Capítulo 758
Estuvimos un buen rato más charlando, aunque de otros temas, echándonos cada uno una copa con lo que teníamos por casa, aunque ella sin alcohol, por supuesto. Ella estaba bastante contenta, dándome las gracias por haber tenido esa idea y por haberla acompañado para que no se sintiera tan sola, aunque el favor que me había hecho ella aceptando ese plan fue mucho mayor que el que le hice yo. Se me pasó el tiempo volando y fue algo que me tuvo muy distraído, sin llegar a pensar en ningún momento en mi ex ni en lo que había pasado a principios de semana.
Si es que apenas lo había hecho en todo el día desde que la llamé para hablar y concretar aquello, estando el resto de día entretenido entre las compras, la preparación de la cena y ponerme guapo para ella. Desde luego me había venido mejor a mí que a ella, aunque me alegraba que mi amiga estuviera tan contenta por cómo se arregló más o menos esa putada de no haber podido volver a casa para esas fechas tan señaladas.
Al día siguiente me desperté como siempre solía hacer, bastante temprano. No estaba con el mejor ánimo, pero con la cena que tuve la noche anterior con Ángela, la verdad es que no era tan malo como hacía unos días. Lo único malo de aquello fue darme cuenta de cuánto la echaba de menos, pero tampoco era tan grave, ya que volvería bastante pronto. Empleé esa mañana en salir a correr por la ciudad, ya que el gimnasio al que iba no estaba abierto al ser el día de Navidad.
Pero lo suplí corriendo durante bastante rato, encontrándome a algunos que venían de empalme de una noche de fiesta. Algunos hasta me miraban raro por estar corriendo tan temprano, cuando lo más normal sería ir como ellos, pero mi cuerpo no me pedía nada de fiesta, dándose por satisfecho con esos momentos que compartí con Ángela. Llevaba días sin hacer nada de ejercicio y ese día me propuse recuperar el tiempo perdido, porque cuando llegué a casa, en lugar de darme una ducha, me puse a hacer flexiones, abdominales, etc.
Acabé bastante sudado y cansado, por lo que en cuanto me vi saciado, me marché a la ducha con la idea de darme una caliente y relajante, pero en lugar de ello, lo que hice fue prepararme un baño al llenar la bañera. Es algo que no había hecho casi nunca y ese día me apeteció, metiéndome de inmediato para relajar la tensión de los músculos. Me puse música para acompañar el momento y me dejé llevar, aunque alguien volvía a mí mente.
Para evitar aquello, cogí el móvil y estuve con él, mirando varias cosas, dándome cuenta de que Noelia me había escrito para preguntarme cómo había ido la noche. Estuvimos hablando de manera breve por mensaje, no estando yo muy interesado en darle detalles de lo que hice, no dándole ninguno de hecho, porque no quería que me montara uno de sus numeritos de niña celosa. Ella sí que me contó lo que estuvieron haciendo, mandándome de hecho alguna foto en las que salía su familia.
Tras ello, me preguntó qué plan tenía para ese día de Navidad en el que estábamos, aunque como le contestaba a ratos, ella me empezó a contar que seguirían estando en familia y que no iba a hacer gran cosa más, porque como ya sabía no es que tuviera a mucha gente allí con la que relacionarse, por no decir con nadie.
Me explicaba que como apenas iba a casa al estar en la ciudad en la que estudiaba, pues no es que tuviera oportunidad de empezar de cero en ese aspecto, aunque estaba muy contenta igualmente de tener a todas sus amigas de aquel grupo que se montó, a Arantxa y también a mí.
Le acabé contando lo que haría yo después de que me insistiera, comentándole que iba a irme con la familia para tener una comida con ellos. Ella dio por hecho que me habían arreglado el coche, porque esa fue la excusa que le di cuando me preguntó por qué no había ido a cenar con la familia en Nochebuena.
No me dejó ni responderle cuando ya me estaba diciendo que podría pasarme antes por su pueblo para que nos pudiéramos ver, aunque fuera tan solo unos minutos, pero le dije que no me habían arreglado el coche y que venían a por mí.
Pero eso para ella no era un problema, porque me dijo que podía acercarse ella a mi ciudad y poder hacerlo así, pero le dije que era un día para estar en familia, no para otra cosa, diciéndole que debería aprovechar ella también para estar con la suya, por eso de que apenas iba por casa desde que estaba en la universidad.
Al final no siguió insistiendo, pero sí que quería que nos viéramos pronto, diciéndole yo que ya veríamos y que no sabía muy bien cuando iba a poder, porque iba a estar ocupado. Siguió al preguntarme en qué, pero dejé ahí la conversación, mirando otras cosas en el móvil, porque me estaba resultando ya demasiado pesada.
Al menos me distrajo un poco, que era lo que necesitaba, pero es que el remedio se volvía casi peor que la enfermedad. Después, me llamó mi madre, con la que estuve hablando un rato. Me preguntó cómo me encontraba, diciéndole yo que estaba bien, cosa que la alegró, sobre todo cuando le confirmé que iría a comer con ellos ese día.
Estuvimos hablando durante más tiempo del que cabría esperar para hacerlo prácticamente todos los días, teniendo yo que echar más agua caliente, porque se me estaba enfriando la que tenía. A ella le hizo gracia que me estuviera dando un baño, porque no recordaba que jamás me hubiera preparado uno que ella supiera, haciéndolo tan solo alguna vez de pequeño y poco más.
Me metió prisa para que fuera cuanto antes para allá y poder estar así con ellos, pero yo me escabullí un poco diciéndole que debía hacer un par de cosas antes y que no sabía muy bien cuánto me iba a llevar.
Dejé ahí la conversación con ella, estando mi madre un poco mosqueada, lo que ya me ponía en guardia para cuando fuera, porque hasta que no sacara lo que me pasaba no iba a parar, pero no quería contarle nada y no quería que me notara tan mal como estaba, así que me empecé a mentalizar para ello. Terminé el baño también y me puse un rato con la consola para distraerme, llamándome Ángela al rato, preguntándome cómo había dormido y demás para entablar un poco de conversación.
La notaba mucho más animada que cuando se llevó el palo de no poder volver y además de por el plan de la noche anterior como ella me dijo, la razón era porque al día siguiente iba a poder regresar a España por la mañana. Ya tenía el billete de vuelta que la propia compañía había puesto a su disposición. Me alegré mucho de oír eso, volviéndole a sugerir de ir yo a recogerla, pareciéndole bien a ella.
Hice un cálculo para llegar cerca de la hora de comer a casa de mis abuelos, haciéndolo así y entrando, saludando, deseándome todos feliz Navidad y haciendo yo lo propio. Me dijeron que iba muy guapo y que olía muy bien, cosa que me gustó, porque me empleé a fondo en conseguirlo al estar un buen rato al arreglarme.
Comíamos tranquilamente, aunque no estaba toda la familia al estar con la familia política, pero sí que había gran parte de la mía presente. Fue un rato muy agradable, en el cual me vino muy bien y en donde me esforcé mucho por ser participativo y que no se me notara cómo me encontraba esos días.
Por lo general todo fue muy bien en ese aspecto, porque nadie hizo ningún comentario, aunque mi madre me miraba más de la cuenta, cosa que ya me hacía ver venir la charla que tendríamos después. Disfruté de la comida bastante pese a no ir sobrado de apetito, pero al final eran cosas que solo comía en esas fechas y que entraban bien, sobre todo el pollo relleno que se hacía siempre en Navidad y que tanto me gustaba.
Pero una vez algunos se fueron y después de que nos tomáramos el postre para reposar, mi madre se sentó a mi lado para preguntarme cómo me encontraba en susurros. Le dije que bien, y ella sonrió, pero sabía que no se iba a quedar ahí la cosa. Aunque no sería hasta que nos quedamos más solos que me volvería a preguntar, insistiendo en que me veía bastante callado, cosa a la que le pregunté si iba en serio, porque me había esforzado en no estarlo durante la comida.
Ella me dijo que no parecía yo y que además estaba como muy pensativo, que a veces me quedaba mirando un punto fijo sin expresión alguna, quedándome bastante distante por momentos. Le dije que no tenía ni idea de a qué se refería, insistiendo ella un poco, pero yo no cedí nada. Al final dejamos el tema con ella diciéndome que podía contarle lo que fuera si necesitaba hablarlo, pedirle consejo o desahogarme, pero mantuve silencio, entendiéndolo ella y viendo la tele un rato sin decir nada más.
No tardé mucho en regresar a casa, poniéndose mi madre un poco triste por ello y pidiéndome que me quedara más tiempo allí con ella y con mi demás familia. Pero es que no me apetecía. No me encontraba lo cómodo que me hubiera gustado estar, porque sabía de sobra que ella se había dado cuenta de que algo pasaba y me sentaba observado, no pudiendo llegar a relajarme del todo. Y sabía también que al final volvería a salir el tema y es que tampoco me apetecía.
Además, estar en mi ciudad no me traía muy buenos recuerdos, especialmente porque lo que se me venía a la cabeza era el día que fui por última vez a casa de Irene y de Mario para hablar con ellos, encontrándome bastante nervioso y volviendo a casa hecho polvo por cómo se desenvolvió la situación allí. Me despedí de todos y me marché, preguntándome mi madre si volvería para Nochevieja, asumiendo ella que sí, aunque le dije que lo hablaríamos a lo largo de la semana.
Estuve cerca de acercarme a la casa de Sofía, pero recordé lo que me dijo Ángela de que se había ido a casa para pasar la Nochebuena con su familia, llevándose a Hugo también. Quizá hubiera estado bien estar un rato con ella para tomarme un café, porque ir a casa de Irene y Mario estaba descartadísimo.
Vamos, es que ni pasé cerca de su casa. Al volver a la mía, por el camino me llamó Andrea, quien se interesó por mi estado, porque Noelia le había hablado mucho de la semana que había tenido y casi que le contó con pelos y señales todo lo que se encontró cuando entró en casa.
Antes de que le pudiera responder, me dijo que su amiga le había ido contando lo de los días posteriores y que estaba bien informada de todo, prefiriendo esperar a vernos en persona para hablarlo mejor, pero ya no se podía aguantar más. Me echó una bronca tremenda por el tema de las drogas que no me apetecía nada escuchar.
Su enfado fue bastante grande, diciéndome que ella no quería vivir con un drogadicto, teniendo que pararle yo los pies, porque no me veía a mí mismo de esa manera, siendo algo muy puntual, como le dije que fue. Pero se ve que la descripción de Noelia fue demasiado gráfica y ella se lo imaginaria así. Me hizo prometerle que no volvería a hacer eso nunca más, o de lo contrario se iría de casa. No veía que fuera para ponerse así tampoco, pero le dije que no se preocupara, que no iba a ocurrir más.
La conversación acabó diciéndome ella que hablaríamos seriamente cuando nos viéramos a la vuelta de las vacaciones de Navidad, porque con eso que había hecho me podía olvidar de que nos viéramos antes, diciendo además que se sentía muy mal por Noelia, porque ella la había llamado para contarle eso con toda su confianza y ella mientras tanto andaba acostándose con el chico del que estaba enamorada.