Capítulo 594
-¿Ya estás contento? Ya tienes lo que querías.
-No está nada mal.
-Al final siempre te sales con la tuya.
-No me lo niegues, que tú también lo querías. Si estás empapada.
-Pues claro que lo quiero, pero no ahora. Era para darle más emoción.
-¿Es también por si acabas muy sensible?
-Bueno, puede ser también.
-Mira, vamos a hacer una cosa. Podemos estar así y hacerlo despacito. En plan aperitivo y esta noche ya desfogamos bien. ¿Qué te parece?
-No suena mal. Y ya que estamos así...
Valentina se empezó a mover muy lentamente para follarme, estando todo el tiempo besándonos, aunque cuando se despegó de mis labios aumentó el ritmo considerablemente para lo que habíamos acordado, quedando ambos mirándonos a los ojos fijamente y jadeantes. Pero ella se dio cuenta y se salió de mí, para meterse más en la piscina, agarrando mi mano de nuevo para que la siguiera. Así, fuimos poco a poco hasta adentrarnos bien hasta que nos llegaba el agua por el pecho. Allí nos empezamos a besar otra vez, con mucha intensidad y nos empezamos a meter mano, metiéndole yo los dedos lentamente mientras ella me pajeaba de la misma manera. Hasta que se dio la vuelta para que se la metiera desde atrás. Estuvimos follando así un poco, muy lentamente, aunque no podía evitar aumentar el ritmo como ella había hecho, pero Valentina corregía eso al recordarme nuestro trato.
Paramos al poco y seguimos moviéndonos más por la piscina, llegando a un punto en el que la agarré con mis brazos pasándolos por debajo de sus piernas y ella agarrándose a mi cuello con sus brazos. Así follamos otro poco, con un ritmo lento igualmente, cosa que el agua permitía también, porque era más difícil hacer que la penetración fuera más rápida. Ambos estábamos encantados igualmente de cómo iba el momento y así la llevé hasta el bordillo para que se apoyara en él con sus brazos y tener yo más movilidad. La follé igual de lento, aunque ahora sí que podía hacerlo más rápido, como acabé haciendo, pero de nuevo paré para seguir por la piscina y acabar en esa orilla que tenía en el otro extremo. Ahí lo hicimos ya tumbados durante unos breves minutos sin que llegáramos a acabar y ella pareció estar saciada, dándome un beso para apartarme y levantarse para volver a las hamacas.
-¿Ya? -dije siguiéndola nadando por la piscina mientras que ella andaba por el bordillo.
-Ha estado muy bien, ¿no?
-Genial. Pero no hemos acabado.
-¿Quieres ir hasta el final?
-Pues claro. ¿Cómo no iba a querer? ¿Tú no?
-Sí. Pero no quiero ensuciar el agua.
-Am. Pues dilo, cariño.
-¿Cómo lo hacemos?
-Aquí mismo, en el bordillo.
Salí de la piscina una vez más y la abracé para besarla. Al final acabamos ahí mismo tumbados, con ella boca arriba y abierta de piernas y yo empujando en un misionero, aunque de manera lenta como habíamos quedado. Durante todo el rato estábamos abrazados, aunque para acabar, Valentina me dijo que me quería ver, por lo que me puse sobre mis brazos y ella me miraba con mucha pasión, pasando a tocarse el clítoris con los dedos en movimientos circulares. Así tuvo su orgasmo, siendo intenso al empezar a retorcerse. Se puso preciosa con esa cara que puso, quedándome yo quieto esperando a que se recuperara. Una vez lo hizo, se la sacó de sus entrañas para masturbarme así conforme estábamos, haciéndome acabar sobre su torso, llevando ella cuidado de que no salpicara mucho. Tras tener un intenso orgasmo yo también, la besé diciéndole que la quería mucho, devolviendo ella esas palabras.
Nos quedamos un par de minutos tumbados allí mismo para recuperar bien la respiración y fuimos a las duchas que tenía la piscina para limpiarnos bien, aunque nos volvimos a echar crema en las zonas que teníamos menos bronceadas y cogimos un par de toallas para echarlas en el borde de la piscina para tomar el sol allí durante bastante tiempo, cogiendo también una bebida fría para estar allí bien cómodos. Tras eso nos dimos otro baño y regresamos a la casa para darnos una buena ducha, aunque por separado a petición suya para no acabar de nuevo liados, cosa a la que accedí por cómo de contenta y animada lo decía. Luego estuvimos relajados en el salón viendo una película, ambos tumbados en el sofá, aunque sí que nos dimos varios besos, pero de ahí no pasamos por muy dura que se me volviera a poner por lo que me encantaba en general.
Me comentó el plan que tenía en mente para la noche, sugiriendo cenar en el porche después de ponernos bien guapos, pero para ello me dijo que tenía que ir a preparar la cena, porque quería que fuera algo parecido a la cena tan tremenda que me preparó en su casa justo antes de que nos hiciéramos pareja. Así que se tiró allí un buen rato mientras yo fui capaz de dormir una pequeña siesta para mi sorpresa, con Valentina diciéndome que me vio muy mono y que no me quería despertar. Luego me comentó que me vistiera en la planta de arriba mientras que ella lo hacía en la de abajo. Quería que todo fuera una sorpresa, aunque ella eligió mi outfit al haber hecho ella mi maleta. Pero no tenía ni idea de cómo iría ella y eso me tenía expectante, por lo que me tocó esperar en la parte de arriba una vez acabé de vestirme, pero no me aburrí en absoluto al irme a la habitación de juegos que tenía. No bajaría hasta que me avisó con un mensaje.
Al hacerlo me quedé de piedra al ver lo increíblemente guapa que se había puesto. No sé por dónde empezar a describirla, porque había varios detalles que eran muy buenos y que me encantaron. Tenía su pelo con algunas ondas, las cuales le daba el aspecto de ser más corto, pero no era así. Tenía sus ojos con una sombra negra y sus labios de un rojo muy intenso que iban a juego con el vestido tan bonito y sugerente que llevaba. Era uno fino, con un buen escote y que se sostenía en su cuerpo con unos finos tirantes. La raja que tenía le llegaba casi hasta la cadera, siendo por la otra parte cerrado y que llegaba casi al suelo. Lo más impactante era ver cómo sus medias se veían perfectamente por la apertura tan grande que tenía. La veía ajustada más arriba de medio muslo y quedaba muy sexy y provocativo, cosa que me lo iba a poner difícil para no estar pensando en otra cosa que subir a la habitación para hacerle de todo.
No acababa ahí, pues terminaba con unas sandalias negras con bastante plataforma y hasta llevaba un pequeño bolso del mismo color que ellas y que de sus uñas, las cuales eran también negras. Tanto las de las manos, como las de los pies. También llevaba una pulsera, colgante y pendientes de plata. Estaba preciosa y sexy. Y ella me dijo lo mismo a mí al ir con unos pantalones bastante formales para vestir, una camisa blanca metida por dentro de los pantalones como me recalcó que hiciera y unos zapatos marrones también muy formales. Me miraba de una manera que me hacía sentir muy bien y muy deseado. Fue imposible evitar que nos saludáramos con un buen beso, el cual se prolongó más de lo que cabría esperar. Iba a ser una cena larga. Aunque ya estaba todo dispuesto en la mesa, por lo que nos sentamos para empezar a ello.
Fue una cena inolvidable en la que compartimos muchas anécdotas y charlas de varios temas. No faltaron las muestras de cariño con gestos y miradas. Como esperaba, todo estaba delicioso y cenamos muy bien, sobrando incluso comida. Lo que no sobró fue el vino, porque no quedó nada de las dos botellas que nos tomamos y que nos hizo ponernos demasiado contentos. Sobre todo, a ella, que se puso muy risueña, riendo con cada cosa que yo decía y pasando a partirse de risa cuando decía alguna tontería. Cuando acabamos de cenar lo recogimos todo como pudimos, porque íbamos muy contentos, pero eso no nos impidió irnos a la zona de la piscina para tomarnos allí una copa tranquilamente sentados en una silla cada uno. Nos volvimos a liar allí, esta vez de manera más guarra, pero cuando me dijo que no llevaba nada de ropa interior fue más que suficiente para cogerla en brazos y llevarla hasta la casa.
Lo hice despacio para que no nos cayéramos mientras ella no paraba de reír y me besaba el cuello, aunque mi polla ya estaba más que dura. De camino pensaba en eso de que no llevaba ropa interior y era algo que noté. Al menos en la parte de arriba por lo fino que era el vestido y por cómo se marcaban sus pezones. Pero no tenía ni idea de qué fuera así también en la parte de abajo. Se veía que venía con ganas por cómo se había vestido y por cómo me acarició la pierna en alguna ocasión con su pie desnudo, pero no me la imaginaba haciendo algo así. Reconozco que al verla con ese vestido me pareció un poco raro, porque no le pegaba nada por cómo de seria y formal era, pero desde luego, quejarme era lo último que iba a hacer. Así que subimos despacio a la planta de arriba para llegar a la habitación, dejándola yo sobre la cama, aunque me tenía tan agarrado que me arrastró con ella para volver a enrollarnos en un beso muy guarro.
Y no fue algo breve de hecho, pero teníamos todo el tiempo del mundo. También es verdad que con la cantidad de vino que bebimos no recuerdo con tanta exactitud todo lo que pasó, pero ambos estábamos muy desinhibidos, sobre todo ella. De normal había ciertas cosas que Valentina no hacía por vergüenza o por guardar las formas, pero cuando bebía dejaba todo eso de lado. Y esa noche lo hizo bastante, porque tenía detalles pocos frecuentes conmigo aun estando ya a esas alturas. Un ejemplo de esto es que me hablaba de manera más guarra, diciendo cosas parecidas a las que yo le decía y ella siempre se escandalizaba por mi vocabulario. En estas ocasiones se dejaba bastante llevar y ésta no fue menos, porque me decía de manera explícita lo que quería que le hiciera. Otra cosa que también hacía era alabar cómo la hacía sentir, siendo algo menos raro, pero poco frecuente, aun así, ya que ella era bastante silenciosa una vez en el tema.
Pero me llevé otra sorpresa que ya estaba anunciada, porque efectivamente estaba sin ropa interior. Y fue algo que me encantó de nuevo, porque nunca la había visto así y al pegar poco con ella como que me llamaba mucho la atención. Cuando le quité el vestido, ella extendió sus extremidades, poniendo cara de placer al cerrar sus ojos pese a no estar haciéndole nada aún. Verla así, con esa cara y su cuerpo era una delicia y la guinda fue ver sus medias negras, con unos encajes en la parte que se ajustaba a los muslos, aunque también tenía parte de ese encaje sobre la cintura, con dos finas tiras que sujetaban las medias. Yo ya no podía más al verla así y resoplé bastante fuerte, causando su risa que estaba bastante presente a medida que bebimos más vino. Pero justo antes de que me lanzara a por ella, Valentina me dijo que la follara como yo sabía. Así, con esas palabras.
Me entró algo por el cuerpo, aunque tuve una muy buena idea pese a tener toda la sangre de mi cuerpo en otra parte bastante lejana a mi cabeza. Se me ocurrió coger la pomada que se echaba para cuando se le irritaba la zona íntima después de una sesión de sexo intensa. Y fue algo genial, porque eso la calentó mucho como ya había comprobado con anterioridad. Estaba excitada, pero más de puso cuando se la empecé a echar con cuidado en forma de caricias. Me miraba con una expresión increíble y me dijo que quería que la reventara. Ya sí que no pude más y me desnudé como pude para metérsela directamente. Valentina lanzó un gemido bastante alto que me encantó y ahí empecé una buena follada con embestidas fuertes en un misionero que me permitía ver sus tetas moverse de una manera tan exagerada que no tardé nada en acabar dentro de ella después de anunciarlo con un grito. Ella también explotó con algunos gritos que fueron seguidos por sus típicos temblores en las piernas. Se abrazó mucho a mí, haciendo que se la metiera de manera muy profunda. Valentina, visiblemente sensible me hincó las uñas, tirando hacia abajo y haciéndome daño de hecho, pero no me dejaba hacer nada por cómo de fuerte me tenía agarrado con sus piernas.
Después de unos minutos sin movernos lo más mínimo seguimos en una noche bastante larga. Como he dicho, el vino hizo que no estuviera tan consciente como me hubiera gustado, ya que tengo dificultades para recordar con exactitud el resto del tiempo que estuvimos dándonos placer. El primer polvo es fácil de recordar por lo intenso y breve que fue, pero para el resto sí que nos tomamos más tiempo. Se me vienen en imágenes practicar bastantes posturas, estando entre ellas las que más nos gustaban y animándonos a hacer a probar con alguna que otra nueva o poco común en nosotros. Recuerdo que la puse contra la pared, estando ambos de pie, pero estábamos algo mareados y no podíamos hacerlo bien. Luego se puso a cuatro, de pie aún, con sus manos apoyadas en la cama y seguimos de esa manera, pero no tardamos mucho en cambiar.
Tampoco recuerdo con exactitud cuántas veces nos corrimos entre los dos, pero desde luego no fueron pocas y tampoco perdíamos el tiempo en lavarnos entre medias. Nos importaba muy poco aquello en ese momento y no parábamos, aunque tampoco es que hiciéramos sexo oral en ningún momento. Lo que más me impactó de aquella noche fue algo que pasó cerca del final, cuando me dio por usar otra vez la crema para jugar con su culo. No tenía intención de follarla por ahí, porque sabía que no iba a ser posible. Tan solo quería ver cómo reaccionaba a eso y lo hizo demasiado bien. Tanto que me preguntó si quería follarle el culo. Así, con esas palabras de nuevo que tanto se alejaban de su vocabulario más normal. De hecho, paré en seco de follarla para preguntarle qué había dicho, repitiéndolo ella. Y tuve que hacerlo una vez más para afirmarlo totalmente, porque no daba crédito.
Le pregunté si ella quería que lo hiciera y Valentina se quedó unos momentos en silencio. Hasta la puse bocarriba para mirarla a los ojos. Y tenía una expresión tan bonita... Sus preciosos ojos azules vidriosos como siempre se le ponían cuando follábamos bastante y esa media sonrisa me volvían loco, por eso la besé para preguntarle de nuevo. Ella dijo que no estaba segura, pero que si a mí me apetecía, quería darme ese gusto. No me pareció bien que diéramos el paso no estando ella segura, pero también me dijo que la crema tenía ese efecto de calor que le encendía tanto que hacía que le entrara ganas de todo. Seguía sin estar convencido, pero ella me sugirió que jugara con mis dedos por la zona para ver si se relajaba del todo. Y como eso ya lo habíamos hecho, no me pareció mal, así que la volví a poner bocabajo para metérsela de nuevo por el coño mientras empezaba a jugar con su culo usando mis dedos.
Y fue algo que parecía funcionar, porque estaba muy caliente y no paraba de gemir. Hasta se movía ella para continuar la penetración cuando paraba para concentrarme en su culo. Y no solo eso, sino que también se tocaba el clítoris con los dedos para estimularse. Estaba siendo muy completo el momento, pasando yo a meterle bien un dedo y reaccionando ella genial, con unos gemidos tan sensuales que me incitaban a hacerlo con más rapidez y hasta a colar otro. De nuevo, la misma reacción, pasando ella de nuevo a preguntarme si quería follarle el culo. Ya me costaba más resistirme y al ver cómo estaba me dejé llevar y lo intenté. No teníamos lubricante ni nada, pero esa crema era menos densa que una normal y parecía funcionar como tal para eso, así que me esparcí un poco e intenté hacerlo. Con cabeza, obviamente porque tampoco estaba tan borracho como para ir a lo loco.
Ella estaba un poco nerviosa, pero yo me encargué de calmarla al echarme sobre ella para besarle el hombro. Ella giraba su cabeza para que pudiera hacerlo también en los labios y tras unas palabras, decirle que se calmara y que ambos nos dijéramos lo que nos queríamos, volví a intentarlo. Tuve más paciencia de la que alguien en mi posición con la excitación y alcohol que llevaba encima podía tener. El resultado fue meterle mi glande en su culo, aguantado un poco para ver si se acostumbraba, para luego sacarlo y meterlo unas pocas veces y tratar de meter más poco a poco, como logré hacer, pero muy poco más del glande. Y ahí quedó la sesión de sexo anal, porque no podía. Tenía un culo pequeño en ese aspecto. Y demasiado apretado también, por eso decidí dejarlo ahí, aunque ella no se terminaba de quejar, limitándose solo a resoplar con intensidad. Pero eso no significa que no acabáramos el polvo, pues aprovechando la postura, se la metí por el coño para follarla bien, con ella a cuatro y pasando a gritar como venía haciendo durante toda la noche, cosa que me tenía fascinado también.
Así fue como acabó una noche increíblemente buena, aunque no sea capaz de recordar tantos detalles como me gustaría. Ella cayó dormida conforme se dejó caer en la cama tras correrse, con mi leche dentro de ella y sin quitarse las medidas ni nada. Y yo tardé segundos también en hacerlo, pues fue intenso y me quedé abrazándola desde atrás para recuperar el aliento, pero finalmente me quedé K. O. La mejor noche que había pasado con Valentina desde que la conocí. Y eso que había tenido muy buenas, pero es que no podía pedir más después del día que habíamos pasado. Demasiadas emociones quizá al empezarlo, pero la cosa fue mejorando cada vez más conforme las horas iban pasando. No había nada que no me hubiera gustado desde el momento que perdimos de vista a su ya exmarido. Todos y cada uno de los minutos que pasaron desde ese momento fueron los mejores que pasé con ella, terminando en una noche tremenda que dejaba el listón muy alto.
Me desperté yo primero tras unas cuantas horas de sueño. Y no lo hice tan mal como esperaba después de todo lo que había bebido la noche anterior, pero cuando el alcohol es de calidad no hay tanto problema con las resacas. Aun así, estaba algo trastornado, por eso me quedé abrazando a Valentina desde atrás, estando muy a gusto. Así me espabilé y despejé bastante, viendo que ya no era tan temprano como solía despertarme yo, por lo que pensé que era buena hora para ir levantándose. Empecé a acariciar el cuerpo de Valentina y ella reaccionaba con soniditos agradables, aunque estaba aún muy adormilada. Pero se logró dar la vuelta para abrazarme y pegar bien su cuerpo al mío, estando bastante ñoña. Me gustaba verla así y yo me ponía en sintonía, por lo que estuvimos con varias caricias y besos hasta que de repente hundió su cabeza en mi pecho.