Capítulo 593
-¿No te bañas? -pregunté al ver que se quedaba mirándome ella también, aunque sin decir nada.
-Ahora. Es que tienes mucho peligro.
-Vaaaaaya. Ahora seré yo el problema.
-Pues sí, porque no paras.
-¿Y cuál es el problema?
-Que quiero aguantar hasta la noche.
-Joder... Se me va a hacer duro. Aunque no tanto como ésta -dije mirando hacia abajo.
-¿Ves? -preguntaba riendo.
-Cariño, es que me pones demasiado. Y con lo bien que ha salido lo de esta mañana, solo tengo ganas de ti.
-Yo también tengo ganas de ti, amor. Pero quiero que esta noche sea especial, por eso me quiero reservar.
-Bueno... -dije saliendo de la piscina y acercándome a ella- Pero eso no es una excusa para no bañarte. Anda, ven conmigo -dije estirando mis brazos.
-Nooooo -decía riendo nerviosa al ver mis intenciones.
-Va, no te hagas de rogar.
-Javi, te conozco. Sé lo que quieres hacer.
-Sí, follarte.
-Además de eso... Quieres tirarme al agua.
-Me has pillado. Pero es que el agua está muy buena. Y con este calor…
-Madre mía, cómo estás... -dijo mirando mi entrepierna.
-Ya. A ver si con el baño me refresco bien y se me pasa.
-Ya llevabas un rato ahí, para que se te hubiera pasado...
-Pues tendremos que buscar otro remedio.
-Jijijiji. Eso no va a pasar.
-Venga, vamos -dije tendiendo mi mano.
Al fin, Valentina se levantó después de agarrar mi mano y fuimos juntos hasta el borde, aunque efectivamente, la cogí en brazos para tirarnos a los dos a la vez. Al salir a la superficie lanzó un agudo gritito, pasando a reír. Yo busqué acercarme a ella para abrazarla, dejándose ella de primeras, aunque al poco ya estaba haciendo de las suyas para apartarse de mí, pero yo la seguía para abrazarla desde atrás y restregarme con su culo.
-¿Ves? Si es que lo sabía -decía riendo.
-No puedo evitarlo. Estás muy buena.
-Ay... Si es que eres un niño.
-Ejem... -dije con algo de molestia fingida.
-Jejejeje. Pero eres mi niño -dijo abrazándose a mí con todo su cuerpo para besarme.
Ese beso me supo a gloria. Aunque fue algo diferente lo que me hizo sentir en el momento. Más que pasión sentía mucho cariño, aunque lo otro también, no nos vamos a engañar. Poco a poco salían esas muestras de cariño típicas de las parejas, como aquello de llamarse de una manera cariñosa, algunas palabras y gestos que indicaba que había algo más que atracción... Era un momento muy dulce que me estaba encantando y que esperaba durara bastante. Tras ese abrazo, se separó de mí para mirarme con esos preciosos ojos y una sonrisa muy grande. No tenía nada que ver con las sonrisas que me lanzaba cuando la conocí, que también eran muy bonitas, pero éstas ya eran otra cosa. Así, nadamos juntos y jugamos un poco en el agua, aunque ella no era de estar mucho rato, siendo lo normal que se metiera para relajarse. Yo por mi parte, sí que me encantaba estar mucho rato en el agua.
Así que ella se salió y se quedó en la hamaca, secándose un poco las manos y la cara para coger un libro que se llevó para leer un poco. Yo me paraba de vez en cuando en el bordillo para silbarle, con ella mirándome y saludándome con la mano. Así hasta que se me ocurrió algo para seguir con el juego para ver si sonaba la flauta y caía algo, porque es que seguía cachondo perdido y con un poco de erección de hecho. Así que salí de nuevo de la misma manera y me acerqué hacia ella, con ella sonriendo de nuevo al verme, dejando el libro boca abajo, aunque aún abierto, para ver qué quería, aunque por la cara que tenía se olía la tostada. Yo me hacía en interesante mirando por el lugar, encontrándolo bastante bonito de nuevo, esperando a que ella me dijera algo, pero no terminaba de morder el anzuelo. No se me ocurría nada que hacer para que fuera ella la que empezara a hablar, por lo que lo hice yo.
-¿Sabes? Me quedé con ganas de algo cuando estuvimos en la playa.
-¿Sí? -preguntaba medio riendo- ¿El qué?
-Bueno, fueron un par de cosas.
-¿Por qué será que estoy viendo lo que vas a decir?
-Porque me conoces ya. Pero no sé... Podemos hacerlo todo aquí.
-Venga, dime.
-Lo primero fue verte haciendo topless.
-Anda... Jajaja.
-Te imaginaba así y me ponía muy malo.
-¿No te importa que me vea cualquiera así?
-No soy nada celoso, ya te lo dije.
-¿Y dices que te gustaría verme haciéndolo?
-Joder, sí. Con las tetas que tienes tiene que ser increíble. Además, así igualas un poco el color de piel, que has cogido bastante con el sol que has tomado.
-Si estuve todo el tiempo debajo de la sombrilla.
-Pues se te ha pegado.
-A ver... -dijo retirándose un poco la tela de la parte de arriba de su bikini, poniéndome más malo de lo que estaba- Pues sí. Se me ha pegado bastante.
-Como si no te hubieras dado cuenta ya.
-Sí, jajaja. Pero quería ver la cara que ponías al hacer esto.
-Si supieras las ganas que tengo de follarte, no estarías jugando conmigo.
-Lo sé de sobra, cariño, jejeje.
-Pues yo de ti no jugaría tanto con fuego... ¿O no te acuerdas de aquella vez que te dije que no follaríamos?
-Sí que me acuerdo, sí. Pero esta vez no va a ser así.
-Porque vas a darme lo que quiero.
-No, porque esta vez es muy diferente y no puedes parar ya con lo excitado que estás. Hoy no va a colar eso.
-Al final te vas a quemar.
-Ya. ¿Cuál es la otra cosa?
-Me quedé con las ganas de follarte en el agua.
-Jajajajaja. Estás más salido...
-Anda ya, si te encanta.
-¿Cuándo he dicho yo lo contrario?
-¿Vamos?
-Mmm... No. Esta noche mejor.
-Bueno, al menos lo del topless sí, ¿no? De hecho, podríamos desnudarnos por completo. Total, nadie nos va a ver.
-No sé yo... -decía juguetona.
-Bueno, yo me voy a quitar el bañador.
Me lo quité y lo dejé al sol para que se secara, volviendo con ella, quien me miraba con interés.
-Anda, ven.
-Por fin...
-No, es que te voy a echar crema. Como no lo haga te vas a quemar, que estás muy blanquito en esas zonas.
Valentina me empezó a echar crema por las caderas y por el culo, dándome un cachete incluso, con una risa juguetona. Yo hacía un sonido para echarle un poco la reprimenda, porque no solo no cedía, sino que estaba jugando conmigo. Pero se puso de pie para seguir echándome hasta que llegó a mi polla, echándome también un poco por ella al acariciarla con su mano con mucha suavidad. Hasta me pajeó un poco, pero fue muy ligero, aunque su expresión juguetona no se iba de su cara. Le tuve que pedir que parara, porque si no iba a hacer nada al final, estaba siendo muy cruel al jugar así conmigo, por lo que paró, aunque se puso de puntillas para darme un pequeño beso y decirme que ya estaba listo. Otra vez me dio un cachete en el culo al darme la vuelta e ir hasta la piscina, con ella riendo. Y justo cuando me iba a tirar, me paró.
-Espera.
-¿Qué pasa ahora?
-Me has convencido.
-¿En serio?
-¿Me ayudas a echarme crema?
Antes de que acabara la frase ya estaba a su lado. Hasta le dije que me dejara a mí quitarle su bikini. Ella extendió sus brazos a los lados y me dejó hacer. Pese a lo cachondo que estaba, lo hice despacio y con delicadeza, con ella pareciendo estar encantada. De la misma manera que ella hizo conmigo, le empecé a echar crema por su cuerpo, empezando por sus tetas, aunque me entretuve más de la cuenta y hasta las amasé, notando cómo se ponían duros sus pezones. Pero tuve que parar cuando ella carraspeó, así que cambié de zona al bajar a sus caderas, esparciéndola con suavidad, con ella lanzando un sonido de gustarle cómo lo hacía, pero tenía que pasar a las demás zonas, yendo así a su culo para especiarla con sumo gusto, entreteniéndome de nuevo un poco ahí, aunque ahora parecía no importarle, pero ponía sus manos en mi pecho para no pegarme demasiado a ella. Y también le eché por la parte de delante, teniendo cuidado de no mancharle la zona en la que tenía vello, aunque fue algo breve al apartarme ella de nuevo.
Me agarró de la mano y fuimos andando muy lentamente, con ella delante de mí para recorrer todo el borde de la piscina. Era todo un espectáculo apreciar sus andares tan sensuales, aunque su culo se empeñaba en robarle toda la atención a aquello, pero pude apreciarlo todo muy bien. Al llegar a los escalones, ella se metió poco a poco y yo fui detrás de ella, aunque se paró en la mitad de éstos para sentarse en uno de ellos. Yo lo hice también, quedándome a su lado y sin que me lo esperara, me dio un beso. Algo tímido, pero que repitió no tan así para calentarme más. Le susurré que no fuera tan mala conmigo y se subió encima de mí, sorprendiéndome bastante. Y por cómo estaba yendo la cosa no esperaba que fuera a pasar nada más, pero estaba muy equivocado, porque agarró mi polla y se la introdujo en su coño, con mucha suavidad, notándolo yo bastante húmedo internamente, lo que me decía que ella estaba también muy excitada.