Lo segundo. La hizo bajo chantaje.
Ahora bien, Cristian es un joven guapo de cuerpo danone, sonrisa profident y polla caballuna de las que le gustan a ella.
Y ahí es donde está el dilema de Dani puesto que, como a nadie le amarga un dulce...
No he querido ser explícito en las reacciones de Alba para dejarlas en la ambigüedad de si disfrutó con la paja o no (y jugar esa baza con el lector), pero el caso es que ese niñato reúne muchas de las cualidades que le gustan a ella.
En mi mente, ella sufría ese dilema moral. Le gustaba, pero lo hacía abajo chantaje, luego ya no tenía tanta gracia... pero le gustaba... aunque obligada... de algo que era morboso... y detestable... y lascivo... pero irritante.
En el caso de los tíos no hay duda, si una tía como Cristina nos chantajeara para que le comamos el coño... no habría dilema moral, la solución sería única y muy sabrosa. Y, si hiciera falta, hasta nos la follaríamos.