Capítulo 841
Yo aproveché para darme una ducha de agua caliente, por si me ayudaba a conciliar mejor el sueño cuando dijera de irme a dormir, aunque aún faltaba para eso. Fue algo que también me tomé con calma, pues solía ir con prisas para ir a trabajar o para alguna salida que tenía programada, pero en esta ocasión tenía toda la noche para mí solo.
O eso pensaba yo, porque cuando me dejé caer sobre el sofá, me llamó Ángela, pudiendo percibir yo algo de ruido de fondo. Al parecer estaba en la calle con las amigas, en un local para ser más específico, pero se salió a la calle para charlar conmigo.
Al final dijo que se iba a ir a casa, porque se tiró varios minutos hablando conmigo y le estaba empezando a dar frío, preguntándole yo si todo iba bien para que se recogiera tan temprano, diciendo ella que sí, pero que llevaban todo el día en la calle y estaba un poco cansada, sobre todo por los tacones.
Estuvimos hablando mientras ella volvía a casa, como lo seguimos haciendo mientras se ponía cómoda y se dejaba caer también en el sofá de su casa. Le generaba mucho interés cómo me había ido durante el día, preguntándome muchas cosas, aunque no se enterara mucho del juego, pero ponía interés, cosa que me gustaba mucho.
Ella estaba encantada al ver que me había servido mucho como vía de escape para lo que estaba pasando, animándome a que saliera más de esa manera. También me contó lo que había hecho durante todo el día, pareciendo también tener un plan ajetreado con entradas y salidas, estando ella también bastante contenta por ver a tanta gente.
Era bastante tarde en realidad cuando dijimos de cortar la conversación, deseándome ella mucha suerte para lo que tenía pensado hacer al día siguiente, dándonos también las buenas noches para irnos a dormir, aunque antes de ello, miré si tenía alguna llamada o mensaje por parte de Elena, pero no encontré nada.
Me desperté bien temprano, como era lo usual, cosa que me vino mal, porque me empecé a poner nervioso y no podía hablarle tan temprano para comentarle que quería hablar con ella. Me entretuve recogiendo la casa a fondo, aunque seguía siendo temprano cuando acabé de hacerlo, por lo que me puse ropa cómoda y salí un poco a correr para tratar de distraerme a la vez que escuchaba música.
Algo me pude evadir con ello, ganando un poco más de tiempo mientras me duchaba y desayunaba algo ahora que al fin me había entrado hambre después de hacer ejercicio. Cuando acabé, le puse un mensaje a Elena, viendo que había estado en línea no hacía muchos minutos. El problema era que pasaba el tiempo y no me respondía.
Ni siquiera abría el mensaje. Casi a las dos horas lo hizo, diciéndome que no le apetecía quedar conmigo, aunque yo insistí al comentarle que era importante. Así que me dijo que estaba bien, que en media hora estaría por casa para hablar conmigo, viniendo más o menos como dijo que haría.
-Andabas por aquí esta semana, ¿no? -le dije en cuanto le abrí la puerta y la saludé, aunque ella no me respondió, pasando y dirigiéndose al salón.
-¿Qué tal en el trabajo? -insistí para romper el hielo.
-¿Qué quieres hablar? -respondió cortante.
-Pues varias cosas -seguí desanimado al ver el plan en el que venía.
-Pues venga.
-Para empezar, quería hablarte de lo de tu jefe.
-Ni me lo menciones.
-Pero es que lo veo necesario. No te quise decir nada para que no te enfadaras.
-Pues deberías haberlo hecho. Es que se ve que no puedo confiar en nadie.
-¿Qué pasó para que acabaras en su cama?
-Ah... Ahora vienen tus celos.
-Un gilipollas me manda una foto de ti en su cama. ¿Qué quieres que piense?
-No sé -dijo encogiéndose de hombros.
-¿No me vas a responder a qué pasó para que acabaras ahí?
-Pasó que estaba muy enfadada contigo. Y como no hacía más que pensar en lo que había pasado, pues cogí y me fui a la oficina para distraerme, porque tengo unas llaves. Y me lo encontré. Estuvimos hablando y nos fuimos a su casa porque era tarde. Él me dijo que podríamos seguir hablando allí y nos fuimos. Hablamos todo y me derrumbé del todo. Él me dijo que no le gustaba que pasara la noche sola, que me podía quedar a dormir allí si lo quería y lo hice, pero en su habitación de invitados. No pasó nada. ¿Contento ya?
-¿Y la foto?
-Me la haría en una de las veces que vino para preguntarme si estaba bien o si necesitaba algo.
-Si te has acostado con él, me lo puedes decir. De hecho, estoy seguro de que ya lo has hecho antes.
-¿Y qué si lo he hecho? ¿No te has follado tú a toda la que te has cruzado? ¿Cómo te atreves a echármelo en cara?
-¿Tú ves que te lo esté echando en cara? Simplemente lo estoy afirmando.
-¿Y por qué estás tan seguro?
-Porque cuando pasé el último fin de semana en tu casa vi unos condones en uno de tus cajones mientras buscaba los que estábamos usando. Eran diferentes y uno de ellos estaba mal arrancado, tenía parte de un envoltorio. Por eso.
-Pues sí. Me acosté con él. ¿Qué pasa?
-Nada. No estábamos juntos, así que eras totalmente libre de hacerlo.
-Pues ya está.
-¿Y por qué no fuiste con tu amiga en vez de con él?
-Porque está fuera de viaje.
-¿Y qué le has dicho a él al ver lo que te pasé?
-¿Y a ti que más te da?
-Pues mucho, porque tú me importas, que parece que no te enteras aún.
-Pues lo he mandado a la mierda. ¿Qué iba a hacer? Le he dicho que me da asco por hacer lo que ha hecho, que parecíais dos perros peleándose por un juguete. Me voy a ir de la empresa creo yo.
-¿Dejas el trabajo?
-Lo estoy pensando, aunque no sé qué coño me tengo que pensar tanto teniendo un jefe como él. Me ha dicho que no hace falta que me vaya, que me puedo venir aquí de nuevo y que él se queda allí para que no nos veamos.
-¿Y qué vas a hacer?
-No lo sé. Tengo que pensarlo bien, porque me gusta mucho mi trabajo y todos mis compañeros menos él.
-Bueno, pues piénsalo bien. Lo importante es que tú estés bien. Y si no lo vas a estar por temor a tenerlo cerca, pues...
-Ya veré qué hago.
-También te quería comentar otra cosa.
-¿El qué?
-He estado pensando estos días desde que hablamos la última vez. Elena, no podemos seguir así. No podemos estar un día en lo más alto del mundo para el día siguiente estar en lo más bajo. Es que llevamos una racha que no hacemos más que subir y bajar. Necesitamos una estabilidad.
-¿Qué me quieres decir con esto?
-Pues te quiero decir que está muy bien eso de tratar de tener buenas intenciones, de no hacer algo que al otro le pueda sentar mal, de que nuestros amigos nos aconsejen cuando lo necesitamos, pero es que no está funcionando. Por eso he pensado en pedir ayuda profesional. Mira, he estado echando un ojo y he visto esto, a ver qué te parece.
-¿Esto has pensado? -dijo mirando con desgana y muy de pasada.
-Sí. Creo que es lo más acertado para la situación en la que estamos. Creo que nos vendría bien un poco de terapia y...
-Pues yo creo que es más fácil que todo eso.
-¿Sí?
-El problema aquí es tu amiga Ángela.
-¿Mi amiga Ángela?
-Sí. ¿A que ha estado aquí después de que discutiéramos?
-¿Es que la has visto entrar?
-¿Lo ves? Ella es el problema. No he visto nada, ni me ha hecho falta para saber que ha estado aquí después de lo que pasó. Es increíble cómo babea por ti.
-Pues yo creo que te equivocas, y mucho.
-Ah, ¿sí?
-Pues sí. Ella es una muy buena amiga. La mejor que tengo. Se preocupa mucho por mí y trata de ayudarme cuando me ve mal. ¿Qué hay de malo en eso?
-Que te quiere llevar a la cama.
-Que no, Elena. Que no es así.
-Sí que lo es.
-Es que, aunque lo fuera, daría igual, porque si no es ella, sería otra la que te haría pensar así. Tus celos te pueden a veces, ¿o crees que no me he dado cuenta de cómo miras a veces a Irene y a Sofía? Sé que tienes pensamientos que no son buenos cuando las ves, más que nada, porque me lo has dicho, que sabes de sobra que ellas y yo nos hemos acostado.
-El problema aquí es tu amiguita Ángela, no cambies de tema.
-No lo estoy haciendo.
-No necesitamos esto para que tú y yo nos llevemos bien -dijo señalando lo que le estaba enseñando.
-Yo lo veo bastante claro. Elena, esto se trata de avanzar los dos juntos, a la vez. No podemos hacerlo si no empezamos por la base. Y la base está en dar este paso.
-Tú amiga busca contigo algo más de lo que tú crees y es que es mala. Javi, espabila, que en su día se metió en nuestra relación, metiendo mierda, y también se metió en tu otra relación. Joder -dijo visiblemente enfadada, con rabia y alzando la voz-, si le pusiste los cuernos a una mujer como Valentina con ella, ¿qué vas a hacer conmigo? Mira, te lo voy a decir muy claro. Si quieres tener la oportunidad de que nos sigamos viendo, tienes que dejar de verte con tu amiga Ángela.
-¿Cómo?
-Lo que has oído. O ella, o yo -dijo levantándose para irse de casa, dando un portado al salir.