Detrás de esa fachada de mujer que controla la situación y siempre está al mando, Alba es en realidad una extraordinariamente emocional e impulsiva. El propio Seneka cuando la definió en un comentario de la otra orilla, utilizó únicamente adjetivos emocionales (cruel, vengativa, traviesa, dulce, caprichosa, egoísta). Es una persona que por impulso y orgullo se mete en situaciones de las que luego no sabe cómo salir. Lo vemos en lo de las apuestas, que es ella la que va subiendo la apuesta y cuando el juego termina le vuelve el sentido común y trata de escapar. Es lo que le pasa también con Aníbal, que inicia situaciones con él de las que luego apenas puede escapar. Hasta que fue demasiado tarde.
Tampoco ayuda que Alba sea tan orgullosa que se cree invencible. La idea de "caer" no le entra en la cabeza. Por eso se arriesga tanto, porque está convencida de que al final saldrá airosa. Es justo lo que le dice a Dani: que se creyó demasiado lista, pensó como las polillas que podía acercarse al fuego y no quemarse. Y se equivocó.
Pero esa misma emocionalidad también es la que hace que a pesar de todo ame de verdad a Dani. Hasta el punto que cuando cree que le ha sido infiel, en lugar de dejarle o echárselo en cara intente tragar con ello y justificarle diciendo que a lo mejor lo necesitaba debido a una situación laboral muy estresante. Y también que a pesar de saber que Dani ha tenido un par de deslices, estos sí reales, no le deje e intente seguir con él (aunque sea desquitándose por el camino).