Reencuentro con Elena

Capítulo 670

Me fui a mi habitación, cerrando la puerta, aunque ella apareció por allí, llamando a ella y pidiéndome que siguiéramos hablando. Le volví a decir que se marchara y ella me dijo que lo haría, pero que no quería que me enfadara más. También dijo que me iba a dejar un tiempo para que me enfriara, porque me notaba muy resentido y que le gustaría que nos pudiéramos ver. Pudo haber entrado perfectamente al no tener yo pestillo en esa puerta, pero no lo hizo, cosa que me extrañó siendo ella, porque era algo que siempre hacía, entrar sin llamar, aunque le dijeras mil veces que no lo hiciera. Tras despedirse de mí se marchó de casa, dejándome solo, como yo quería, aunque bastante pensativo. Lo cierto es que la notaba cambiada. No había casi rastro de esa chica que conocí hacía más de año y medio. ¿Y si era verdad que había cambiado como ella me estaba diciendo? No tenía ni idea y la verdad es que todo lo que pensaba en ese momento no era nada bueno, porque estaba muy enfadado pese al humor con el que ella vino y con todas las confesiones que me hizo, en especial esa de que se enamoró de mí y que seguía estándolo.

El mal humor siguió en mí durante los posteriores días. No era para menos después de la llegada de esta persona a mi vida una vez más cuando no esperaba volver a verla, especialmente después de haberla estado evitando durante tantos meses. Mi resentimiento con ella era muy grande y desde luego, con el historial que tenía, no iba a creerme nada de lo que me decía. Veía solamente delirios en todas esas cosas que me contó. No creía que estuviera enamorada de mí en realidad. Pensaba que seguía encaprichada, como lo empezó a estar nada más conocerme. Ni tampoco me creía su cambio y la repentina madurez que aparentaba. En mi cabeza solo se creaba un escenario en el que ella había estado practicando ese monólogo que me soltó estando cara a cara para cuando se viera conmigo, porque al parecer fue algo que intentó en varias ocasiones según me contó. Me imaginaba que cada vez lo perfeccionaba más para cuando se diera el momento, aunque también es verdad que la notaba nerviosa, pero era algo que veía normal suponiendo las ganas que tenía de verme y de contarme todo aquello.

Hasta en clases hacía presencia ese mal estado de ánimo. No regañaba a los alumnos ni voceaba ni nada por el estilo, pero sí que me comportaba de manera más fría, cuando lo normal es que en mis clases fuera cercano y bromeara para ganármelos y mantener un buen ambiente al ser para ellos una obligación, para hacérsela llevadera y divertida más que nada. En esos posteriores días no fui así, porque llevaba hasta a cortar de raíz alguna tontería que surgía. Mis clases se mantenían bastante en silencio cuando no estaba explicando algo o alguien tenía alguna duda. Y eso que la academia estaba empezando a ser decorada con motivos de Halloween, algo que por lo que me contaron era costumbre y hasta se disfrazaban los más pequeños en los últimos días. No me veía con ganas de nada de aquello, aunque aún estábamos a mediados de mes y aún quedaban unos días para eso.

Demasiadas cosas malas estaban pasando en mi vida. Alguna era por mi culpa, como la ruptura con Valentina, porque no supe estar a la altura y me comporté como un niñato, aunque las demás se escapaban a mí. Empezando por la marcha de Ángela a otro país para emprender una aventura en nuevo puesto de trabajo, aunque quizá podría haber hablado con ella bastante antes y la cosa hubiera sido muy diferente. También estaba el fallecimiento de mi amiga Amaya. De primeras pensaba que no era culpa mía, pero tampoco podía evitar sentirme un poco mal amigo por no haberme dado cuenta de lo que le pasaba. Quizá si hubiéramos charlado más la cosa hubiera sido diferente también. Y tampoco veía que tuviera culpa en haberme reencontrado con Noelia. Esa chica seguía con sus tonterías y había sido algo muy fortuito. Andrea y ella estudiaban carreras basadas en los idiomas, pero no me imaginaba que de todos los estudiantes que había en la universidad pudieran coincidir de esa manera en la que terminaron haciéndose amigas. Aunque quizá si hubiera puesto unos límites más firmes desde primera hora en cuanto la vi por casa no se hubiera atrevido a continuar con sus juegos.

Esos pensamientos no hacían más que incrementar mi mal humor en esos días en los que ni yo mismo me aguantaba. Intentaba distraerme tocando la batería, pero me acababa desesperando y hasta rompí una baqueta de la rabia que me entró al no dar pie con bola. Con los videojuegos lo mismo, aunque aquí me contuve más para no reventar el mando. Además, Andrea se aficionó un poco más y la dejaba tranquila para que se distrajera un poco, aunque ahora salía bastante con sus amigas para lo que era ella. Lo único bueno de esos días era que en el gimnasio conocí a un chaval bastante majo. Hugo era un chico esbelto, demasiado. Alto y muy delgado, por eso estaba en el gimnasio, porque quería ganar masa muscular. Fue él quien se acercó a mí para preguntarme por el funcionamiento de algunas máquinas, porque era la primera vez que pisaba un gimnasio y no tenía ni idea de cómo usarlas.

En realidad, lo conocí varias semanas antes, en donde coincidíamos por la mañana bien temprano, porque él luego se tenía que ir a trabajar, al igual que yo, pero nuestros oficios eran bastante diferentes. Él era cocinero en un hotel bastante prestigioso de la ciudad y pese a no ser el chef principal, era de las figuras más importantes dentro de la cocina, ya que llevaba 3 años trabajando allí y poco a poco se había ido haciendo un nombre. A pesar de estar por encima de varios, no faltaban las putadas en su puesto de trabajo. Según me contaba él, había mucho trepa y se ponían muchas trampas entre ellos para putearse y ganar méritos o desprestigiar a otros y poder ocupar su lugar. Aunque me dijo que él tenía demasiados cojones como para dejarse amedrentar por esas cosas, así, con esas palabras. La razón por la que estaba empezando a ir al gimnasio era para ponerse más cachas y poder ligar más, aunque el chaval era guapete, con un mentón bien marcado, pelo corto moreno, barba de pocos días que no le crecía de forma uniforme y lo que más llamaba la atención, unos ojos azules muy claros que ya le dije yo que con ellos lo tenía bastante hecho para ligar fácilmente.

Chalábamos de esto y de lo otro, aunque conforme más nos conocimos me acabó confesando que en realidad estaba yendo al gimnasio para ponerse fuerte y poder meterle una buena ostia al que se pusiera tonto con él. Me contó una anécdota en la que alguien con quien trabajaba le amenazó y de hecho se llegaron a pelear fuera del trabajo. Se llevó una buena, aunque él hizo lo que pudo. Por lo menos él pudo conservar su puesto y los jefes del hotel echaron al otro cuando se enteraron. Yo pensaba que estando ese sujeto fuera, ya no necesitaba ponerse fuerte, pero al parecer había algún tonto más por el lugar. Lo tenía complicado, porque nunca había sido de comer mucho y ahora tenía que hacerlo de por más para echar más cuerpo, teniendo que aumentar su dieta de proteínas para ello. Le di un par de consejos de lo poco que sabía del tema y que me funcionó a mí de cuando me quedé muy delgado tras mi primera ruptura.

Así nos fuimos haciendo amiguetes y ese fin de semana, un par de días después de la quedada con Noelia en casa con sus confesiones, quedamos para salir de fiesta. Aunque ese viernes le dije si me iba a dar de comer, porque cogimos confianza muy pronto. Me llevó a su hotel por la noche, donde cenamos tranquilamente y charlamos para conocernos más. Me notaba muy apagado y le comenté todo lo que rondaba por mi vida en esas últimas semanas. Alucinó bastante en general con mi situación y la verdad es que yo también lo hice, pero no por lo que le contaba, sino por estar contándoselo a alguien que conocía de pocos días antes que a mis amigos más importantes. No me veía contándoles todo lo de Noelia, sobre todo por Irene, porque sabía que se iba a enfadar mucho con todas las tonterías que me contaba Noelia y también conmigo por acabar en la cama con ella. Pero contárselo a Hugo me vino muy bien, como que me quitó un peso de encima bastante grande, aunque no tanto como para sentirme liberado, pues me seguía encontrando mal por todo ello y también seguía enfadado.

Él también me comentó el mal de amores que tenía, porque su novia lo había dejado. De siempre había sido un picaflor y había sido infiel en varias ocasiones a parejas que le duraban no más de unas semanas o pocos meses. Pero con esta última cambió bastante la cosa, porque se enamoró de ella hasta las trancas. Y no era para menos por lo que me contaba y también cuando la vi en un par de fotos que me enseñó en su móvil. Era una chica despampanante, alta, morena, con piel mulata, delgada, con unas caderas interesantes, pequeños pechos, guapísima... Todo lo que puede describir a una modelo, porque lo era. Aunque no me llegó a contar la razón de la ruptura, vi en él la tristeza típica de una ruptura no voluntaria por su parte. Decidí cambiar el rumbo de la conversación, preguntándole cómo se manejaba en la cocina, porque el menú que comimos estaba bastante bien, aunque decía de manera sobrada que le faltaba su toque, cosa que me hizo reír.

Una vez acabamos de cenar nos fuimos por ahí de fiesta. Él preguntó si tenía preferencia por algún local en especial y la verdad es que no tenía ninguna, pero se me ocurrió irnos a un local que estuviera lejos de mi casa, por si por casualidad me topaba con Noelia, porque ya me veía que me la iba a encontrar ahora de manera más asidua. No tenía la certeza de que estuviera allí, pues Andrea se había ido a casa ese fin de semana y quizá ella había hecho lo mismo, pero un mensaje que me mandó ese mismo viernes a la hora de almorzar me hacía pensar que sí, porque me decía de quedar si yo quería. No le respondí, dejándola en visto, pero eso tampoco significaba que no se rindiera, porque esta chica era testaruda como ella sola. A Hugo le entró un poco el bajón por recordar a su exnovia y no terminaba de animarse para estar de fiesta. Así que me encargué yo de pedir un par de bebidas, aunque me dijo que él no bebía nada de alcohol, por lo que se la pedí sin. Yo sí que bebí alcohol, porque me apetecía desinhibirme para centrarme en pasármelo bien más que en amargarme, como había estado haciendo los últimos días.

Él no parecía animarse mucho, cosa que era normal al no beber alcohol, siendo algo que ayuda bastante, por lo que me decidí a hacer algo más. Lo agarré y miré para ver si veía a alguna chica con la que poder hablar los dos para presentárselo y que así entablara conversación con una chica para que sacara a su ex de su cabeza. Vi a dos chicas que estaban junto a la barra y fuimos hasta allí. Nos apartamos un poco y estuvimos hablando con ellas, pareciendo animarse la cosa para él, aunque en un momento dado se fue al baño y vi cómo hablaba con alguien que no me inspiraba mucha confianza. Yo no estaba interesado en ninguna de las dos en realidad, por lo que descartaba acabar con ninguna de ellas, aunque me tomé unas cuantas copas más, pero tampoco me emborraché. No me apetecía irme con nadie a la cama esa noche, sin más. Pero él regresó, bastante más animado y ellas fueron en un momento al baño, dejándonos solos por unos instantes.

-Hugo, ¿quién era el tío ese con el que hablabas antes?
-¿Quién?
-El que estaba contigo al lado del baño.
-Ah, nadie. ¿Por?
-Porque tenía pinta de marronero.
-¿Marronero?
-Joder, tiene toda la pinta de pasar.
-Ah...
-Hugo, ¿tú te metes?
-Qué va...
-Qué mal mientras, tío...
-Joder...
-Que a mí me da igual. Tú sabrás lo que haces.
-Va, sí. Pero es lo que hay en mi mundo.
-¿A qué te refieres?
-Los que nos dedicamos a la restauración... Mira, nos pegamos mucho tiempo ahí dando el callo y hay veces que necesitas una ayuda. Que también hay gente que no se mete nada y saca su trabajo, ¿sabes? Pero es que luego acabas muerto. Cuesta acabar un servicio sin caerte después. Son muchas horas, muchas prisas, mucho estrés... Es una ayudita.
-¿Estás enganchado?
-Mmm...
-Ya veo. ¿Tienes ahí?
-¿Qué? ¿Quieres tú también?
-Nunca he probado.
-¿Entonces?
-Solo te pregunto.
-Algo tengo.
-¿Cómo va eso de precio?
-No es barato. ¿Por qué?
-No sé... Me apetece hacer una locura.
-No sé si es buena idea.
-¿Por qué? ¿Porque he bebido?
-Bueno, pero no lo has hecho mucho. No estás borracho ni siquiera.
-¿Pega mucho?
-Depende de cómo seas de tolerante a esas cosas.
-¿Vamos?
 
Curiosa aparición la de Hugo, algún importante uso le tendrá asignado Keranos.

No parece muy buena junta, por lo visto hasta ahora. A lo más podría ser una buena distracción para Noelia.;)
 
Capítulo 671

Las chicas vinieron y dijimos que íbamos a por otra copa, pero en realidad fuimos al baño para que yo viera cómo iba aquello. Me imaginaba que sería encima de la taza del váter, cosa que ni de coña iba a hacer, tanto por lo sucia que podría estar como por el asco que me daba, pero no resultó ser así. Hugo tenía una lámina en la que depositaba dicha sustancia y luego la esnifaba con un tubito que llevaba también la cartera. No fue nada exagerado lo que probé en esa ocasión, porque era mi primera vez y ninguno de los dos queríamos que nada saliera mal. Hugo me aconsejó no tomar nada, pero tampoco pasaba nada por probar una cantidad pequeña cuando lo normal era meterse el doble según me contó él. Fue todo muy rápido y limpio. Hugo estuvo pendiente de mí en todo momento por si algo no iba bien, pero nada más lejos. Me dijo que me sentara en el váter por si acaso y le así lo hice, pero no me encontré mal ni nada por el estilo.

Me apetecía hacer algo así para despejarme del todo y no me parecía tan mala idea en el momento. La respuesta en mi cuerpo fue instantánea, aunque el regusto amargo que me dejó no me gustó. Respecto a lo demás, pues lo primero que sentí fue como un subidón de energía. Como si te tomaras mucho café de golpe cuando no estás acostumbrado. Otra cosa que sentía era una sensibilidad extra a ciertos estímulos, como el sonido con la música que había puesta en el local en el que estábamos. Había ciertas notas que notaba como diferentes y mi cuerpo reaccionaba como si tuviera un pequeño tic. Pero lo más llamativo para mí fue ver los colores de manera algo diferente. No estaba alucinando ni nada, pero sí que notaba algunos colores más chillones de lo que debería, en especial los vestidos de algunas chicas o los típicos zapatos de algunos que parecen que van cromados.

El resto, pues todo normal. Volvimos con las chicas y estuvimos un rato más con ellas, pidiéndome yo otra copa, pero ahora sin alcohol, como me dijo Hugo que hiciera. Era un refresco necesario, porque me entró mucho calor. Tanto, que me puse a sudar bastante y estaba incómodo, por eso me acabé marchando a casa, porque quería darme una buena ducha y relajarme para que se me pasara tanto el calor como el colocón. Así que los dejé allí, aunque antes de irme, Hugo me dijo que si me encontraba mal o lo que fuera, que le avisara de inmediato, aunque yo me encontraba muy bien. Dijo de acompañarme a casa, pero le dije que se quedara con las chicas para ver si tenía suerte. De camino a casa iba muy normal y con buen estado de ánimo en realidad, pero no me terminaba de gustar la sensación de euforia sin sentido y estar bastante acelerado. Sin embargo, el buen estado de ánimo se me acabó cuando estaba a punto de llegar a casa, porque vi a alguien sentada en el escalón de mi casa y ya me figuraba quién podía ser.

-¿A qué has venido? ¿A joderme la noche? -le pregunté en cuanto llegué a su altura sin haberse dado ella cuenta por estar centrada en su móvil.
-No... -respondió levantándose de inmediato- Es que pasaba por aquí y... He pensado que quizá nos podíamos ver...
-Sí, seguro que pasabas por aquí a las 2 de la mañana -dije empezando a abrir la puerta.
-Qué guapo estás... -dijo poniéndose un poco roja- Déjame que te vea -siguió poniendo una de sus manos en mi brazo para girarme hacia ella.
-No me toques.
-Jo, qué bien te queda esta camisa. Te marca muy bien los músculos -dijo dándome un buen repaso-. ¿Quieres que...?
-No. No quiero nada de ti. Así que vete a casa y déjame en paz.

Entré en casa y cerré la puerta, pero justo cuando estaba por hacerlo, ella coló su mano y la volvió a abrir para meterse conmigo a traición.

-Pero vamos a ver. ¿Tú no entiendes que hacer esto está mal o qué coño pasa contigo?
-Javi, es que tengo muchas ganas de estar contigo. Desde que nos hemos vuelto a ver no hago otra cosa que pensar en ti. Necesito sentirte... Cuando estoy sola en casa no paro...
-Joder, qué mal estás. ¿Por qué no encuentras a otro para hacerle la vida imposible y me dejas en paz ya de una vez?
-Porque te quiero a ti.
-Pues ya te puedes olvidar. Te lo he dicho muchas veces.
-Va, uno rapidito y me voy, ¿vale? -decía de manera dulce.
-Que no, Noelia. Métetelo en la cabeza ya.
-Haré lo que tú quieras -me dijo de una manera un tanto especial, porque no me podía recordar más a su hermana.
-¿Por qué haces eso? No lo hagas.
-¿El qué? -decía de la misma manera tierna mientras se acercaba a mí.
-Eso. Para.
-¿Por qué?
-Porque no me gusta.
-Sí te gusta -dijo agarrando una de mis manos para llevarla a uno de sus pechos.

La cabrona había descubierto mi punto débil y no le temblaba el pulso en aprovecharlo, algo que hacía francamente bien. También tenía a su favor lo guapa que iba pese a lo que la detestaba, pero es que sabía sacarle partido a sus curvas con la ropa que se ponía. Llevaba una falda hasta las rodillas de color rojo, pero era ceñida, cosa que quedaba bien con sus generosos muslos. También llevaba una blusa blanca con bordados que le quedaba bastante bien pese a ser ancha, aunque se podía intuir que no llevaba sujetador por cómo se marcaban sus pezones y por cómo también se transparentaba al tener pinta de ser una tela fina. Su atuendo lo acababa con una cazadora vaquera y unas sandalias negras y altas de tacón con algo de plataforma que se ataban a los tobillos y que tenía solamente una franja negra justo en el nacimiento de los dedos, la cual estaba cubierta de muchos cristales.

Noelia no dudó en tirar de mi camisa, de manera más ruda que otra cosa, para besarme, consiguiéndolo, aunque me agarraba con fuerza de la cara una vez me hizo encorvar. Me besaba con unas ganas y una pasión que no sentía desde hacía tiempo y tampoco se lo pensó dos veces cuando me agarró de la mano para llevarme a mi habitación, donde nos seguimos liando de manera bastante guarra. En lo que lo hacíamos, Noelia lo paraba de decirme lo guapo que me veía, cómo le encantaba estar así conmigo, lo bueno que estaba, etc. Yo no la soportaba pese a estar así con ella y por eso le decía que se callara la puta boca, así, con esas palabras. Ella me hacía caso, pero parecía resultarle inevitable soltar algún chascarrillo como esos de vez en cuando. Aunque con nuestros labios pegados le resultaba más difícil y lo decía más ya estando en el asunto. Pero antes de ello me la empezó a comer después de desnudarme rápidamente.

Mientras ella me la mamaba, yo libraba una batalla en mi cabeza conmigo mismo, pues estaba disfrutando de lo que estaba pasando, pero a la vez odiaba a esa persona y la quería lo más lejos posible de mí. Pero no me resultaba nada difícil ver porqué acababa así con ella otra vez. Las similitudes con su hermana eran tantas que prácticamente la veía a ella cuando Noelia hacía acto de presencia. Pero la cosa no quedaba ahí con su forma física, en donde la parte en la que más se parecía era en la cara, y en donde ahora se le sumaban varios cambios con su nuevo corte de pelo, piercings y demás, sino que ahora también estaba cogiendo la costumbre de comportarse como ella con su forma de hablar, esa ternura que solía mantener y también con sus gestos. Al final me acabé dejando llevar para no cabrearme más de lo que estaba de por sí con toda la situación desde antes de encontrarla sentada en el escalón de mi casa.

Noelia sabía chuparla muy bien. Desde luego sabía cómo hacérmelo bien para que me gustara. Imaginaba que tenía que ver las numerosas ocasiones en las que me había visto en la cama con su hermana, que eran unas cuantas y probablemente más de las que yo sabía. Sus manos no dejaban de acariciar mi cuerpo y por supuesto, no se olvidó de los huevos, que pese a ser algo que no me terminaba de ser especial, su manera de masajearlos mientras me la comía me resultaba tan agradable que sentía como un cosquilleo interno parecido al que se siente cuando se está por llegar al orgasmo, aunque no me notaba cerca de acabar en ese momento. Llegué a un punto en el que me impacienté y la aparté de mí para tumbarla bocarriba en la cama y desnudarla, riendo ella de manera encantadora, como si le gustara mucho que lo hiciera así, dejándola bien abierta de piernas para poder verla en su plenitud.

Joder, es que estaba muy buena y me ponía mucho físicamente, en especial con ese nuevo detalle en ella en forma de triángulo invertido de vello muy oscuro y tupido pese a estar bien recortado y cuidado. Me quedé con la mirada clavada en él y ya podía ver cómo le brillaban los labios internos por la cantidad de fluidos que estaba empezando a segregar. Ella lanzó una vez más una pequeña risa, haciendo que la mirara a la cara, encontrándola con una expresión de estar tan encantada de estar así que me resultaba hasta inquietante. Luego eché un ojo por el resto de cuerpo. También me gustaban muchos sus pechos y ahora más aún con esos nuevos piercings y ya no pude más y me bajé a comerle el coño de manera muy guarra y ruda. Noelia dio un respingo muy fuerte, seguido de un gritito de sorpresa, aunque luego pasó a reír con tono de incredulidad y luego de jugueteo. Algo que también noté fue cómo se le puso la piel de gallina, como si le hubiera dado un escalofrío muy fuerte.

La verdad es que me encantaba cómo sabía y su coño en general. Lo tenía pequeño para lo que yo estaba acostumbrado a ver y su tez rosa se veía más enrojecida a medida que su excitación iba en aumento o si tenía mucha actividad sexual. Su vello púbico era recio y a la vez suave, como si se lo cuidara con algún producto para que estuviera así. Le di grandes lametones por toda la zona, colando mi lengua en su agujerito mientras mis manos se apoderaban de sus tetas, las cuales amasaba, aunque también le pellizcaba los pezones, mostrándose ella muy sensible al respecto, seguramente por los piercings que llevaba ahora y que se había hecho pocos días atrás. También le estimulé el clítoris con la lengua, tocándolo directamente con ella y haciendo hasta presión, lo que ocasionaba que ella se encogiera, pidiéndome que llevara cuidado, porque lo notaba muy sensible cuando le hacía aquello, aunque yo iba a mi bola y para que se callara le pellizcaba los pezones.

Pero no tardé mucho en apartarme de su coño, sin dejar que se llegara a correr, porque fui a la mesita a coger un condón para ponérmelo. Ella me dijo que no hacía falta, que había empezado a tomar pastillas anticonceptivas y que podíamos hacerlo sin condón, pero de manera muy cortante le dije que no quería que se pudiera quedar embarazada de mí, porque la veía capaz de mentir en eso con tal de atarme en corto y también para que no me pegara nada, porque a saber con cuantos había estado. Ella no dijo absolutamente nada y se volvió a tumbar, esperando a que me lo pusiera para poder metérsela. Solo dijo algo más antes de que lo llevara a cabo, preguntándome si me encontraba bien, porque me veía acelerado y bastante sudoroso. Me quedé mirándola fijamente y le dije que si no le gustaba lo que había, ya sabía lo que tenía que hacer mientras le señalaba la puerta.
 
Capítulo 672

Ella me dijo que no pasaba nada, que solo quería asegurarse de que estaba bien, pero le calle la boca con una de mis manos mientras me la agarraba con la otra para restregar mi polla contra su coño. Lo hice unas cuantas veces y hasta se lo azoté con ella, pareciendo gustarle aquello. También puso sus manos sobre mi brazo, acariciándolo y ya fue cuando se la empecé a meter. Noelia irguió su espalda hacia arriba, apretando su cabeza contra la almohada y lanzando un gemido largo y alto. No se la metí de manera lenta, sino que lo hice del tirón, porque ya estaba más que mojada para ir despacio. Rápidamente me empecé a mover dentro de ella, estremeciéndose y cambiando su piel con esos brotes que le daban en donde se le ponía roja por algunas zonas. De primeras pensaba que era algo que tenía en su cuerpo, pero luego ya entendí que era algo que le podían pasar a las chicas estando en el tema, pero me llamaba la atención, porque no había visto nunca algo así.

La agarré de los tobillos, con ella haciendo lo propio con sus tetas o con las sábanas, que retorcía con más fuerza a medida que la follada que le estaba dando cogía ritmo y velocidad. Tuvo su primer orgasmo de manera muy rápida, porque pese a no metérsela entera, sí que lo hacía lo suficiente como para estimularle el punto G. Justo antes de llegar, se tocó el clítoris con movimientos rápidos y circulares y se acabó corriendo, levantando sus caderas y retorciéndose, gimiendo muy alto para las horas que eran ya. Pero yo quería seguir y sin dejar que se recuperara le di una guantada para que espabilara, reanudando yo la follada, pero se movía tanto que tuve que cambiar de postura para ver si así podía continuar mejor. La puse a cuatro y esta vez sí que se la metí más profundamente, pareciendo gustarle mucho a ella, porque seguía gimiendo y también empujaba con su culo. Con unos fuertes tirones de pelo, le dije que no hiciera tanto ruido, que si seguía así se iba enterar toda la ciudad, pero ella me decía que no podía evitarlo y que le encantaba cómo la follaba.

En esta ocasión duró más, pero se acabó corriendo otra vez cuando la agarré de las caderas con fuerza para reventarla bien. Noelia hundía su cara en la almohada para no hacer tanto ruido y acabo chillando de manera aguda, moviéndose mucho. Tanto, que no pude seguir follándola y se derrumbó sobre la cama para acabar haciéndose un ovillo. Seguimos follando durante bastante rato más, pero entre que llevaba puesto un condón y que ella se corría demasiado rápido, no me daba tiempo a acabar a mí, cosa que cada vez me desesperaba más. Le provoqué tantos orgasmos que no recuerdo el número exacto, pero desde luego no fueron pocos. Ella intentó de últimas que yo también acabara al montarse sobre mí para hacérmelo de mi manera favorita, pero como se estimulaba su clítoris con ese roce con mi pubis, pues se acabó corriendo antes que yo, aunque también debía estar bastante sensible a esas alturas. Se encogía y gemía muy alto y cada vez de forma más aguda, pasando a caer sobre mi cuerpo para quedar ahí con una respiración muy acelerada y varios espasmos que recorrían su cuerpo.

De mala manera me la quité de encima, haciendo lo mismo con el condón para hincarme de rodillas en la cama, ponerme al lado de su cara y agarrarla del pelo con fuerza y firmeza para correrme en su cara. Ella de manera instintiva abrió su boca y sacó su lengua, aunque me costó acabar. Lo suficiente como para que ella se terminara de recuperar de esos últimos coletazos que le quedaban a su orgasmo. Abrió sus ojos y me miró con una sonrisa, momento en el que vi de nuevo a Elena por esos gestos que trataba de imitar su hermana. Me acabé corriendo segundos después de que hiciera eso, llenándole la boca y parte de la cara de semen que ella no dudó en tragar al instante, relamiéndose y ayudándose de sus dedos para llevarse a la boca lo que rondaba por su cara y volver a tragar. Ella se quedó sobre la cama con una expresión de felicidad enorme, bastante despeinada, con su maquillaje corrido y bastante despatarrada.

Yo me fui a la ducha, porque estaba empapado en sudor y ya la necesitaba antes de acabar así. Me vino muy bien para que mi cuerpo se relajara, pero precisamente lo que más quería que lo hiciera, la cabeza, no lo hacía ni a tiros. Volví a la habitación para coger algo de ropa, encontrándola ya dormida, de lado y acurrucada. Yo no tenía sueño pese a ser ya más de las 4 de la mañana, por lo que me fui al salón en donde estuve mucho rato comiéndome la cabeza. Empecé pensando en que Noelia se había salido una vez más con la suya y que había caído en una de sus trampas, pero después de darle vueltas, me acabé yendo a un tema que tenía mucho más peso, porque era evidente que acabar así con ella era a raíz de lo que se parecía a su hermana, sobre todo con esos cambios. Yo pensaba que tenía aquello más que asumido, pero estaba bastante claro que no por mi manera de reaccionar a esos cambios en la chica que dormía en mi habitación, porque ya había pasado lo mismo dos veces.

Ya habiendo amanecido y después de haberla escuchado ir al baño, apareció por el salón, aparentemente desnuda bajo la camisa que usé la noche anterior y que debía de estar bastante sudada. Mentiría si dijera que no estaba supersexy, sobre todo con su cara bien lavada y despejada de su maquillaje corrido de la noche anterior y también con el pelo arreglado que le quedaba muy liso de manera natural. Me preguntó de manera dulce qué hacía ahí y si no iba a la cama, sentándose en el sofá conmigo, dándome cuenta de que al menos sí que llevaba su tanga negro que le quité hacía pocas horas antes de follarla. Noelia se pegó a mí, quizá buscando algo de calor por el fresco que hacía por la mañana bien temprano, acariciando mi muslo y luego mi cara. Me quedé en silencio mirando al techo, como había estado toda la noche desde que me senté allí para pensar, pasando ella a repetirme la pregunta, pero esta vez poniéndose de rodillas sobre el sofá para agarrarme la cara con sus dos manos.

-Sí. Me voy a ir a la cama para ver si puedo dormir algo. Pero tú vas a coger tus cosas y te vas a ir a tu casa. No quiero que estés aquí. Quiero que me dejes tranquilo. ¿Lo has entendido, o cómo tengo que hacerlo para que se te meta en la cabeza?
-Javi, pero es que me gustas demasiado. No puedo evitarlo. Necesito verte, sentirte. Estar contigo. Por favor, dame una oportunidad. No te pido más.
-No, Noelia. No te voy a dar una mierda.
-Por favor, Javi. Haré todo lo que tú quieras. Pero déjame ser parte de tu vida. Yo quiero que lo seas de la mía.

Me levanté y la dejé allí sentada sin responderle. Fui a mi habitación y cogí toda su ropa y su bolso para tirarlas fuera de la habitación y cerrar la puerta. Oí cómo lo cogió todo y cómo me dijo que descansara para tranquilizarme, diciéndome que ya nos veríamos y hablaríamos más tarde y otro día. Y a los pocos minutos se acabó marchando, aprovechando yo para cambiar las sábanas, porque estaban muy sudadas y también olían a ella. Y, aun así, me costó dormirme para poder descansar el tiempo necesario. Y eso que ya se me había pasado el efecto de lo que tomé la noche anterior, pero lo que me tenía nervioso, crispado, irritado e irascible era algo muy diferente a aquello, porque no sabía qué hacer para sacar a Noelia de mi vida y para sentirme mejor, porque no me podía encontrar peor anímicamente, sumándose ya tantas cosas conforme pasaban las semanas que cada vez se me hacía más difícil de gestionarlo todo.

El domingo me desperté sobre la 1 de la tarde. Encontré al mirar el móvil varios mensajes y varias llamadas perdidas y la verdad es que se me puso muy mal cuerpo, porque era una situación calcada a una que tuve días atrás y la noticia que me dieron no podía ser peor. Llegué a pensar que había ocurrido de nuevo, pero por suerte no acabó siendo así. Solo tenía un par de mensajes de Noelia, de no hacía mucho de hecho, en donde me decía que le había gustado mucho verme la noche anterior y también me preguntaba cómo me encontraba por haber estado toda la noche en vela. No llegué a contestarle, porque quería ver qué pasaba con los demás mensajes y llamadas perdidas. Vi que eran de Hugo. Me llamó como cinco o seis veces, al igual que me mandó varios mensajes en los que me preguntaba cómo estaba después de lo que había tomado la noche anterior, pidiéndome que me pusiera en contacto con él en cuanto pudiera.

-¿Qué pasa, tío? -pregunté decidiendo llamarlo directamente.
-Joder, eres gilipollas. Me tenías preocupado. Estaba a punto de ir a tu casa.
-¿Pero por qué?
-¿Tú qué crees?
-¿Es para tanto?
-Pues claro, imbécil.
-Pero si tú la tomas a menudo. ¿Te pasa algo cuando lo haces?
-No.
-¿Entonces?
-Joder, es la primera vez que la tomas. ¿Y si pasa algo?
-¿Qué coño va a pasar?
-Tío, ¿con la edad que tienes y no sabes lo que puede pasar si tomas esas cosas?
-Coño, claro que lo sé. Pero como me dijiste que tú solías tomarlas y veo que estás como si nada, pues me animé a probar.
-Pero cada persona es un mundo, joder.
-Pero si estuve un rato contigo y con las chicas y no me pasó nada, ¿no?
-Te fuiste a casa. Me tendría que haber ido contigo.
-Ya te dije por qué me vine. Además, quería dejarte con las chicas, para ver si tenías suerte. ¿Fue así?
-Qué más da eso.
-Tío, relájate. De verdad. Que estoy muy bien.
-Bueno...
-Mira, vamos a hacer una cosa.
-¿El qué?
-¿Por qué no te pasas por mi casa en una hora o así y lo hablamos? Nos pedimos algo para comer y nos echamos una play. Yo invito.
-Venga, va.
-Guay. Y relájate, coño.
-Ya...

En cuanto colgué me levanté para arreglar un poco la habitación y la casa en general, aunque poco había que hacer al respecto. También me di una ducha y me eché en el sofá para esperar a Hugo. Durante esos momentos repasé lo ocurrido la noche anterior. Por lo cabreado que estaba él, me quedé un esto dándole vueltas a lo de haber probado aquello. Parecía que para él suponía un problema, pero yo me encontraba bien y solo había sido por probarla, porque nunca lo había hecho y era algo que veía con cierta frecuencia cuando salía. No es que lo viera con mis propios ojos, pero por lo que se rumoreaba, era más normal que otra cosa que se consumiera aquella sustancia. Me llegaron rumores de que gente cercana a mí lo hacía. No tan cercanos como la familia o como mis amigos más íntimos, pero si colegas del grupo grande de amigos que nos solíamos juntar para cenar algún día se la semana, o alguno de la tienda en donde jugaba, porque había otro grupo que se manejaba como equipo y a varios de él les gustaba bastante la fiesta. Tenía sospechas de dos y uno me lo confirmaron, aunque el otro no.

Hugo llegó a casa con cara de pocos amigos y le hice pasar, sentándome en el sofá para pasarle un mando y empezar a jugar, intentado yo relajar así el ambiente para que no se enfadara más. Me explicó todos los peligros que conllevaba tomar aquello, lo que te puede pasar si te pasas un poco de dosis o si te pasas bastante. También si lo mezclas con alcohol, como hice yo según él, aunque no había bebido lo suficiente como para estar borracho. Yo le conté que pensaba que era bastante normal que la gente tomara de aquello y él me dio la razón, pero eso tampoco quitaba la parte mala que me seguía explicando. Le confesé que no me había terminado de gustar, porque la sensación de estar muy activo no era algo que necesitara. De hecho, era todo lo contrario lo que me vendría bien para calmar los nervios y el malestar anímico que llevaba arrastrando semanas. Tampoco me gustaba la manera de tomarla y las demás sensaciones que te provocaba, como ese calor que me hizo empezar a sudar y lo de oír algunos ruidos de manera muy estridente.
 
Muy "atípico" ha sido este regreso de Keranos de su descanso de dos semanas. :rolleyes: ;)

Avanzan los capítulos así como aumenta cada vez más nuestra capacidad de sorpresa.

En una de esas le da por experimentar con la igualdad a Keranos, y se nos desvía en la línea LGBT. :eek:

Como ya se han puesto bien al día Javier y Noelia, sólo queda por dilucidar hacia donde apunta Hugo. :oops:
 
Muy "atípico" ha sido este regreso de Keranos de su descanso de dos semanas. :rolleyes: ;)

Avanzan los capítulos así como aumenta cada vez más nuestra capacidad de sorpresa.

En una de esas le da por experimentar con la igualdad a Keranos, y se nos desvía en la línea LGBT. :eek:

Como ya se han puesto bien al día Javier y Noelia, sólo queda por dilucidar hacia donde apunta Hugo. :oops:
Bueno, con Mario ya tuvo sus cosas, faltó el karaoke y la clavada no más
 
Hola, buenas noches.

La verdad, no sé que decir. Semejante cúmulo de errores y mala suerte sólo lo he visto en las novelas victorianas y en la Justine del Marques de Sade. Entre que a Javi le pasa de todo y que toma decisiones digamos "poco afortunadas" esta historia no deja de sorprenderme.

Sé que sería muy fácil criticar al personaje, pero bueno, a veces la vida te lleva por lugares inesperados. Cada vez tengo menos claro si Keranos odia o no a su personaje.

Si se me permite una crítica, Keranos, lo único que no veo es lo de Amaya, no entiendo como su triste final puede afectar tanto a Javi, no había percibido una relación tan fuerte entre ambos, pero podría ser que yo no lo haya visto o que no tenga corazón. También puede ser que no haya entendido aún los motivos de Javi, que está claro que tiene más detalles que una catedral gótica.

Una vez más, dar las gracias por tu trabajo y tu constancia, Keranos, seguiré viendo lo que depara el destino a esta historia.

Saludos.

Hotam
 
Capítulo 673

-Porque algo que sea lo contrario a eso no hay, ¿no?
-En ese mundo hay de todo. La gente con tal de evadirse inventa lo que sea. Si supieras lo que se mete la gente... Es veneno puro.
-¿Tú te metes algo más aparte de eso?
-De vez en cuando, pues...
-¿Te incómoda hablar de esto?
-No. No especialmente.
-¿Entonces? ¿Por qué estás tan misterioso?
-Porque no quiero que preguntes más de la cuenta por si se te ocurre alguna idea como la de anoche.
-No creo. La experiencia no fue tan buena como lo suele pintar la gente. No entiendo cómo os podéis enganchar a eso.
-A nadie le gusta la cerveza la primera vez que la prueba. Ni el tabaco. Y mira como mucha gente toma de las dos cosas.
-Eso es verdad.
-Ya te dije ayer porqué tomo eso.
-Sí, por el trabajo. ¿Ves cómo me acuerdo? No iba volando ni nada.
-Ya... Bueno, pues es por eso.
-¿Y algo más?
-El problema es que como lo tomo de manera regular, el cuerpo se acostumbra.
-¿No te hace efecto ya?
-Sí, pero cada vez tengo que incrementar más la dosis.
-No jodas...
-Lo que hago cuando noto que mi cuerpo me pide más es hacer un parón.
-¿Así? ¿De golpe?
-Sí. De golpe.
-¿Y esos días que no tomas? ¿Qué pasa?
-Pues que hay que aguantar. Tampoco me meto todos los días, coño. A ver qué te piensas...
-No sé. Como estás en plan misterioso...
-De normal me tomo como dos o tres dosis. Depende de si tenemos más lío del normal en el trabajo o no.
-¿Más lío?
-De normal tenemos que sacar nuestro servicio, como siempre. Ahí me tomo unas dos dosis por semana. Intento aguantar hasta que mi cuerpo me avisa. Cuando noto mucho cansancio, pues no me queda otra. Y tomo algo más cuando estamos en temporada de comuniones, por ejemplo. También si hay bodas o bautizos de por medio. Como esos días están todo el puto día metidos en el salón, pues son muchas horas.
-Pero no comen todo el tiempo, ¿no?
-También me encargo de la barra cuando toca. No es que tengamos cada uno un trabajo y ya, ¿sabes?
-Entiendo. ¿Y cuando haces los parones tomas otra cosa entonces?
-No suelo. De vez en cuando fumo algo de hierba para rebajar los nervios. Soy alguien nervioso de por sí. Y metiéndome eso, pues llega un punto en el que mi cuerpo necesita un descanso, y con eso pues se relaja bastante.
-Y si eres nervioso, con el estrés y eso... ¿No te puede dar algo?
-Siempre he llevado mucho cuidado. Las dosis no son muy grandes por eso.
-A mí es que no me gusta fumar nada, ¿sabes? Como que me da asco. Pero la marihuana también se puede consumir de otras maneras, ¿no?
-Sí. Pero no quieras saber tanto, anda.
-¿Y te relaja?
-A mí sí. Pero depende de la persona mucho también. No es algo que funcione igual para todos. A algunos les da algo de subidón, como lo que te tomaste tú anoche, pero no tanto.
-Pasando entonces.
-Ah, que tenías en mente probarla...
-Que noooooooo. Pero si eso sí que lo hace todo el mundo. Anda, no me jodas, que pases por donde pases huele a porro.
-Pero eso no quita que no sea mala. Más que nada es por la adicción que genera.
-¿Tú eres adicto a alguna? Imagino que a lo que sueles tomar.
-Mmm... Puede. Pero si quiero, lo dejo -dijo poco convencido.
-No suenas muy convincente.
-Bah...
-¿Estás jodido por ello?
-No -dijo serio.
-Joder, a ver si me estás dando la chapa y el que está jodido eres tú.
-Pues por eso mismo te cuento todo eso. Para que no estés tú así también.
-¿No puedes dejarlo?
-Cuesta. Bastante.
-¿Te ha traído problemas?
-Pues lo que más daño me ha hecho.
-¿El qué? ¿Una sobredosis?
-Qué va. Nunca me he pasado con eso.
-¿Entonces?
-Es la razón por la que me dejó mi novia.
-Ah... Joder.
-Se enfadó mucho cuando se enteró de que consumía. Casi me deja. Me hizo prometerle que lo iba a dejar. Y lo hice. Se lo prometí y lo intenté, pero un día saliendo de fiesta... En fin.
-¿Se enteró?
-Sí. Casi me deja de nuevo. Me dio una última oportunidad. Y ya te puedes imaginar lo que pasó.
-Sí, más o menos.
-A la tercera va la vencida, ¿no? Pues en este caso, fue así. La tercera vez me dijo que no quería seguir conmigo. No quería estar con alguien que se metiera de eso. No quería estar con alguien que pudiera morirse joven y lo más importante, no quería estar con alguien que le prometía algo que luego no cumplía.
-Visto así...
-Por eso no quiero que te metas en eso, Javi. Así que te puedes olvidar de preguntarme más.
-¿Ni por curiosidad?
-Tío, no te voy a decir qué es lo que buscas. Olvídate.
-Pero...

En ese momento llamaron a la puerta, así que fui a abrir pensando que era la comida que pedimos para almorzar en casa, pero estaba equivocado. Era Noelia la que estaba al otro lado de la puerta, esperando con sus manos juntas frente a ella. He de reconocer que iba bastante guapa, bien peinada, algo maquillada con un rabillo de ojos típico en ella y sus labios rosas. Otra cosa reseñable era que no llevaba sus gafas, pareciéndose más a su hermana todavía por aquel detalle. Con una vocecilla poco usual en ella me preguntó si había dormido y descansado bien. No le llegué a contestar, aunque ella me dijo que me veía bastante bien y también que había ido hasta allí para ver si quería que comiéramos juntos. Me enfadé bastante con ella, preguntándole si no sabía lo que significaba que me dejara en paz. Su gesto cambió un poco, moviendo sus labios como haciendo un puchero, aunque fue un gesto más infantil que otra cosa, pero le cerré la puerta con energía, sin dejarle seguir, porque parecía que algo más iba a decir.

-¿Qué pasa? -me preguntó Hugo cuando me senté en el sofá, notándome seguramente el enfado con el que volvía.
-Nada. Una subnormal, que está obsesionada conmigo.
-Joder, ¿para que digas eso?
-Por su culpa mi novia me dejó. Así que sí.
-¿Y dices que está obsesionada?
-Joder que si lo está... No sé cuántas veces le he dicho que desaparezca de mi vida y sigue encima de mí.
-¿Tanto te agobia?
-Anoche cuando vine me la encontré sentada ahí, en el escalón. Estaba esperándome. A saber cuánto tiempo llevaba ahí.
-¿Y se la montaste?
-Pues un poco sí, aunque no eran horas.
-¿Se puso insistente?
-Joder, si se acabó colando y todo. Aunque no es la primera vez que lo hace. Ni la segunda. Tengo un historial con ella...
-No jodas... ¿Y cómo la echaste?
-Pues... Acabamos follando.
-¿Qué? Jajajajajajaja.
-No te rías, cabrón.
-Dices todo eso y te la acabas follando... Pues no sé qué pensar.
-Es que me recuerda mucho a su hermana. La idiota se ha puesto piercings que tenía ella, se ha cortado el pelo de la misma manera... Hasta le copia gestos y maneras de hablar.
-Madre mía... -decía riendo.
-Dice que está enamorada de mí y blablabla.
-¿En serio?
-Sí. Lo que le pasa es que está obsesionada. Pero no sé por qué sigue con lo mismo, si ya me la he follado, que era lo que quería desde primera hora. Es una niña estúpida.
 
Este Hugo en casi nada de tiempo, se habla con Javi con confianza, con un trato de amigos, hablando con soltura de cualquier cosa.

Algo que nunca tuvo con Mario, que más se trataban como compañeros de trabajo a pesar de que se conocen mucho más tiempo.
 
Qué decir...

No me explico este acercamiento tan íntimo con el drogadicto Hugo, le cuenta cosas como si se conocieran años.

Le invita a casa entregando una confianza que, según ha sido su criticable comportamiento con algunas sustancias, podría resultar mal utilizada.

Da la impresión como si tuviera la necesidad de tener un amigo, una amistad masculina, a toda costa.

Lo de Noelia es francamente insostenible, según lo cuenta, todo lo que hace con ella es "obligado"...será ella algún tipo de Jedi???
 
Última edición:

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo