Capítulo 763
Al llegar a casa miré el móvil, pues no lo había hecho en prácticamente todo el día, encontrando varios mensajes de Noelia, a los que no le hice caso, porque no me apetecía nada leer lo de siempre en ellos y tener que lidiar con sus peticiones. Pero sí que miré los de Sofía, quien decía que tenía muchas ganas de vernos en Nochevieja, porque como ya me había dicho Ángela durante la comida, ya estaba confirmado que tanto ella como Hugo iban a venir a la cena que iba a preparar en su casa.
La verdad es que leí aquello con una media sonrisa, porque a mí también me apetecía verla. De hecho, también me mandaba un audio en el que me decía algo más y de fondo se le escucha a él diciendo que ya podía haber sido para Nochebuena para haberle salvado de ese aprieto, aunque lo decía de broma. No tardé mucho en irme a la cama después de contestarle algo rápido, aunque estuve pendiente de si Ángela me llamaba por si pasaba algo.
No acabó siendo así como pude ver una vez me levanté al día siguiente, cosa que me alegró y que me decía que todo había ido bien. De camino al gimnasio, mientras iba trotando, pensaba lo diferente que estaban siendo esas Navidades, porque antes de llegar a ellas estaba con ganas de hacer varias cosas, pero ahora no podía ser más opuesto ese sentimiento.
No me apetecía hacer absolutamente nada, casi que ni levantarme de la cama, pero no podía permitirme estar estancado, necesitaba movimiento para mantenerme activo y no caer en una espiral en la que no dejaba de pensar todo el rato en lo mismo, aunque en realidad me sentía un poco en ella, pero intentaba mantener la mente ocupada dentro de lo que podía, aunque el día anterior lo tuve muy fácil con la presencia de Ángela.
Y al llegar de hacer deporte, darme una ducha y desayunar, me llamó, extrañándome un poco que no lo hubiera hecho antes, por lo que pensé que la noche con Cintia se le tenía que haber dado muy bien.
-¿Cómo se dio la noche? -le pregunté nada más descolgar.
-Bien.
-¿Solo bien?
-Pues sí, sin más.
-Ah...
-¿Sigues por aquí?
-No. Ya estoy en casa.
-Podíamos haber pasado el día juntos como ayer.
-No tenía ropa ni nada aquí. Además, me he pasado por tu casa antes de irme, pero no estabas. He supuesto que te habías ido al gimnasio.
-Pues sí. Pero me podías haber llamado.
-No te quería molestar.
-No me hubiera molestado en absoluto. Prefiero mil veces vernos que ir al gimnasio.
-Bueno, en un par de días nos vamos a ver.
-Sí. Anoche me envió Sofía un par de mensajes. Me dijo que tenía muchas ganas de que llegara el momento para poder vernos y tal.
-No me costó nada que se apuntaran, ya te lo dije ayer.
-Sí.
-A ver qué tal con Irene y Mario... Ya se lo he comentado, pero no me han dicho gran cosa. Voy a ir ahora a su casa, que sé que andan también de vacaciones.
-Tal vez sería mejor...
-Que no -dijo interrumpiéndome-. Que se van a venir. Y punto.
-Vale, vale. Pero tampoco vayas a enfadarlos tú también. Lo que nos faltaba ya... No quiero que también se pongan así contigo.
-No, tranquilo.
-Bueno, pues ya me dirás cómo va la cosa.
-Vale. Luego te digo.
Me quedé un poco frío con esa conversación. Obviamente por el tema de Irene y Mario y por lo cabezona que se estaba poniendo Ángela con ello, temiendo yo que le pudiera salir caro el capricho, pero también me parecía raro la forma en la que hablaba. La notaba un poco rara y no caía porqué podía ser. Lo único que se me vino a la cabeza fue que la cosa no fue tan bien con Cintia como yo imaginaba.
Estaba bastante claro que no había pasado gran cosa al final con esa respuesta que me dio al preguntarle yo cómo había ido la noche. Dio la casualidad que nada más colgar con Ángela, un par de minutos después, me empezó a llamar Noelia, por lo que se lo acabé cogiendo para acabar con sus tonterías cuanto antes, aunque ya me veía venir que era para decirme que quería que nos viéramos, que ojalá pudiéramos pasar la Nochevieja juntos y más de las tonterías que me solía decir.
-¿Qué pasa ahora, Noelia?
-Javi, ¿no has visto mis mensajes de ayer?
-Pues no. Ayer estuve todo el día con Ángela, que vino a verme y no estuve pendiente del móvil.
-Ah... ¿Y está todavía contigo?
-No. Se ha ido a casa.
-¿Y qué hicisteis ayer?
-¿Para qué me has llamado? No te voy a decir ahora lo que hemos hecho o dejado de hacer.
-Ah, en los mensajes te lo decía. Te quería decir algo, pero quería hacerlo en persona, porque es muy importante.
-¿Qué es?
-Prefiero hacerlo en persona. ¿Nos podemos ver?
-¿Tan importante es?
-Mucho.
-¿Pero ha pasado algo, o qué?
-No. Todo está bien.
-¿Entonces?
-Bueno, ya lo verás cuando te lo cuente.
-Joder...
-¿Cuándo nos vemos?
-No será esto una de las tuyas para que nos veamos, ¿no?
-Que noooooooo. Pero la verdad es que me apetece mucho y quiero verte antes de que se acabe el año.
-No sé...
-Puedo pillar un autobús en un rato si te parece bien.
-¿No me lo puedes decir ya?
-No. Tiene que ser en persona.
-¿Por qué?
-Porque sí. Porque así va a ser mejor, créeme.
-Pues nada.
-Salgo ya mismo, nos vemos dentro de poco.
Me quedé muy pensativo con la conversación que acababa de tener, porque parecía ir en serio con lo que me estaba diciendo de que tenía algo importante que decirme. No tenía ni idea de qué me quería decir como para ponerse así y como para escribirme tantos mensajes como hizo el día anterior ahora que los miraba.
De primeras pensé que tenía que ser una de sus tonterías para que pudiéramos pasar algo de tiempo juntos, pero luego caí en algo. ¿Y si me iba a decir que su hermana había tenido un bebé? Bueno, en realidad no es que me fuera a afectar tanto, porque era algo que ya había visto, pero seguramente ella no sabía que yo conocía ese detalle y me lo quería contar para ver mi reacción o para apoyarme por si me sentaba mal, qué sé yo.
Desde luego, la que no tenía ni idea era ella también, idea de que yo ya sabía eso y que era por ese motivo por el que me encontró de aquella manera cuando irrumpió en mi casa. Estaba claro que tenía que ser eso, pero aun así no podía evitar estar nervioso por si al final resultaba ser otra cosa.
Sorpresivamente, no tardó en llegar. De hecho, lo hizo más temprano de lo que debería. En cuanto abrí la puerta, sin esperar que fuera ella por eso mismo, se me abalanzó para darme un fuerte abrazo, hundiendo su cara en mi pecho. Casi ni me podía mover de lo fuerte que me apretaba, pero sí lo suficiente como para cerrar la puerta. Hice el intento de despegarla de mí un par de veces, pero me costaba, hasta que le agarré de los brazos y lo conseguí, encontrándola bastante sonriente para lo que había venido.
Sin hacer nada más que saludarme y tirar de mí para darme un beso, se fue al salón, quedándome yo como un poco pillado, porque parecía que no había tenido la conversación que había tenido con ella hacía poco más de media hora. La seguí y me quedé de pie frente a ella, que estaba ya sentada en el sofá. Me quedé con los brazos cruzados, esperando que me contara aquello tan importante que me tenía que decir.