segundo y sin que me diera tiempo a apartarme, en parte por tener los pantalones por los tobillos, cosa que me dificultaba poder retirarme, se la metió en la boca, exhalando mucho aire por su nariz. Se hincó de rodillas en el suelo y se la metió entera del tirón, aunque así era mucho más fácil. Pero la sorpresa fue que mi polla se empezó a hinchar en su boca, ganando rápidamente una buena erección, interpretándolo ella como algo muy positivo, arrancándose a mamar. Le dije que parara e incluso le empujé la cabeza para que se la sacara de la boca, pero ella estaba decidida a seguir chupando.

Fue mayor la sorpresa cuando me vi a mí mismo empujando su cabeza una vez más, aunque ahora lo hacía de manera inversa a la anterior, porque la empujaba hacia mi cuerpo para que se la tragara lo máximo que pudiera. En ese momento no regía nada y solo me centraba en que me la comiera. Por eso agarré su cabeza con mis manos y le empecé a follar la boca. Lo hice con rabia y de manera agresiva, porque se atragantó en varias ocasiones, apretando yo más hasta que me hincaba las uñas en mis muslos y me empujaba para poder respirar. Noelia gemía mientras me comía la polla como si estuviera degustando el manjar más exquisito del mundo. No se cortaba nada en ese aspecto, como yo ya bien conocía por experiencias pasadas. Y en esta ocasión no era menos. Si parecía que la estaba follando por su forma de gemir, aunque tenía pinta de que se estaba tocando a la vez, pero yo no podía verlo con exactitud.

La chupaba muy bien. Demasiado. Me notaba hasta cerca de acabar de hecho, pero por increíble que parezca, paró de chupar. Aunque no para quedarse quieta desde luego, porque lo que hizo fue empujarme a la cama, cayendo yo de manera fuerte sobre ella. En lo que me estabilizaba, ella me terminó de desnudar al quitarme toda la ropa de manera fugaz. Ahora tenía un nuevo objetivo. Era bastante claro lo que buscaba cuando se puso a gatear, mirándome con una cara de deseo que era imposible que fuera a más. Se subió a mí a horcajadas, metiéndose mi polla del tirón dentro, dando un grito que tuvo que escuchar todo el vecindario. Lo encontré estrecho, cosa que me extrañó a más no poder, pero lo caliente que lo tenía le robó todo el protagonismo a ese pensamiento. Casi quemaba. Y estaba empapada. Me llegaba un olor a coño muy excitante y ella no dudó en empezar a follarme, dando unos botes que hacía que sus tetas también los dieran. Esas tetas más grandes que la de su hermana y con esos pezones pálidos apuntando hacia arriba y ahora perforados por un piercing con dos bolitas metálicas a los lados cada uno eran hipnotizantes.

El sonido a palmadas retumbaba por toda la habitación, sonando también a mojado por lo húmedo que lo tenía, dejándome así también el pubis y los muslos. Si lo de antes era gemir, esto ya era gritar. Noelia lanzaba alaridos que parecían que la estaban matando, aunque por el placer que estaba recibiendo, parecía ser así. Rápidamente pasó a follarme como a mí más me gustaba, hincándosela lo más profundo que pudo para empezar a moverse hacia delante y atrás a un ritmo endiablado. Podía notar cómo sus pezones se ponían muy de punta, cómo se oscurecían un poco, cómo le daban escalofríos, poniéndose su piel de gallina y cómo se enrojecían algunas partes de su cuerpo, como si tuviera eccemas repartidos por todo su cuerpo, en especial por su pecho y su cuello. Puso sus manos en mi pecho para agarrarse bien a mí y no perder el equilibrio. Luchaba por mantener sus ojos abiertos para mirarme fijamente, pero no podía evitar cerrarlos por el placer que recibía.

Y de repente dio un grito superior a los demás, pasando a quedarse quieta para tener su orgasmo, empezando a su cuerpo a vibrar mientras erguía su espalda y echaba su cabeza hacia atrás. Notaba perfectamente las contracciones de su pequeño coño y cómo sus fluidos se escurrían por mi cuerpo mientras me hincaba esas uñas negras y un poco largas, pareciendo ser naturales, para arañar mi pecho. Luego se derrumbó sobre mí, poniendo su cabeza de lado sobre mi hombro, en dirección a mi cuello. Yo no podía evitar seguir a esas alturas, por lo que puse mis manos en su culazo, dándole una buena palmada en cada nalga con cada una de ellas para abrírselo, sujetarlo y continuar la follada al hincar mis talones en la cama, empujando hacia arriba para seguir con la estimulación. Ella se encogió un poco, dando otro grito, pero después pasó a dar gemidos muy agudos. No colaboraba para ponérmelo más fácil y tuve que ponerla bocarriba, agarrando sus tobillos y pegando sus piernas a su torso para continuar follándola.

Tuvo otro orgasmo casi de manera instantánea pocos segundos después haberla puesto así. Tenía todo el sentido del mundo, porque en esa postura es muy fácil estimular el punto G al meterla y estando ya bastante sensible de por sí, pues fue muy fácil provocarle otro orgasmo, temblando sus piernas bastante en lo que ella agarraba más sábanas con fuerza para retorcerlas. Aquí ya no pude aguantar más y se la saqué a prisa para no acabar dentro de ella, pues no me había puesto condón en ningún momento. Empecé a soltar varios latigazos espesos de semen que le llegaron hasta su cara e incluso más allá. Llevaba sin descargar un par de semanas y se notaba bastante. Le llené el cuerpo, aunque no parecía ser algo que a ella le ocasionara un problema. Todo lo contrario de hecho, porque hasta abría su boca como acto reflejo, buscando que cayera algo ahí.

Y también manché las sábanas por la fuerza con la que salieron los primeros chorros. Noelia temblaba mucho, agarrando las sábanas de nuevo con fuerza, retorciéndolas por momentos. También apretaba sus ojos con fuerza y se le escapaba algún que otro gemido lastimero. Yo acabé mareado también, por lo que me eché un poco en la cama, tratando de recuperarme, pudiendo hacerlo con el paso de los minutos, sin pensar en nada más. Cuando me logré recuperar, la miré, viendo que ya estaba con gesto relajado, aunque seguía con sus ojos cerrados, pero parecía muy contenta. Me quedé unos instantes mirando al techo y preguntándome qué coño acababa de pasar. No me podía creer que una vez más me hubiera dejado llevar con esta chica, tal y como hice en nuestro primer encuentro prácticamente. Solo esperaba que haber caído de nuevo no me fuera a traer tantos problemas como lo hizo en su día.

-Voy a darme una ducha. Más te vale no estar aquí cuando vuelva -dije yéndome hacia el cuarto de baño.
-Vale, ¿pero me puedes desbloquear para poder escribirte y llamarte? -preguntó de manera dulce.
 
Capítulo 668

-Pues no viene a nada que la haya rechazado. ¿Por qué lo preguntas?
-Por nada. Me extraña un poco que le digas que no a Irene. Tenéis química y eso. Y como ella y Mario son tan abiertos en ese aspecto...
-No me apetecía hacer nada. No tenía cuerpo. Demasiada mierda me pasa últimamente.
-Pero todo ya va a mejor, ¿no?
-Sí, bueno.
-¿No?
-Sí, sí.
-No te he notado muy convencido.
-Es que han sido muchas cosas de golpe. Estoy un poco...
-¿Me echas de menos?
-Joder... No lo sabes bien.
-Yo también. Estas dos semanas que llevo aquí han sido intensitas.
-Me lo imagino por todo lo que me has contado.
-Me vendría bien... Para liberar tensiones.
-Bueno... -dije sin saber muy bien cómo responder.
-¿Conmigo tampoco tendrías ganas? -preguntó bajito para que su madre no la escuchara, tal y como hizo al preguntar lo de Irene.
-No lo sé. Estás muy lejos y no lo podemos saber.
-Ya... -decía apenada.
-Puedes liberar tensiones de otra manera...
-Ya, jajaja. Tú también, ¿no?
-La verdad es que llevo bastante que no. Lo último que hice fue contigo.
-Uff... Para ser tú es muuuuuucho, ¿eh?
-Bueno...
-Ay... Ojalá pudiera estar ahí contigo ahora mismo para darte un buen abrazo.
-Estaría muy bien, sí.
-Jejejeje. ¿Y no han ido éstos a verte este finde?
-Pues no. He visto que tenían algún plan con la familia.
-Vaya... ¿Y tu compañera está por ahí?
-Tampoco. Se ha ido a casa.
-¿Estás solito?
-Sí.
-¿Y por qué no llamas a alguien para no estarlo?
-No conozco a tanta gente aquí en realidad. Los que conozco están fuera o tienen otros planes.
-¿Y si vas a casa a ver a la familia?
-No me apetece. Me van a notar de bajón y me van a dar la chapa.
-Intento buscar soluciones, pero no ayudas nada, ¿sabes? Jajaja.
-Me apetece estar tranquilo, la verdad.
-Te iba a decir que llamaras a mi hermana, pero mejor no, que se pone pesada y te va a dar dolor de cabeza.
-Uff, mucho movimiento para la tranquilidad que busco yo ahora mismo.
-Y Cintia también descartada, ¿no?
-Al 100%.
-Vaya...
-No te preocupes. Estoy bien ahora mismo. Estoy hablando contigo y me haces muy buena compañía así.
-Lo mismo digo.
-Tú también tienes a tu madre.
-Ella está como loca con todo lo que ve. Le gusta mucho este sitio. Lo malo es que tengo que salir con ella para que se pueda comunicar y es un poco coñazo. Me apetece estar tranquila también, que en el trabajo a veces se ponen intensos y acabo cansada y con la cabeza como un bombo.

Eran conversaciones muy normales entre amigos las que teníamos, pero me ayudaba tanto a pasar el tiempo de manera alegre que estaba muy agradecido de poder tenerla así en mi vida, aunque me habría encantado que fuera de una manera mucho más cercana y que no estuviera tan lejos para poder vernos, pero no podía ser. El domingo por la tarde regresó Andrea a casa, saludando como si no nos hubiéramos enfado el viernes, aunque tuvimos que tratar el tema. Llegamos a un acuerdo en el que ella podía traerse a sus amigas con la condición de que ya no estuvieran allí cuando yo regresara de trabajar, llegando a decirme que la avisara si alguna vez salía antes para que no tuviera lugar ese problema de nuevo. Eso y que no traspasaran mucho el pasillo, dejándoles lo justo para que pudieran ir al baño si lo necesitaban. A mí me daba bastante igual por las demás, pero de Noelia me podía esperar cualquier cosa.

Andrea me dijo que la vigilaría cuando dijera de ir al baño, yendo ella su habitación, que estaba entre mi baño y el suyo para ver si tenía la intención de ir hasta la mía. Seguía sin estar conforme con la idea de que Noelia volviera por casa, pero cuando me pidió que lo pensara me ablandé bastante, porque lo hizo con una cara de pena bastante grande. Me comentó que de siempre le había costado hacer amigos por pensar que no encajaría bien con los demás, aunque me acabó confesando que en el colegio le hacían bullying por estar un poco gordita y que desde entonces trataba de no acercarse mucho a la gente por pensar que se acabarían burlando de ella. Eso me dio bastante pena y acabé aceptando a su petición, pero debía cumplir todo lo que me había dicho para que no hubiera ningún problema, quedando ella bastante conforme y pasando a sonreír bastante.

Aunque no tardaría mucho en romperse ese acuerdo, pensando yo que no fuera por culpa de Andrea, pero sí que me encontré el martes de la semana siguiente a Noelia en casa. Fue al llegar de trabajar, por la noche, una vez entré y fui a mi habitación para cambiarme y ponerme algo más cómodo. Entré en mi habitación y me quité la parte de arriba de la ropa que llevaba, echándola a la cama. Cuando me giré hacia la izquierda me la encontré junto a la puerta totalmente desnuda. Me asustó tanto que me eché hacia atrás y mi respiración se agitó. Al parecer me estaba esperando detrás de la puerta. No sabía cuánto tiempo llevaba ahí, pero ahora podía ver que no llevaba nada de ropa encima, porque di la luz antes de entrar y la podía ver perfectamente. Y la notaba cambiada, algo más delgada, aunque con sus curvas pronunciadas, pero había muchos cambios en ella. Tenía un piercing en cada pezón y tenía vello púbico, de la manera que más me gustaba a mí, siendo la primera vez que lo veía en ella, porque ocasiones de verla desnuda no me habían faltado por desgracia. Pero quizá, el cambio más significativo para mí fue ver que había recortado su melena bastante, dejándola a la altura de sus hombros, pareciéndose aún más a su hermana si cabía.

Como un rayo, vino hacia mí, con intenciones claras pese a que le dije que no lo hiciera. Tuvimos un pequeño forcejeo en el que la levanté, porque de las ganas que tenía se medio tropezó. O tal vez es que tenía muy claro lo que quería y se lanzó a ello, pues sus manos iban a mis caderas. Con una fuerza poco usual en una chica de su estatura consiguió repeler mis manos para desabrocharme el cinturón y el botón de los vaqueros para tirar de ellos con mucha fuerza hacia abajo. Así fue como liberó mi polla, que no estaba dura en absoluto. La miró durante no más de un segundo y sin que me diera tiempo a apartarme, en parte por tener los pantalones por los tobillos, cosa que me dificultaba poder retirarme, se la metió en la boca, exhalando mucho aire por su nariz. Se hincó de rodillas en el suelo y se la metió entera del tirón, aunque así era mucho más fácil. Pero la sorpresa fue que mi polla se empezó a hinchar en su boca, ganando rápidamente una buena erección, interpretándolo ella como algo muy positivo, arrancándose a mamar. Le dije que parara e incluso le empujé la cabeza para que se la sacara de la boca, pero ella estaba decidida a seguir chupando.

Fue mayor la sorpresa cuando me vi a mí mismo empujando su cabeza una vez más, aunque ahora lo hacía de manera inversa a la anterior, porque la empujaba hacia mi cuerpo para que se la tragara lo máximo que pudiera. En ese momento no regía nada y solo me centraba en que me la comiera. Por eso agarré su cabeza con mis manos y le empecé a follar la boca. Lo hice con rabia y de manera agresiva, porque se atragantó en varias ocasiones, apretando yo más hasta que me hincaba las uñas en mis muslos y me empujaba para poder respirar. Noelia gemía mientras me comía la polla como si estuviera degustando el manjar más exquisito del mundo. No se cortaba nada en ese aspecto, como yo ya bien conocía por experiencias pasadas. Y en esta ocasión no era menos. Si parecía que la estaba follando por su forma de gemir, aunque tenía pinta de que se estaba tocando a la vez, pero yo no podía verlo con exactitud.

La chupaba muy bien. Demasiado. Me notaba hasta cerca de acabar de hecho, pero por increíble que parezca, paró de chupar. Aunque no para quedarse quieta desde luego, porque lo que hizo fue empujarme a la cama, cayendo yo de manera fuerte sobre ella. En lo que me estabilizaba, ella me terminó de desnudar al quitarme toda la ropa de manera fugaz. Ahora tenía un nuevo objetivo. Era bastante claro lo que buscaba cuando se puso a gatear, mirándome con una cara de deseo que era imposible que fuera a más. Se subió a mí a horcajadas, metiéndose mi polla del tirón dentro, dando un grito que tuvo que escuchar todo el vecindario. Lo encontré estrecho, cosa que me extrañó a más no poder, pero lo caliente que lo tenía le robó todo el protagonismo a ese pensamiento. Casi quemaba. Y estaba empapada. Me llegaba un olor a coño muy excitante y ella no dudó en empezar a follarme, dando unos botes que hacía que sus tetas también los dieran. Esas tetas más grandes que la de su hermana y con esos pezones pálidos apuntando hacia arriba y ahora perforados por un piercing con dos bolitas metálicas a los lados cada uno eran hipnotizantes.

El sonido a palmadas retumbaba por toda la habitación, sonando también a mojado por lo húmedo que lo tenía, dejándome así también el pubis y los muslos. Si lo de antes era gemir, esto ya era gritar. Noelia lanzaba alaridos que parecían que la estaban matando, aunque por el placer que estaba recibiendo, parecía ser así. Rápidamente pasó a follarme como a mí más me gustaba, hincándosela lo más profundo que pudo para empezar a moverse hacia delante y atrás a un ritmo endiablado. Podía notar cómo sus pezones se ponían muy de punta, cómo se oscurecían un poco, cómo le daban escalofríos, poniéndose su piel de gallina y cómo se enrojecían algunas partes de su cuerpo, como si tuviera eccemas repartidos por todo su cuerpo, en especial por su pecho y su cuello. Puso sus manos en mi pecho para agarrarse bien a mí y no perder el equilibrio. Luchaba por mantener sus ojos abiertos para mirarme fijamente, pero no podía evitar cerrarlos por el placer que recibía.

Y de repente dio un grito superior a los demás, pasando a quedarse quieta para tener su orgasmo, empezando a su cuerpo a vibrar mientras erguía su espalda y echaba su cabeza hacia atrás. Notaba perfectamente las contracciones de su pequeño coño y cómo sus fluidos se escurrían por mi cuerpo mientras me hincaba esas uñas negras y un poco largas, pareciendo ser naturales, para arañar mi pecho. Luego se derrumbó sobre mí, poniendo su cabeza de lado sobre mi hombro, en dirección a mi cuello. Yo no podía evitar seguir a esas alturas, por lo que puse mis manos en su culazo, dándole una buena palmada en cada nalga con cada una de ellas para abrírselo, sujetarlo y continuar la follada al hincar mis talones en la cama, empujando hacia arriba para seguir con la estimulación. Ella se encogió un poco, dando otro grito, pero después pasó a dar gemidos muy agudos. No colaboraba para ponérmelo más fácil y tuve que ponerla bocarriba, agarrando sus tobillos y pegando sus piernas a su torso para continuar follándola.

Tuvo otro orgasmo casi de manera instantánea pocos segundos después haberla puesto así. Tenía todo el sentido del mundo, porque en esa postura es muy fácil estimular el punto G al meterla y estando ya bastante sensible de por sí, pues fue muy fácil provocarle otro orgasmo, temblando sus piernas bastante en lo que ella agarraba más sábanas con fuerza para retorcerlas. Aquí ya no pude aguantar más y se la saqué a prisa para no acabar dentro de ella, pues no me había puesto condón en ningún momento. Empecé a soltar varios latigazos espesos de semen que le llegaron hasta su cara e incluso más allá. Llevaba sin descargar un par de semanas y se notaba bastante. Le llené el cuerpo, aunque no parecía ser algo que a ella le ocasionara un problema. Todo lo contrario de hecho, porque hasta abría su boca como acto reflejo, buscando que cayera algo ahí.

Y también manché las sábanas por la fuerza con la que salieron los primeros chorros. Noelia temblaba mucho, agarrando las sábanas de nuevo con fuerza, retorciéndolas por momentos. También apretaba sus ojos con fuerza y se le escapaba algún que otro gemido lastimero. Yo acabé mareado también, por lo que me eché un poco en la cama, tratando de recuperarme, pudiendo hacerlo con el paso de los minutos, sin pensar en nada más. Cuando me logré recuperar, la miré, viendo que ya estaba con gesto relajado, aunque seguía con sus ojos cerrados, pero parecía muy contenta. Me quedé unos instantes mirando al techo y preguntándome qué coño acababa de pasar. No me podía creer que una vez más me hubiera dejado llevar con esta chica, tal y como hice en nuestro primer encuentro prácticamente. Solo esperaba que haber caído de nuevo no me fuera a traer tantos problemas como lo hizo en su día.

-Voy a darme una ducha. Más te vale no estar aquí cuando vuelva -dije yéndome hacia el cuarto de baño.
-Vale, ¿pero me puedes desbloquear para poder escribirte y llamarte? -preguntó de manera dulce.

 

Archivos adjuntos

  • 0008.jpg
  • 0001.jpg
  • 0002.jpg
  • 0003.jpg
  • 0004.jpg
  • 0005.jpg
  • 0006.jpg
  • 0007.jpg
De nada le han servido a Javi, todas esas horas de duro entrenamiento en el gimnasio, para mejorar su fuerza y su musculatura. Tampoco los quilómetros recorridos en carrera, para mejorar su resistencia... Todo inútil, ante la fuerza descomunal de Noelia. Pese a que nuestro protagonista luchó con todas sus fuerzas, nada pudo hacer, ante la colosal potencia ( sobre todo de succión), de su malvada excuñada.
Qué mal lo ha pasado Javi!!!!
Por qué tanto sufrimiento!!!!
 
Esto ha sido el mejor ejemplo que he visto de lo que podría llamarse "una resistencia pasiva". :banana1:

Ahora cómo y a quién le cuenta esto, será lo interesante.

Así como se presentan las cosas Noelia lo tendrá tísico antes de navidad.🤣
 
Capítulo 669

No le llegué a contestar y me metí en la ducha para empezar a lavarme y quitarme su olor. Estaba muy contrariado con lo que acababa de pasar. No quería ni verla y mucho menos tener sexo con ella, pero ahí estaba, en la ducha después de haber echado un polvo con esta chica. Y no fue nada malo, porque sabía follar muy bien. No era nada nuevo tampoco. Lo comprobé bien de primera mano al empezar esta historia y también tenía como prueba el éxito que tenía con algunos chicos, como el rollo que tenía con Alejandro, el chico que se ligó en la playa cuando se vino de vacaciones con nosotros, o el chaval aquel que rondaba la urbanización en la que vivía junto a su hermana y a mí. Me podía hacer una idea de porqué acabé dejándome llevar y la verdad es que tampoco me gustaba esa razón, porque pensaba que era algo ya superado a esas alturas y por lo que podía ver no era así del todo. Que se pareciera tanto a mi ex me lo puso muy difícil para no acabar siguiéndole el rollo hasta tal punto de acabar así.

Era muy obvio que ella había hecho esos cambios por agradarme. Era imposible para mí verla más estúpida de lo que ya me lo parecía de por sí, pero haciendo eso, le cogí más tirria todavía. Sabía buscarme las cosquillas y siempre me las encontraba. Me pillé un cabreo muy grande. Tanto con ella, como conmigo mismo. Hasta me dio por pensar que a lo mejor me gustaba al final al caer en sus trampas de maneras tan absurdas. Por suerte, cuando salí de la ducha y me sequé, no estaba allí. Hasta lo había recogido todo un poco. Pero sí que encontré una nota sobre mi escritorio, escrita con su letra en la que me pedía por favor que la desbloqueara, que entendía que seguía enfadado con ella y que me había hecho daño, pero que también quería hablar conmigo para explicarme unas cuantas cosas. No se me fue el enfado con aquello. De hecho, fue a más, porque me hizo recordar algunas situaciones, de esas que solo un tonto podía dejar pasar. Traté de tranquilizarme intentando cenar algo, estando solo, ya que al día siguiente era festivo y Andrea había aprovechado para salir a cenar con las amigas. Ahora veía cómo le había salido tan bien la jugada. Seguro que estaba enterada de ello y había trazado un plan para llevar a cabo lo que hizo.

-No tengo nada que hablar contigo. Solo quiero que desaparezcas de mi vida para siempre -escribí como media hora después de que se fuera de casa.
-Entiendo que estés enfadado conmigo -contestó al instante-. Pero necesito que me dejes explicarte algunas cosas. Necesito hablar contigo y que me escuches.
-¿Por qué tendría que hacerlo?
-Porque es importante.
-Después de todo lo que me has hecho y de colarte dos veces en mi casa, lo último que quiero es verte la cara otra vez.
-Llevas razón. No he hecho las cosas de la mejor manera. Esa es una de las cosas que quiero hacer en persona, disculparme.
-Ya, seguro que es eso lo que quieres... Aunque ya te has vuelto a salir con la tuya. Estarás contenta, ¿no?
-Mañana podemos quedar si quieres y hablamos las cosas tranquilamente. No me importa la hora, mañana es festivo.
-Es que no quiero quedar contigo ni verte más.
-Por favor. Solo te pido unos minutos para que podamos hablar. Necesito contarte unas cosas.
-¿Por qué?
-Para quedarme más tranquila.
-¿Crees que te lo mereces?
-No lo sé. Pero pienso que si hablo contigo me puedo quitar muchas cosas de encima al sacarlo.
-No sé...
-Si quieres puedes venir a mi casa. El problema es que vivo un poco retirada de ti, por la zona baja de la ciudad, casi a las afueras. O también podemos ir a un pub que han abierto hace poco y que se ha puesto de moda. La gente va mucho a tomar café allí y también alguna copa cuando es más de noche. Se está muy bien.
-No me convence nada de lo que dices.
-Bueno, mañana mis amigas han dicho de ir a ver una película al cine aprovechando que no hay clases y luego van a cenar por ahí. Andrea va a ir, así que puedo ir a tu casa para hacerlo allí si quieres.
-Es que no quiero.
-Piénsalo, ¿vale? Aún tienes tiempo para calmarte y pensar en ello. Es lo único que te pido, que me des la oportunidad de dejarme hablar contigo.

Esa noche me costó muchísimo dormir. De hecho, no lo terminé de hacer y para cuando logré quedarme dormido cuando ya amanecía. Obviamente estuve pensando en el tema de Noelia. No me apetecía nada verla de nuevo después de todo lo que había pasado con ella, en especial con esos dos encontronazos furtivos al colarse en mi casa. La notaba tan cambiada cuando me hablaba... Bueno, cuando me escribió aquello, porque en persona no dijo gran cosa al reencontrarnos. Tan solo una frase, y fue justo antes de que se fuera de casa, pidiéndome que la desbloqueara. Sin embargo, en esos mensajes la veía de otra manera. Como que hablaba con más respeto y buscaba ser conciliadora, algo totalmente opuesto a su forma de ser desde que la conocí hasta que dejé de verla por alguna tregua que hiciera, aunque eran muy falsas, pues siempre volvía a la carga después.

Me desconcertaba mucho eso de que quería hablar conmigo para tratar algunos temas y para sacarse cosas de dentro. Lo tenía muy estudiado por lo que veía también, porque sugirió varias maneras de quedar para poder hablar. No me apetecía nada hacerlo y la verdad es que no tenía en mente llevarlo a cabo. La dejé en visto sin contestarle, esperando que quedara ahí la cosa, pero me equivocaba. Efectivamente, Andrea se fue a media tarde, poniéndose una ropa más de salir para lo que ella solía vestir con camisetas, sudaderas y vaqueros anchos, además de sus típicos leggings negros. Me gustó verla más arreglada con unos vaqueros no tan así y con una blusa negra suelta, que sí era ancha y que usaba para tapar su culo. Como a la media hora de haberse ido ella, llamaron a la puerta. E insistieron. Sabía de sobra que era ella y veía venir que iba a insistir varias veces hasta que finalmente tuviéramos esa conversación, por lo que acabé yendo hacia la puerta para abrirle.

Al hacerlo, me la encontré también bien vestida y hasta algo maquillada. Estaba bastante guapa para ser honesto y también la veía contenta. Me dijo que estaba por la zona y que le pareció buena idea pasarse para saludar, preguntándome de paso si había pensado en lo de mantener esa conversación, sugiriendo que ese era un buen momento, tal y como hizo el día anterior. Con pesadez le dije que pasara después de darme la vuelta e ir hacia el salón, sentándome en el sofá, de la misma manera que estaba antes de que viniera. Ella me siguió y me pilló desprevenido al darme dos besos justo antes de sentarse a mi lado. Me lo tomé bastante regular, echándome hacia atrás de manera brusca, porque pensaba que me iba a robar un beso, como tantas veces había hecho en el pasado. Aunque he de reconocer que olía bastante bien. A ella no lo importó que reaccionara así. O al menos esa fue la impresión que me dio al verla sonriente una vez se giró hacia mí habiéndose sentado ya bien en el sofá.

-Qué guapo estás... -dijo de manera algo tímida para romper el hielo.
-Al grano.
-Es que lo estás -dijo intentado acariciarme la cara, aunque me aparté de nuevo-. Me gusta mucho tu barba. Y se nota que vas mucho al gimnasio. Estás buenísimo.
-Ya veo a lo que has venido, así que te puedes ir -dije levantándome.
-No, no -siguió tirando de mí para que me volviera a sentar-. No vengo a eso, te lo prometo.
-Ya...
-Joder, es que has cambiado mucho en estos meses... Y todos esos tatuajes...
-Yo veo que tú sigues igual.
-Mmm...
-Bueno, no. Que te ha dado por cambiar muchas cosas también ahora de repente.
-¿A qué te refieres...?
-A esto -dije agarrando un mechón de su pelo para luego soltarlo y señalar a sus tetas para darle a entender que me había fijado en sus nuevos piercings.
-Ah... Me apetecía un cambio de look.
-¿Cambio de look? Ya...
-¿Qué pasa?
-¿Te crees que soy tonto y que no sé por qué lo has hecho?
-No sé de qué me hablas.
-¿No? ¿Pensabas que haciendo esos cambios para parecerte más a tu hermana me iba a fijar más en ti e iba a olvidar todo lo que me has hecho? Si hasta te has hecho el piercing el ombligo...
-Ya sabes que me gustan los piercings. Me hice el septum cuando me fui contigo de vacaciones. El único que no me he hecho ha sido el de la lengua. Me gusta mucho, pero ese me da un poco de miedo y además, me dijeron que tenía que tener mucho cuidado para que no se me infectara y que no podía ni besar…
-No, cuando te acoplaste.
Noelia se quedó callada, mirando por el salón para verlo bien.
-Si te lo tienes que saber ya bien de las veces que has entrado aquí a hurtadillas. ¿Qué te da tanta curiosidad?
-Estoy pensando por dónde empezar.
-Ah, sin prisa... -dije con ironía.
-A ver... Javi, yo sé que todo lo que hice está mal. Mucho. Por eso te quiero pedir perdón, aunque fueron cosas muy graves y por cómo me estás hablando dudo que me perdones.
-Qué lista eres cuando quieres.
-Desde primera hora, cuando me contestaste de esa manera por las tonterías que dije me empezaste a llamar la atención. Luego fue cuando te hice la encerrona... Otra cabronada que no te debí hacer.
-¿No me digas?
-Era una niña estúpida.
-Ah, ¿qué ya no lo eres? Porque con eso de colarte aquí dos veces...
-Pero es que... Pfff... Qué difícil es esto.
-¿Puedes ir al grano de una vez?
-Es que son varias cosas las que te quiero aclarar.
-Pues venga.
-De siempre he sido muy celosa y envidiosa. Desde pequeña. Ya teníamos algún problema en casa cuando veía a mi hermana jugar con mi padre.
-¿Y a mí qué? -dije pese a recordar aquella anécdota en la que mi ex me contó cómo en una ocasión Noelia le soltó un codazo mientras ella jugaba con su padre cuando eran pequeñas.
-Pues que esas son las razones por las que me lie con su ex. Y por las que te buscaba a ti. A ver... -decía algo agobiada- Con Alejandro me lie por eso y me acabé pillando de él. Tuvimos un tonteo muy intenso y...
-Sí, contigo y con toda la que se cruzaba.
-Ya. Si ya me enteré después. Casi llegamos a más, pero al final nada. Recuerdo una vez que fuiste a su casa y él estaba acojonado. Nos pillaste en la cama y me escondí. Luego ya me fui, porque se le quitaron las ganas.
-Que me da igual todo eso, Noelia.
-Vale. El caso es que contigo me encapriché de la misma manera. Y que me dijeras de quedar para... Y que al final no pudiera ser me dio mucha rabia, porque en la encerrona que te hice, en la que nos acostamos, todo fue muy rápido y no supe disfrutarlo. Por eso no paraba de buscarte. Y se convirtió como en un juego para mí. Me gustaba putearte y jugar contigo de esa manera. Se me hacía muy entretenido.
-Ya. Me sé la historia.
-Pero toco cambió cuando me fui a vivir con vosotros.
-¿En serio? Porque no me da esa impresión.
-Pues sí. Cambió. No de primeras, porque seguía con mis tonterías, aunque como me llamasteis la atención por varios lados, pues no me quedó otra que relajarme un poco. El problema con el que yo no contaba era que me iba a acabar enamorando de ti. Veía cómo cuidabas de mi hermana y joder, yo quería eso para mí también. Lo necesitaba. Ya sabes que lo pasé regular para encontrar amistades al entrar en la universidad y que de hecho no lo terminé de hacer. Me habría encantado tenerte de esa manera para olvidarme de todo eso. Era muy duro verte con mi hermana todo el día estando enamorada de ti. Siempre has sido tan bueno pese a todo lo que he hecho... Con las putadas que te hice y tú tenías buenas palabras para mí y varios consejos -decía emocionada-. Y claro, estando enamorada de ti, pues más ganas me entraban de irme a la cama contigo. Por eso hice aquello el día de tu cumpleaños. Debería haber hablado contigo mucho antes de que todo eso pasara y también debería haberme comportado de otra manera una vez lo hice y hablamos en la cocina. Era demasiado orgullosa como para reconocer que estaba enamorada de ti, por eso te lancé una indirecta, aunque no sé si la entendiste. Quiero pedirte perdón de corazón, Javi -dijo agarrando mis manos, aunque yo me resistí un poco, pero ella las terminó agarrando con firmeza-. Sé que te lo hice pasar mal y yo he estado mal por eso mismo, como cuando te dio aquello y caíste redondo al suelo. Me asusté mucho con aquello. Y cuando mi hermana nos descubrió hablando en la cocina. También me asusté y con el tiempo me dolió, porque por eso dejé de verte. Fui a tu casa varias veces, pero tu madre me echaba de allí. Me preguntaba que cómo tenía la vergüenza de presentarme allí después de todo lo que había hecho. Y llevaba razón, pero es que yo quería verte, quería estar contigo.
-¿Crees que te puedo perdonar? ¿Crees que te lo mereces?
-No lo sé. Me gustaría que algún día lo hicieras. Sería una manera de poder librarme de todas esas tonterías que hice en su día que aún me atormentan. Lo pasé bastante mal una vez te fuiste. Me quedé bastante sola y menos mal que tenía a Arantxa... Pude quedarme el curso entero en su casa para poder seguir yendo a la universidad. Mi madre de primeras no sabía nada, aunque a primeros de año me llamó preguntándome. No sé cómo se enteró de que rompisteis. Imagino que se lo contó mi hermana. No lo sé. No nos hablamos desde aquel día que todo pasó. Y llevo sin verla desde entonces. Apenas aparece por casa y cuando lo hace, mi madre me lo comenta, así sé que no tengo que ir. Va muy poco, porque mi madre le pregunta mucho por el tema. Cada vez que va me cuenta lo mismo, que no quiere hablar de ello, pero va también para ver a mi abuela. Mi madre me dice que yo hable con ella para ver si le puedo sacar algo. Tampoco sabe que no nos hablamos ni nada. Yo me invento que tengo que estudiar o que la noche anterior he salido y que estoy descansando. Este nuevo curso la cosa ha cambiado. Me sigo llevando con Arantxa, aunque ya no vivo con ella y con su madre. Ahora estoy en un piso con dos compañeras más, aunque cada una vamos un poco a nuestra bola. Aun así, me hacen buena compañía. Pero ahora con este grupillo de amigas que me ha salido, en el que está Andrea como ya sabes, sí que me siento integrada. Se preocupan por mí. Bueno, lo hacemos todas con todas. Tuve mucha suerte cuando se me acercaron hace unas semanas para ver si quería salir con ellas. Y eso que ya había coincidido con algunas en un par de asignaturas, con Andrea también, pero no terminaba de animarme a salir ni nada. Entre que no estaba de humor porque te dejé de ver y que no quería suponer una molestia para Arantxa y su madre con el favor que me estaban haciendo al dejarme vivir con ellas, no hacía otra cosa que ir a clase y estudiar. Bueno, estudiar no mucho de primeras. Pasé unos meses bastante malos. ¿Y tú? ¿Cómo has estado?
-¿Y a ti qué te importa eso?
-Solo quiero saber de ti. Quiero que veas que he cambiado. Porque lo he hecho -decía segura-. Aunque por la carilla que tienes, a lo mejor has estado un poco regular. Tienes ojeras. Pero por todo lo demás estás genial. Estás muy guapo y muy atractivo. Me gustas.
-Dices que has cambiado y sigues haciendo exactamente las mismas tonterías que hacías antes, como lo de colarte en sitios ajenos para acabar en la cama conmigo.
-No he podido evitarlo. Lo siento, de verdad. La primera vez que lo hice fue para hablar contigo, pero es que te veía tan... Tan cambiado, tan guapo… Y me imponías. No me dio tiempo a decirte nada. La segunda vez tenía en mente la misma idea, pero cuando fui a tu habitación para esperarte allí me llegó tu olor y te empecé a imaginar, recordé las veces que te había visto desnudo y me excité demasiado. Por eso me encontraste desnuda. Llevaba tanto sin hacer nada... Desde que lo hice contigo la última vez que nos vimos.
-Ya, seguro.
-Te lo prometo, Javi. La última vez que he estado con alguien en la cama antes de haberlo hecho contigo ayer fue contigo mismo el día de tu cumpleaños del año pasado.
-No me creo nada de lo que me estás diciendo Noelia. Me pintas a una persona que no tiene nada que ver con la chica que yo conozco. Y que te hayas colado dos veces aquí me da la razón.
-No sé qué decirte o qué hacer para que me creas...
-No tienes que decirme ni hacer nada. No te voy a creer de ningún modo.
-Bueno, ya lo verás con el tiempo. Espero. Porque me gustaría seguir viéndote.
-Sí, claro.
-Voy en serio. Igual que iba en serio pidiéndote perdón. Y lo vuelvo a hacer. Perdóname, por favor. Y lo seguiré haciendo hasta que lo hagas. Porque estoy enamorada de ti, Javi. Sigo estándolo. Creía que lo había superado ya, pero al volver a verte... El día que te volví a ver por primera vez se me aceleró el corazón. No me podía creer que estuvieras delante de mí. ¿Lo ves? Es cosa del destino que nos hayamos encontrado. Javi, quiero que me perdones y que me des la oportunidad de que me vuelvas a conocer para que veas que he cambiado de verdad. Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que lo veas y para que algún día podamos... Podamos estar juntos, porque te quiero.
-¿Pero tú estás loca? ¿Qué coño dices?
-Javi, no seas cruel, por favor -decía con una voz quebrada-. Te estoy abriendo mi corazón.
-Tú por lo menos lo tienes. A mí me lo rompieron por tu culpa -dije levantándome para irme a mi habitación.
-Espera -dijo agarrando mi mano para intentar detenerme.
-No. Vete de mi casa.
-Pero...
-Que no, Noelia. Que no te voy a perdonar, ni te voy a dar la oportunidad de nada. Quiero que te largues y que me dejes tranquilo.
 
Aunque le haya hecho mucho daño, creo que debe aceptar las disculpas y no ser tan duro con Ella.
Además es una buena oportunidad para saber de Elena.
Las personas pueden cambiar y creo que Ella ha sido muy sincera. Quizás podía intentar ver si ha cambiado realmente, que yo confío en que así sea.
 
Aunque le haya hecho mucho daño, creo que debe aceptar las disculpas y no ser tan duro con Ella.
Además es una buena oportunidad para saber de Elena.
Las personas pueden cambiar y creo que Ella ha sido muy sincera. Quizás podía intentar ver si ha cambiado realmente, que yo confío en que así sea.
No sabe nada de Elena, así que no le sirve a él y tampoco a nosotros :LOL:

Mejor que la despache y no se vuelva a cruzar con ella. Que le diga a Andrea que la expectore
 
Si alguien tiene intención de abrir un sanatorio mental, que coloque una foto de Javi en un cartel, van a acudir zumbadas en manada. Ya están en la puerta Cintia y Noelia.

Va a tener que cambiar de casa para deshacerse de Noelia.
 
Que manera de complicarse la vida de Javier.

Pasó de una prometedora relación con una madura y exquisita mujer como Valentina, a ser nuevamente "ultrajado sexualmente" por Noelia, la hermana menor de su ex, Elena.

Esas dos semanas que se tomó Keranos las está desquitando con nosotros. Es una montaña rusa que no da tregua.

Lo positivo será las interesantes noticias que tendremos de lo que ha sido de Elena, no esperemos mucho, pero todo ayuda.

Coincido que la escena de "sexo forzado" con Noelia es difícil de tragar, pudieron consumar el sexo de una forma más creíble, pero...

Lo de Noelia es digno de estudio clínico, hasta lástima me ha generado, enamorada casi dos años de Javier, y mantenerse célibe durante el año que le dejó de ver, no parece muy equilibrado.

Así las cosas, Javier tendrá que empezar a contar los espermatozoides que salgan de él.:banana1:
 
Capítulo 670

Me fui a mi habitación, cerrando la puerta, aunque ella apareció por allí, llamando a ella y pidiéndome que siguiéramos hablando. Le volví a decir que se marchara y ella me dijo que lo haría, pero que no quería que me enfadara más. También dijo que me iba a dejar un tiempo para que me enfriara, porque me notaba muy resentido y que le gustaría que nos pudiéramos ver. Pudo haber entrado perfectamente al no tener yo pestillo en esa puerta, pero no lo hizo, cosa que me extrañó siendo ella, porque era algo que siempre hacía, entrar sin llamar, aunque le dijeras mil veces que no lo hiciera. Tras despedirse de mí se marchó de casa, dejándome solo, como yo quería, aunque bastante pensativo. Lo cierto es que la notaba cambiada. No había casi rastro de esa chica que conocí hacía más de año y medio. ¿Y si era verdad que había cambiado como ella me estaba diciendo? No tenía ni idea y la verdad es que todo lo que pensaba en ese momento no era nada bueno, porque estaba muy enfadado pese al humor con el que ella vino y con todas las confesiones que me hizo, en especial esa de que se enamoró de mí y que seguía estándolo.

El mal humor siguió en mí durante los posteriores días. No era para menos después de la llegada de esta persona a mi vida una vez más cuando no esperaba volver a verla, especialmente después de haberla estado evitando durante tantos meses. Mi resentimiento con ella era muy grande y desde luego, con el historial que tenía, no iba a creerme nada de lo que me decía. Veía solamente delirios en todas esas cosas que me contó. No creía que estuviera enamorada de mí en realidad. Pensaba que seguía encaprichada, como lo empezó a estar nada más conocerme. Ni tampoco me creía su cambio y la repentina madurez que aparentaba. En mi cabeza solo se creaba un escenario en el que ella había estado practicando ese monólogo que me soltó estando cara a cara para cuando se viera conmigo, porque al parecer fue algo que intentó en varias ocasiones según me contó. Me imaginaba que cada vez lo perfeccionaba más para cuando se diera el momento, aunque también es verdad que la notaba nerviosa, pero era algo que veía normal suponiendo las ganas que tenía de verme y de contarme todo aquello.

Hasta en clases hacía presencia ese mal estado de ánimo. No regañaba a los alumnos ni voceaba ni nada por el estilo, pero sí que me comportaba de manera más fría, cuando lo normal es que en mis clases fuera cercano y bromeara para ganármelos y mantener un buen ambiente al ser para ellos una obligación, para hacérsela llevadera y divertida más que nada. En esos posteriores días no fui así, porque llevaba hasta a cortar de raíz alguna tontería que surgía. Mis clases se mantenían bastante en silencio cuando no estaba explicando algo o alguien tenía alguna duda. Y eso que la academia estaba empezando a ser decorada con motivos de Halloween, algo que por lo que me contaron era costumbre y hasta se disfrazaban los más pequeños en los últimos días. No me veía con ganas de nada de aquello, aunque aún estábamos a mediados de mes y aún quedaban unos días para eso.

Demasiadas cosas malas estaban pasando en mi vida. Alguna era por mi culpa, como la ruptura con Valentina, porque no supe estar a la altura y me comporté como un niñato, aunque las demás se escapaban a mí. Empezando por la marcha de Ángela a otro país para emprender una aventura en nuevo puesto de trabajo, aunque quizá podría haber hablado con ella bastante antes y la cosa hubiera sido muy diferente. También estaba el fallecimiento de mi amiga Amaya. De primeras pensaba que no era culpa mía, pero tampoco podía evitar sentirme un poco mal amigo por no haberme dado cuenta de lo que le pasaba. Quizá si hubiéramos charlado más la cosa hubiera sido diferente también. Y tampoco veía que tuviera culpa en haberme reencontrado con Noelia. Esa chica seguía con sus tonterías y había sido algo muy fortuito. Andrea y ella estudiaban carreras basadas en los idiomas, pero no me imaginaba que de todos los estudiantes que había en la universidad pudieran coincidir de esa manera en la que terminaron haciéndose amigas. Aunque quizá si hubiera puesto unos límites más firmes desde primera hora en cuanto la vi por casa no se hubiera atrevido a continuar con sus juegos.

Esos pensamientos no hacían más que incrementar mi mal humor en esos días en los que ni yo mismo me aguantaba. Intentaba distraerme tocando la batería, pero me acababa desesperando y hasta rompí una baqueta de la rabia que me entró al no dar pie con bola. Con los videojuegos lo mismo, aunque aquí me contuve más para no reventar el mando. Además, Andrea se aficionó un poco más y la dejaba tranquila para que se distrajera un poco, aunque ahora salía bastante con sus amigas para lo que era ella. Lo único bueno de esos días era que en el gimnasio conocí a un chaval bastante majo. Hugo era un chico esbelto, demasiado. Alto y muy delgado, por eso estaba en el gimnasio, porque quería ganar masa muscular. Fue él quien se acercó a mí para preguntarme por el funcionamiento de algunas máquinas, porque era la primera vez que pisaba un gimnasio y no tenía ni idea de cómo usarlas.

En realidad, lo conocí varias semanas antes, en donde coincidíamos por la mañana bien temprano, porque él luego se tenía que ir a trabajar, al igual que yo, pero nuestros oficios eran bastante diferentes. Él era cocinero en un hotel bastante prestigioso de la ciudad y pese a no ser el chef principal, era de las figuras más importantes dentro de la cocina, ya que llevaba 3 años trabajando allí y poco a poco se había ido haciendo un nombre. A pesar de estar por encima de varios, no faltaban las putadas en su puesto de trabajo. Según me contaba él, había mucho trepa y se ponían muchas trampas entre ellos para putearse y ganar méritos o desprestigiar a otros y poder ocupar su lugar. Aunque me dijo que él tenía demasiados cojones como para dejarse amedrentar por esas cosas, así, con esas palabras. La razón por la que estaba empezando a ir al gimnasio era para ponerse más cachas y poder ligar más, aunque el chaval era guapete, con un mentón bien marcado, pelo corto moreno, barba de pocos días que no le crecía de forma uniforme y lo que más llamaba la atención, unos ojos azules muy claros que ya le dije yo que con ellos lo tenía bastante hecho para ligar fácilmente.

Chalábamos de esto y de lo otro, aunque conforme más nos conocimos me acabó confesando que en realidad estaba yendo al gimnasio para ponerse fuerte y poder meterle una buena ostia al que se pusiera tonto con él. Me contó una anécdota en la que alguien con quien trabajaba le amenazó y de hecho se llegaron a pelear fuera del trabajo. Se llevó una buena, aunque él hizo lo que pudo. Por lo menos él pudo conservar su puesto y los jefes del hotel echaron al otro cuando se enteraron. Yo pensaba que estando ese sujeto fuera, ya no necesitaba ponerse fuerte, pero al parecer había algún tonto más por el lugar. Lo tenía complicado, porque nunca había sido de comer mucho y ahora tenía que hacerlo de por más para echar más cuerpo, teniendo que aumentar su dieta de proteínas para ello. Le di un par de consejos de lo poco que sabía del tema y que me funcionó a mí de cuando me quedé muy delgado tras mi primera ruptura.

Así nos fuimos haciendo amiguetes y ese fin de semana, un par de días después de la quedada con Noelia en casa con sus confesiones, quedamos para salir de fiesta. Aunque ese viernes le dije si me iba a dar de comer, porque cogimos confianza muy pronto. Me llevó a su hotel por la noche, donde cenamos tranquilamente y charlamos para conocernos más. Me notaba muy apagado y le comenté todo lo que rondaba por mi vida en esas últimas semanas. Alucinó bastante en general con mi situación y la verdad es que yo también lo hice, pero no por lo que le contaba, sino por estar contándoselo a alguien que conocía de pocos días antes que a mis amigos más importantes. No me veía contándoles todo lo de Noelia, sobre todo por Irene, porque sabía que se iba a enfadar mucho con todas las tonterías que me contaba Noelia y también conmigo por acabar en la cama con ella. Pero contárselo a Hugo me vino muy bien, como que me quitó un peso de encima bastante grande, aunque no tanto como para sentirme liberado, pues me seguía encontrando mal por todo ello y también seguía enfadado.

Él también me comentó el mal de amores que tenía, porque su novia lo había dejado. De siempre había sido un picaflor y había sido infiel en varias ocasiones a parejas que le duraban no más de unas semanas o pocos meses. Pero con esta última cambió bastante la cosa, porque se enamoró de ella hasta las trancas. Y no era para menos por lo que me contaba y también cuando la vi en un par de fotos que me enseñó en su móvil. Era una chica despampanante, alta, morena, con piel mulata, delgada, con unas caderas interesantes, pequeños pechos, guapísima... Todo lo que puede describir a una modelo, porque lo era. Aunque no me llegó a contar la razón de la ruptura, vi en él la tristeza típica de una ruptura no voluntaria por su parte. Decidí cambiar el rumbo de la conversación, preguntándole cómo se manejaba en la cocina, porque el menú que comimos estaba bastante bien, aunque decía de manera sobrada que le faltaba su toque, cosa que me hizo reír.

Una vez acabamos de cenar nos fuimos por ahí de fiesta. Él preguntó si tenía preferencia por algún local en especial y la verdad es que no tenía ninguna, pero se me ocurrió irnos a un local que estuviera lejos de mi casa, por si por casualidad me topaba con Noelia, porque ya me veía que me la iba a encontrar ahora de manera más asidua. No tenía la certeza de que estuviera allí, pues Andrea se había ido a casa ese fin de semana y quizá ella había hecho lo mismo, pero un mensaje que me mandó ese mismo viernes a la hora de almorzar me hacía pensar que sí, porque me decía de quedar si yo quería. No le respondí, dejándola en visto, pero eso tampoco significaba que no se rindiera, porque esta chica era testaruda como ella sola. A Hugo le entró un poco el bajón por recordar a su exnovia y no terminaba de animarse para estar de fiesta. Así que me encargué yo de pedir un par de bebidas, aunque me dijo que él no bebía nada de alcohol, por lo que se la pedí sin. Yo sí que bebí alcohol, porque me apetecía desinhibirme para centrarme en pasármelo bien más que en amargarme, como había estado haciendo los últimos días.

Él no parecía animarse mucho, cosa que era normal al no beber alcohol, siendo algo que ayuda bastante, por lo que me decidí a hacer algo más. Lo agarré y miré para ver si veía a alguna chica con la que poder hablar los dos para presentárselo y que así entablara conversación con una chica para que sacara a su ex de su cabeza. Vi a dos chicas que estaban junto a la barra y fuimos hasta allí. Nos apartamos un poco y estuvimos hablando con ellas, pareciendo animarse la cosa para él, aunque en un momento dado se fue al baño y vi cómo hablaba con alguien que no me inspiraba mucha confianza. Yo no estaba interesado en ninguna de las dos en realidad, por lo que descartaba acabar con ninguna de ellas, aunque me tomé unas cuantas copas más, pero tampoco me emborraché. No me apetecía irme con nadie a la cama esa noche, sin más. Pero él regresó, bastante más animado y ellas fueron en un momento al baño, dejándonos solos por unos instantes.

-Hugo, ¿quién era el tío ese con el que hablabas antes?
-¿Quién?
-El que estaba contigo al lado del baño.
-Ah, nadie. ¿Por?
-Porque tenía pinta de marronero.
-¿Marronero?
-Joder, tiene toda la pinta de pasar.
-Ah...
-Hugo, ¿tú te metes?
-Qué va...
-Qué mal mientras, tío...
-Joder...
-Que a mí me da igual. Tú sabrás lo que haces.
-Va, sí. Pero es lo que hay en mi mundo.
-¿A qué te refieres?
-Los que nos dedicamos a la restauración... Mira, nos pegamos mucho tiempo ahí dando el callo y hay veces que necesitas una ayuda. Que también hay gente que no se mete nada y saca su trabajo, ¿sabes? Pero es que luego acabas muerto. Cuesta acabar un servicio sin caerte después. Son muchas horas, muchas prisas, mucho estrés... Es una ayudita.
-¿Estás enganchado?
-Mmm...
-Ya veo. ¿Tienes ahí?
-¿Qué? ¿Quieres tú también?
-Nunca he probado.
-¿Entonces?
-Solo te pregunto.
-Algo tengo.
-¿Cómo va eso de precio?
-No es barato. ¿Por qué?
-No sé... Me apetece hacer una locura.
-No sé si es buena idea.
-¿Por qué? ¿Porque he bebido?
-Bueno, pero no lo has hecho mucho. No estás borracho ni siquiera.
-¿Pega mucho?
-Depende de cómo seas de tolerante a esas cosas.
-¿Vamos?
 
Atrás
Top Abajo