Capítulo 778
Pagamos y nos fuimos a casa, aunque como nos pilló por la parte baja de la ciudad, pasamos por una plaza céntrica que quedaba más abajo de la calle en la que se encontraba mi casa. Como ya había hecho hacía unas semanas, paré para comprar unos buñuelos bañados en chocolate, comprando una pequeña caja para cada uno. Ángela miraba aquello con una cara que parecía una niña pequeña, porque le gustaba bastante, siendo además algo que no comía desde hacía mucho tiempo según me contaba.
Como mi casa quedaba tan cerca, esperamos para comerlos allí una vez llegamos, gustándole mucho aquello a mi amiga, quien se acariciaba la barriga diciendo que había comido mucho ese día, haciéndome gracia aquello. Tras comerlos, me pidió permiso para darse una ducha, pues llevaba todo el día fuera de casa y quería dormir relajada y sabía que con aquello lo haría. Yo le dije que no tenía que pedirme permiso para nada, aprovechando también para darme yo una, aunque en el otro baño.
Nos quedamos un poco en el salón cuando acabamos, poniéndose ella una sudadera ancha de las mías y un pantalón cómodo que trajo. Ella miraba su móvil, respondiendo mensajes mientras yo jugaba un poco con la consola y ella se quedaba mirando a ratos, entreteniéndose así también.
Fue ella la que terminó hablando con Sofía, quedando en que nos podíamos ver los cuatro el día de Reyes sobre las 4 de la tarde para tomar un café en la casa de Sofía y darnos así los regalos entre los cuatro. Me pareció bastante bien, porque tampoco quería pasar mucho rato en casa de mis abuelos por si a mi hermano le daba por aparecer, así que le dije que sin problema.
Y estuve cerca de decirle que por mí podíamos quedar para comer los cuatro juntos, pero lo más seguro es que Ángela lo hiciera con la familia y pensaba que Sofía y Hugo también lo harían con los padres de éste.
No tardamos mucho en irnos a la cama para dormir. Le dije a Ángela que podía dormir en lo que era la habitación de Andrea por si yo le molestaba mucho al despertarme tanto por las noches y cambiar la postura para intentar dormir de nuevo, diciéndole además que no tenía por qué preocuparse, porque había cambiado las sábanas y demás.
Ella me dijo que nunca había tenido queja durmiendo conmigo, cosa que habíamos hecho en varias ocasiones en los últimos meses, bueno, sin contar los que ella estuvo en Francia, pero sí que lo hicimos tanto antes como después de aquello.
Así que nos marchamos a mi habitación para meternos en la cama y darnos las buenas noches, con ella dándome un beso en la mejilla, quedando bocarriba y apagando yo la luz de la mesita. Aunque como ya esperaba, a mí me costaba dormirme y para mi sorpresa, a ella también, por lo que empezamos a hablar en susurros.
Hablamos de tonterías nada más, riendo ambos bajito por lo mismo, poniendo ella su cara sobre mi hombro, metiendo además su mano por dentro de mi camiseta para acariciar mi pecho. Al final la cosa se animó bastante, tanto que nos empezamos a besar durante un rato bastante largo, metiéndonos mano, además.
Terminé por dar la luz de la mesita nuevamente para poder vernos mejor, encontrándola con una cara que me indicaba que tenía muchas ganas. Esas chapetas que le salían cuando se excitaba no dejaban lugar a dudas. Así que me puse sobre ella para besarnos de nuevo, tirando ella de mi camiseta para quitármela, mirando mi cuerpo y mordiéndose el labio para hacer fuerza y tumbarme, poniéndose ahora ella sobre mí.
Ya le había tocado las tetas antes de ese momento al meter las manos por dentro de la sudadera que me cogió prestada, pero ahora lo podía hacer sin nada de obstáculos a la vez que podía verlas. Llevé cuidado de no estimular muchos sus pezones al conocer lo sensibles que eran. Al menos de primeras, porque luego no pude evitar jugar con ellos cuando me incorporé para comerle las tetas.
El resto de la ropa no tardó mucho en desaparecer, poniéndose ella sobre mí para follarme directamente, sin que hiciéramos nada de sexo oral, cuando era lo más normal entre nosotros. Al parecer ella tenía bastante prisa y a mí tampoco me importó aquello. Ángela apoyó sus manos en mi pecho para mover su culo hacia arriba y abajo, encorvando su espalda mucho hacia dentro para mantenerse muy vertical a la vez que me follaba al levantar su cuerpo para luego dejarlo caer.
Jadeaba cada vez de manera más intensa, llegando a lanzar algún que otro gemido que rápidamente mataba al tapar su boca con una de sus manos. Le dije que estábamos solos en casa y que no necesitaba cohibirse tanto como para hacer eso, sonriendo ella y dejándose llevar más en ese aspecto. Continuó la follada de esa manera hasta que cambiamos las tornas para ponernos en el clásico misionero, en donde ella mi miraba de manera muy intensa con unos ojos muy vivos.
Pero no sería así como acabáramos aquel polvo, ya que después de estar de esa manera durante varios minutos, la puse a cuatro para follarla de ese modo, porque sabía que le encantaba. Y así me lo demostró ella con esos gemidos que lanzaba, un poco más altos de los que había lanzado en el resto del momento.
Varié entre darle con más fuerza y más suave, pero fue cuando la tumbé totalmente, poniéndome sobre ella con cuidado, pegando mi cuerpo al suyo que se empezó a correr mientras le besaba el cuello, retorciéndose bastante y siendo capaz yo de controlarla con suma facilidad.
Apuré un poco más al darle con más intensidad tratando de llegar yo también antes de que se pusiera tan sensible como para tener que dejarla tranquila, consiguiéndolo y empezando a correrme dentro de ella, amplificando así su orgasmo, quedando ella bastante rendida y encargándome yo de limpiarla para que durmiera más a gusto. Al final cayó más rápido de lo que esperaba, pues ni nos habíamos puesto la ropa, así que yo también me quedé así para acomodarme y dormir a su lado, pegándose ella a mí entre sueños y pasando un brazo por mi pecho.
Fue cuando me desperté que pensé en lo contradictorio que era decir que seguía enamorado de Elena y que Ángela fuera la que más me insistiera en hablar con ella para pasar página después de haber acabado follando el día anterior, pero fue algo que salió bastante improvisado. Yo no tenía en mente acabar así y tampoco terminé de percibir ninguna señal clara por parte de mi amiga, pero la verdad es que tampoco era algo que me carcomiera.
De hecho, la miraba, siguiendo ella aún dormida con su cara sobre parte de mi cuerpo y la veía preciosa, entendiendo cómo me había pillado por ella bastante hacía poco más de un par de meses. Ambos seguíamos desnudos y estaba muy cómodo con ella, llegándome su olor corporal tan bueno, especialmente estando tan pegada a mí. La abracé para quedarnos así un rato más, porque estaba muy cómodo, pero al final se acabó despertando, como ya lo estaba yo sin poder dormirme más.
Ella, sin embargo, no parecía preocuparle que hubiéramos tenido sexo hacía unas pocas horas. Ni siquiera hizo ningún comentario al respecto, dándome un abrazo mientras se desperezaba y reía. Luego me dijo que había dormido muy bien y que estaba muy a gusto en ese momento conmigo de esa manara.
En ningún momento me buscó para hacer absolutamente nada, y eso que algo andaba un poco despierto en mí, pero al final la cosa se tranquilizó conforme pasaron los minutos y vi que no nacía nada de ella como para repetir lo hecho la pasada noche. Hablamos un poco en susurros, estando ella muy atontada y bostezando mucho.
Me di cuenta de que era bastante temprano aún y le sugerí que se durmiera un rato más. Ella dudó, pero acabó aceptando cuando le dije que le dejaba toda la cama para ella sola mientras yo aprovechaba para salir a correr un rato, preguntándole si le apetecía que comprara algo para desayunar y traerlo a la vuelta.
Ángela me dijo que le parecía bien el plan, pero me pidió que no me cansara mucho. Le pregunté por qué decía eso, recordándome ella que íbamos a ver la cabalgata de Reyes bien entrada la tarde y sabía de sobra lo grande que era, teniendo que estar de pie durante un buen rato.
Me reí y le dije que no había problema, incorporándome con la intención de levantarme para ponerme algo de ropa y salir a hacer algo de ejercicio, pero ella me paró. Tan solo me dio un beso en la mejilla, volviendo a dejarse caer para intentar dormir un poco más, soltándome y levantándome yo como iba a hacer antes de aquello.
Me vestí y me fui al baño para lavarme un poco la cara, saliendo de casa después de hacer unos rápidos estiramientos. Estuve corriendo bastantes minutos por la ciudad mientras pensaba en ese momento que acababa de tener con Ángela y que acabó con ese beso en la mejilla. No es que fuera algo tan llamativo, pero sí que me daba un poco que pensar.
Casi a las 2 horas regresé a casa, dejando lo que compré para que ambos pudiéramos desayunar sobre la mesa del salón y yendo al baño para darme una ducha, donde me la encontré a ella ya terminando de hacer lo propio, vistiéndose con parte de la ropa que trajo en su mochila para no llevar la misma todo el tiempo.
Me sonrió al verme y me dio los buenos días de nuevo, devolviéndoselos yo y diciéndole que mejor la dejaba acabar, pero ella me dijo que no importaba, cogiendo sus cosas para peinarse en el otro baño, dejándome a mí en ese, porque pensaba que me gustaba más para ducharme y demás.
Y así era, por lo que entré rápidamente para darme una, porque lo necesitaba, encontrándome que todo estaba listo para desayunar una vez acabé y regresé al salón. Le encantó que comprara churros con chocolate, diciéndome que llevaba siglos sin tomar aquello para desayunar.
Me preguntó si siempre hacía lo mismo con aquello de hacer ejercicio y desayunar después, respondiéndole yo afirmativamente. A ella le parecía una locura que hiciera eso, pensando que era malo y que me podía dar algo, pero yo le decía que no era para tanto. Me pidió que tuviera cuidado y me dijo que comiera, pareciendo preocupada, aunque comí y ella se quedó tranquila.
También comentó que no entendía cómo podía hacer eso casi todos los días, especialmente teniendo que ir a trabajar a continuación y también por la tarde. Pero más le sorprendía conociendo las dificultades que tenía para dormir. Desayunamos más tranquilos una vez le dije que estaba acostumbrado a todo eso y que nunca me había pasado nada, empezando a charlar de otras cosas hasta que terminamos y lo recogimos todo para quedarnos un rato en el sofá sin comentar tampoco lo ocurrido la noche anterior.
Se animó un poco más la cosa, aunque no en ese sentido, ya que Sofía llamó a Ángela para preguntarle si seguía en casa conmigo. Al decirle que sí, había pensado en que nos podíamos juntar los cuatro para comer juntos, pareciéndome a mí bastante bien. Ellos andaban también por allí y quedamos para la hora de comer en un buen bar que conocía Hugo al ser de más de allí que nosotros pese a haber vivido Ángela y yo durante bastante tiempo allí.
Como ya esperaba yo y como venía siendo la tónica en esos últimos días, la cosa fue bastante bien, estando todos animados y hablando todo el tiempo, permitiéndome a mí estar distraído y despejar un poco la cabeza de lo ocurrido hacia un par de días con Noelia y Andrea.
Incluso nos tomamos un café después, preguntándonos ellos si teníamos algún plan, contándoles que iríamos a ver la cabalgata a nuestra ciudad, pensando ellos hacer lo mismo, pero en la que estábamos en ese momento. Pero eso no significaba que el plan de vernos al día siguiente se cancelaba, porque seguía en pie.
Nos despedimos de ellos sobre las 4 de la tarde y se fueron en dirección a la casa de Hugo mientras que Ángela y yo regresamos a la mía, pero coger nuestras cosas y montarnos en el coche para regresar a nuestra ciudad y seguir así con el plan de ver la cabalgata de Reyes.
Por el camino fuimos escuchando música, dándome cuenta de que Ángela se quedó mirando una foto que echó con su móvil mientras comíamos en donde salíamos los cuatro. La miraba sería, sin entender yo por qué, así que le pregunté. De primeras me dijo que no pasaba nada, pero cuando le insistí, me contó que quería subirla a redes sociales, pero que no iba a hacerlo al final.
Al preguntarle yo el motivo, ella me dijo que se acordó de la foto que vi yo en su día, en la que me encontré a la pareja que comió con nosotros ese mismo día, además de Irene y Mario, quedándose pensativa en cómo me sentí yo al verla.