Amigas/Familiares que os hayan visto la polla o hayáis visto desnudas

Si pero como le planteo que me encantaría verle y comerle las tetas mientras me hace una paja
Dependiendo del grado de confianza que tengáis.... podrías ir aproximándote haciéndole comentarios del tipo que vas a echar de menos verla por la oficina..... que te alegra el curro.... que da gusto ver un cuerpo bonito como el suyo por ahí

Y en función de sus respuestas puedes saber si seguir por ese camino y subir el nivel hasta tirarte a la piscina.... o si es mejor guardársela y no terminar con una ducha fría 🤷🏻‍♂️
 
Bueno, yo no es que sea familiar, aunque tengamos mas roce que con ella que con el resto de familia.
Se trata de la mejor amiga de mi mujer, (ya he escrito sobre ella en el apartado Fantasias)...
El tema es que en verano todos los dias viene a bañarse y tomar el sol con mi mujer a la piscina, ya que mi mujer y ella se llevan mejor que hermanas.
Yo voy casi siempre con un bañador de los amplios y ademas les tengo quitado el forro que llevan en el interior, porque me molesta..."me gusta ir suelto".de vez en cuando disimulando me siento frente a ellas con las piernas habiertas.. y claro... don "ciruelo se asoma por los lados"... yo veo que ella no me quita ojo.. pero mi mujer es la que me llama la atencion.." Oyeee...Que se te va el pajarito"...al decirlo veo como la amiga mira mas descarada.. Yo hago como que me corto.. pero me da muchisimo morvazo que me vea la polla y es que ella es soltera y nunca a tenido novio... (al menos que se lleve un buen recuerdo)🤣🤣..Quien sabe..Igual soy su muso de sus pajas..🤣🤣
 
Creo que yo le pediría el teléfono y, una vez ya jubilada, la llamaría para tomar algo... ahí, ya, le plantearía mis deseos.
El teléfono ya lo tengo y tienes razón y es lo que voy hacer, una vez jubilada organizaré una cena con 3 ó 4 compañeros más para que no cante ir los 2 solos e intentaré que venga conmigo o ir yo con ella y a la vuelta tantear el tema
 
Siempre tuve una buena relación con mi cuñada. No éramos amigos cercanos, pero había confianza. Era la esposa de mi hermano y siempre la vi como parte de la familia, sin dobles intenciones. Hasta aquel día.

Habíamos pasado el fin de semana en la casa de mis padres por una reunión familiar. Como vivía en otra ciudad, me quedé en la habitación de huéspedes. Mi hermano y su esposa se quedaron en otra habitación al fondo del pasillo.

Me desperté temprano, antes que los demás, y me metí a la ducha. Como no esperaba cruzarme con nadie a esa hora, salí solo con la toalla atada a la cintura. No era algo fuera de lo común, pero justo cuando llegaba a mi cuarto, ella apareció en el pasillo.

Nos quedamos de frente, sin tiempo de reaccionar.

Vi cómo sus ojos bajaban inconscientemente por mi torso, recorriéndome rápido antes de pestañear y apartar la mirada. Fue un instante, pero lo noté. No fue una mirada normal.

—Perdón… no pensé que hubiera alguien despierto —dijo con una sonrisa nerviosa.

—No pasa nada —respondí, sintiéndome más consciente de mi cuerpo de lo normal.

Ella se quedó unos segundos más, como si no supiera si seguir caminando o decir algo más. En su expresión había algo diferente. No era incomodidad, sino… algo más.

Un instante después, sonrió, pero esta vez su sonrisa fue distinta.

—Te dejo vestirte… —dijo, con un tono más ligero. Pero cuando pasó a mi lado, su mano rozó levemente mi brazo, lo suficiente para que mi piel se erizara.

No sé si fue intencional o no, pero en ese momento sentí la tensión en el aire.

Entré a mi cuarto y cerré la puerta. Me apoyé contra ella, soltando el aire que ni siquiera me di cuenta que había contenido. Mi cuerpo reaccionó al instante, y mi mente no podía dejar de repetir la imagen de su mirada recorriéndome, la manera en que su labio inferior tembló levemente cuando sus ojos bajaron.

Minutos después, mientras me vestía, escuché un leve golpe en la puerta.

Mi corazón se aceleró.

Abrí, y ahí estaba ella.

No dijo nada. Solo entró, cerró la puerta con cuidado y me miró de una manera que no dejaba lugar a dudas.

—Esto es una locura —susurró.

—Lo sé —respondí.

Pero ninguno de los dos hizo nada por detenerlo.

Y lo que empezó como un simple descuido, terminó en una de las mañanas más intensas de mi vida.
 
mi hermana me pillo masturbándome en el baño de su casa, me quedé de piedra pero a la vez un morbo terrible
A mi me pillo un dia una sobrina mia haciendome una paja, lo se porque la vi como me miraba pero ella no se dio cuenta, al dia siguiente me lo comento mi ex, le dijo...tia estaras contenta con el tio...por que lo dices, menuda herramienta tiene jajajaja
 
A mi me pillo un dia una sobrina mia haciendome una paja, lo se porque la vi como me miraba pero ella no se dio cuenta, al dia siguiente me lo comento mi ex, le dijo...tia estaras contenta con el tio...por que lo dices, menuda herramienta tiene jajajaja
Hay que reconocer que el morbo debe ser tremendo
 
Siempre tuve una buena relación con mi cuñada. No éramos amigos cercanos, pero había confianza. Era la esposa de mi hermano y siempre la vi como parte de la familia, sin dobles intenciones. Hasta aquel día.

Habíamos pasado el fin de semana en la casa de mis padres por una reunión familiar. Como vivía en otra ciudad, me quedé en la habitación de huéspedes. Mi hermano y su esposa se quedaron en otra habitación al fondo del pasillo.

Me desperté temprano, antes que los demás, y me metí a la ducha. Como no esperaba cruzarme con nadie a esa hora, salí solo con la toalla atada a la cintura. No era algo fuera de lo común, pero justo cuando llegaba a mi cuarto, ella apareció en el pasillo.

Nos quedamos de frente, sin tiempo de reaccionar.

Vi cómo sus ojos bajaban inconscientemente por mi torso, recorriéndome rápido antes de pestañear y apartar la mirada. Fue un instante, pero lo noté. No fue una mirada normal.

—Perdón… no pensé que hubiera alguien despierto —dijo con una sonrisa nerviosa.

—No pasa nada —respondí, sintiéndome más consciente de mi cuerpo de lo normal.

Ella se quedó unos segundos más, como si no supiera si seguir caminando o decir algo más. En su expresión había algo diferente. No era incomodidad, sino… algo más.

Un instante después, sonrió, pero esta vez su sonrisa fue distinta.

—Te dejo vestirte… —dijo, con un tono más ligero. Pero cuando pasó a mi lado, su mano rozó levemente mi brazo, lo suficiente para que mi piel se erizara.

No sé si fue intencional o no, pero en ese momento sentí la tensión en el aire.

Entré a mi cuarto y cerré la puerta. Me apoyé contra ella, soltando el aire que ni siquiera me di cuenta que había contenido. Mi cuerpo reaccionó al instante, y mi mente no podía dejar de repetir la imagen de su mirada recorriéndome, la manera en que su labio inferior tembló levemente cuando sus ojos bajaron.

Minutos después, mientras me vestía, escuché un leve golpe en la puerta.

Mi corazón se aceleró.

Abrí, y ahí estaba ella.

No dijo nada. Solo entró, cerró la puerta con cuidado y me miró de una manera que no dejaba lugar a dudas.

—Esto es una locura —susurró.

—Lo sé —respondí.

Pero ninguno de los dos hizo nada por detenerlo.

Y lo que empezó como un simple descuido, terminó en una de las mañanas más intensas de mi vida.
Detalles de esa mañana,por favor
 
Hay que reconocer que el morbo debe ser tremendo
Tanto que me folle a mi mujer en ese momento, se me puso durísima al oír ese comentario, la estaba dando polla y me dijo que eso también se lo había dicho su hermana un día que me vio dormido en el salón en uno de los sofás, yo llevaba un pantalón corto y dormido se me debió de salir por una de las perneras, me la vio bien tiesa y se lo conto a mi mujer, su hermana pero en esta caso la palabra no fue herramienta sino polla
 
Tanto que me folle a mi mujer en ese momento, se me puso durísima al oír ese comentario, la estaba dando polla y me dijo que eso también se lo había dicho su hermana un día que me vio dormido en el salón en uno de los sofás, yo llevaba un pantalón corto y dormido se me debió de salir por una de las perneras, me la vio bien tiesa y se lo conto a mi mujer, su hermana pero en esta caso la palabra no fue herramienta sino polla
ufff entonces te pillaron sobrina y cuñada
 
Tenía unos 20 años cuando mi ex me invitó a pasar unos días en la casa del pueblo con ella y sus padres. Mi ex y su padre tenían una rutina bien marcada: se levantaban temprano para ir a montar en bicicleta, lo que significaba que yo podía dormir hasta tarde.

Esa mañana yo seguía durmiendo cuando la puerta se abrió.

— Buenos días, dormilón —dijo la madre de mi ex—. Me ha dicho S. (mi ex) que ya están de vuelta y que te avisara de ir preparándote.

Yo aún estaba entre dormido y despierto, con la mente nublada. Como siempre, dormía solo con calzoncillos, y mi erección matutina no faltaba a su cita. La tela no había logrado contenerlo del todo, dejando buena parte de mi polla asomando.

Ella, con la puerta entreabierta, bajó la mirada y se detuvo un segundo más de la cuenta. Su expresión era difícil de leer. Luego, con una media sonrisa y un tono que parecía una mezcla de broma y curiosidad, murmuró:

— Bueno… ahora entiendo por qué S. está tan enganchada.

Yo reaccioné tarde, torpe, tratando de cubrirme con la sábana mientras carraspeaba.

— Eh… gracias. No había oído el despertador.

Su sonrisa se curvó ligeramente con una expresión que no supe interpretar del todo. Se giró lentamente para salir, pero antes de cerrar la puerta, su mirada recorrió mi cuerpo una vez más, esta vez con más calma.

— Cuando te levantes, baja a desayunar. Te estará esperando el café… y yo también.
Cerró la puerta con suavidad y se fue.

Me quedé tumbado un rato, con el pulso acelerado, la mente más nublada y la polla aún más dura que antes.
 

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