Capítulo 760
Salimos de la cafetería y nos volvimos a montar en el coche para ir a donde vivía ella junto a su hermana meses atrás, aunque ahora no era así. Esperaba que estuviera esa chica que necesitaba ayuda para buscar piso y que Lucía acogió, pero la casa estaba vacía, echando Ángela un ojo y diciendo que lo veía todo bien.
Tras eso fue a la habitación de su hermana para coger un par de cosas que había allí, no tardando mucho en volver al coche para ir a mi casa, aparcando cerca, porque no íbamos a estar mucho tiempo. Nada más entrar, Ángela miró curiosa, cosa que me hizo gracia, preguntándole por qué lo hacía.
Ella reía mientras decía que quería ver cómo tenía la casa, aunque dijo que estaba muy bien y que la cuidaba bastante. Fuimos a mi habitación para buscar aquello que recogí en la casa de su hermana, ese juguete que me pidió que le guardara, porque le daba vergüenza que su hermana o su madre lo pudieran ver.
No recordaba dónde lo había puesto y nos pusimos a buscarlo entre los dos, dando con él al poco, pero entonces fue cuando llamaron a la puerta. Ángela me preguntó si esperaba visita, negando yo mientras pensaba quien podía ser, no viniéndose nadie a mi mente, aunque rápidamente caí en quién podría ser.
Ángela se adelantó para ir a ver quién era, encarando el pasillo para ir a abrir en lo que yo pensaba de quién se podría tratar. Efectivamente, era Noelia, quien tenía una cara un tanto curiosa, supongo que por ver ahí a Ángela. Mi amiga también estaba un poco que no sabía qué cara poner, pero reaccionó rápidamente al presentarse, ya que no se conocían.
Noelia también se presentó, interviniendo yo en cuanto lo hizo para preguntarle qué hacía ahí. Noelia dijo que como el día anterior habíamos acabado la conversación que estábamos teniendo de manera tan abrupta, pues que pensó en pasarse por casa para ver cómo estaba.
Mientras me hablaba, no dejaba de mirar a Ángela cada pocos segundos, diciéndole yo que me podía haber avisado. Ella me dijo que llevaba razón, aunque como tampoco es que le hiciera mucho caso a sus mensajes y llamadas, pues por eso decidió venir. De hecho, comentó que había venido un rato antes, pero que nadie había contestado y que pensaba que estaría en el gimnasio o algo, dándose una vuelta para hacer hora, volviendo justo en ese momento en el que estábamos Ángela y yo allí.
Le dije que estaba ocupado como podía ver, señalando a mi amiga, aunque Ángela me dijo que no fuera así y que hablara con ella, que nos dejaba solos si queríamos, pero le dije que no hacía falta, porque hablábamos mucho y era para una tontería, pasando a decirle que nos teníamos que ir ya para poder llevarla a su casa.
Noelia puso cara de decepción al oír eso, mirando al suelo, pero para mi sorpresa, Ángela dijo que seguro que la podíamos llevar a casa, no gustándome a mí eso, pero no teniendo mucho más remedio para no causar mala impresión.
El camino de vuelta a casa empezó siendo incómodo, porque para empezar hubo un titubeo donde se iba a sentar cada una, no aclarándose ninguna de las dos. Al final optaron por sentarse las dos atrás para empezar a charlar y así poder conocerse mejor. Yo me mantuve serio todo el trayecto en el que llevábamos a Noelia de vuelta a casa, notando como ella estaba un poco incómoda, como si tuviera vergüenza.
La miraba por el espejo retrovisor y ella buscaba mi mirada muy de seguido. Notaba cuándo lo hacía por sus movimientos de cabeza. Pero en realidad no fue tan malo ese momento, porque Ángela era tan abierta para conocer gente que le sacaba conversación hasta a una piedra, y si bien es verdad que Noelia de primeras estaba cohibida, luego se fue soltando y terminó charlando con ella con total normalidad. Hasta diría que se cayeron bien por el trato que tenían y por algunas bromas que decían.
Cuando llegamos a su pueblo, la dejé no muy cerca de su casa por temor a que nos vieran juntos y por otro temor, volver a encontrarme a Elena de frente, porque no sabía si estaba por allí o no al no haberle preguntado nada a Noelia por haber estado todo el rato en silencio, como ya he dicho.
Por suerte, no pasó ninguna de las dos cosas, aunque Noelia se despidió, buscando darme un beso que yo me negué. No es que lo hiciera de manera muy descarada, pero cuando se quitó el cinturón de seguridad, se echó hacia delante para hablarme más de cerca y decirme que ya hablaríamos, acercándose más con la intención de darme ese beso, pero aparté la cara y ella lo entendió, apartándose también y saliendo del coche una vez se despidió de Ángela.
Mi amiga se sentó delante, a mi lado para el poco trayecto que nos quedaba por hacer hasta llegar a nuestra ciudad, estando callada de primeras, pero mirándome mucho, eso sí. Cuando salimos del pueblo de Noelia ya se ánimo a sacarme la conversación.
-Conque esa es la hermana de Elena, ¿no?
-Ajá...
-Se parecen muchísimo -dijo mirando al frente.
-A mí me lo vas a decir...
-Ahora entiendo muchas cosas.
-Ah, ¿sí...?
-Pues sí -dijo en un suspiro-. La chica es mona.
-¿Te gusta?
-Es guapa. Y tiene un cuerpo bonito.
-Tú más.
-¿Qué te traes con ella?
-¿Yo? Nada.
-¿Seguro?
-Te lo aseguro.
-Pues...
-¿Qué pasa? A ver...
-Está muy colada por ti.
-Dime algo que no sepa.
-No, quiero que me lo digas tú. Estoy un poco perdida.
-Ya te he contado la historia.
-No me refiero a toda la historia. Me refiero a por qué te ves con ella si tanto la odias.
-A veces me apetece divertirme y siempre está muy dispuesta. Eso es todo.
-Pues va a sufrir mucho.
-Ya está más que avisada.
-No deberías verte con ella solo para follar. Ella está poniendo sentimientos, se nota mucho.
-Oye, que fue ella la que dijo de vernos para follar aunque sea.
-Me da igual que ella fuera la que dijera de veros para eso. Tú ya eres mayorcito como para ver lo que pasa y para ver que está mal.
-Pues que no me busque tanto, joder.
-Pon tierra de por medio entre vosotros.
-No es tan fácil. Si hasta se cuela en mi casa.
-Ya, seguro que es muy difícil -dijo suspirando de nuevo, aunque ahora con cierto tono de agotamiento.
Por suerte, la conversación se quedó ahí, manteniéndonos en silencio los pocos minutos que nos quedaban. En cuanto llegamos, fuimos a su casa, aparcando yo al lado y bajándonos los dos para entrar en su casa, estando allí su madre y su hermana. Saludé a ambas, siendo su madre muy cercana y dándome las gracias por haber traído a su hija.
Lucía también fue cercana al darme un abrazo, aunque no me gustó mucho que me diera un repaso con sus ojos estando delante de su hermana y de su madre. No había reparado mucho en el detalle de que nos habíamos acostado unas semanas atrás hasta ese momento en el que la había visto y ahora el incómodo era yo, aunque ellas no parecieron darse cuenta de ese detalle, empezando a charlar entre todos, sobre todo ellas, para preguntarme cómo me iba y demás.
Al final nos acabamos sentando en su salón. Era la primera vez que entraba a su casa y la verdad es que me encantó, porque tenía clase y a la vez era muy acogedora. Estaba muy a gusto en ella y charlamos durante bastante tiempo, ausentándose Ángela unos momentos para dejar su maleta en su habitación.
Con la tontería se nos echó un poco la hora encima y nos dio la hora de comer. Ellas insistieron tanto en que me quedara como agradecimiento por haberla recogido en el aeropuerto y haberla traído a casa que acabé aceptando. Fue un momento muy agradable en donde seguimos hablando, con Lucía pareciendo estar más relajada en cuanto a las miradas que me echaba.
Y la cosa no acabó ahí, pues después de comer estuvimos tomándonos un café allí mismo, diciendo Ángela que ya dejaría para el día siguiente lo de ir a ver a sus demás familiares y amigos, porque estaba bastante cansada de tanto viaje, de madrugar y por no haber dormido casi nada por lo nerviosa que estaba.
Yo me fui a media tarde, aunque ellas me dijeron que me podía quedar más si quería y que era bienvenido siempre que quisiera, aunque prefiera irme para dejar descansar a mi amiga, que tenía una cara de sueño importante y tampoco me parecía pertinente quedarme allí mientras ella se marchaba a dormir, porque no tenía esa confianza en esa casa.
Me despedí de todas conforme lo hice al llegar, aunque con Ángela fue más cercano, con ella dándome un abrazo y un beso en la mejilla, dándome no sé cuántas veces las gracias por haberle hecho el favor de recogerla y traerla. Me dijo que hablaríamos y que ya me iría diciendo qué le contaban los demás.
Al irme, me monté en el coche y pensé en acercarme a ver a la familia, pensando por el camino que se habló del tema de la cena de Nochevieja y que a su madre y a Lucía no parecía importarles mucho que se perdieran ese momento con el resto de su familia. De hecho, veía a su madre con ganas, porque decía que era algo especial y que le gustaba tener la casa llena de gente joven.
Lucía dijo que podía ser divertido, suponiendo yo que su hermana le había hablado de Irene y de Mario, aunque dudaba que lo hubiera hecho de manera que le explicara nada de lo que hacían, porque no es que hablaran mucho de esas cosas según tenía entendido yo.
Mi familia se vio sorprendida de verme por allí, sobre todo cuando había estado el día anterior para la comida familiar de Navidad, pero les expliqué el motivo de estar allí, pareciéndoles bien a ellos. No les pareció tan bien cuando saqué el tema de la cena de Nochevieja, porque ellos contaban conmigo para ese momento, aunque les dije que no se preocuparan, que podíamos hacer como había pasado con la cena de Nochebuena, haciéndola yo fuera, pero yendo al día siguiente para la comida, otra comida familiar, para Año Nuevo en este caso. Además, me quitaba del medio el coincidir con mi hermano, porque mi madre ya me contó que en principio iba a ir esa noche.
En el rato que estuve allí hablando con ellos no sabía cómo hacerlo para preguntar si también iba a estar presente en la comida, pero fue algo que terminé haciendo al irme, cuando mi madre se despidió de mí en la puerta, diciéndome que tenía mala cara, aprovechando yo para cambiar de tema al preguntarle eso.
Me dijo que no tenía ni idea, pero que no contaba con ello. Quizá se quedara a dormir para no coger el coche tan tarde, porque a ella le daba miedo que lo hiciera al ser fechas problemáticas con los accidentes, pero pensaba que seguramente se iría por la mañana de vuelta a casa para no dejar solo a mi padre tanto rato. Dejamos ahí la conversación y nos despedimos con un abrazo.
No la noté tan triste con la noticia de no ir en Nochevieja como lo estaba con la misma situación en Nochebuena, pero me dijo que le gustaba que me fuera con mis amigos, porque así sabía que estaba en buena compañía, justo como el año pasado. Aunque si ella supiera lo diferente que era todo ahora... Me puse en camino a casa, llamando a Noelia, pero no me lo cogió de primeras. Justo cuando llevaba la mitad del trayecto me llamó ella, aunque la hice esperar un poco, como ella me había hecho esperar a mí. No estaba de muy buen humor con ella por presentarse de esa manera tan inoportuna.